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AFEHC : diccionario : THIEL HOFFMAN Bernardo Augusto : THIEL HOFFMAN Bernardo Augusto

Ficha n° 4038

Creada: 12 septiembre 2015
Editada: 12 septiembre 2015
Modificada: 05 julio 2016

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Autor de la ficha:

Esteban SANCHEZ SOLANO

Editor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Información:

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Publicado en:

ISSN 1954-3891

THIEL HOFFMAN Bernardo Augusto

Semblanza sobre un vicentino alemán convertido en Obispo de San José
Palabras claves :
Obispo, Thiel, Acción política,
Cargo o principal ocupación:
Obispo de la Diócesis de San José (1880-1901)
Nació:
el 1 de abril de 1850 en Elberfeld, Federación Alemana
Murió:
el 9 de septiembre de 1901 en San José, Costa Rica.
Padres:

1José Thiel Keller y Elena Hoffmann Bruckman

Resumen:

1Bernardo Augusto Thiel se cuenta entre los personajes de mayor impacto en la historia de Costa Rica, no solo por su labor como Obispo, sino también por la amplia participación pública que tuvo en el país. Su papel incluso ha sido reconocido por el propio Estado cuando lo nombró como benemérito de la patria en 1921, una forma de “apropiarse” del personaje para crear su propia mitología, como ocurre con otros personajes en el país que fueron perseguidos por actores políticos desde el propio Estado, por ejemplo los escritores Carmen Lyra (1888-1949) o Carlos Luis Fallas (1909-1966).

2Su labor estuvo enmarcada por un aspecto en particular: su estancia en la mitra se dio en el momento cumbre de las reformas liberales en el país (décadas de 1880 y 1890). En efecto, el ascenso del liberalismo en Costa Rica, que venía ocurriendo paulatinamente en las décadas inmediatamente anteriores a su llegada al episcopado, mostró una mayor agresividad a partir del decenio de 1880. No se tenía claro, a su llegada a la máxima instancia del poder eclesiástico, cómo sería su reacción respecto a las pretensiones de transformaciones patrocinadas por las elites imbuidas del liberalismo. Su injerencia directa en los acontecimientos públicos rápidamente presentó a un Obispo Thiel con una participación más allá de lo que muchos se imaginaron. Ante esto, cabe preguntarse ¿era una sorpresa esa incursión tan directa en la vida pública por parte de Thiel? Una semblanza de su trayectoria ofrece una respuesta a esta pregunta.

3Bernardo Augusto Thiel Hoffman nació en Elberfeld, Alemania, en 1850. Dicha ciudad se encuentra en una zona de predominio católico en la aún desagregada Alemania para ese momento. Igualmente su padre fue una gran influencia en él, ya que éste se convirtió en fiel seguidor de los preceptos del sacerdote Adolfo Kölping, quien llegó a fundar una asociación de ayuda a los jóvenes por las dificultades provocadas por el mundo industrial alemán de mediados del siglo XIX.

4Su formación eclesiástica la tuvo en la Orden de San Vicente de Paúl, cuyos miembros son conocidos como vicentinos, lazaristas o paulinos. Ingresó en ella en 1869 (en un noviciado ubicado en Colonia, Alemania) y se ordenó en París en 1874. Al momento de iniciar su carrera eclesiástica, el ambiente político y religioso era álgido en Europa.

5Efectivamente, la década de 1860 tuvo aspectos relevantes respecto al derrotero que tomó la Iglesia católica en las décadas siguientes, que se refleja en la trayectoria de Thiel. La unificación italiana daba al traste con el interés de la Santa Sede de mantener los Estados pontificios. Al mismo tiempo, la unificación alemana (tanto en sus dimensiones internas como continentales) produjo que los actores estatales en el viejo continente rearticularan sus relaciones internacionales y las características de sus sistemas políticos. En medio de esto estaba la pregunta sobre cómo se adaptaría la estructura eclesiástica católica a este proceso de unificación política, ya que esto conllevaba una situación compleja para una institución de pretensiones universales en comunidades políticas con límites (administrativos, jurídicos y de imaginarios nacionales) establecidos que chocaban con los de la Iglesia católica.

6Precisamente el ambiente que se produjo en Alemania en medio de su unificación fue el de la Kulturkampf. Esta tenía como telón de fondo la intención de reconstruir el ámbito cultural alemán en detrimento de expresiones que pudiesen poner en entredicho la unificación. En este sentido, el catolicismo en Alemania tuvo que enfrentar cierta hostilidad; la animadversión estaba mediada por cierta ambivalencia que pudiese tener el mundo católico alemán al proyecto estatal en toda su magnitud. La respuesta del mundo católico germano no se hizo esperar; pretendió insertarse y adaptarse a este complejo ambiente social y político que vivía el país. Prueba de ello fue la formación de un partido político, el Zentrum, de corte confesional católico. Esta experiencia caló hondo en la personalidad de Thiel, no a partir de una adhesión, sino como experiencia de una cultura política católica en ascenso en Europa en medio de la construcción de los Estados-nación.

7Este momento histórico hizo de este lazarista un personaje siempre en movimiento. El carácter misionero que la orden le inculcó nunca desapareció de su labor sacerdotal; su dinámica pastoral fue activa desde ese momento hasta su deceso. Su trayectoria no presentó una semblanza quietista ni contemplativa. Más bien, donde estuvo marcó su camino a partir de la acción pública. Fue un espíritu de la línea más activa del catolicismo decimonónico, como lo tuvo la Iglesia católica durante el Papado de León XIII, aunque sin llegar a las posturas más abiertas respecto al liberalismo o las otras corrientes de pensamiento predominantes en Europa para ese momento (algo que estimulaban sectores católicos laicos en el viejo continente, sobre todo en países como Bélgica, Francia o la misma Alemania). Igualmente, este carácter le hizo muy prolífico en producir investigaciones que posteriormente publicó en los periódicos católicos, los cuales ya han sido editados como libros posterior a su muerte.

8Con estas condiciones previamente señaladas, aunque no eran bien conocidas por los más cercanos a Thiel cuando lo nombraron Obispo de San José en 1880, sus acciones presentaron a un líder de la Iglesia católica bastante diferente a Anselmo Llorente y Lafuente (1850-1871) y al periodo conocido después como el de la Primera Vacante (1871-1880), donde las pugnas entre los sacerdotes fueron evidentes. El ambiente político y eclesiástico supuso que su nombramiento permitiría apaciguar un poco las disputas por la “cercanía” que asumieron que había entre Thiel y Tomás Guardia, personaje político cuyo dominio de la política en Costa Rica databa de 1870.

9Finalmente cuando se dio su arribo a la mitra, el derrotero del mundo eclesiástico y político tuvo cambios significativos. Thiel, tras haber adquirido la nacionalidad costarricense el mismo año de su nombramiento, apostó por una inserción directa de lo religioso en lo político, entendido esto en dos facetas: por un lado, la actuación pública de la Iglesia católica y sus miembros ante lo que veían como los embates del liberalismo y otras formas de pensamiento, atacadas también por ser “contrarias” a los dogmas católicos; por el otro, la participación de lleno que los sacerdotes tuvieron en los espacios de poder político (desde lo local hasta lo nacional) acuerpándose en su poder simbólico como poseedor legítimo de los bienes religiosos. Una consecuencia de este activismo fue la expulsión que sufrió en julio de 1884 tras la implantación de lo que se conoce en la historiografía costarricense como las reformas liberales. Pudo regresar al país hasta 1886.

10Aunque los sacerdotes estuvieron lejos de actuar al unísono, lo cierto es que su activismo político los hizo actores centrales en esos años. Ahí es donde Thiel trató de crear ciertas líneas de comportamiento público. Por ello, fue insistente en usar todos los medios posibles para ello. La fundación o estimulación de periódicos católicos ( El Eco Católico en 1883 o La Unión Católica en 1889, por ejemplo) es uno de los más importantes.

11Al mismo tiempo, buscó romanizar el clero y transformar su quehacer pastoral y eclesiástico, estimulando su traslado al Pío Latinoamericano en Roma para mejorar su formación eclesiástica, así como modificar ampliamente el funcionamiento de la Iglesia católica. Para ello entregó el Seminario a la orden de los paulinos en 1893, tras haber sido expulsados de la misma institución en 1885. También convocó a un Sínodo Diocesano en 1881 que representó ese intento. Esta dinámica política hizo que Thiel fuese incisivo en apelar a la participación de los católicos en la política. Eso se reflejó con sus cartas pastorales y en su tarea de aglutinar diversos sectores con pretensiones electorales en una fuerza política llamada Partido Unión Católica en 1889.

12A pesar de su activismo político, no hay duda que también fue negociador con el Estado con el fin de no afectar su protagonismo político. Por eso, hubo momentos donde se quiso acomodar a las circunstancias, aunque eso fuese visto negativamente por sus allegados. Prueba de ello fue el haber apoyado inicialmente al candidato Ascensión Esquivel en 1889, quien era el predilecto de los liberales que lo habían expulsado en 1884 o su alejamiento ante la represión que vivió la dirigencia del Partido Unión Católica a pesar de haber sido uno de sus impulsores. Por ello, es necesario ver todas esas aristas para dar un balance ecuánime de esta figura religiosa y política.

13Finalmente, Thiel tuvo otra peculiaridad. Su labor pastoral fue latente durante toda su trayectoria en Costa Rica. Desde que inició su estancia en la mitra mantuvo un contacto continuo con la feligresía y buscó con ello encauzar al clero en sus labores temporales también. Uno de los aspectos más relevantes de esta dinámica pastoral fue su contacto con los pueblos indígenas, ya que su labor, además de pastoral, se convirtió finalmente en un trabajo etnográfico profundo. Por ello sus visitas pastorales son tan valiosas desde el punto de vista histórico y antropológico.

14Su muerte prematura en 1901 evitó ver otras facetas suyas ante las nuevas circunstancias que enfrentaba el mundo católico en los albores del siglo XX. Sin embargo, allí quedaron muchas otras que son fundamentales para comprender la historia de Costa Rica de la segunda mitad del siglo XIX.

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