Ficha n° 2379

Creada: 06 abril 2010
Editada: 06 abril 2010
Modificada: 06 abril 2010

Estadísticas de visitas

Total de visitas hoy : 7
Total de visitas : 932

Autor de la ficha:

David DíAZ ARIAS

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Ritos Nacionales, Héroes y Memorias de Guerra en Centroamérica. Siglos XIX-XX

Presentación Boletín AFEHC No. 44 de marzo del 2010
Texto íntegral:

1
Ritos, héroes y memorias constituyen una fórmula fundamental para la invención de la identidad nacional. De tal forma, es del panteón seleccionado por las historias republicanas y de la narrativa histórica escrita por los arquitectos de la memoria nacional de donde emergen los nombres, las fechas y los acontecimientos que las sociedades modernas celebran como el inicio de su vida o como la fundación de su sueño de nación. Y es en la puesta en escena de la conmemoración de ese pasado, que se produce la creación y recreación constante del recuerdo que se desea abrazar como real. Es por eso que al considerar el valor político de las fiestas, la teoría sobre ellas ha insistido en los nexos sociales e identitarios que estos momentos impulsan al interior de una comunidad o de un grupo1. De acuerdo con Noëlle Gérôme, la función política de las fiestas del pueblo —que ella diferencia de las fiestas para el pueblo— reside en evidenciar todas las “representaciones fantasmales de la sociedad relativas a la subsistencia y a la fecundidad del grupo, a la repartición sexual de los poderes, a las relaciones con el más allá y a la previsión del futuro, en suma las relaciones del límite de lo político, límite de lo antropológico y límite metafísico que suscita la consciencia y la expresión crítica de lo político2”. En su evaluación de las fiestas de la Revolución Francesa, Mona Ozouf pudo precisar la poderosa conjunción entre las prácticas rituales y la creación de nuevos espacios de la memoria, al tiempo en que servían para consolidar el orden público, la transmisión de los valores políticos revolucionarios y también sus representaciones3. Y en su propuesta teórica sobre la “tradiciones inventadas”, Eric J. Hobsbawm puso el dedo en la llaga nacionalista al advertir la artificialidad del discurso del pasado que se evoca en los ritos de las naciones modernas4.

2 Las memorias nacionales, así, se modelan en los espacios en donde se celebra el pasado: tanto en los ritos conmemorativos como en los libros de historia y en los discursos políticos. Y en ese afán, logran colar comportamientos y visiones del mundo nuevas o diferentes, algo fácil de observar en Latinoamérica durante todo el siglo XIX5. En ese sentido, la historia también tiene su responsabilidad en la construcción de los lazos entre las memorias personales y la memoria colectiva. Así, la historia crea las bases sobre las cuales se fundan las memorias nacionales. Dicho en términos de Walter Benn Michaels: “…ya que los individuos poseen una identidad nacional como tienen una identidad individual, tienen que tener acceso no sólo a sus propias memorias sino también a la memoria nacional… la Historia… puede repararnos memorias no solo de… nuestras ‘propias’ vidas sino también de ‘otras vidas vividas hace mucho tiempo’. Y es al darnos esas memorias que la historia modela nuestra ‘identidad6’”. Así, es posible observar y analizar las diferentes transformaciones en las interpretaciones históricas de un acontecimiento o proceso, mostrando de esa forma la manera en que la historia ha modelado memorias sobre ese acontecimiento o proceso. Pero esas construcciones de la memoria es posible también advertirlas a nivel personal. Como lo ha dicho Eviatar Zerubavel, recordar es “un fenómeno social e intersubjetivo7”.

3La historiografía centroamericana viene de unos años para acá prestando atención a la fórmula enunciada arriba, como parte de los estudios sobre la invención nacional y la construcción del Estado en los siglos XIX y XX8. Así, es posible advertir, aunque de forma dispar en los distintos países del Istmo, una creciente historiografía sobre la construcción de los discursos acerca de la nación, las fiestas patrias o nacionales, la invención de héroes y la construcción de memorias nacionales. Lo dispar de esa producción no sólo depende de los países; también está relacionada con una concentración de los diferentes estudios en ciertos periodos de tiempo. Conviene, por eso, recuperar estas temáticas y tratar de integrarlas de forma tal que permitan advertir lo que ya se ha hecho y evidencien lo que está por hacerse y las nuevas veredas de investigación que se pueden abrir en el futuro. Además, esta constatación servirá para comenzar a pensar en comparaciones más claras entre los países centroamericanos y entre las experiencias por las que atravesaron en los siglos XIX y XX. Es esa parte de la tarea que se ha propuesto este número del boletín y el resultado es el que se presenta a continuación.

4Por fortuna, la variedad temática de la convocatoria alentó la heterogeneidad de los artículos presentados. Y dicha heterogeneidad se hace visible no solo en que se exploran tres países (Honduras, Nicaragua y Costa Rica), sino en que se proponen diversos periodos históricos que deambulan entre el siglo XIX y el siglo XX y también múltiples temáticas que arrancan en las juras constitucionales y terminan en las memorias de un cura revolucionario estadounidense-hondureño. Siendo más preciso, este número integra seis artículos que, echando mano a la presentación que hacen sus autores(as), es posible resumir aquí.

5El primer trabajo, escrito por el editor de este número, explora la forma en que, en Costa Rica, se presentaba hacia 1844 (cuando se jura una nueva Constitución Política) la representación de lo político y lo constitucional y el papel de los ritos en la afirmación de ese imaginario antiguo-moderno. Sobre lo primero, el artículo se interesa en descubrir en qué medida en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XIX el régimen de representación política desarrollaba una identificación entre el poder establecido y la opinión y los deseos de la población del país; es decir, si la Asamblea Constituyente que declara la Constitución de 1844 y el gobierno que la apoya, la presentan como la materialización de la opinión pública y, por consiguiente, a sus investiduras como una representación de la soberanía popular. Partiendo de esta premisa, se inspecciona el discurso político que se presenta en la jura de la Constitución y, para acabar, la manera en que se legaliza e ilegaliza un movimiento en contra de esa carta magna y, por ende, del poder representativo de aquellos que la emitieron.

6El segundo artículo, escrito por el historiador Iván Molina Jiménez analiza el imaginario creado por el periódico El Heraldo de la Guerra en la Nicaragua de 1896, en el marco del conflicto bélico que enfrentó al gobierno de José Santos Zelaya con los liberales de León. Molina asegura que: “Las particularidades de esta confrontación, en la que los conservadores de Granada combatieron a disgusto a favor de un régimen al que se oponían, explican en mucho que, en vez de recuperar las recientes tradiciones locales de invención de la nación, la propaganda oficial, a tono con el temprano modernismo de esa época, apelara a la Antigüedad clásica para ofrecerle a quienes defendían el orden establecido un referente básico con el cual identificarse”.

7El tercer artículo escrito por Alejandro Bonilla, ofrece un acercamiento al análisis de la figura del líder político costarricense León Cortés y la construcción de su memoria como caudillo en el periodo 1940-1948. En este trabajo se hace especial énfasis en las confrontaciones de los discursos acerca de Cortés por parte de sus seguidores y de lo que en su momento se llamó “calderocomunismo”, pero la novedad del estudio radica en un examen del complejo escultórico que en honor a Cortés fue construido a las afueras de San José a principios de la década de 1950.
A tono con lo anterior, el cuarto artículo, escrito por Isabel Gamboa, se adentra en la manera en que hombres y mujeres pobres, habitantes de zonas rurales de Costa Rica, vivieron las guerra de 1948 y la invasión calderonista de 1955. Este trabajo se interesa especialmente por las representaciones y los sentimientos que dichos acontecimientos causaron en las personas entrevistadas. Gamboa precisa: “Como resultado del análisis de las entrevistas en profundidad que se les hizo a esas personas, el estudio sugiere que sí existe una relación entre guerra y pobreza al menos en dos sentidos; uno metafórico, en tanto la vida misma se vive como una guerra, y otro concreto, por cuanto la guerra trajo para ellas y ellos vivencias y consecuencias, materiales y emocionales, que se ubican en el plano de lo que ha dado en llamarse, la realidad real”.

8Los artículos quinto y sexto se dedican a la experiencia hondureña. En el quinto trabajo, Carlos Pérez inspecciona la memoria del conflicto armado entre Honduras y El Salvador en 1969 y precisa que tal memoria ha sido conservada de manera desigual en ambos países a través de tres vertientes: la académica, la mediática y la historia militar. En el artículo de Pérez: “A pesar de constatar la existencia de contradicciones y tensiones ineludibles entre las tres vertientes del recuerdo de la llamada Guerra de las Cien Horas, se propone una colaboración, basada en un diálogo respetuoso, entre académicos, cronistas mediáticos y militares para entender mejor los acontecimientos de 1969”.

9Por su parte, en el sexto artículo el historiador Kevin P. Coleman se aboca a explorar la memoria de James Hanley Carney (el “Padre Guadalupe”) tal y como él mismo la reconstruyó en un libro autobiográfico que escribió en la década de 1980. El propósito de este trabajo es, por tanto, analizar y contextualizar el contenido de la autobiografía de Carney y determinar la ideología codificada en el uso del género de la autobiografía. Al mismo tiempo, Coleman intenta “resistir la tentación de ‘fortificar’ el significado o la memoria histórica de una figura tan compleja como fue el ‘Padre Guadalupe’”.

10Es el deseo de quienes escribieron estos artículos, producir un debate sobre las diferentes vías de explorar los ritos, los héroes y las memorias en Centroamérica en los dos últimos siglos. De ahí que, ojalá, la lectura de estos trabajos incite la imaginación de otros estudios y quizás hast la polémica. La mesa (o el sitio electrónico) está servida. Depende de usted, estimado(a) lector(a), devorar los platos que le ofrecemos.

11David Díaz Arias

12Notas de pie de página

131 Mihail Bakhtin, Rabelais and his world (Cambridge, Mass: M.I.T. Press 1968).

142 Gérôme, Noëlle, “La tradition des fêtes: interprétation et appropriation” in Alain Corbin, Noëlle Gérôme y Danielle Tartakowsky, Les Usages Politiques des Fêtes (Paris: Publications de la Sorbonne, 1994), pág. 15.

153 Mona Ozouf, La fête révolutionnaire, 1789-1799 (Paris: Éditions Gallimard, 1976), págs. 11-15.

164 Eric J. Hobsbawm, “Introduction: Inventing Traditions”, en: Eric Hobsbawm y Terence Ranger, The Invention of Tradition (Cambridge: Cambridge University Press, 1983), págs. 1-14.

175 Por mencionar solo unos casos en donde se analiza esto: Peter F. Guardino, Peasants, Politics, and the Formation of Mexico’s National State: Guerrero, 1800-1857 (California: Stanford University Press, 1996); Peter F. Guardino, The Time of Liberty. Popular Political Culture in Oaxaca, 1750-1850 (Durham and London: Duke University Press, 2005); Charles F. Walker, Smoldering Ashes: Cuzco and the Creation of Republican Peru, 1780-1840 (Durham and London: Duke University Press, 1999); Ricardo D. Salvatore, Wandering Paysanos: State Order and Subaltern Experience in Buenos Aires During the Rosas Era (Durham, N.C.: Duke University Press. 2003); Ariel De la Fuente, Children of Facundo: Caudillo and Gaucho Insurgency During the Argentine State-Formation Process (La Rioja, 1853-1870) (Duke University Press, 2000); Florencia E. Mallon, Peasant and Nation: The Making of Postcolonial Mexico and Peru (Berkeley: University of California Press, 1995) y Alfonso Muñera, El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810 (Bogotá, Colombia: Banco de la República / El Áncora Editores, 1998).

186 Walter Benn Michaels, “You who never was there’: slavery and the new historicism, deconstruction and the Holocaust”, en: Narrative, Vol. 4, No. 1 (January 1996), págs. 1-16, cita en la p. 3. Michaels basa su argumento en Arthur Schlesinger Jr., The Disuniting of America (New York: Whittle, 1991).

197 Eviatar Zerubavel, “Social Memories: Steps to a Sociology of the Past”, en: Qualitative Sociology, No. 19, pp. 283-299.

208 Para una lista parcial, ahora desactualizada por el paso del tiempo, véase David Díaz Arias y Víctor Hugo Acuña Ortega, “Identidades nacionales en Centroamérica: bibliografía de los estudios historiográficos”, en: Revista de Historia (San José), No. 45 (enero-junio del 2002), págs. 267-283.

21