Ficha n° 1649

Creada: 31 julio 2007
Editada: 31 julio 2007
Modificada: 30 agosto 2007

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Autor de la ficha:

Felipe ANGULO

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Viajeros franceses del siglo XIX en Colombia. Un balance bibliográfico

Se busca establecer el número aproximado de viajeros que visitaron el territorio colombiano durante el siglo XIX dejando un testimonio escrito de sus experiencias en el país, y se hace un balance de las publicaciones y estudios que generaron estos relatos de viajes a lo largo del siglo XX hasta el presente.
Autor(es):
Felipe Angulo Jaramillo
Categoria:
Inedito
Fecha:
Julio de 2007
Texto íntegral:

1En Colombia durante el siglo XIX los viajeros franceses fueron menos numerosos que en otros países de América Latina, México, Brasil o Argentina por ejemplo, como se deduce de la revisión de la tesis de Jean-Georges Kirchheimer1. En estas líneas tratamos de darlos a conocer mencionando algunas de las publicaciones que han generado, ofreciendo un número aproximado y destacando los más importantes con sus relatos de viaje. Desde una perspectiva general se hace referencia a la naturaleza del viaje, su duración y las regiones del país visitadas, así como al interés que los relatos de viaje han suscitado entre los investigadores del presente.

2No todos los viajeros dejaron testimonio de sus experiencias2. Tampoco todos los extranjeros pueden considerarse viajeros cuando se trata de inmigrantes que se instalaron en el país hasta el fin de sus vidas. Y entre quienes escribieron sobre su estancia en el país, pocos publicaron sus memorias de viaje como un libro poco después de su regreso como Théodore-Gaspar Mollien. Otros lo hicieron muchos años después como Auguste Le Moyne o fueron editados después de su muerte como las Memorias de Jean-Baptiste Boussingault y el Diario de Bucaramanga del oficial Louis Perú de Lacroix. Varios de estos viajeros escribieron informes más o menos cortos sobre su actividad en Colombia como oficiales de la marina, miembros del cuerpo diplomático y de sociedades científicas, o como trabajadores e ingenieros de la Compañía del Canal de Panamá. Los documentos manuscritos reposan en diversos archivos y parece que pocas veces han sido estudiados o publicados, en particular en varias tesis doctorales realizadas en Francia mencionadas más adelante. Podían eventualmente escribir cartas difundidas por los diarios en un periodo en el que los corresponsales profesionales y las agencias de prensa todavía no existían.

3Algunos como Élisée Réclus escribió sobre su experiencia en el norte de Colombia para la revista más influyente de la época, la Revue des Deux Mondes3, dirigida a un público de la élite social y cultural de Francia pero también apreciada por las élites de América Latina a finales del siglo XIX y principios del XX4. También durante la segunda mitad del siglo XIX aparecen publicaciones periódicas ilustradas de divulgación más popular como L’Illustration (creada en 1843) y Le Tour du Monde (1860), en donde aparecen numerosos relatos de viaje efectuados en todos los continentes incluyendo los jóvenes países hispanoamericanos y Colombia.

4Por otro lado la mayor parte de estos viajeros que visitaron el interior del país y su capital hicieron un recorrido muy similar al de Gonzalo Jiménez de Quesada en 1536 en su conquista del interior y fundación de Santa Fe de Bogotá: después de llegar a las ciudades de Santa Marta o Cartagena de Indias sobre la costa Caribe remontan el río Magdalena desde su desembocadura hasta Honda, para subir desde allí la cordillera Oriental y alcanzar así la sabana de Bogotá. Este recorrido sinuoso, caluroso y difícil fue la principal vía de ingreso y salida entre la costa y el interior hasta ya avanzado el siglo XX. Otros viajeros que visitaron el país también pasaron por o vinieron de Venezuela, del sur-oeste (Ecuador y Perú) o de Panamá. De hecho la Nueva Granada, Ecuador y Venezuela formaron parte de la que se conoció como la “Gran Colombia” (1819-1830), y Panamá formó parte del territorio de Colombia hasta su separación en 1903. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX el istmo panameño y la región del Darién suscitaron un vivo interés en autoridades y empresas privadas francesas en relación con la construcción del canal interoceánico, sin olvidar los conflictos por la influencia en la zona del Istmo entre Gran Bretaña y Estados Unidos (que construye un ferrocarril de Colón a Panamá en 1855). De allí que un número importante de viajeros extranjeros pasaron por Panamá.
La ubicación estratégica del país, cruce entre centro y Suramérica, entre el mar Caribe y el Océano Pacífico, entre los Andes, los llanos y la Amazonia, suscitó el interés de las potencias, de aventureros y hombres de ciencia, y menos el de un número importante de migrantes. Sin embargo, la visión proyectada por cada viajero no da sino informaciones parciales y subjetivas sobre una o varias regiones del país, que geográfica y humanamente se caracteriza en el siglo XIX por una marcada diversidad y aislamiento entre sí. En parte por las dificultades en las comunicaciones, ningún colombiano o extranjero del siglo XIX podía conocer gran parte del territorio nacional, e incluso en nuestros días existen territorios de difícil acceso por razones diversas. Algunos viajeros como Boussingault y Roulin en la década de 1820, o Crevaux en 1880, se aventuraron en las regiones orientales a las que ningún nacional de las ciudades había ido. Otros como Elisée Réclus o Louis Striffler visitaron solo la costa atlántica o el istmo panameño.
En la bibliografía sobre viajeros franceses en América Latina y Colombia debe hacerse una distinción entre la publicación de los relatos mismos y la producción historiográfica a partir de dichos textos.
h4. Interés contemporáneo por los viajeros del siglo XIX

5En cuanto a la producción historiográfica, se destacan dos trabajos del historiador Gabriel Giraldo Jaramillo (1916-1978) en la década de 1950 que podemos considerar fundadores del interés por los viajeros franceses en Colombia5. Más reciente, un ensayo del historiador Jorge Orlando Melo ofrece una interesante interpretación sobre “la mirada de los franceses”[6]. En su análisis conceptualiza las características y motivaciones del viaje, inscribiendo esta mirada del nuevo viajero en una tendencia más general que varía a lo largo del siglo XIX7. Luego el autor ejemplifica las diferentes tendencias y momentos a través de la experiencia de los viajeros que considera más significativos: “Observando una nueva sociedad: Boussingault y Mollien”; “El señor Augusto Le Moyne: el mérito del color local”; “Escribiendo para las revistas de viaje: Charles Saffray y Édouard André”; y “Pierre d’Espagnat: el triunfo de la retórica”. Este ensayo de sistematización permite una visión global que atraviesa el siglo XIX y da nuevas pistas sobre un tema que ha sido relativamente poco estudiado desde mediados del XX. Sin embargo, fuera del origen nacional de estos viajeros y la mención de la consciencia que tenían del poco peso económico de su país con respecto a la presencia británica, no aparece claro lo que hace que esta mirada sea específicamente francesa, en el análisis del discurso mismo del relato de viaje.

6En los años sesenta y setenta del siglo XX, los relatos de viajeros no parecen haber sido una prioridad para la historiografía colombiana. Varios trabajos editados en Colombia recopilan textos e imágenes de viajeros extranjeros y franceses, pero estos trabajos no profundizan en el análisis8. Habrá que esperar la iniciativa del Boletín Cultural y Bibliográfico, publicación del Banco de la República, que desde hace dos décadas divulga la presencia de extranjeros en el país durante la centuria que siguió a la independencia. Con frecuencia se trata de migrantes que se establecieron en el país y el papel económico, cultural y político que desempeñaron en la vida nacional9. Allí podrán encontrarse informaciones valiosas sobre estudios de casos específicos de la presencia extranjera en Colombia en el siglo XIX y sobre los relatos de viajes. Algunos trabajos publicados en Francia como la obra general y comparativa elaborada por el Comité des Travaux Historiques et Scientifiques incluyen artículos sobre viajeros que estuvieron en Colombia10. También varias tesis relacionadas más o menos directamente con el tema han sido elaboradas en Francia11. No parece haber tesis sobre viajeros particulares.

Inventario de viajeros franceses en Colombia

7En cuanto a los relatos mismos, en los años 1940 la Biblioteca Popular de Cultura Colombiana y el Ministerio de Educación Nacional publicaron varios relatos de viajes, entre ellos los de Théodore-Gaspar Mollien, Auguste Le Moyne y Charles Saffray. Y en los años 1980 y 1990 se editaron los relatos de viajeros extranjeros considerados como significativos en la colección Viajeros por Colombia de la Biblioteca V Centenario de Colcultura.

8Puede decirse que hubo todo tipo de viajeros que dejaron testimonio sobre su presencia en Colombia: de diverso origen social, aventureros, comerciantes y empresarios, diplomáticos en misión, cientificos, también artistas y militares. Incluso parece que algunos vinieron “por el afán periodístico de responder a una creciente demanda de información sobre mundos exóticos, que daba público a revistas como Le Magasine Pittoresque o Le Tour du Monde, en el que se publicaron narraciones científicas, como la de Edouard André, y otras que combinan preocupaciones científicas con un relato más literario y periodístico, como las de Jules Creveaux, Jean Chaffanjon, Charles Saffray o Pierre d’Espagnat12.”

9Gabriel Giraldo afirma que entre los viajeros extranjeros los franceses fueron los más numerosos y los que con más agudeza y sagacidad observaron la naturaleza y las gentes de Colombia, ofreciendo una imagen viva, directa y emocionada13. Considera que son una fuente muy rica sobre las costumbres, modas, mentalidad, sensibilidad, clima espiritual de la ciudad o la nación; el viajero es un testigo fiel de una época. Sus observaciones no son viciadas por las pasiones políticas, el nacionalismo o prejuicios personales, como ocurre con los nacionales: “quien viaja adquiere una auténtica tercera dimensión de los valores, pierde el criterio lugareño y regional y se deshace de lo que podría llamarse «vicios nacionales», es decir, la serie de ideas preconcebidas vinculadas a determinada nacionalidad, raza o credo político”[14]. En ese sentido los cronistas de Indias en el siglo XVI, continúa el autor, fueron fuente de muchas tesis que revolucionaron el mundo occidental, aunque hasta el siglo XVIII los relatos de franceses sobre el territorio de la actual Colombia son muy escasos15. En 1697 el barón de Pointis asalta Cartagena y publica un año después su Relation de l’expédition de Carthagène. Giraldo evalúa en unos 40 el número de viajeros franceses que visitan Colombia entre el siglo XVIII y principios del XX, de diversa índole y diferente condición intelectual: naturalistas, geógrafos, arqueólogos, etnólogos, diplomáticos, exploradores profesionales, pintores, príncipes, economistas, escritores y hasta una hermana de la caridad. Ojos críticos y malhumorados, descontentos, objetivos y ponderados, con criterio científico o con sentido poético y entusiasmo generoso. El “método galo” lo percibe en la gracia, la sobriedad, la habilidad en la descripción del paisaje y la penetración psicológica. Estos elementos están presentes en las obras, muchas desconocidas y olvidadas, recordadas unas pocas “pero todas ellas de inmenso valor para el estudio de nuestra «petite histoire», de nuestras costumbres y nuestra vida cotidiana”[16]. A continuación se presentan los nombres y obras de los viajeros más destacados que menciona este autor, incluyendo algunas precisiones aportadas por trabajos posteriores y nuestra propia búsqueda de referencias bibliográficas.
El periodo que va de fines de la Colonia hasta la disolución de la Gran Colombia se inicia con el viaje de Jean Baptiste Leblond quien estuvo más de treinta años en América, en la Antillas, Guyana, Venezuela, Colombia y Perú. En 1786 pasó por Santa Fe de donde dejó una descripción en Voyage aux Antilles et en Amérique Méridionale, París, 1833. Leblond anuncia el redescubrimiento de América en su naturaleza. Aimé Goujand “Bonpland” acompañó a Humboldt con quien colaboró en la obra Voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent, París, 1815-1821, 12 vols. François Désiré Roulin, Jean Baptiste Boussingault y Justin Marie Goudot fueron contratados en París por Francisco Antonio Zea en 1822; no pudieron realizar el proyecto inicial pero Roulin y Boussingault desempeñaron diversas tareas y dejaron valiosos testimonios, el de Roulin recogido por Marguerite Combes: Roulin et ses amis, París, 1929; Roulin realizó retratos y dejó sus memorias científicas sobre la fauna y flora de América en Histoire naturelle et souvenirs de voyage, París, s.f. y otros documentos. La labor científica de Boussingault fue divulgada por el neogranadino Joaquín Acosta, Viajes científicos a los Andes Ecuatoriales, París, 1849. Las Mémoires del viaje de Boussingault por Colombia entre 1822 y 1832 fueron publicadas en 1892-1893, V volúmenes, después de su desaparición (1887), eran unos 300 ejemplares para familiares y amigos17; la obra no es del agrado de Giraldo. Sí le entusiasma y menciona un gran número de traducciones y fragmentos del relato de Mollien, entre aventurero y agente secreto al servicio de Francia: Voyage dans la République de Colombie en 1823, París, 1824, considerada como uno de los documentos más valiosos de la época a pesar de sus juicios críticos sobre las gentes del país y sobre el Libertador. Con la misión oficial del rey Carlos X presidida por Charles Bresson (1828) viajó a Colombia Henri Ternaux-Compans, “insigne americanista”; su informe dirigido a Bresson sobre la situación del país fue su primer trabajo sobre América; más tarde reunió una colección de impresos y manuscritos sobre el descubrimiento y la colonización del continente en 20 volúmenes: Voyages, rélations et mémoires originaux pour servir à l’histoire de la découverte de l’Amérique, París, 1837-1841; también hizo el primer estudio sobre la civilización muisca: Essai sur l’ancien Cundinamarca, París, 1840. Auguste Le Moyne vino con la misma misión diplomática, conoció a Bolívar de quien fue su confidente y permaneció en Bogotá entre 1828 y 1839; dejó Voyages et séjours dans l’Amérique du Sud. La Nouvelle Grenade, Santiago de Cuba, la Jamaique, et l’isthme de Panama, París, 1880. En 1832 el “príncipe” Pedro Bonaparte, sobrino del Emperador, visitó Santa Marta y Bogotá invitado por Santander.
En los años 1840 Louis Striffler exploró los ríos y valles del Sinú y el San Jorge, en una empresa en la que estuvieron involucrados varios franceses y la bolsa de París, atraídos por la idea de encontrar oro; sin proponérselo Striffler contribuyó al avance de nuestra geografía; dos libros resultaron de esta experiencia, El alto Sinú, Cartagena, tipografía de Antonio Araújo, 1875, y El río San Jorge18 . En 1848 llegó el pintor Léon Gauthier quien hizo un ameno relato y algunas acuarelas de valor documental; su relación “Fragments du journal de voyage d’un peintre en Amérique Latine (1848-1855)” apareció en la Revue de l’Amérique Latine, n° 11, 20 y 25, París, 1923-1924. Elisée Réclus visitó la costa norte de Colombia y escribió Voyage à la Sierra Nevada de Sainte Marthe. Paysages de la nature tropicale, París, 1861, importante obra de geografía física y humana, vista con ojos de artista, poeta y sabio; Réclus es autor de la parte sobre Colombia en Nouvelle Géographie Universelle. La Terre et les Hommes, París, Hachette, 1893, y publicó artículos sobre Colombia en la Revue des Deux Mondes y Le Tour du Monde. El conde de Gabriac en cambio describió su viaje a América en un libro injusto y amargo: Promenade à travers l’Amérique du Sud. Nouvelle Grenade, Equateur, Pérou, Brésil, París, 1868; todo le parece incómodo, primitivo, miserable, “no sabe ver la idiosincracia de las gentes, interpreta erróneamente sus costumbres, tergiversa los hechos e invierte todos los valores”; también menciona “algunas verdades amargas” expuestas crudamente. Un contraste importante con el relato del médico y botánico Charles Saffray que pasó por Colombia en 1861-62 y recorrió el valle del Magdalena, Antioquia, Cundinamarca y el Valle del Cauca; muy rico es su relato “Voyage à la Nouvelle Grenade” publicado en Le Tour du Monde, 1872-1873. Después es mencionado Edmond Cotteau, autor de Promenades dans les deux Amériques, París, 1880. Edouard André en 1875-1876 recorrió el río Magdalena de Barranquilla a Bogotá, los Llanos Orientales, el Quindío, el Valle del Cauca, Nariño y siguió hacia el Ecuador; su relato “L’Amérique Equinoxiale: Colombie, Equateur, Pérou” apareció en Le Tour du Monde, entre 1877 y 1883; también “L’Amérique du Sud: voyage dans la Nouvelle Grenade”, en L’Exploration, N° 20, París, 187719. Armand Réclus, hermano de Élisée, acompañó a Luciano Napoleón Bonaparte Wyse20, estudió el istmo de Panamá y publicó el valioso Panama et Darién, voyages d’exploration, París, Hachette, 1881, que ya había aparecido en Le Tour du Monde entre 1876 y 178021. Jules Crevaux, cercano a Réclus por “su sólida preparación científica”, en compañía de E. Le Janne exploró regiones desconocidas del territorio nacional (1881-1882), las fuentes del río Guayabero, el río Guaviare y el Orinoco, estudió las tribus indígenas de la zona y dejó Voyages dans l’Amérique du Sud à travers la Nouvelle Grenade et le Venezuela, París, 1883. El mismo año E. Le Janne publicó Voyage à la Nouvelle Grenade, Brest. Arthur Thouar vino en busca de la expedición de Crevaux y recorrió el departamento de Antioquia.

10Entre fines del siglo XIX y principios del XX el etnólogo H. Candelier visitó la península de la Guajira: Rio Hacha et les indiens Goajire, París, 1893, y La Péninsule Goajire, París, 1894. La misma región y el norte de la república fueron visitadas por Joseph Comte de Brettes, cuyo testimonio fue publicado en Le Tour du Monde, 1898: “Chez les indiens du Nord de la Colombie, six ans d’exploration”. El ingeniero George Brisson trabajó en Colombia entre 1891 y 1897 donde exploró las selvas del Chocó y el Casanare22. George Sogler escribió sobre su viaje un libro positivo “lleno de interés”: En Colombie, indiens inconnus, pays inexplorés, impressions de voyage, Montrouge, 1896. Georges Aubert, con criterio de economista y agrónomo escribió Les nouvelles Amériques. Notes sociales et économiques. E.U., Mexique, Cuba, Colombie, Guatemala, París, Ernest Flammarion, s.f., donde hace referencia a la guerra civil conocida como de los Mil Días (1899-1902; Saffray y André también visitan el país en tiempos de guerra civil). Félix Serret dejó Voyage en Colombie (1911-1912), París, 1912. Según Giraldo, estas últimas obras entre los dos siglos son superadas por la de la hermana Saint-Gautier: Voyage en Colombie de Sœur Marie Saint-Gautier, assistante des sœurs de Charité de la Présentation de la Sainte Vierge, de novembre 1890 à janvier 1892, París, imp. de Bardot-Berruer, 1893: en un año de estadía atravesó el Magdalena de Barranquilla a Bogotá, pasó por las localidades de Guaduas, Tunja, Sogamoso, Honda, Medellín, Ocaña, Cartagena; visitó colegios, conventos y hospitales, admiró la naturaleza y las gentes. Finalmente Pierre d’Espagnat escribió Souvenirs de la Nouvelle Grenade, 1891; a pesar de ser un “título bastante anacrónico”[23], el autor deja la más inspirada descripción “que escritor alguno extranjero haya hecho” de Colombia, “el triunfo de la retórica” para Jorge Orlando Melo quien califica a este viajero como “el más literario de todos y el más lleno de prejuicios.”[24]

11En el siglo actual (el XX para el autor) decae la literatura de viajes. El viaje pierde “su aspecto de aventura hacia lo desconocido” y el desarrollo de los medios de comunicación destruye al viajero y crea al turista25. La lista de viajeros franceses que elabora en su artículo la completa en la Biografía colombiana de viajes. Aquí, la primera parte la dedica el autor a los “viajeros colombianos” y la segunda, más extensa, a los “viajeros extranjeros en Colombia”. Entre estos los franceses, además de los ya mencionados, están los siguientes.

12François de Pons, Voyage à la partie orientale de la Terre Ferme…(1801-1804), Paris, 1806, que se refiere a Venezuela pero según Giraldo es importante para toda el área del Caribe. Probablemente de A. Du Chatelier, Excursion dans l’Amérique du Sud. Esquisses et souvenirs, París, 1828, es la obra póstuma de un francés que vino a buscar la libertad, en cuatro cantos y admirativa del Libertador. Gabriel Lafond de Lurcy, Voyages dans l’Amérique Espagnole pendant les guerres d’indépendance, París, 1844, presenta su paso por la costa pacífica colombiana, Tumaco y Chocó. Julien Mellet, Voyage dans l’Amérique Méridionale, à l’intérieur de la Côte-Ferme et aux îles de Cuba et de la Jamaique, depuis 1808 jusqu’en 1819, Agen 1823, viajó doce años por toda América como comerciante y pasó por Colombia. Frédéric Montolieu, hace un reporte sobre el río Inírida, en Bulletin de la Société de Géographie, vol. XIX, París, 1880. El ingeniero civil Ferdinand Rolland estuvo dos años en Colombia, habla de su viaje de París a Bogotá, los recursos naturales y situación económica: La Nouvelle Grenade et les anciennes colonies espagnoles de l’Amérique du Sud. Aperçu sur leur situation actuelle et leur avenir industrielle, 1872-1875, Avignon, 1875. Charles Wiener, quien viaja entre 1879-1882, dejó el testimonio “Amazonie et cordillères”, en Le Tour du Monde, 188326. Finalmente Giraldo menciona a M. de Kadenole quien escribió sobre L’Odysée de Jean de Languille. Voyage d’exploration à travers la Colombie et le Venezuela, Abbeville, 1898.

13Exceptuando 2 nombres no asociados a ningún relato de viaje (tampoco mencionados por otros autores), contamos en los trabajos de Gabriel Giraldo 38 viajeros franceses que pasaron por Colombia entre 1786 y 1912 y dejaron un testimonio escrito.

14Por su parte, Jean-Georges Kirchheimer en su tesis lista un total de 47 viajeros por Colombia incluida Panamá, algunos de los cuales también estuvieron en varios países andinos o de América Latina. Kirchheimer coincide en 26 de los