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AFEHC : diccionario : VALLEJO, Ignacio : VALLEJO, Ignacio

Ficha n° 1520

Creada: 02 junio 2007
Editada: 02 junio 2007
Modificada: 09 junio 2011

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Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Editor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

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Publicado en:

ISSN 1954-3891

VALLEJO, Ignacio

Sacerdote Jesuita, Rector del colegio de San Borja
Palabras claves :
Colegio, Jesuita,
Cargo o principal ocupación:
Rector del colegio de San Borja
Nació:
en 9 de setiembre de 1718 en Cañadas, Guadalajara, México
Murió:
en 30 de mayo de 1785 en Bolonia, Italia
Padres:

1Se ignora.

Resumen:

1
José Ignacio Vallejo vistió el hábito de la Compañia de Jesús en tres de mayo de 1741 en el pudiente noviciado de Tepotzotlán . Ignoramos cuándo hizo su profesión y dónde hizo sus estudios. Sólo sabemos que pasó a Guatemala, ya sacerdote, en 1752.

2En la década de 1750, este jesuita estuvo directamente afectado por un asunto ruidoso conocido como la controversia del “caldo de carne”. Se encontró comprometido, mientras ejercía el ministerio de la palabra, tan deseado por el peregrino de Dios, Ignacio de Loyola, para edificar y ganar los hombres a la causa divina.

3Vallejo solía organizar el domingo en la tarde procesiones de doctrina, verdaderas misiones catequistas. Se reunía con los estudiantes de San Lucas y formaba un coro en el corazón de la Plaza Mayor. Esa búsqueda de la elite por medio de la predicación forma parte de la estrategia general de la Orden pues, según Lozano Navarro “los jesuitas perciben que, gracias a los poderosos, pueden ser rápidamente aceptados por una sociedad que trata de mimetizar los comportamientos de la nobleza en todos los aspectos de la vida”.

4Pronunció un sermón en el que defendió el uso del caldo de olla en días de ayuno. Era lícito tomar el caldo, siempre y cuando no se coma la carne. Esa clásica prueba de indulgencia provocó una reacción contra los jesuitas, especialmente por parte de los dominicos y franciscanos que denunciaron una aberrante moral laxa. Este típo de controversia sobre puntos teológicos era bastante común y el problema de la sopa de carne hacía una referencia directa a las diversas tendencias morales, en particular los aficionados del probabilismo (más que todo los jesuitas) y los probabiliorismo (más que todo los dominicos).

5Por ello el maestro de estudios del convento dominico, fray Juan de Terrasa, escribió su “Tratado apologético” para denunciar el laxismo de las posiciones teológicas de Vallejo. El asunto se volvió tan conflictivo en la capital del Reino de Guatemala que la Inquisición de México tuvo que entrometerse. El dominico fray Blas del Valle denunció formalmente al jesuita el 30 de abril de 1758. El rector jesuita se aprovechó de la queja para evocar los libelos que corrían por la ciudad y que estaban, según su juicio, llenos de insultos contra el padre Vallejo. El arzobispo Francisco Figueredo y Vitoria hizo todo lo posible para defender las posturas de Vallejo y hasta lanzó censuras contra los autores de los escritos difamatorios. Vallejo encontró apoyo también en la persona del Comisario de la Inquisición en Guatemala, Juan Ignacio Falla.

6Lo importante de esta polémica es que salen a flote una serie de argumentos que atacan o defienden el cartesianismo y que recurren para ello a elementos de la física experimental. En este sentido, los jesuitas llevaban a cabo una modernización, que para los dominicos y franciscanos constituían un abandono a las doctrinas de San Agustín, o sea el tomismo. Probablemente, esa posición de los jesuitas de Guatemala obedezca a que éstos se comunicaban con los que iniciaron la renovación filosófica en México, a cuya provincia pertenecían. Mas allá de la virulencia de la oposición de los dominicos se entiende también por la competencia que debían enfrentar en el campo de la predicación.

7José Ignacio Vallejo fue profesor de filosofía en el colegio de San Lucas. Fue nombrado rector del colegio de San Borga en 1764, tomando el lugar del padre Miguel Gutiérrez y se quedó asumiendo la dirección hasta la fecha de la expulsión de la Orden de Guatemala, el 26 de junio de 1767. Juan Gavarrete menciona que salió de Guatemala de último porque el Capitán General le pidió formar los inventarios de los bienes y papeles que pertenecían a su Orden. Según Carmelo Sáenz de Santa María, aprovechó su estancia en Italia para escribir unos libros de literatura ascética sin mucha relevancia, incluyendo una biografía del Señor San José (1774, impresa en Cecena) y que fue reimpresa muchas veces.

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