Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

La preparación del día y el proceso mismo de traslado de las reliquias esta descrito en estos términos por Antonio Batres Jáuregui:

“ (...) Posteriormente, el año de 1816, advirtiendo el Ilustrísimo Doctor y Maestro Don Fr. Ramón Casaus , que desde la ruina quepadeció la antigua ciudad, el año de 1773, se hallaba desierta la iglesia de San Francisco, y por consiguiente, las reliquias del Venerable Pedro de San José, expuestas a que se las robaran o a que la humedad las destruyese, determinó, conviniendo las partes interesadas, en que se trasladasen a la Capilla de la Tercera Orden de la Antigua Guatemala, que actualmente sirve de iglesia y donde el Hermano Pedro fué sepultado. Al efecto, mandó se edificara un pequeño panteón para conservar las venerandas reliquias. El culto del dolor, el cristianismo, contiene el verdadero secreto del tránsito del hombre sobre la tierra. El dolor es un baño de purificación.

Hallándose ya seco el camarín que se construyó con el objeto de colocarlas, el 16 de abril de 1817, el señor Arcediano, comisionado por S. S. Ilustrísima para la traslación, mandó citar solemnemente con el fin de que concurriesen, en la Antigua Guatemala, el día 24, a los RR. P P. Provincial y Comisario de Terceros de la Orden de San Francisco y Prior del Convento de Bethlem; a los señores Promotor Fiscal y Notario, nombrados para el efecto y a todas las comunidades. El 25 de abril, que se cumplían 150 años de la muerte del Y. Pedro de Bethencourt , juntos los señores Comisionados y los Reverendos Padres, que se citaron contó partes y otros muchos eclesiásticos, en la iglesia de San Francisco, se abrió el nicho que se halla junto al altar mayor, al lado de la epístola, donde pareció la caja que encierra el cadáver del célebre fundador de la Religión Bethlemítica. El ataúd se encontraba tan bien acondicionado, como si se acabara de colocar, y las cerraduras tan limpias como si fuesen nuevas. Inmediatamente el arca fué llevada por los sacerdotes, a la antigua capilla de la Tercera Orden, verificándose esta traslación a puertas cerradas, para evitar todo exceso del pueblo. Se depositó el féretro en el lugar prevenido, asegurando la iglesia con tres cerrojos, cuyas llaves se entregaron al señor Arzobispo, quien reservó una para sí y dispuso dar las otras dos a los R R. P P. Provincial de San Francisco y Prior de Bethlem (…) “