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AFEHC : bibliografia : Colonial Cakchiquels: Highland Maya Adaptations to Spanish Rule, 1600–1700. : Colonial Cakchiquels: Highland Maya Adaptations to Spanish Rule, 1600–1700.

Ficha n° 3351

Creada: 05 mayo 2013
Editada: 05 mayo 2013
Modificada: 05 mayo 2013

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Autor de la ficha:

George LOVELL

Editor de la ficha:

Christopher LUTZ

Colonial Cakchiquels: Highland Maya Adaptations to Spanish Rule, 1600–1700.

Esta monografía es un estudio extensivo de los mayas kaqchikeles, en la que el autor sintetizó en una narrativa coherente y amena sus propios trabajos etnohistóricos, documentos mayas, textos de la época colonial y fuentes antro­pológicas modernas.
Palabras claves :
1560–1700, Región kaqchikel, Kaqchikeles, Tributarios, Despoblación, Recuperación demográfica
Categoria:
Libro
Autor:

Robert M. Hill II

Editorial:
Harcourt Brace Jovanovich
Fecha:
1992
Reseña:

1Esta monografía es un estudio extensivo de los mayas kaqchikeles, en la que el autor sintetizó en una narrativa coherente y amena sus propios trabajos etnohistóricos, documentos mayas, textos de la época colonial y fuentes antro­pológicas modernas. Los aspectos demográficos se tratan en gran medida en el Capítulo 3, donde Hill discute los padrones disponibles que datan de la década de 1560 y corresponden a cuatro pueblos kaqchikeles.

2Los totales demográficos sugieren que San Juan Sacatepéquez y San Pedro Sacatepéquez “tenían un poco menos y un poco más de 1,300” habitantes respec­tivamente. Comalapa tenía aproximadamente 3,200 y Chimaltenango casi 2,300 habitantes. En seguida, utilizando los datos sintetizados en el Cuadro 1, Hill explica que, en 1690, estas comunidades y, en algunos casos, sus dependencias circundantes, registraron incrementos demográficos “de casi 150%, 100%, más de 33% y aproximadamente 50%”.

3Esta afirmación es correcta técnicamente, ya que en 1690 estas pobla­ciones fueron en efecto mayores que las de la década de 1560. Sin embargo, dichos cálculos no tomaron en cuenta que en estos pueblos se registró un nadir, o punto bajo, más tarde de lo que sugieren los análisis de Hill. Mientras que en muchas regiones del altiplano de Guatemala parece que el nadir se alcanzó hasta finales del siglo XVII, la evidencia proveniente de los alrededores de la capital española, Santiago de Guatemala (véase Lutz 1982a), sugiere que la población llegó a su nivel más bajo, al menos en esa parte de la región kaqchikel, en las primeras décadas del siglo XVII. Por lo tanto, el punto más bajo de los pueblos que discute Hill probablemente se alcanzó aproximadamente medio siglo después de lo que asegura. El restablecimiento demográfico de hecho ocurrió en el siglo XVII, pero fue más rápido, en mayores proporciones y más dramático de lo que Hill indica.
El Cuadro 1, “Cálculos de pueblos y población kaqchikel”, es de gran utilidad y cubre los años de 1690 y 1770. Los datos de 1690 son del cronista franciscano Francisco Vázquez y del “cronista criollo” Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán (1969–1972). Vázquez proporcionó cantidades de indios de confesión para la mayoría de los pueblos kaqchikeles. Hill multiplicó estos totales por un factor de 1.5, asumiendo que los recuentos son representaciones modera­damente precisas de las porciones de la población adulta y adolescente y que no reportan a cabalidad a los niños y las familias que vivían lejos del pueblo. Con el fin de comprobar la validez del multipli­cador de 1.5, sería necesario comparar sus cifras demográficas con las de otras fuentes contemporáneas. Para el resto de los pueblos kaqchikeles, aplicó un multiplicador de 2.5 a las cifras tributarias de Fuentes y Guzmán, “porque solamente se contaron los adultos menores de 55 años, dejando absolutamente sin representación a los niños, adolescentes, ancianos y reservados”. Con cierta cautela, Hill manifiesta que sus estimaciones son “probablemente bajas, especialmente porque las poblaciones estaban incre­men­tando para la década de 1690, cuando se recolectaron estas cifras”.
Los datos de 1770 de Hill provienen de Cortés y Larraz (1958), fuente que, al igual que Fuentes y Guzmán, es útil aunque no libre de problemas. Se estima una población de 60,385 en 1690, cifra que aumentó a 76,131 en 1770. El restable­cimiento demográfico entre los kaqchikeles precipitó la emigración de los centros establecidos y eventualmente dio como resultado la formación de los asenta­mientos dependientes. También generó tensiones con respecto a la tierra, las que culminaron en un aumento de litigios entre y dentro de las comunidades kaqchikeles.

4Entre los temas de interés relacionados que Hill ha desarrollado se encuentran la estratificación social, la naturaleza del parentesco y los lazos territo­riales de familia revelados por las parcialidades o chinamitales, el tamaño relativo de estas importantes unidades socio-espaciales en las décadas de 1560 y 1690 y el colapso eventual de su endogamia debido al descenso demográfico. Una sección llamada “Patan: Los pesares de la vida” examina las costumbres coloniales de los kaqchikeles relacionadas con el nacimiento, niñez, matrimonio, enfermedad, muerte y herencia. Hill produjo un texto atractivo y accesible sobre un grupo maya que todavía se ve opacado en el aspecto literario por sus vecinos k’iche’s. Existe una traducción al español de la obra, Los kaqchikeles de la época colonial: Adaptaciones de los mayas del altiplano al gobierno español, 1600–1700 (Guatemala: Editorial Cholsamaj y Plumsock Mesoamerican Studies, 2001).

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