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AFEHC : diccionario : CASTRO MELÉNDEZ, Francisco de : CASTRO MELÉNDEZ, Francisco de

Ficha n° 2541

Creada: 23 diciembre 2010
Editada: 23 diciembre 2010
Modificada: 23 diciembre 2010

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Autor de la ficha:

Rodolfo HERNANDEZ MENDEZ

Editor de la ficha:

Stephen WEBRE

Información:

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Publicado en:

ISSN 1954-3891

CASTRO MELÉNDEZ, Francisco de

Sucesos y ajetreos de la actividad laboral de un funcionario de la Audiencia de Guatemala, falta de solidaridad de varios de sus amigos y adversidades para su viuda.
Cargo o principal ocupación:
Procurador del número de la Audiencia de Guatemala
Casó:

1Doña Josefa de Fuentes y de la Cerda

Nació:
Ciudad de México, Nueva España. Se ignora la fecha
Murió:
Santiago de Guatemala, el 23 de noviembre de 1662
Padres:

1Hernando de Castro Meléndez y doña Francisca de Castañeda

Resumen:

1Todavía no sabemos cuándo llegó Francisco de Castro Meléndez a la ciudad de Santiago de Guatemala procedente de la ciudad de México, ni tenemos información sobre su formación profesional. Castro nació en la ciudad de México y sus padres fueron Hernando de Castro Meléndez y doña Francisca de Castañeda. Casó con doña Josefa de Fuentes y de la Cerda con quien tuvo una hija, doña Isabel de Castro y de la Cerda. El 26 de marzo de 1626 el presidente de la Audiencia de Guatemala, el Conde de la Gomera, le libró el título de Procurador del Número de la Audiencia. El 3 de septiembre de 1627, el rey Felipe IV le extendió la confirmación de dicho cargo y el 3 de octubre de 1628 presentó la cédula de confirmación a la real Audiencia de Guatemala.

2Los procuradores de las Audiencias y Cancillerías existieron desde que estos tribunales fueron creados en el siglo XV en España. El cargo de procurador se hizo necesario y se convirtió en obligatorio, para que las partes en litigio que se presentaban en estos tribunales reales confiaran a un procurador sus poderes o representaciones. Esto se hizo con la finalidad de llevar ordenadamente los pleitos, lo que era un principio fundamental en el que los reyes creían que estaba la credibilidad del aparato administrativo de justicia, así como su propia legitimidad política. Era un cargo numerario, es decir, un número determinado de personas que componían el cuerpo de procuradores de una audiencia. Para el caso de México, a principios del siglo XVII, eran doce los procuradores; para Guatemala no tenemos el dato. Así, un Procurador era la persona habilitada legalmente para presentarse en un juicio, ventilado en una Audiencia, en nombre y representación de una de las partes.

3Francisco de Castro Meléndez obtuvo el cargo en 4,000 tostones. Era un oficio vendible y renunciable, que era una forma de obtener un cargo público por un pago determinado, modalidad que se instauró, a fines del siglo XVI, para que la Real Hacienda obtuviera fondos. En realidad era una venta mediante acuerdos particulares. Francisco de Castro sustituyó a Alonso Alvarez de Villamil, quien murió sin haber renunciado el cargo, por lo que se declaró vacante y se llevó al pregón en pública almoneda. De esta manera Castro adquirió el cargo de procurador. Es interesante conocer una buena parte de las personas que dieron su poder a Castro para que los representara en sus pleitos que se conocieron en la Audiencia de Guatemala: en septiembre de 1627 fue apoderado del convento de monjas de la Concepción, en agosto de 1631, de Juan de Ribas, vecino de San Salvador, en noviembre de 1633 de Diego de Herrera vecino del pueblo de Huehuetenango, en marzo de 1635 de Ambrosio de Morales, vecino de la ciudad de Guatemala, en 1634 de los mineros de Tegucigalpa, en 1639 de doña Isabel de Bustamante y Solórzano, en octubre de 1640, de Tomás de Aguilar, un mes después de doña Isabel Romero, vecina de San Miguel, en mayo de 1641 del licenciado Andrés de Zárate, beneficiado del partido del Diria, jurisdicción de Nicaragua, comisario del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad de Granada y su jurisdicción. Y eso sólo es una muestra pues siguen los poderes hasta en 1662. Estas representaciones le permitieron tener prestigio y reconocimiento social que se concretaron en varias actividades personales que realizó, así como en designaciones de confianza. Fue designado albacea en varias ocasiones: junto con otros se encargo de cumpliar las últimas voluntades de Sebastián Rodríguez de Ávila, de Don Pedro de Paz y Quiñones (1633), de Magdalena Castro, morena libre, natural de Santiago (1641) de doña Bárbola de Cárcamo (1654), de Francisco Zapata (1661). El 5 de julio de 1635, el capitán Francisco Martínez Rasu de Miranda, alcalde de la Santa Hermandad, se constituyó en fiador, por 2,000 tostones, del Alférez Pedro Ros, quien fue nombrado mayordomo de la construcción de la Catedral. Ros había ofrecido fianzas por un total de 31,000 tostones para la administración de los fondos que tendría a su cargo. Entre las demás personas que le concedieron sus fianzas estaba Francisco de Castro, que le dio en fianza 500 tostones. En julio de 1662 otorgó fianza a favor del capitán Melchor de Mencos, corregidor del partido de Escuintepeque. Cuando don Félix de Asagra tomó posesión de doctrina de Sonsonate presentó por fiador al procurador Castro, quien otorgó la fianza el 12 de diciembre de 1656.
Se le confió la administración de la encomienda de indios que gozaba en Guatemala el señor don Fernando Ruiz de Contreras. Por orden de Francisco de Castro don Marcos de Sotomayor cobraba los tributos correspondientes. También fue proveedor de vino al gobierno. Los oficiales reales de la caja de Guatemala mandaron, en febrero de 1650, que el vino y aceite que se daba anualmente a la Orden de Santo Domingo se pregonara en los portales de la Audiencia. El vino debía ser de Castilla y de Cazalla, de arroba y media cada botija. El vino se remató en real almoneda en Francisco de Castro, a 20 tostones cada botija de vino.

4Fue poseedor de bienes muebles e inmuebles. Tenía una salina en Sipacapa. Una casa en la ciudad de Guatemala, situada en la manzana N° 6, en la 5ª calle y 6ª avenida. Dos esclavas mulatas que le vendió, en julio de 1662, el capitán Agustín Matute de Castillo, tesorero y juez oficial real de Santiago de Guatemala. No se olvidó de ser solidario con sus parientes. El 2 de octubre de 1637, se obligó a pagar al convento de Santa Catalina Mártir la cantidad de 553 tostones para completar la dote y el ajuar de sacristía correspondiente, para que pudieran profesar como religiosas en dicho convento sus cuñadas Gregoria de Santa Clara y Elvira de Cristo, hijas legítimas de don Álvaro de Fuentes y de la Cerda y de doña Marina de Paz. Esta obligación la cumpliría 15 días antes de la fecha de profesión de sus cuñadas, que estaban en calidad de pupilas y querían entrar al noviciado y tenían asegurada la suma de 5,772 tostones para su dote y ajuar de sacristía.

5Es muy probable que si se hubiera enterado de la actuación de algunas personas, a quienes consideraba sus amigos, hubiera sufrido una gran decepción. El 3 de noviembre de 1662, ante el escribano público Esteban Rodríguez Dávila, Francisco de Castro Meléndez renunció al cargo de procurador del número de la Real Audiencia de Guatemala en Francisco Rodríguez Osorio, Luis de León, Joseph de la Torre, Miguel de Cuéllar, Juan Francisco Maldonado y Bernabé Rojel. Según Castro a estas personas les convenía el uso del dicho cargo y estaban dispuestas a pagar en la real caja la cantidad que legalmente se mandaba. Asimismo, suplicó a la Audiencia que se le extendiera el título del dicho cargo a la persona interesada. Ninguno de los designados por Castro aceptó el cargo, aduciendo diferentes justificaciones. Bernabé Rojel dijo que no aceptaba la renuncia en él hecha del oficio de procurador, antes lo repudio y pidió al presidente de la Audiencia de Guatemala me haya por desistido y apartado del derecho adquirido al dicho oficio. De la Torre no aceptó por no haberlo menester, como por ser incompatible al oficio que posee de defensor de bienes de difuntos. Con esta negativa crearon una gran dificultad para su viuda, quien tuvo que soportar los inconvenientes del juicio que se le entabló para que devolviera los 2,000 pesos que le dio Andrés de Castro (no hay información sobre si era pariente de Francisco) en quien se remató el cargo en almoneda, por 4,000 pesos, cuando fue declarado vacante.

6En su testamento, nombró por albaceas al maestro y presbítero Ignacio de Armas, al capitán y escribano de cámara don Diego de Escobar, a doña Josefa de Fuentes y de la Cerda, su mujer, y a doña Isabel de Castro y de la Cerda, su hija. Recomendó especialmente al presbítero Armas y al escribano de cámara Escobar, que aceptaran el cargo y no se excusaran de ser albaceas, y amparen esta casa como confío de su amistad y buen proceder. Otorgó este testamento ante Miguel de Cuéllar en la ciudad de Guatemala, el 19 de noviembre de 1662. Fueron testigos: don Salvador de Nebrija, presbítero; José de Aguilar, Mateo García Vélez, Diego Roldan, el capitán don Antonio Alfonso Mazariegos, Pedro de Herrera y Cevallos, y José de Escobar Hinojosa, vecinos de la ciudad.

7Murió el 23 de noviembre de 1662, y al día siguiente se abrió el testamento por orden del alcalde ordinario, el capitán don Juan de Cárdenas Mazariegos. En su última voluntad nombró por su heredera única y universal a doña Isabel de Castro, su hija, para que hubiera, gozara y heredara sus bienes.

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