Ficha n° 2435

Creada: 13 junio 2010
Editada: 13 junio 2010
Modificada: 23 junio 2010

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Autor de la ficha:

Miguel Angel HERRERA C.

Editor de la ficha:

Patricia VEGA JIMÉNEZ

Correo del Istmo (León, Nicaragua. 1849-1850) y la construcción de redes sociales en el Pacífico centroamericano.

El Correo del Istmo de Nicaragua surge en una coyuntura particular, el establecimiento de una ruta transístmica en el Estado de Nicaragua, de la que fue promotor. El artículo indaga sobre la circulación del periódico Correo del Istmo (…), León, Nicaragua, 1849-1850, y la construcción de redes sociales a partir de la relación que establece el editor con los suscriptores, distribuidores y lectores en la región centroamericana, la corresponsalía que mantiene con los periódicos de la región centroamericana, y el eco que su opinión tiene en éstos.
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Autor(es):
Miguel Ángel Herrera C.
Fecha:
Junio de 2010
Texto íntegral:

1
El autor agradece a Patricia Alvarenga au paciente e indulgente lectura a este texto.

2A Carlos Vicente, Luis Alberto y Ròger Antonio, con Leòn en la memoria.

Introducción

3En 1849 comienza a operar en el istmo nicaragüense la ruta del tránsito, utilizada por los pasajeros que se movilizaban entre la costa este y oeste de los Estados Unidos y viceversa, esta movilización de hombres y mujeres de diversas nacionalidades fue una de las consecuencias de “la fiebre del oro” que tuvo lugar en California. La ruta, en sus orígenes, atravesaba todo el territorio de la región pacífica comprendida entre El Realejo y Granada, comunicándola con el mar Caribe a través del lago de Nicaragua y el río San Juan. Por medio del establecimiento del servicio de transporte utilizando diligencias y animales de monta, como mulas y caballos, la ruta del tránsito de pasajeros enlazó los territorios del pacífico nicaragüense permitiendo una comunicación más ágil entre los centros poblacionales que albergaban a las ciudades de León, Granada, Masaya, Chinandega, Managua y Rivas, e incorporó los puertos de San Juan del Norte y Bluefields, en la costa del Caribe, a la actividad económica de las ciudades antes citadas. En ese mismo año comienza a circular en la región el Correo del Istmo de Nicaragua, una publicación periódica que promovía la actividad del tránsito y cambió la manera de hacer prensa en el Pacífico nicaragüense, así como su escritura y su lectura.

4En el presente artículo exploramos el desarrollo de las redes de suscriptores que teje el periódico. La importancia de estudiar las redes en este caso, se debe a que los suscriptores son los primeros lectores –además de sostén económico, también son difusores de la cultura letrada- y a través de ellos se puede observar el desarrollo de la escritura en tanto expansión del universo de la letra impresa. Esta expansión no puede ser vista desde el limitado marco de los estados nacionales en formación, sino a través del intenso intercambio existente entre las sociedades nicaragüense, salvadoreña, costarricense, guatemalteca y mexicanas, por ello hacemos referencia de otras publicaciones centroamericanas que son contemporáneos al Correo del Istmo (…). Las relaciones de la cultura letrada con la imprenta y los periódicos, con las redes de lectores, tampoco pueden ser obviadas en este análisis, en tanto forman el espacio en que se desarrolla el poder político. Una consecuencia que tiene esta expansión es la formación de los discursos literarios en Nicaragua y El Salvador en diferentes etapas del siglo XIX.

5En algunas prácticas de escritura pública desarrolladas en las sociedades urbanas del mundo colonial español, tal es el caso de las ciudades del Virreinato de Nueva Granada, como Caracas y Bogotá, a finales del siglo XVIII, el escribir tenía el significado de un acto civilizatorio y también representaba una confrontación abierta al poder colonial, que los letrados usaban como instancia de autoridad1. En el Virreinato de Nueva España el publicista oaxaqueño Carlos María de Bustamante desarrolló una escritura pública en las dos primeras décadas del siglo XIX, que tenía como finalidad la de “moralizar a la plebe2”.

6Moralizar equivale a “civilizar” a una “plebe” que es integrada por mestizos e indígenas pobres, habitantes en la periferia de los mundos urbanos del Pacífico nicaragüense. Durante la primera mitad del siglo XIX, a ellos se les asigna un desconocimiento de conceptos tales como deber, obligación, valor, autoridad; la elaboración de éstos forman parte de los decálogos, a cuyo alrededor se estructuran los organismos pre-políticos que, junto a los localismos persistentes en la sociedad nicaragüense en el siglo XIX, se constituyeron en un patrón de las estructuras de autoridad que otorgó identidad a las elites y cuyo poder, además de ser reproducido a través de imágenes por la letra impresa, fue legitimado por ésta.

7En Centroamérica desde los tiempos de la colonia la producción de impresos estuvo centralizada en Guatemala y lo religioso predominó en la temática de su producción, tal influencia prevaleció inclusive hasta en el siglo XIX, en que conceptos como orden y legitimidad contienen un sentido religioso cuando son difundidos por la palabra impresa. Los sacerdotes estuvieron al frente de las imprentas y periódicos, como es el caso del Correo del Istmo de Nicaragua que era dirigido por un religioso, imprimiéndole un sentido sacralizado al consumo de la letra impresa. Durante la primera mitad del siglo XIX la palabra impresa que difunde el orden y la legitimidad debe coexistir con un discurso que fija un sentido religioso a estos conceptos, tales como “moral” y “virtud”, los cuales son publicitados no sólo por los periódicos centroamericanos sino también por los hispanoamericanos. En un periódico mexicano que para la época circulaba en Centroamérica se lee:

8“Preceptos breves de Relijión, de moral y de virtud, escritos en verso de una manera clara y sencilla, acomodados a la capacidad de los pueblos, con el objeto de que queden impresos en la memoria, copiados de un periódico Mejicano
(…)
Aunque en el alcance al número 22 de este periódico se publicaron estos saludables consejos, son muy interesantes, y su importancia nos ha hecho repetirlos.”

9La ciudad letrada era la principal destinataria de esta producción: curas, hombres dedicados a las profesiones liberales, funcionarios de la burocracia republicana, comerciantes; todos intermediarios o mediadores con el universo de la población que pertenecía a la cultura oral, aquellos para quienes la letra impresa no comunicaba nada y sin embargo tenían formas y medios propios de comunicación colectiva.

10A partir de la tercera década del siglo XIX en las sociedades centroamericanas y en particular en el Pacífico meridional centroamericano, la letra impresa no sólo apoya sino que también se impone a los actores políticos en el ejercicio de sus funciones públicas. Esta se utiliza para reproducir los valores y conceptos, amplificados por el poder que ella representa. El periódico a través de sus páginas impresas dibuja un nuevo esquema en las relaciones de poder entre el estado y la sociedad, mediante la reproducción de las significaciones que le otorga a las leyes, normas y reglamentos que mayoritariamente difunde. La reproducción impresa de leyes y decretos en libros y periódicos delinea una nueva cartografía del poder.

El Correo del Istmo de Nicaragua

11En ese mismo año de 1849 comenzó a circular en León, la capital del Estado, el periódico CORREO DEL ISTMO DE NICARAGUA. Su lema, una cita de Ovidio: Hic ocus est Gemini Janua vasta Maris (De dos mares aquí está la vasta puerta), alude a la condición transístmica del territorio en donde se encontraban asentadas las mayores ciudades del país y revela el verdadero sentido de la misión del periódico: movilizar recursos en torno a la actividad de transporte de pasajeros, y estimular la actividad productiva, que habría de prestar los servicios que dicha ruta demandara. Para realizar estas tareas el periódico contaba con una sencilla división del trabajo, un director que también hacía el papel de editor, seleccionando el material redactado que debía ser publicado: colaboraciones de los suscriptores, noticias publicadas en periódicos extranjeros que eran de algún interés para la población en la región, comunicados del gobierno, leyes, decretos y reglamentos para normar la vida del país, consejos para la vida de hogar, anuncios comerciales, registros del arribo y zarpe de barcos en los puertos nacionales y sus orígenes y destinos. Su director, el Padre Manuel Paul3. La impresión gráfica se realizaba en los talleres de Pedro Argüello en la misma ciudad de León.

12La publicación del Correo del Istmo (…) cambió la concepción de hacer prensa periódica en Nicaragua. Hasta entonces, los periódicos eran las gacetas oficiales cuyos contenidos se reducían a la reproducción de las leyes y ordenanzas emitidas por el gobierno central, de algún discurso del Director del Estado en alguna ocasión memorable, de los avisos acerca de los arribos o salidas de las embarcaciones de los puertos, de los precios de los productos agrícolas en el mercado de los puertos de la región y europeos, y de alguna gacetilla sobre la incipiente vida política o algún consejo práctico sobre la producción o la higiene personal. En las páginas del Correo del Istmo (…) las leyes y ordenanzas son las menos y la vida cotidiana de las comunidades comienza a ser dibujada a través de un incipiente discurso textual que toma cuerpo en las pequeñas páginas del periódico, y comienza a tener vida pública debido al avance en el dominio del lenguaje que se manifiesta en la redacción de notas cada vez más extensas, como la interpelación que realiza a los comerciantes para que realicen inversiones y brinden servicios:

13“¿Eres Comerciante?
¿Y porqué no avisas al público sobre lo que deseas vender, comprar, etc.? Es de admirar, que, activándose tanto el comercio no haya (...) avisos, ya que el comercio se descuida de avisar, el Correo tomará (...)”

14No obstante este periódico4, a diferencia de los anteriores que fueron editados y publicados por los gobiernos de turno, tuvo un carácter oficial y reconocido como tal por el Gobierno del Estado de Nicaragua, también publicaba remitidos de interés público y documentos oficiales del estado, tales como decretos, cuadros informativos sobre importaciones y exportaciones, estados de las finanzas públicas, decretos y leyes, de casas de comercio publicando las ofertas de sus mercancías, los cuales son publicados junto con los avisos de artesanos, profesionales e intelectuales, gentes de saber que ofrecen sus servicios como se puede apreciar en el siguiente aviso:

15“Pedro Porras natural de Costa Rica y residente en esta ciudad, gravador y ensayador de metales, deseoso de ser en alguna manera útil al país filantrópico en que vive, principalmente a las personas consagradas al descubrimiento y elaboración de minas, ofrecen a cuantos carezcan de conocimientos para valorar la legitimidad de los metales que aquellas encierran; reconocerlos y calificarlos gratuitamente5 (...)”

16El primer número de Correo del Istmo (…) salió el 1ro. de mayo de 1849 y su frecuencia de publicación fue quincenal, exceptuando las ediciones extraordinarios, llamadas “alcances”. Su publicación concluyó el 24 de mayo de 1851 (fecha cercana a su desaparición). En este lapso de tiempo fueron publicados 84 números y cinco alcances (suplementos), que totalizan 360 páginas aproximadamente, cada edición constaba de cuatro páginas en formato de un octavo de pliego. Sus páginas están numeradas consecutivamente con el objeto de constituir una colección que tomase forma de libro. Hasta entonces, la división del trabajo en la producción de la prensa periódica del litoral del Pacífico en Nicaragua era inexistente, la misma persona que redactaba alguna nota, era la encargada de componer las páginas, levantar las galeras, imprimirlas y encuadernar la publicación. Quien desempeñaba tales menesteres era denominado editor y en el periódico objeto de este artículo tal función era asumida por el director.

17En el Correo del Istmo de Nicaragua los anuncios comerciales y los escritos que los lectores hicieren publicar, estaban sujetos a tarifas estipuladas por el editor, lo mismo que la correspondencia recibida de particulares, quiénes tenían interés en publicarlas, debían de pagar al periódico. Aunque no se tienen referencias documentales directas sobre el proceso de edición del periódico, una lectura al mismo nos advierte que en su elaboración intervenían varias personas: poseía una diagramación, que partía desde el encabezado con el logo del periódico, la ubicación de los textos y las notas más importantes, el uso de viñetas, bigotes y barras (elementos de tipografía muy avanzados en Centroamérica para su época) permitía ensanchar el reducido espacio de sus cuatro páginas y crear una ilusión de amplitud a los textos publicados.

18El editor también mantenía una correspondencia con sus pares en la región, lo que le permitía el intercambio sistemático de información sobre la vida política y económica en Centroamérica, de manera de poder construir imágenes de las virtudes y fortalezas del país que nombraba y daba a conocer en sus textos impresos, un dibujo del litoral del Pacífico centroamericano en Nicaragua como el que nos ofrece en el siguiente fragmento:

19“(…) en Nicaragua hay también mucho que envidiar, pues tiene su cacao, su añil, su tabaco, frutos precioso que se cultivan en abundancia: su comercio en actividad; hacen que no estén ociosos los buenos caminos interiores y los excelentes puertos que posee sobre el Atlántico y sobre el Pacífico; en cuyo tráfico se emplean millares de brazos, (...) de los que se ocupan en las pingües cosechas del algodón y de los granos para el consumo de los habitantes, y aún para estraerse a los otros países.
(...) y en una población de más de 300 mil habitantes, no hay nada homogéneo (...) (el del departamento Meridional y el de Chinandega), donde se cosecha el cacao y el algodón, el pueblo cual es también agricultor y al miswmo tiempo industrioso (el de Masaya, donde se siembra el tabaco, y se trabaja toda obras de cordelería, siembros de paja6, etc.)”.

20Las imágenes no solamente se construían desde la redacción del Correo (…) y a través del dibujo del redactor en su escritura, también surgían en las páginas de las publicaciones en los demás países de la región. La salida del primer número del Correo (…) fue motivo de un efusivo saludo en sus pares centroamericanos:

21“Suscrición (sic) al Correo del Istmo de Nicaragua en San Salvador.

22Han llegado a esta capital los tres primeros números de este nuevo periódico que se publica en León cada quince días. Su elegancia, corrección y programa le van dando en el Estado un distinguido crédito. Se avisa pues a los señores que deseen obtenerle, que el infraescrito se halla encargado de la suscrición: el precio es el de veinte reales al año por trimestres adelantados, y los números sueltos se venden á un real. San Salvador, junio 25 de 1849. Tomás Ayón7.”

Incluso en ocasiones llegaba a polemizar con muchos de ellos sobre temas que afectaban los intereses de las elites nicaragüenses. Después del gobierno, quienes más utilizan las páginas impresas del periódico son los comerciantes y gentes de saber que dirigen sus escritos al medio para su publicación suscribiéndola o de manera anónima, en la que emiten críticas o expresan su idea del progreso como en el siguiente anuncio:

23“Aviso.
El joven Don Pedro Francisco de la Rocha coronó sus brillantes tareas el día 9 del que rije, recibiendo el capelo y borlas de Dr. en Medicina, con todo el brillo que era de esperarse. Un amigo de la civilización8.”

24
El contenido siempre será un asunto de interés colectivo o gremial. La correspondencia es dirigida a los editores del periódico, quienes generalmente no contestan, o se limitan a publicarla pero absteniéndose a comentarla. Estas son las únicas formas mediante las cuales el público lector compuesto por actores políticos se manifiesta a través de su escritura. En la siguiente carta de un comerciante que suponemos salvadoreño, éste expresa su descontento por el nombramiento de gobernador en San Miguel:
bq. “Como en todas partes, no faltan en este departamento dos partidos: y como hay que prever la gobernación, ambos han trabajado con mucho calor, porque se coloque en el destino a una persona que les sea afecta, y favoresca sus intenciones, yo creo que esto más que otra causa, ha motivado la venida a esta ciudad del honrado y pacífico Presidente Aguilar (...)
(...)
Lo digo a UU. Por si tienen a bien insertarlo en el periódico para que llegue a noticia del Presidente Aguilar. Un comerciante9”.

25En esta primera etapa se asiste a la emergencia de un sujeto que sufre una extraña metamorfosis: los intelectuales religiosos se transforman en seculares en la medida en que asumen su papel de difusores de la letra impresa que dibuja el orden, convirtiéndose en agentes políticos, pero también como agentes económicos que desde los periódicos construyen sus redes comerciales, y se convierten en miembros prominentes de la ciudad letrada que legitiman el poder político, a la vez que en sus discursos textuales comienzan a ser constructores de gustos literarios. El medio moderno representado en el periódico coexiste con la tradición oral. Un caso particular en esta época se encuentra en el Padre Agustín Vijil, quien -según los testimonios de su época- practicaba la oratoria en el púlpito y su palabra era capaz de movilizar a importantes sectores de la población indígena en Masaya, en el período previo a la Guerra Antifilibustera.

26De igual manera que en los albores de la Independencia, en la escritura de cartas se difundió una cultura literaria junto a la opinión política y a través de las redes de corresponsales se fueron creando factores de negocios como los comerciantes centroamericanos. Estos mantenían continua correspondencia entre sí, valiéndose del correo de posta o de las redes de transporte marítimo que a partir de la década de 1830 dinamizaron el comercio regional, incorporándose como un elemento decisivo en la difusión de la cultura impresa. En el estudio de las redes de suscriptores, el análisis de la correspondencia de los lectores con el periódico debe tener un papel de primer orden en la investigación sobre el tema, debido a que es en ella en donde encontramos no sólo las temáticas o agendas del periódico, sino también el desarrollo del discurso literario de la región y la construcción de un incipiente gusto literario el cual estará mediado por el poder de la religión y el deseo de sujetarse a las normas de la lengua10. Un cartel que promociona los textos que se encuentra a la venra en la librería del señor Ienfante, en León, nos muestra esta mediación:

27“Avisos.- En la tienda del Sr. Iefante se venden los libros, cuyo título es como sigue – Biblioteca de Predicadores, obra novísima, y la primera que se ha visto en León. Bergier, Diccionario Enciclopédico de Teología, 11 tomos y buenas láminas.- San Ligorio, Teología Rural en 6 tomos 8º- El Hombre Apostólico, del mismo autor.- La Sagrada Biblia de Amat.- Gramática Francesa de Chantreau.- Sermones de Lacordaire.- Ejercicios de San Ignacio.- Irdizos, Ceremonias de la Misa.- Glorias de María, de San Ligorio.- Novísimo Diccionario Latino de este año de 1850. Larraga, Moral, novísimo. Compendio de Gramática Castellana11.”.

28La letra impresa no solamente norma y reglamenta la acción de los actores, también dibuja regiones mediante una interacción con los lectores y quienes además escriben para los periódicos; aproxima territorios que, estando vinculados por la actividad económica, profundizan sus intereses comunes al producir sensaciones de simultaneidad en las acciones que se producen en las zonas de emisión y recepción. Esas sensaciones nos muestran el espacio por el cual se expande la letra impresa, al igual que las ideas que difunden los periódicos y que son multiplicadas a través de la red de suscriptores y corresponsales esparcidos en la región centroamericana, tal y como lo muestra la siguiente nota del periódico salvadoreño La Unión:

29“A última hora.
Nos ha saludado el Correo del Istmo de Nicaragua, con un elocuente y erudito artículo, alusivo a nuestros escritos sobre nacionalidad; celebramos muchísimo la identidad de nuestras ideas con los redactores de aquel acreditado periódico, tanto en el fondo de la cuestión, como en la manera de tratarla sin inculpar zaherir, ni injuriar á nadie, que es lo que la UNION se propuso desde en su prospecto. Teníamos ya en la imprenta el material completo de este número, pero hemos suspendido mucha parte de él, para dar lugar á este artículo, que hace honor a sus autores12.”

30La reproducción de materiales de otros periódicos de la región centroamericana y del Caribe, expandió la geografía de la cultura impresa: temas y problemas de la región, estuvieron a la orden del día en la agenda del periódico y crearon un sentido de simultaneidad entre la ciudad letrada centroamericana nunca antes experimentado por los lectores. Estos nuevos sentidos del espacio regional fueron construidos por los periódicos de la época que circularon en Centroamérica.

La distribución de los periódicos: el correo de posta

31¿Cuál es la infraestructura sobre la que se construye la red de suscriptores y se difunde la cultura impresa? En la difusión de la palabra impresa por todo el ámbito regional no se puede obviar la existencia de un sistema de correos que permita la circulación del periódico. La existencia de un servicio de correos heredado de la época colonial, entre Guatemala y Costa Rica y que funcionaba por medio de postas, permitió la comunicación entre las principales ciudades del Pacífico centroamericano en la primera mitad del siglo XIX, tales como Quezaltenango, Ciudad Guatemala, Sonsonate, San Salvador, San Miguel, Choluteca, Tegucigalpa, León, Granada, San José y Cartago. El transporte marítimo también coadyuvó a esta comunicación, toda vez que los capitanes de barcos formaban parte de un sector muy importante de la ciudad letrada13.

32Los correos tuvieron un papel muy importante en la construcción del Estado. Eran los portadores de las leyes y decretos de los gobiernos, quienes los hacían llegar a los lugares más recónditos del territorio. También eran los transportadores por exce