Erreur. problème dans l'exécution de la requête : INSERT INTO _logbots (IP, useragent, action) VALUES ('207.241.229.150', 'Mozilla/5.0 (compatible; archive.org_bot +http://www.archive.org/details/archive.org_bot)', 'lectureFiche')
Erreur. MySQL proteste : Duplicata du champ 'Mozilla/5.0 (compatible; archive.org_bot +http://www.archive.org' pour la clef 'agentAction'
AFEHC : articulos : Antisemitismo en Costa Rica: una comparación con Alemania : Antisemitismo en Costa Rica: una comparación con Alemania

Ficha n° 2339

Creada: 04 marzo 2010
Editada: 04 marzo 2010
Modificada: 04 marzo 2010

Estadísticas de visitas

Total de visitas hoy : 0
Total de visitas : 2460 (aprox.)

Autor de la ficha:

Jacobo SCHIFTER

Editor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Antisemitismo en Costa Rica: una comparación con Alemania

El antisemitismo cristiano en Costa Rica, aunque manipulado por los antisemitas nacionales, no sería suficiente para obtener apoyo popular. Tampoco las acusaciones de que los judíos buscaban explotar a los clientes, quienes más bien les brindaron su apoyo en lo social y en lo político. Las campañas anti judías, sin el apoyo estatal o de los sectores vinculados con este, como la Cámara de Comercio, no hubieran surgido. Sin embargo, por más propaganda y acusaciones que lanzaron, la gente no fue convencida como en Alemania. Esto sugiere que es importante tomar en cuenta cuán extendido está el antisemitismo en una sociedad para explicar el éxito de una campaña estatal. Si comparamos Costa Rica con Alemania hoy día, encontramos que en la segunda el sentimiento anti judío es mayor. Si lo mismo pasó ayer, es probable que esto explique por qué sería más difícil para los anti judíos conseguir apoyo popular en Costa Rica.
Palabras claves :
Antisemistimo, Encuesta,
Autor(es):
Jacobo Schifter y Olda Acuña
Fecha:
Diciembre de 2009
Texto íntegral:

1 En nuestra discusión sobre el antisemitismo cristiano y el moderno, y la importancia de cada uno de ellos en el genocidio, hemos visto cómo el primero se asocia con un odio histórico hacia el judío de origen religioso y el segundo con otro racial que es impulsado por los grupos de derecha y el Estado nazi. Es imposible en Europa poder establecer una línea sobre dónde empieza uno y termina el otro. Sin embargo, en América Latina, con la inmigración de los judíos en los años de 1920 y 1930, no existía, con pocas excepciones, comunidades históricas establecidas y es más fácil observar cómo un moviemiento antisemita se construye y cuáles son sus éxitos y fracasos en poblaciones que no han tenido contacto directo con los judíos. En una encuesta reciente en Honduras, por ejemplo, en donde casi ni hay judíos, el 62% no votaría por uno para presidente y el 37% los acusa directamente de la muerte de Cristo. Aproximadamente un 22% de la población hondureña manifiesta actitudes antisemitas. Esto es un caso de que el antisemitismo no tiene mucho que ver con el contacto con los judíos1. Nuestras preguntas en la investigación sobre el caso de Costa Rica en particular se basan entonces en algunos aspectos relacionados con el antisemitismo cristiano y el moderno:
1. ¿El antisemitismo cristiano es suficiente para volver a un pueblo en hostil a los judíos y es el factor principal para el éxito de las políticas contra ellos?
2. La participación judía en el comercio, ¿es la causa del antisemitismo moderno como aducen los nazis?
3. ¿Puede la posición de los líderes de la Iglesia tener un impacto en aminorar una campaña anti judía?
4. ¿Dependen las polítcas anti judías para su éxito en que obtengan del apoyo del Estado o de las instituciones cercanas al Estado?
5. ¿Qué papel juega el líder nacional en promover o aminorar las políticas antijudías? ¿Es necesario tener un Hitler para hacer un genocidio o es el antisemitismo generalizado y la burocracia la que pueden implementarlas sin su ayuda?

Antecedentes

2Desde la conquista hubo familias de origen judío que pasaron a América, y hay unos pocos casos documentados, como el de los Arias Dávila que vinieron a Centroamérica y descendían de judíos conversos. En el siglo diecinueve, comerciantes sefarditas llegaron de Curazao, Jamaica, Panamá y el Caribe. Vivían principalmente en el valle central de Costa Rica y pronto se asimilaron a la sociedad y abandonaron el judaísmo por completo2.
A partir del año 1928, se da una nueva ola de inmigración. Aproximadamente 556 inmigrantes judíos polacos ingresaron entre 1917 y 1933. En los años 1932-1936, otros 220 judíos polacos llegaron al país. El número desciende bruscamente a 80 individuos de 1936 a 1940. Unos 165 o 250 judíos, finalmente, arribaron como refugiados de guerra después de 1945. Para 1960, había una comunidad de 651 personas. En 1978, esta era de aproximadamente 1586 personas, compuesta por pequeñas olas migratorias de Estados Unidos, de Sudamérica, de Israel y otros países europeos. Los judíos llegaron habiendo experimentado con crudeza el drama de la persecución, el desarraigo familiar, el despojo de sus bienes y la consigna de su aniquilación. Era pequeños comerciantes de pueblos rurales de Polonia y de Europa Oriental3.

Antisemitismo en Costa Rica

3No existen encuestas de opinión en los años de 1920 y de 1930 que nos puedan ofrecer información sobre el grado del antisemitismo en Costa Rica. Tenemos, eso sí, como veremos más adelante, la prensa escrita y las declaraciones de los judíos mismos sobre el tema. Sin embargo, en el año 2009, realizamos una encuesta en el país para medir el grado de antisemitismo nacional y en las respuestas encontramos manifestaciones tanto del antisemitismo cristiano y del moderno. Estas mismas opiniones las encontramos ya en las campañas antisemitas de 1930. El judío es visto tanto como deicida por algunos sectores como ávido de riquezas, explotador y raza aparte por otros.
Obviamente, nos es imposible determinar si estas se han mantenido fijas, han aumentado o disminuido en los últimos años. Es lo más probable que hayan cambiado porque la realidad mundial y la de los judíos en Costa Rica, ha variado drásticamente desde la Segunda Guerra Mundial. Pero aún así, como ilustración y única información de una encuesta, es importante hacer un resumen de los hallazgos4.

Resultados

Opinión de los judíos

4La primera pregunta para evaluar el antisemitismo nacional fue la dar la opinión sobre los judíos.
El grupo más grande fue el que contestó no conocer judíos o que no quiso contestar. Esto es que el 38% de la población no tiene una opinión, o no quiere darla, sobre los conciudadanos judíos. Esto sugiere que una mayoría de los ticos no conoce o no tiene contacto con ellos. Esto no es de extrañar ya que la población judía es menor a los cuatro mil individuos y está concentrada en la Meseta Central.
En su visión de los judíos, el 8% de los encuestados los mira como individuos honestos, el 10% considera que estos se ayudan entre sí, el 4.7% opina que los judíos aportan a la economía, el 4.5% cree que estos respetan mucho a la familia y el 4.8% que tienen una identidad clara. Todas estas respuestas las podemos evaluar como positivas, lo que nos da que el 32% de los ticos tiene una imagen positiva de ellos.
El 18.1 % de los costarricenses, por el contrario, los mira negativamente. La respuesta más adversa es la que nos dice que los judíos discriminan a quienes no son judíos (7.5%), seguida por la que dice que explotan a quienes trabajan con ellos (6.5% de promedio general y el grupo menos antisemita es el de mujeres de 18 a 24 años de edad con un 3.7%), seguida por la que sostiene que los judíos no respetan a la fe cristiana (4.1%).
La opinión de que los judíos saben manejar el dinero puede interpretarse de manera negativa o positiva (11% de los encuestados). Mucho de la crítica antisemita en Costa Rica ha sido que los judíos son materialistas y solo piensan en el dinero. Si esto es la connotación de esta respuesta y la añadimos a las opiniones desfavorables, nos daría entonces que el 29.1% de los entrevistados tiene una opinión negativa.
En resumen, el 38% de los ticos no tiene o no quiere dar su opinión sobre los judíos, y un tercio tiene actitudes positivas y otro tercio negativas de los judíos.
GRUPO POR EL QUE SE SIENTE DESCONFIANZA
Cuando se indaga sobre el grupo de la población por el que los ticos sienten más desconfianza, los judíos ocupan una posición de confianza. Solo el 1.3% de la muestra dice que desconfía de los judíos. Para los costarricenses, el grupo de más desconfianza es el de los colombianos (34%)
RELIGIÓN QUE MÁS MOLESTA
El 65% de la muestra dice que no tiene problema con ninguna religión. La religión judía no presenta un problema para los costarricenses. Solo el 0.6% de los entrevistados dice que les molesta el judaísmo.
PERCEPCIÓN DE INSTITUCIONES JUDÍAS
Los costarricenses no tienen problemas con respecto a que los judíos tengan sus propias instituciones. El 67.4% nos dice que no les molesta para nada.
Solo un 13.6% dice que le molesta poco o un poco las instituciones judías. El 7.4% expresa que le molesta mucho.
APOYO AL ESTADO DE ISRAEL
Al 35% de los costarricenses le es indiferente el apoyo de los judíos a Israel. Sin embargo, para la gran mayoría, (el 43.8%) la simpatía por Israel debe darse mientras no ofenda los sentimientos de otros costarricenses.
LA MUERTE DE CRISTO
El 37% de la población tica no sabe o no responde a esta pregunta. El 21.3 % opina que no fueron los judíos y aquí, nuevamente, el grupo ligeramente menos antisemita es el de las mujeres de 18 a 24 años de edad (24%). Esto significa que el 58.3% de los ticos no acusa a los judíos de la muerte de Cristo.
Un 41.8% de la muestra sí acusa a los judíos de haber participado o haber sido ellos solos quienes cometieron deicidio.
El 14.8% de los encuestados que dice que fueron solo los judíos quienes mataron a Cristo, nos da una respuesta clásica del antisemitismo cristiano.

Comparación con Alemania

5Si comparamos estos números con una encuesta reciente en Alemania, encontramos que en este país el porcentaje de la población que dice que los judíos mataron a Cristo es mayor que en Costa Rica (18% en Alemania). El 50% de los alemanes cree que los judíos son más leales a Israel que a su país, cosa que no se preguntó en Costa Rica, pero sí se les preguntó acerca de si ellos tienen confianza en los judíos, y más del 99% dice que sí. En Alemania las percepciones negativas de los judíos son mayores del 50%, mientras que en Costa Rica, son solo un tercio de los costarricenses. Podemos decir que el antisemitismo en Costa Rica actualmente es menor que en Alemania5.

Campañas antisemitas

6Lo que menos imaginaron los judíos fue que, tan pronto como arribaron al país, se verían sumidos en serias campañas anti semitas, las que tomaron como pretexto sus prácticas “exóticas” para ejercer el comercio. Las ventas casa por casa, pagadas a plazo mediante ínfimos abonos, resultaron ser una excelente forma en la que mercancías necesarias (ropa, cortes de tela y calzado, en especial) estuvieron al alcance de gente pobre: sobre todo de los campesinos de los alrededores de las ciudades de la Meseta Central.
Sin embargo, esa novedosa práctica comercial provocó la furia de la Cámara de Comercio, que usó su influencia a desprestigiar tales ventas a domicilio. Dicha Cámara se montó así en el carro de la campaña oficial de exacerbar el rechazo a la presunta influencia nociva de los “polacos”. La fantasía popular llegó a creer que ellos eran cerca de 2.000 y hasta 4.000 personas, cuando escasamente llegaban a las 750. La palabra ‘polaco’ fue difundida con sentido peyorativo. No obstante, con el tiempo, muchos comerciantes ticos aprendieron con éxito ese oficio6.
Cuatro grandes campañas antisemitas se dieron en los años 1933-1936, otra en 1939-1941, otra en 1948-49 y una más en 1951-1952. Aunque estas campañas fueron alentadas, en un principio, por el Partido Nazi de Costa Rica y la representación de la Alemania nazi en San José, estas respondieron a intereses locales y la prueba es que no disminuyeron con la caída del regimen hitleriano.
La campaña antimigratoria inició una serie de acusaciones como que los judíos habían ingresado ilegalmente en el país y que habían mentido al declarar que eran campesinos mientras se dedicaban al comercio. Estas acusaciones tuvieron eco en el Ejecutivo y el Presidente liberal Ricardo Jimenez se vio obligado a hacer una revisión de los permisos de ingresos de los judíos. Contrario a lo que decían los comerciantes locales, los requisitos de ingreso consistían únicamente en el pago de la visa y no había mandamiento de que los solicitantes se dedicaran a la agricultura. El estudio de Jimenez concluyó que los judíos “han estado al amparo de las leyes del país y trabajan honradamente, prestando grandes servicios a las clases pobres en el comercio7.”
Esto no terminó con la campaña antisemita. Más bien, ahora el móvil cambió de luchar contra las leyes de migración a atacar políticamente a los judíos y a buscar su expulsión del país. Con la administración de León Cortés (1936-40) se acusó a la anterior de haber permitido “durante largo tiempo el ingreso de todos los extranjeros al país sin llenar los más importantes requisitos.” El gobierno de Cortés con tal de parar este “atropello” tomó medidas para restringir el ingreso de polacos, cosa que culminó con el cierre total de la inmigración8.
Cortés, quien mandaría a su hijo a estudiar a Alemania, nombraría luego al Presidente del Partido Nazi de Costa Rica, Max Effinger, como su asesor en cuestión de migración. Effinger rechazaría las solicitudes de ingreso de judíos porque estos no “eran de la raza aria9”. Su gobierno se sumó a la política de cierre de fronteras que se hizo común en toda América Latina, con las únicas excepciones de República Dominicana, Bolivia y Ecuador.
El frente antijudío estaba liderado no por Effinger sino por el periodista Otilio Ulate que desde su periódico, El Diario de Costa Rica, publicaba todo tipo de propaganda antisemita. A los judíos su periódico les acusaba desde arruinar al comercio establecido, de diseminar las ideas comunistas, de practicar una religión satánica, hasta adulterar la leche que vendían a los niños costarricenses. Esta campaña llegó a los extremos de que los judíos eran detenidos y obligados a mostrar sus mercancías con el fin de descubrir la propaganda comunista. En otras ocasiones, se les gritaba improperios en sus negocios o se hacían pintas en sus casas.
Las cosas empeorarían con la Administración de Calderón Guardia (1940-1944). La nueva adminstración acusó ahora a la de Cortés de haber permitido “la mayor invasión polaca a Costa Rica… el 80% de esos elementos ingresaron en forma irregular al país10.” Con estas afirmaciones y respondiendo a una interpelación por parte de 120 comerciantes nacionales, el gobierno de Calderón Guardia, procedió al establecimiento de la llamada Comisión Investigadora, desatando una campaña anti judía más intensa. La racionalización para establecer dicha comisión, según el periódico La Tribuna, era que “todos los países, menos el nuestro, defiende su comercio de la competencia de gente transhumantes, sin arraigo en nuestra sociedad que van por el mundo sin más norte que el de buscar la riqueza allí donde se encuentren, sin importarles un pito la nación, ni sus instituciones, ni el el pueblo del que viven y del que se ausentan en cualquier momento para ir a plantar su tienda en la latitud que encuentran más propicia para la realización de su sueño de hacer dinero, dinero y más dinero11.”
Calderón compartió esta opinión, diciendo en su discurso inagural del 8 de mayo de 1940, que “el comercio debe ser empresa de personas arraigadas en el país, para evitar la posibilidad de competencia desleal que en la práctica se ha mostrado como el mayor estrago para la prosperidad de los costrarricenses”. Al mismo tiempo, se anunció que “todos los polacos mayores de 16 años que no se hubieran presentado ante la Comisión investigadora serían declarados en rebeldía12”.
La reacción de la Cámara de Comercio fue acogida en el Congreso de la República y desembocó en el establecimiento de una comisión especial investigadora de polacos.
Los llamados ‘ciudadanos polacos’ fueron obligados a declarar, y se les elaboraba una ficha centrada en datos de la condición migratoria. La investigación se refería a ‘polacos’, pero empadronaron igualmente a los judíos provenientes de países como Alemania, Austria y Rusia. Con el voto salvado del diputado Benavides, la recomendación mayoritaria de la Comisión fue esta: deportar al grueso de los investigados después de la Segunda Guerra Mundial.
Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944), desechó la recomendación de la Comisión. No lo hizo necesariamente por simpatía con los judíos de Costa Rica, sino para congraciarse con la política de los Estados Unidos y sus aliados, enfrentados a la Alemania nazi.
Con la llegada de Teodoro Picado Michalski al poder en 1944, los judíos tuvieron un respiro porque el presidente de ascendencia también polaca, aunque católico, se convirtió en defensor de la comunidad. También atacó severamente a su contrincante, León Cortés, por haber nombrado un nazi como experto en migración. Más adelante, cuando la identificación del calderonismo (como se conocería el movimiento de Calderón Guardia) con el comunismo comenzó a crecer, algunos políticos, como Otilio Ulate, criticarían a los judíos costarricenses por colaborar con el “comunismo nacional”. La relación amistosa entre judíos y gobierno se acentuó con el apoyo de Picado, en 1947, a la creación de un Estado judío en Palestina13.
Pero la tranquilidad no duraría mucho tiempo. En las elecciones de 1948, el antisemita Otilio Ulate, ahora candidato presidencial, participó en contra de Calderón Guardia. Las elecciones fueron dramáticas y se dio un triunfo de Ulate, pero el gobierno que había cedido el Tribunal Electoral a la oposición, denunció fraude electoral y anuló las elecciones. Esto llevaría a José Figueres, un inmigrante español desconocido, a realizar la Guerra Civil de 1948. Los insurrectos gozaban del apoyo de los alemanes que habían sido perseguidos por su apoyo a los nazis y además, luchaban por llevar al poder a uno de los políticos anti judíos más apasionados.
Aunque José Figueres prometió a la comunidad judía que no compartía el antisemitismo de Ulate, en 1948, el día en que las fuerzas liberacionistas entraron en San José, la sinagoga judía fue incendiada. No había ninguna razón para esperar que el ahora presidente de facto fuera favorable a los judíos. Aunque la comunidad no había participado de ningún lado en la Guerra Civil, la relación con el depuesto presidente Picado había sido buena. No obstante, Figueres mostraría que no tendría resentimientos y que más bien terminaría con el antisemitismo en la vida política de su partido, Liberación Nacional, de tendencia social demócrata. Pero esto no sería hasta 1953 porque en un año tendría que entregarle el poder al presidente electo de Costa Rica, Otilio Ulate.
Con la llegada de Ulate en 1949 a la silla presidencial, los grupos antisemitas contaron con su mejor aliado. En los años 1951 y 1952 hubo todo tipo de acciones anti judías, que incluían pintar consignas de “perros judíos” en los muros de algunas casas, hasta la promulgación de un desfile en 1952 para apoyar la “nacionalización del comercio”. El calentamiento del clima político llegó a su punto de ebullición con la colocación de bombas frente a casas judías. El periódico New York Times, el 31 mayo de 1952, así lo reportó bajo el título “Judíos Costarricenses bajo Ataque”:
bq. La campaña antisemita comenzó por el año nuevo judío en setiembre último (1951), apoyado por un grupo llamado Junta Patriótica, con propaganda antisemita en los periódicos, pagados por la Junta (un disfraz de los comerciantes más poderosos que apoyan la campaña)… Tanto Ulate como don Mario Echandi fueron implicados en la aceptación de la campaña…el señor Echandi dijo que la campaña no era en contra de aquellos judíos de origen no polaco, quienes se habían identificado con el país mediante el matrimonio y de otras formas. Es en contra de quienes se han negado a asimilar, quienes no tienen contacto con Costa Rica, fuera de su comercio14.
Finalmente, con el ascenso al poder de José Figueres en 1953 el antisemitismo dejó de contar con apoyo del gobierno y la situación mejoraría notablemente en el país. Los social demócratas establecerían excelentes relaciones con Israel y también con la comunidad judía costarricense. Estas no variarían sino hasta la actual Administración de Oscar Arias.
Cuando en 1965 el diario La República, dirigido por Gonzalo Facio, quien ya había participado en campañas anti judías en el periódico de Otilio Ulate, dio pie a una campaña anti judía, ahora por razones del conflicto palestino y que atacaba a la comunidad con argumentos nacionalistas y racistas, el Arzobispo de San José, Monseñor Rubén Odio Herrera, salió a defender a los judíos y manifestó que estaba en desacuerdo con “tratar de encender una polémica de carácter nacionalista y racial a propósito del asunto árabe-israelí en Palestina. Fuera de que este conflicto no se resolverá en Costa Rica y así parece estéril una tal polémica15.”
Este giro de la Iglesia también dio pie a que las campañas anti judías en Costa Rica, azuzadas por rivalidades comerciales, llegaran a su fin.

La reacción del pueblo

7De las entrevistas con los inmigrantes judíos a Costa Rica se desprende que las campañas antisemitas no pudieron envenenar al pueblo. Gran parte del grupo hebreo estaba consciente de que el fenómeno antisemita era de carácter comercial:
bq. Aquí no había antisemitismo, lo único que había era una competencia comercial16. El antisemitismo venía de una clase más alta y uno estaba consciente de ello17…Había temporadas de antisemitismo aquí, especialmente antes de la Revolución (1948). Por cierto que esos grupos ya no se oyen. Había grupos que querían jugar de nazis, porque tal vez no tenían idea de lo que eso significaba y tal vez por influencia de algunos alemanes residentes que simpatizaban con los nazis. Creo que ese antisemitismo local era muy diferente del europeo. El antisemitismo aquí era más de tipo comercial, porque antes de que aquí llegaran judíos, ya estaba establecida una colonia libanesa, que sentía celos y temía la competencia comercial de los judíos… También habían comerciantes de otras nacionalidades como españoles; ticos en ese gremio no habían18. A pesar de eso (campañas antisemitas), nosotros sabíamos que era solo un grupo pequeño el que promovía las campañas, yo no tuve sentimientos negativos hacia Costa Rica porque el pueblo en general era amable. No era el antisemitismo que había en Polonia… No había una actitud negativa por parte del pueblo costarricense hacia ellos