Ficha n° 2258

Creada: 22 septiembre 2009
Editada: 22 septiembre 2009
Modificada: 10 octubre 2009

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Autor de la ficha:

Elizabeth UGARTE FLORES

Editor de la ficha:

Felipe ANGULO

Publicado en:

ISSN 1954-3891

El discurso histórico en dos novelas nicaragüenses de los siglos XIX y XX: Amor y Constancia de José Dolores Gámez y Réquiem en Castilla del Oro de Julio Valle-Castillo

Análisis de dos novelas de autores nicaragüenses que construyen su discurso literario desde la historia: Amor y Constancia de José Dolores Gámez (1878) y Réquiem en Castilla del Oro de Julio Valle-Castillo (1996). Mientras la primera, considerada la primera novela nicaragüense y el primer esfuerzo para transmitir una visión de la historia nacional, describe costumbres de los siglos XVIII y XIX, y abarca hechos históricos de la independencia centroamericana, la segunda novela es un ejemplo de la nueva novela histórica, que desde la ficción reinterpreta un período histórico concreto, la época colonial en Nicaragua.
494
Autor(es):
Elizabeth Ugarte Flores
Fecha:
Septiembre de 2009
Texto íntegral:

1
h4. Introducción

2La novela histórica se popularizó y configuró como género en el siglo XIX, ya que fue considerada una expresión artística del nacionalismo de los románticos con las novelas de Walter Scott (1771-1832). Las obras de Scott se convirtieron en símbolos de la nueva estética e influyeron en escritores de Estados Unidos y Europa, como James Fenimore Cooper, Victor Hugo, Alessandro Manzoni, Aleksandr Pushkin, etc. En el siglo XX se continuó cultivando el género y ya también se hablaba de una novela histórica hispanoamericana, representada por autores como Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa entre otros.

3La novela histórica hispanoamericana de la primera mitad del siglo, representaba lo que muchos estudiosos llaman el “modelo tradicional”, por reconstruir un hecho o acontecimiento histórico con fidelidad. Pero, en la segunda mitad del siglo XX se destaca con gran fertilidad otra producción que se aparta de la representación fidedigna y recurre a una narración compleja para distorsionar y cuestionar el hecho histórico conscientemente. Es un discurso que propone una nueva interpretación de la historia. En este sentido varios estudiosos de la literatura hablan de un cambio o evolución del género y la han llamado Nueva Novela Histórica.

4Dentro de este contexto presento el análisis de dos novelas de autores nicaragüenses que construyen su discurso literario desde la historia: Amor y Constancia de José Dolores Gámez (1878) y Réquiem en Castilla del Oro de Julio Valle-Castillo (1996). Amor y Constancia construye el discurso fiel de un acontecimiento histórico nicaragüense: la independencia de las naciones centroamericanas. Réquiem en Castilla del Oro reinterpreta crítica y subjetivamente un período histórico concreto, la época colonial en Nicaragua.

El discurso historiográfico y literario en Amor y Constancia

5El presente análisis se basa en los aspectos históricos y literarios de la obra.

Aspectos Históricos

6Después que concluyó la Guerra Nacional de 1856, en Nicaragua se inició el período de los “Treinta Años” de gobierno conservador con el General Tomás Martínez, electo presidente en 1857. Durante este período se gozó de una estabilidad política y económica que permitió el restablecimiento de la república. Amelia Mondragón lo califica como el período de gobierno más largo de Centroamérica, provocado por el descrédito de los liberales, ya que por mantenerse en el poder recurrieron a la ayuda norteamericana, que culminó con la entrada de William Walker1 en 1855 y su instauración como presidente en 1856. Era entonces el partido conservador la élite que dirigía exitosamente el país bajo las concepciones del liberalismo2 europeo que contagiaba a toda Centroamérica:

7La apertura de Centroamérica al mundo civilizado fue obra general de las élites que indistintamente de su signo ideológico –liberal o conservador- entendieron que el crecimiento de las jóvenes naciones debería preocuparse en la adopción de instituciones de tipo europeo3.

8Ya entonces en Nicaragua se perfilaba el concepto de nación fortalecido por un espíritu nacionalista que buscaba definir su cultura. En este contexto surgió el ensayo historiográfico con la Revista política sobre la historia de la revolución de Nicaragua en Defensa de la Administración del Ex–director José León Sandoval4, publicada en 1847, y continúa con las memorias de Jerónimo Pérez, considerado el primer cronista nicaragüense, quien recoge en buena parte los hechos de la guerra de 1856, en la cual participó como soldado de la Campaña Nacional:

9Vi perecer en las llamas los archivos públicos; cuyas circunstancias unidas a la de que nadie en mi país se dedicaba a llevar siquiera un apuntamiento de los graves sucesos que se desarrollaban a nuestra vista, me hizo imaginar que más tarde no podría historiarse sino imperfectamente con el auxilio de la tradición; desde entonces animó mi espíritu el deseo de salvar del olvido, al menos los hechos heroicos de tantos esforzados centroamericanos, y resolvía procurarme todos los documentos posibles para escribir “unas memorias” que recordando los hechos de época tan aciaga, pudieran servir de material a quien en el futuro emprendiese la historia completa del país5.

10El mérito de Jerónimo Pérez, lo reafirma Pedro Joaquín Chamorro Zelaya en el prólogo de sus Obras Completas: “Su mérito consiste en haber dejado la única fuente histórica de la época más fecunda y trascendental de nuestra vida de nación independiente6”. José Dolores Gámez (1851-1918) siguió el ejemplo de Pérez, en cuanto al interés de recopilar, registrar y dar a conocer datos de la historia nacional. Su primer esfuerzo fue la novela Amor y Constancia, escrita en 1873 y publicada en 1878 a manera de entrega en los primeros doce números de El Termómetro de Rivas, periódico dirigido por el mismo Gámez7. La obra es considerada la primera novela nicaragüense y así lo expresa Jorge Eduardo Arellano al referirse a la primera edición:

11Hoy podemos ofrecer al lector nacional, con su ortografía modernizada, la primera novela nicaragüense, Amor y Constancia: tan buscada obra narrativa del escritor decimonónico José Dolores Gámez.

12Y continúa diciendo:

13Por mi parte, siempre creí que pudo tratarse de un volumen suelto, dado que su autor –a sus 38 años de edad- planeaba ampliarla (calcada la primera versión) y convertirla en una completa novela histórica y de costumbres nicaragüenses8.

14Pero José Dolores Gámez no sólo es el primer novelista, sino que también es el creador de nuestra historiografía, en 1889 logró publicar su libro de Historia de Nicaragua. A tal hecho se refiere en la introducción de su libro:

15(…) hacía justamente siete años que me ocupaba en acumular elementos para escribir una Historia de Nicaragua completa y bastante extensa, que no se había podido principiar. Con tal objetivo visité en 1881 á Guatemala, 1883 al Salvador y en 1884 á Costa Rica, obteniendo en las tres repúblicas datos y documentos precisos, que aumenté considerablemente en los años siguientes en que los vaivienes de la vida pública me llevaron á aquellas mismas playas en demanda de un asilo9.

16La cita anterior evidencia la afición de Gámez por la historia y Amor y Constancia es un ejemplo palpable de que su mayor inquietud estaba en narrar la lucha independentista centroamericana y las hazañas de sus libertadores, pues no se puede negar que José Dolores Gámez estaba entusiasmado con los ideales de libertad y el sentimiento nacionalista que brotaba en esa época. En este sentido se puede decir que la obra manifiesta influencias del romanticismo.

Aspectos Literarios

17El romanticismo, corriente artística del siglo XIX, es considerado la expresión del pensamiento liberal, en cuanto a la exaltación de ideales de libertad y de soberanía nacional. Tanto el liberalismo como el romanticismo fueron movimientos que se originaron en Europa, pero que impactaron en Latinoamérica, y bien lo dice el historiador uruguayo Juan Oddon:

18Liberalismo y Romanticismo, los dos ismos importados de Europa (…) van arraigados juntos y, bajo su inspiración nace una profunda inquietud por desentrañar la fisionomía del “ser nacional10.”

19Bajo la inspiración de estos ismos se desarrolló en Centroamérica un efervescente nacionalismo y el caso del joven historiador José Dolores Gámez, no fue una excepción, pues se dejó llevar por el mismo afán como todo liberal progresista:

20Yo debo declararlo con franqueza, no puedo, ni podría nunca ocultar mis simpatías por el sistema republicano, por las luchas a favor de la independencia y libertad de los pueblos, por los progresos modernos y por los avanzados ideales del liberalismo en todas sus manifestaciones11.

21Amor y Constancia es una novela en la cual se percibe el sentido nacionalista, propio de las novelas románticas del siglo XIX, pues se caracteriza principalmente por exaltar la búsqueda de libertad, el sentimiento anticolonialista y el patriotismo.

22En el capítulo I, el narrador alude al anticolonialismo al describir la actitud de Manuel Briceño, personaje principal de la novela:

23(…) a una soberbia portada de piedra en la cual, entre varios adornos se vela una corona en honor a Fernando VII, nuestro hombre no contento con esto, cediendo a un impulso de odio y de desprecio, se inclinó al suelo, tomó un guijarro y lo lanzó contra la corona murmurando entre dientes una imprecación12.

24El patriotismo muchas veces se manifiesta en la descripción de los personajes. Otro ejemplo de ello es la descripción de Francisco Morazán (1792-1884), la cual permite identificar al verdadero prócer y caudillo independentista y que no es más que la descripción del prototipo del héroe romántico a quien le interesa más la gloria que el poder:

25(…) un hombre de talento raro, de genio vivo, de manera franca y agradable apareció en la escena. Su bravura en los combates, su elocuencia en la tribuna, su habilidad en la diplomacia y la elevación de sus ideas llamaron desde luego la atención de todos y muy especialmente la del partido liberal que lo proclamó su jefe13.

26También alude a personajes históricos, cuyos ideales de libertad inspiraron a las nuevas generaciones:

27Las brisas de ambos mares nos traían los acentos de libertad y nuestra juventud amiga de lo nuevo y de lo grande soñaba con Washington y Laffayette, oyendo con entusiasmo los nombres de Miranda, San Martín y Bolivar que los dominadores pronunciaban con el mayor desprecio14.

28Sin embargo no se puede hablar con propiedad de que Amor y Constancia se trate de una novela, pero sí de un intento de concebir el género, tomando en cuenta su carácter folletinesco, ya que como antes mencioné, se publicó por capítulos.

29El folletín fue un fenómeno literario nacido en Europa en la década de los cuarenta del siglo XIX que permitió a los escritores acercarse a un público más amplio, aunque también correspondió a las relaciones de consumo, pues los directores de periódicos habían descubierto la utilidad de publicar los capítulos de las obras, por entrega, ya que existía un mercado de lectores.

30En el caso de Amor y Constancia no podríamos hablar de una relación de consumo, ya que en Centroamérica y particularmente en Nicaragua apenas empezaba la actividad literaria. El folletín más que todo fue “la primera manifestación formal de la narración en Centroamérica (principalmente en la novela, pues el cuento era un género casi inexistente15)”.

31El folletín se considera la forma más popular de la novela romántica, se acerca más a la anécdota que a una verdadera obra literaria, y en su mayoría se refiere a historias de amor trágico con personajes estereotipados. En Amor y Constancia se desarrolla la historia de amor entre Manuel Briceño y Beatriz Somoza, pero más que todo, el lector se encuentra con un acopio de información historiográfica, ya que se narran hechos de la independencia de las provincias de la República Federal Centroamericana16, con fechas y datos precisos.

32Tomando en cuenta los aspectos anteriores Amor y Constancia devela el modelo de la novela histórica tradicional, pero mezclada con el género del folletín o novela popular, más que todo por los personajes estereotipados de Manuel Briceño y Beatriz Somoza. En la obra se percibe que el propósito principal del autor es dar a conocer el hecho histórico, quien construye un discurso muy parecido al de un libro de historia.

Réquiem en Castilla del Oro: la tergiversación histórica, la ironía y la ficción

33El autor en esta obra reescribe la época colonial en Nicaragua y toma como protagonista a uno de los personajes más negativos de la historia hispanoamericana; Pedro Arias de Ávila, conocido como Pedrarias Dávila, el primer gobernador de la provincia de Nicaragua en 1527: “(…) el furor domini como lo llamaba Fray Bartolomé de las Casas17 a causa de su odio, pasiones desbordadas y múltiples hechos de sangre y depredaciones en contra de indios e hispanos18”.

34La estructura de la novela es compleja y está divida en cuatro partes, abre con una especie de prefacio compuesto por una Relación Votiva, una Constancia del Cumplimiento de Voto, Elogios y Diatribas. La carta votiva tiene fecha del 30 de marzo de 1530 y es narrada por la voz de Pedrarias Dávila, quien explica que en tiempos de su juventud, en el año de 1460, casi fue sepultado vivo a causa de un ataque de catalepsia, por lo que a partir de esa fecha prometió realizar cada año sus honras fúnebres en vida.

35De esta manera se inicia la lectura de una novela que tergiversa el discurso historiográfico, razón por la cual encontramos exageraciones y anacronismo. A medida que se avanza aparecen personajes, símbolos y otros elementos ajenos al contexto histórico de la obra. Así, en la carta votiva aparece el autor como personaje: Julio Valle-Castillo es el Escribano Real que firma como testigo. También alude a poetas nicaragüenses de la época actual como Ernesto Cardenal, José Coronel Urtecho, Enrique Fernández Morales y otros, pero para esto el autor tiene su propia explicación:

36Me gusta mezclar la realidad y ponerla al revés, por ejemplo Mozart escribe un Réquiem y yo incluí su partitura, pero la estilística de la novela no tiene que ver con Mozart, Réquiem en Castilla del Oro es un sistema de signos, por eso incluí el cuadro de Alejandro Aróstegui19.

37Y en verdad, la novela es un conjunto de múltiples expresiones estéticas donde concurre lo escrito, lo sonoro y lo visual en una combinación de épocas y lugares, es decir que la narración se va estructurando a través de saltos temporales y espaciales que dan lugar a diferentes voces narradoras.

38Las exequias de Pedrarias construyen la estructura de la novela, son una especie de hilo conductor que llevan a las cuatro partes. La primera parte se titula Ejercicios Preparatorios y se desarrolla en León viejo20 , el 15 de abril de 1530, día de las exequias de Pedrarias en cuerpo viviente. Están presentes los personajes históricos y primeros habitantes de la ciudad de León: Sebastián de Benalcázar, Hernando de Soto, Ponce de León; también participa Francisco de Castañeda, el Alcalde Mayor de la ciudad de Granada, quien mantiene rencillas con el gobernador por querer mantener su independencia.

39En esta parte, el libro nos traslada a la época precolombina e intervienen las voces narradoras de los primeros pobladores de Nicaragua. Caribisis, chorotegas y nicaraguas toman la palabra y hablan de la historia de sus pueblos y de las constantes guerras.

40La danza del Totolhuacalts es un capítulo de la primera parte que despierta interés por ser una especie de danza-diálogo entre el capitán expedicionario Gil González Dávila y el Rey de España. El capitán cuenta al Rey todas las vicisitudes acontecidas desde que salió de San Lúcar de Barrameda en 1519 en compañía de Andrés Niño y Andrés de Cereceda, hasta llevarnos al famoso encuentro entre el capitán y el cacique Nicaragua, hecho recogido por diversos cronistas e historiadores21, y que Isolda Rodríguez22 considera émulo del Guegüense23, por la dosis de humor e ironía con que lo tergiversa el autor:

41Este Rey de España debe de estar borracho, para mandarme a decir a mí, que no me conoce, ni lo conozco, que lo obedezca (…)

42¿Y el Rey de España y el Papa de Roma, yacen con mujeres o con hombres ¿Y cagan? ¿Y qué caga el Rey de España y el Papa de Roma? ¿Cagan oro? ¿Cagan plata? ¿Cagan cobre? ¿Y orinan? ¿Y escupen? ¿Y sangran24?

43En la segunda parte se da todo el proceso de preparación para colocar al muerto en vida en su ataúd. Aquí el narrador aprovecha para hacer una repugnante descripción del cuerpo desnudo de Pedrarias Dávila. Esta descripción es alegórica, ya que tiene la intención de revelar los atropellos del gobernador:

44Aquel desnudo yacente no era más que una enorme osamenta sobrecargada por el poder divino y regio y por noventa años, (…) Sentado o echado de lado y encogido, la barriga se le abultaba, se convertía en un pellejero pálido más que blanco, con lunares y pecas y tintes rojizos, cruzado de venas y aterías saltonas.

45Contemplose el gobernador con una mirada compasiva que no tenía para nadie, sus propias manos, una muerta y otra viva25.

46Luego, en la procesión fúnebre aparecen personajes y hechos que no corresponden a la época a que se hace referencia; se describen imágenes de la Fuerza Aérea de Nicaragua, haciendo acrobacias y lanzando flores enviadas por el antiguo dictador de la República Dominicana, Rafael Trujillo (1891-1961). Gobernantes, autoridades latinoamericanas, frailes y obispos son partícipes del desfile fúnebre de Pedrarias Dávila.

47La descripción del cortejo es una imagen irónica y alegórica, nos remite a un momento de la historia de Nicaragua, el entierro de Anastasio Somoza García26 (1896-1956), donde los dictadores del mundo mandaron numerosas delegaciones, entre las que se destacó la de Rafael Leónidas Trujillo. Con lo anterior se puede deducir que el personaje de Pedrarias representa a la dinastía de la familia Somoza en Nicaragua27 y se confirma en el capítulo cinco de la tercera parte cuando aparece Pedrarias Dávila encarnado en la figura de Anastasio Somoza Debayle recorriendo la ciudad de Managua en pleno siglo XX.

48La tercera parte de la novela puede considerarse una parodia de la misa de difuntos. Por ejemplo el capítulo I, tiene por título la frase que dice el sacerdote al inicio de la Misa Tridentina28: Introibo ad Altare dei, frase en latín que quiere decir “Entraré al Altar de Dios”. Aquí el autor establece una asociación irónica, pues el capítulo inicia con la entrada del ataúd de Pedrarias y su colocación delante del altar.

49La ironía continúa en el capítulo II, El Confiteur. En el Yo Confieso de la Santa Misa, el fiel admite sus faltas y pide misericordia; en este caso Pedrarias Dávila justifica sus actos cuando la voz de Dios y las de todas sus víctimas le piden cuentas:

50Y fuiste vos quien mandó la muerte de mi deudo Gil González Dávila, ya nombrado también gobernador de Nicaragua para que yo quedara haciendo tu voluntad y no la mía. Humildemente acepto que mis obras son tus obras, Señor, y mis actos los tuyos29.

51Esta justificación se puede entender como una crítica a la Iglesia Católica por su papel de aliada indispensable de la conquista y de la colonia, pues proporcionó el marco ideológico que justificaba la dominación española.

52La ironía se manifiesta en toda la novela, constituye un elemento sustancial en su estructura, el autor nos hace un guiño de ojo para introducir diversos momentos de la historia de Nicaragua, ya que como él mismo dice: “Juego a crear un ámbito en el que lo histórico y lo objetivo están sujetos a toda subversión e invención30”.

52La ironía se manifiesta en toda la novela, constituye un elemento sustancial en su estructura, el autor nos hace un guiño de ojo para introducir diversos momentos de la historia de Nicaragua, ya que como él mismo dice: “Juego a crear un ámbito en el que lo histórico y lo objetivo están sujetos a toda subversión e invención30â€