Ficha n° 2250

Creada: 22 septiembre 2009
Editada: 22 septiembre 2009
Modificada: 24 septiembre 2009

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Autor de la ficha:

Claire PAILLER

Editor de la ficha:

Felipe ANGULO

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Cuando la epopeya se le adelanta a la historia: el caso de Augusto César Sandino

La figura de Augusto César Sandino vista desde la perspectiva del héroe y la epopeya a través de diversos textos.
Autor(es):
Claire Pailler
Fecha:
Septiembre de 2009
Texto íntegral:

1

2¡Oh soldados del año II! ¡Oh guerras! ¡epopeyas!
(...) Contra toda Europa con sus capitanes (...)
¡Cantaban, iban, con el alma sin espanto
y los pies descalzos!

3Victor Hugo, Los castigos

4El pequeño ejército loco de voluntad de sacrificio…

5Gabriela Mistral, El Mercurio, 4 de marzo de 1928

6Cuando quise estudiar el caso de César Augusto Sandino refiriéndome a los términos “el héroe y la epopeya”, una pregunta se impuso de inmediato, sobre la relación entre esos dos conceptos: el héroe y la epopeya. La terminología nos indica de entrada, por el doble sentido de la palabra «héroe», que un desplazamiento se ha efectuado del héroe mítico, tal como aparece en un contexto épico, hacia un sentido «ordinario». En efecto, el héroe puede ser:

71 – Un “ser fabuloso, semi-dios, personaje legendario al que la tradición atribuye hazañas prodigiosas”.

82 – Una “persona que encarna un ideal de fuerza del alma y de elevación moral, que se distingue por sus hazañas o por un valor extraordinario1”.

9Los austeros diccionarios no son los únicos que dan testimonio del paso del valor al heroismo, y del exceso a la epopeya: los poetas lo utilizan; recordemos a Victor Hugo.

10¿Pero cómo se lleva a cabo? ¿Cómo accede el héroe a la epopeya? ¿Cómo se imbrican la creación literaria y las referencias factuales, «históricas»? Para intentar ordenar algunos elementos, escogí tomar el ejemplo preciso de Augusto César Sandino, personaje central y héroe de la historia contemporánea de Nicaragua, ya que la proximidad cronológica ofrece más garantías en cuanto a la información y verificación de datos. Y sin embargo… A pesar –o como consecuencia– de una bibliografía muy abundante, el asunto es complejo y turbio, como con propósito deliberado.

11Recordemos primero, lo más brevemente posible, algunos elementos de la biografía de Sandino en el contexto general de Nicaragua, cuya vida política, como en la mayoría de las repúblicas hispanoamericanas, consiste en un enfrentamiento permanente entre conservadores (aliados gustosos de Estados Unidos) y liberales, de tendencia más nacionalista. Pero sobre esos elementos históricos se incorporan ya fragmentos de leyenda.

121895: Nacimiento de Sandino en Niquinohomo, bastardo de un hacendado y de una de sus empleadas. En 1906, es «recogido» y educado por su padre.

131910: Acuerdos Dawson, que conceden a los Estados Unidos el derecho de intervención en los asuntos interiores del país.

141912: Insurrección del patriota liberal Benjamín Zeledón, muerto en un enfrentamiento con los soldados estadounidenses solicitados por el presidente conservador Adolfo Díaz.

151914: Tratado Bryan-Chamorro, que otorga a Estados Unidos, el mismo año de la apertura del canal de Panamá, el derecho de construir un canal interoceánico a través de Nicaragua.

161920: Sandino debe abandonar el país luego de una sangrienta disputa en su pueblo. Parte entonces a Honduras para trabajar, luego a Guatemala, a México, y por último a la Huasteca Petrolium Co., donde entra en contacto con los anarcosindicalistas.

171926: Regreso de Sandino a León, ciudad de tradición liberal.

18El enfrentamiento entre liberales y conservadores llega a un ápice y estos últimos, con el presidente conservador Chamorro, solicitan la fuerza de los «marines». Éstos, en diciembre de 1926, llegan a Nicaragua como «fuerza de intervención».

19Mayo de 1927: Los dos partidos firman un acuerdo, pero Sandino se niega a la rendición de los liberales y entra en rebelión; se refugia en las montañas del norte, las Segovias, y organiza la guerrilla como Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua.

20Diciembre de 1927: Creación de la Guardia Nacional, fuerza armada nicaragüense de apoyo a los «marines».

211927-1932: Estado de guerra más o menos intenso, más o menos activo, con muchas batallas: Ocotal, El Chipote, Rama, La Pavona, Jicaral, Peña Blanca, etc. Con frecuentes victorias o derrotas mortíferas, lo cierto es que un puñado de hombres mal armados, mal alimentados, mal vestidos, mantienen sin aliento y en jaque la capacidad de fuego y de organizacón del ejército más poderoso de América, propinándole numerosas bajas.

22Al tiempo que gana terreno, la guerrilla de Sandino organiza la sociedad civil, en particular tratando de organizar cooperativas campesinas.

23Noviembre de 1932: Victoria del candidato liberal Sacasa en las elecciones presidenciales.

241933: El 1º de enero se retiran los «marines».

25- Enero-febrero: Sandino negocia y firma un Tratado de Paz (para una paz civil). Desarma a su ejército. Organiza una cooperativa en la región atlántica.

26- Al mismo tiempo, Somoza García es nombrado director de la Guardia Nacional.

271934: En la noche del 31 de marzo, Sandino es asesinado por la Guardia Nacional al salir de un encuentro con el presidente Sacasa.

28Unos días después, la Guardia Nacional ataca y destruye la Cooperativa fundada por Sandino.

29___

30Se concibe sin dificultad que, desde el principio, historia y epopeya están íntimamente imbricadas tanto en los relatos contemporáneos como en la celebridad de Sandino. El carácter fuera de lo común de su trayectoria, que hizo de un bastardo mestizo un líder y un reconocido jefe de guerra, la desmesura de su empresa, él que es el primero, en un pequeño país, en enfrentar y finalmente en expulsar al poderío en expansión de un temible vecino: todo eso no podía dejar de tener un impacto muy grande entre sus contemporáneos, y mucho más allá de las fronteras de su país.

31Europa, en especial España y Francia donde se encontraban muchos hispanoamericanos, expresaba, desde 1927, después del desembarco de los «marines», su desacuerdo con una «política imperialista», en un texto firmado, entre otros, por Haya de la Torre, Vicente Huidobro, Julio Antonio Mella2... Y, el año siguiente, en 1928, la Liga Internacional contra el Imperialismo envía a la 6ª Conferencia Panamericana de La Habana un cable de solidaridad con la lucha de Sandino –cable firmado por… Albert Einstein, Victor Basch (Presidente de la Liga de Derechos Humanos), Romain Rolland, Henri Barbusse3, y muchos otros escritores y políticos.

32Además, en el solo año de 1928, mientras que las tropas del Kuo-Min-Tang que entraban victoriosas en Pekín agitaban un gigantesco retrato de Sandino y que una de las divisiones de ese ejército se llamaba «División Sandino», Sandino recibía mensajes de felicitación de Nehru y de la viuda de Sun-Yat-Sen y, desde Moscú, el 6º Congreso de la Internacional Comunista enviaba un “saludo fraterno a los obreros y campesinos de Nicaragua y al heróico ejército de emancipación nacional del General Sandino”.

33Del mismo modo, el año siguiente, el 1er Congreso Internacional Antiimperialista de Francfort, en Alemania, adornaba el estrado con una bandera de Estados Unidos agarrada por Sandino.

34Los años siguientes vieron la creación de un gran número de Comités de Solidaridad y la publicación de artículos en la prensa de todos los países4, incluso en Japón5. América Latina no se quedó atrás: la personalidad de Sandino, además de ocupar los titulares de los periódicos6 y de provocar la toma de posiciones políticas, enardecía las pasiones y estimulaba la sensibilidad de los artistas, pintores, músicos o escritores: así, además de los nombres ya citados de Haya de la Torre y Vicente Huidobro, pueden evocarse los de Siqueiros, Diego Rivera, o los de Gabriela Mistral, José Carlos Mariátegui, José Vasconcelos, Enrique Anderson Imbert, Porfirio Barba Jacob, Miguel Ángel Asturias…

35¿Por qué tantos detalles y enumeraciones? Porque ilustran el hecho de que el «héroe» Sandino ocupa un lugar de primer orden en el escenario y en el imaginario de intelectuales y políticos, tanto nacionales como internacionales. Su acción, sus discursos, suscitan interés en todas partes, y en primer lugar entre los periodistas, esos proveedores, en principio imparciales, de la «historia inmediata». Tenemos tres testimonios particulares, reportajes bastante largos como para editar un volumen, que publicaron con intervalos de algunos años tres periodistas de distinta nacionalidad. Los tres se empeñaron en ir al encuentro de Sandino en las montañas controladas por la guerrilla para hablar con él, analizar sus motivaciones, sus sentimientos, sus objetivos. Se trata en primer lugar de un estadounidense, Carleton Beals, quien escribe y publica en Nueva York en 1928, una serie de artículos en la revista The Nation7; luego un español, Ramón de Belausteguigoitia, quien escribe en 1933 y publica en Madrid en 1934 Con Sandino en Nicaragua; el tercero, José Román, es un nicaragüense que escribe también en 1933, pero que no publica hasta 1983, en Managua, Maldito País.

36El resultado de sus entrevistas ilustra hasta qué punto la personalidad del héroe influye en la de su interlocutor8. El encuentro con el guerrillero y los ideales revolucionarios que expresa y encarna actúa como revelador del yo del redactor, como un catalizador de sus aspiraciones, el término de una búsqueda personal. Para esos tres hombres, en efecto, el acceso mismo al campamento de los guerrilleros se presenta como un camino iniciático, una ascensión con frecuencia ardua en la cual el redactor debe afirmarse, incluso ir hasta el límite de sus fuerzas y superarse a sí mismo, y de ese modo alcanzar el umbral del heroísmo que le permita alcanzar el encuentro cara a cara, el lugar donde el testigo se convierte en un iniciado, si no convertido, al menos simpatizante de la causa después de la serie de entrevistas que ha obtenido.

37Más allá de sus propias reacciones y la manifestación de sus preocupaciones personales, visibles en los matices que cada uno da a sus preguntas y a su crónica9, estos reporteros revelan las cualidades humanas y los ideales que fundamentan la autoridad de Sandino sobre sus tropas. La figura que sobresale entonces, ya sea que se trate de sus palabras transcritas ipsis verbis o bien del comentario, es la de un jefe carismático, desinteresado y totalmente dedicado a su causa –aquí la independencia política de su patria– hasta llegar a aceptar el sacrificio. Algunas frases para probarlo:

38C. Beals:

39Jamás, jamás aceptaré un puesto oficial (...) Nadie encontrará que Sandino en toda su vida se ha apropiado de cosa alguna que no le pertenezca, que haya faltado a una promesa10. Sandino no tiene ningún vicio, y sí un claro sentido de la justicia, y ojos siempre atentos al bienestar del más humilde soldado. (...) En todo soldado raso y oficial suyo que conocí allá, advertí una lumbre de cariño encendida por él, y de ciega lealtad a su persona; les ha comunicado a todos ellos su propio odio acérrimo al invasor11.

40R. de Belausteguigoitia:

41El caudillo estaba pensativo, y su cara (...) relflejaba (...) una reflexión profunda (...). Su vista parecía fijarse (...) en algo lejano e invisible. (...) Su rostro reflejaba la psicología del hombre hecho para el pensamiento (...), del hombre espiritual. (...) Aquella mirada vaga y profunda, que parecía mirar a las lejanías, saliendo del marco de una cara macerada, mitad de pensador, nos revelaba el hombre de ideología (...), el espíritu atormentado (...), la voluntad ardiente y espiritualizada12.

42Por último, José Román:

43Tiene gran poder de intuición, según lo atestiguan sus propios hombres. (...) Tiene fluido personal, convence y subyuga, y, sobre todo, tiene el don de ser simpático y de agradar. (...) El dinero en sí mismo no le interesa, ni tampoco le importan ni la gloria ni los honores y mucho menos el ser objeto de atención pública (...). En cuanto a la parte espiritual, debo añadir que lo considero un hombre de los más puros sentimientos y de los más altos principios morales. Dotado de extraordinaria sinceridad y de un patriotismo incorruptible que se basa en su amor entrañable por Nicaragua13.

44Las cualidades reconocidas: integridad, desinterés, defensa de los humildes en su preocupación por la justicia, dignidad personal y sentido del honor nacional, explican en gran parte la fascinación, observada por los demás y experimentada por ellos mismos, de la cual dan testimonio los tres reporteros. Se trata de un dato efectivo que confiere al guerrillero una dimensión heróica que va, para los mismos contemporáneos quienes lo expresan de manera muy consciente, hasta el aura mítica:

45La gente sencilla con quienes hablamos eran todas fervientes partidarias de Sandino. Era él un hombre ubicuo. (...) En Nicaragua se le tenía como un mito. (...) Sandino había encendido la imaginación de la gente humilde de Nicaragua; y en todos los pueblos tenía su Homero. (...) Su gesta traspasará los confines de Nicaragua, de América Latina; resonará en el mundo entero14,

46o este otro comentario:

47Su estatura mundial crecía abrumadora. (...) La figura de Sandino tomaba proporciones mitológicas y aunque oficialmente la marina y el gobierno de Nicaragua le llamaran bandolero, para el público era el semi-dios de una gran epopeya viviente15.

48Podría estimarse que esos términos, utilizados en los testimonios políticos o periodísticos contemporános, son simples metáforas envilecidas, incluso hipérboles insignificantes: en realidad manifiestan a su manera una transmutación «poética» de la figura de Sandino, su paso a un plano no ya no de los acontecimientos, sino al de la creación literaria.

49Si la epopeya sandinista nació de una reivindicación de independencia y de soberanía nacionales, si Sandino cristalizó la aspiración de liberar la tierra natal ocupada y su pueblo humillado por las tropas extranjeras de «intervención», la expresión primera de su combate resulta ser con toda naturalidad el género popular del corrido, referido al combate del guerrillero y de sus tropas del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua. Numerosas canciones circulan, en efecto, desde 1928:

50Aquí están los guerrilleros
terror de filibusteros
que nos quieren humillar;
aquí están los indios fieros,
Nicaragua, Nicaragua…
que te van a libertar
porque ha sido tu destino
que Augusto César Sandino
nos lleve por el camino
donde vamos a triunfar16.

51o:

52Dijo un día el general Sandino:
“toda mi vida la tengo que pasar
combatiendo estos gringos insolentes
que a Nicaragua vinieron a matar” ...

53o este otro:

54A cantarles voy, señores,
un verso de actualidad,
haciéndoles los honores
a un valiente general. (...)
Sandino se ha defendido
con un puñado de gente,
y dicen que él morirá
pero que nunca se vende. (...)
Viva el patriota, señores,
que lucha siempre gozoso;
con orgullo se ha enfrentado
contra el gringo ambicioso17.

55En un primer momento, el grupo de guerrilleros está íntimamente relacionado con la acción de su general, dentro de una epopeya colectiva18; pero es claro que el jefe carismático lleva y asume él solo la dignidad de todo un pueblo. Un curioso testimonio de la fusión de Sandino y sus hombres –osaríamos casi hablar de «transustanciación»– aparece en 1928 bajo la pluma de un peruano:

56Sandino son todos y es nadie. (...) Ser Sandino es una suerte de jerarquía a la que sólo tienen opción aquellos que por su lealtad, su decisión y su bravura se hayan distinguido en la contienda. Después de cada encuentro, reunidos los hombres que integran al Ejército Libertador, eligen el sandino, vale decir el jefe que habrá de dirigirlos en el ulterior y próximo combate19.

57Se ve cómo ese paso de combatiente anónimo a héroe epónimo ilustra la posición del jefe guerrillero, en una relación de simbiosis con su pueblo que se reconoce en él, y al que él confiere un sentido y un destino. El héroe épico, por lo mismo que es portador del destino de su pueblo, alcanza la altura moral de héroe fundador, de héroe mítico, que se realiza en el sacrificio aceptado libremente, no buscado sino enfrentado de manera consciente: “Amo la justicia y voy por ella al sacrificio. Los tesoros materiales no ejercen ningún poder en mi persona; los tesoros que anhelo poseer son espirituales”, dice un texto de Sandino de 192920. Y, en 1933: “Soy fatalista y optimista. Nadie muere el día de antes. (...) Sólo muerto se puede ser héroe para siempre y ser además símbolo. O sea que muerto también se contribuye, y quizá más21.”

58(Se notará que esta actitud determinada acompaña la advertencia de su padre, evocada por el poema de Ernesto Cardenal, Hora 0: “El que se mete a redentor muere crucificado”.)

59El impacto del sacrificio supremo en el nacimiento de una nación es destacado también por los historiadores: “Nos pareció que la «transustanciación» de Sandino en mito político hundía sus raíces en ese momento intenso y dramático en el que el héroe desarmado es asesinado, ofrecido en holocausto a la rendención de Nicaragua22”.

60Del mismo modo que el aura guerrera o los poderes sobrenaturales (recuérdese la atribución a Sandino del don de ubicuidad), el sacrificio es un elemento escencial que modela la figura del héroe. El poeta nicaragüense Salomón de la Selva lo entendía así: desde 1928 anunciaba, y llegaba a proclamar, el destino consumado de Sandino situándolo dentro del linaje de los libertadores y fundadores predestinados:

61Hombre sencillo que brotó del campo
como la caña que nos da la espiga
hombre como tus hombres, sin alardes
de vana floración y sin espinas (...)
Así surgió Sandino, maravilla
de cívica lealtad incorruptible:
En Roma fuera el vencedor de Aníbal:
suya es la espada de los Macabeos
que flamea entre sombras en la Biblia,
y la honda de David el pastorcito
con que al Goliat impúdico derriba:
Virgilio en él reconociera a Eneas
el que a cuestas se echó la brasería
del santo hogar, y del troyano incendio
salvó cuanto la patria significa.
No de admirarlo dejes porque brilla
apagada su estrella: si se apaga,
es quizá porque nace el nuevo día23 (...).

62Estos pocos versos marcan el punto de partida de la inmensa trayectoria del guerrillero transfigurado. Al principio, hombre sencillo, hombre como los otros hombres, nacido de una misma tierra materna (“tus hombres”), por lo tanto hombre por antonomasia, que pasa al plano prodigioso (“maravilla …incorruptible”) y ocupa un lugar dentro de la descendencia de héroes históricos (“Aníbal” y su vencedor) pero también legendarios y sobrehumanos, marcados por la unción divina (“Macabeos, David”), héroe fundador (“Eneas”), estrella de la mañana de un nuevo día –y en consecuencia dotado de todas las características del mito primordial.

63La gesta de Sandino –las res gestae, es decir sus grandes hazañas– se termina entonces en 1933, con la partida de los «marines» y los acuerdos de paz que ponen fin a la guerra civil. Pero el mito del héroe, nacido del combate guerrillero, magnificado por el sacrificio final, se engrandece y se expande. Ese desarrollo es favorecido por una coincidencia cronológica –e histórica–: en Nicaragua, el movimiento de liberación e «independencia» política y social conducido por Sandino se dio al mismo tiempo que el movimiento de liberación cultural y artística que representa el Movimiento de Vanguardia. Ese Vanguardismo se acompaña de un sentimiento de renovación nacional, del descubrimiento de una identidad propia, que requería ser expresada bajo nuevas formas. Nicaragua ofrece entonces el encuentro excepcional, en el tiempo y en el espacio, de un héroe, de su pueblo y de sus bardos:

64Sentíamos el enorme vacío de una Nicaragua inexpresada, en los mismos momentos en que el sacudimiento nacionalista de Sandino conmovía nuestros iniciales, puros y ardientes amores patrios. (...) La marea universal de la literatura nueva invadía las costas de nuestra patria en los precisos momentos en que otro movimiento interno, de igual o mayor fuerza expre