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AFEHC : avances : Laicismo, nuevas pedagogías e inclusión de la mujer. Aspectos de la modernización educativa en El Salvador, 1880-1920. : Laicismo, nuevas pedagogías e inclusión de la mujer. Aspectos de la modernización educativa en El Salvador, 1880-1920.

Ficha n° 1986

Creada: 07 agosto 2008
Editada: 07 agosto 2008
Modificada: 19 octubre 2008

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Autor de la ficha:

Nataly GUZMAN VELASCO

Editor de la ficha:

Sajid Alfredo HERRERA

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Laicismo, nuevas pedagogías e inclusión de la mujer. Aspectos de la modernización educativa en El Salvador, 1880-1920.

El presente estudio aborda los principales aspectos de la modernización educativa en El Salvador dentro del período comprendido entre 1880 y 1920; entre estos, el sentido y la importancia de la educación laica, las perspectivas sobre situación de la mujer en el ámbito educativo, las estrategias que pretendieron sostener un nuevo sistema de enseñanza, y el punto de vista desde el cual se trató de perfilar el carácter de los sujetos que serían parte de este proyecto. Se examinan además, tanto las opiniones de aquellos que apoyaban un sentido más moderno y progresista de la educación, como las de aquellos que cuestionaban la enseñanza laica y sus implicaciones para la religión y la fe de los salvadoreños.
Texto íntegral:

1Este trabajo intenta ser una sistematización de las representaciones, las ideas y las resistencias que existían a finales del siglo XIX sobre el fenómeno de la libre enseñanza en El Salvador, y sobre las transformaciones que se pretendían conseguir a través de la adopción de mejoras en el ámbito educativo. La consulta de las fuentes directas de periódicos, revistas y otras publicaciones es indispensable para comprender cómo el lenguaje que se utiliza en esos textos constituye de alguna manera un sistema de representaciones y cuáles son las prácticas de significación que estas involucran.

2El orden particular de la reproducción de los discursos y su encuentro con perspectivas distintas permite percatarse de la lucha de significados que establecen esas fuentes contemporáneas. Por ello se ha seleccionado la última década del siglo XIX: primero porque es en esa década en la que se trata de redefinir o de replantear el sistema de enseñanza; y segundo porque a pesar de que se cuenta con estudios sobre los aspectos institucionales de la educación en este país de Centroamérica todavía falta mucho qué descubrir y qué decir sobre cuáles eran las percepciones que predominaban en ciertos sectores de la sociedad de la época sobre un sistema educativo laico.

3 Para la elaboración de este estudio se consultaron publicaciones tales como los periódicos El Católico y La Discusión (1880-1884); una serie de revistas, entre ellas La Escuela de El Salvador (1895-1896) y La Nueva Enseñanza (1886-1887); y algunos textos que recopilan el pensamiento de personajes importantes de la última década del siglo XIX y principios del XX (como “La moral práctica”, de David J. Guzmán, 1914).

4A lo largo de este trabajo se intenta recoger el pensamiento que aparece en los períodos mencionados en torno a las ideas que rodean el tema de la educación. En otras palabras, la intención es poder examinar tanto las opiniones de aquellos que apoyaban un sentido más moderno y progresista de la educación, como las de aquellos que cuestionaban la enseñanza laica y sus implicaciones para la religión y la fe de los salvadoreños. Aquí también se abordan las nuevas estrategias que pretendieron sostener un nuevo sistema de enseñanza y el punto de vista desde el cual se trató de perfilar el nuevo carácter de los sujetos que serían parte de este proyecto.

5Este estudio trata de reflejar cómo los cambios en el sistema de enseñanza de la última parte del siglo XIX no fueron transformaciones aisladas de la vida diaria ni del contexto sociopolítico, religioso o económico de la época. De muchas maneras, la transformación de la mentalidad educativa también modificó el entramado socio-cultural de la vida cotidiana y la manera de expresarse en torno a un tema que podría parecer muy simple a primea vista si se le desliga de toda su carga sociológica y antropológica.

6Aspectos claves para un estudio sobre el significado de la modernidad educativa en El Salvador a finales del siglo XIX.

7Hablar del fenómeno de la educación institucionalizada y secularizada en El Salvador es hablar de una serie de debates, discursos y resistencias en el contexto del tipo de modernidad concebida en el siglo XIX. Requiere un trabajo orientado a buscar metodologías de investigación que dialoguen con las fuentes primarias impresas de la época para detectar las formas específicas en la que se concibe a los sujetos de una sociedad. Hace falta ver qué discursos se trataba de legitimar y bajo qué argumentos se intentaba proponer una nueva perspectiva de la empresa educativa. ¿Qué significó el nuevo proyecto educativo de finales del siglo XIX? ¿Qué representaciones predominaron sobre la sociedad y los sujetos? ¿Qué argumentos y qué debates revelaba la opinión pública? ¿Cómo se esperaba que las estrategias educativas que se pretendía adoptar transformaran a los sujetos involucrados? ¿Qué referentes pedagógicos, ideológicos o sociológicos condicionaron los proyectos educativos? ¿Qué discursos tratan de representar los beneficios de una educación obligatoria? Y esto es sólo un cara de la moneda porque ¿qué hay de los educandos? ¿Qué representaciones y resistencias existían por parte de los sujetos que estaban dentro del proceso de educación? Hay algunos testimonios de las clases medias y las clases altas, pero ¿cuál era la perspectiva sobre la educación que tenían las clases populares? Estas son solo algunas líneas de investigación que podrían seguirse para documentar y reconstruir parte de la historia de este país.

8 En El Salvador no existen muchos estudios sobre la educación en el siglo XIX, menos desde una perspectiva de historia de las ideas o de las representaciones. Básicamente, es un tema poco trabajado en comparación con el tema económico y político. Sin embargo, los estudios de Héctor Lindo y Gilberto Aguilar Avilés, entre otros, proporcionan una base histórica de carácter institucional que permite identificar los períodos más importantes del establecimiento y la concepción del sistema de enseñanza en El Salvador. Ambos describen cómo intervino el Estado en este proyecto1.

9Gilberto Aguilar Avilés ha trabajado el tema de la educación desde finales de la época colonial, y ha estudiado temas como los proyectos educativos, la llegada de los salesianos, la educación bajo los regímenes militares; ha estudiado pedagogos importantes en la vida nacional. Héctor Lindo también ha trabajado el tema a lo largo del siglo XIX a través de la relación maestros-Estado, relación padres de familia – escuelas. De hecho, uno de los argumentos de Héctor Lindo es que la educación era un pilar fundamental para el desarrollo de este país: un aspecto que las elites políticas y económicas ignoraron o no le dieron la importancia real que se merecía.

10Si se tuviera que establecer una diferencia entre ambos se podría decir que el enfoque de Aguilar Avilés maneja una perspectiva de estudio de carácter más bien jurídico, basado en la ley y en normativas gubernamentales. Mientras que el enfoque de Héctor Lindo tiende a plantear varias determinantes que condicionan la educación en el siglo XIX, entre ellas, la económica, la social, la cultura y la política.

11El panorama educativo en las últimas décadas del siglo XIX no fue nada alentador a pesar de ciertos logros obtenidos. Por ejemplo, tan solo en dos años, 1874-1876, nada más se crearon en todo el país 85 escuelas, es decir se pasó de 435 a 520 centros educativos. Nueve años después, en 1885, se habían fundado nueve escuelas más. Con la administración de Francisco Menéndez, específicamente en 1888, ya se contabilizaban 732, de las cuales 569 eran públicas y 141 eran privadas. Pero hubo factores que llegaron a afectar estos pequeños logros. Uno de ellos fue el poco interés del gobierno central, a pesar que desde la década de 1870 éste se hizo cargo de la educación primaria, al menos nominalmente. Entre 1870 a 1890 las inversiones en el ramo de guerra oscilaron de dos a 35 veces más que las inversiones en educación dentro del presupuesto nacional. Otro problema fue la deserción escolar. A inicios del siglo XX ésta llegaba al 28.9 porciento2. No cabe duda entonces que si el gobierno central quería asumir el ramo de la educación primaria, en aquellos años en manos de las municipalidades y de la Iglesia, pero sobre todo, de una educación laica, era claro que no estaba en capacidad suficiente para una empresa de tal magnitud, al menos en las últimas décadas del siglo XIX.

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h4. El Católico y La Discusión.

Para este estudio se consultaron los periódicos El Católico y La Discusión pertenecientes al período comprendido entre 1880 y 1883. Se consultaron precisamente porque son ellos quienes entablan un debate sobre la libertad de enseñanza y sobre la confrontación de opiniones sobre la educación laica y la religiosa en un período crítico para la Iglesia pues estaba siendo recortado cada vez más su poder por parte del gobierno central. Por ello, son referencia necesaria si se quiere examinar la perspectiva de lo que era considerado como parte representativa de la opinión pública de la época.

13Lo que en Latinoamérica, Centroamérica o En El Salvador se conoce como “opinión pública” es generalmente el producto de la discusión de emisores privilegiados en unos medios que además terminan otorgándole más espacio y atención a un sector específico y visible en la sociedad. Los emisores privilegiados en el contexto que compete a este estudio son los intelectuales de la época, los columnistas de los periódicos, los miembros de los círculos de opinión de la sociedad, que generalmente son personas profesionales o de incidencia política, los defensores pudientes de los preceptos de la iglesia. Los temas sobre los que les interesa discutir a ellos son los temas que generalmente figuran en la prensa escrita3. La llamada opinión pública ha sido siempre un intento por uniformizar el debate sobre algunos temas específicos, por crear una agenda que predomina sobre cualquier otra lista de tópicos, de manera que esto permita a determinadas clases definir los temas aceptables y aquellos controversiales, a manera de advertencia sobre lo que “debe” ser importante para la sociedad. Irónicamente, la opinión pública no es la opinión de la mayoría o la opinión de todos los sectores representativos de la sociedad.

14Así pues, en aquel momento a finales del siglo XIX, en El Católico y en La Discusión predomina el debate sobre la educación secularizada específicamente a partir de dos puntos de vista: el de los promotores de la educación laica y el de los defensores de la educación católica. De ninguna manera se iban a introducir temas que cuestionaran situaciones que pudieran resultar controversiales para el proyecto de lo que en ese momento se entendía por la modernización de la vida en el país.

15¿Será que, irónicamente, de la fe en los dogmas religiosos, se está pidiendo que se pase a la fe en los proyectos del Estado? Podría ser. Por ello, al consultar estas dos fuentes, parece como si que las referencias al pueblo eran solo estratégicas cuando se le quería dar a los argumentos la fuerza que imprimen las mayorías, algo que todavía hoy suele suceder. La “invisibilización” de ciertos actores sociales muchas veces ocurre porque se quiere destacar más los logros que se esperan del nuevo manejo que el Estado está haciendo de la situación política, social, cultural y económica de un país. De cualquier manera, el debate que puede registrarse en estas dos fuentes en referencia al tema de la educación, se centró en la controversia sobre las disposiciones de la enseñanza libre y su supuesto rechazo de las virtudes promulgadas por la Iglesia.

16Entre el período de 1880 y 1884, tanto La Discusión como El Católico entablaron una serie de debates sobre el tema de la enseñanza laica (entre otros aspectos que se discutían a partir de los eventos históricos más relevantes para esos medios de difusión4). La dinámica de esos debates era de dos maneras: directa e indirecta. En la forma directa, básicamente la mecánica tradicional era que El Católico iba respondiendo y reaccionando ante los temas, conceptos y significados que La Discusión publicaba. Aquí lo que se tratará de establecer son los argumentos y contra-argumentos de ambas publicaciones en torno al tema de la educación, y la línea de planteamientos y selección de temáticas que caracterizaba a estas publicaciones.

17El perfil de La Discusión, que añadía a su nombre la atribución de Órgano de las clases de derecho teórico y práctico, era de tendencia liberal anticlerical, es decir, abordaba las temáticas del acontecer del país desde una perspectiva de progreso, de transformación de estructuras e instituciones a partir de la fe en la razón y la secularización. Mientras que el perfil tradicional de El Católico era más de corte conservador, es decir, aparentemente muy apegado a los valores paternalistas promulgados por la Iglesia, y opuesto al carácter secular y racional representado por La Discusión. Aún así, ambos periódicos estaban hablando de los mismos temas (sociedad, política, economía, valores morales, educación, filosofía, literatura, institucionalidad, etc.), solo que desde perspectivas diferentes, salvo algunas excepciones5.

18Es importante recordar que el sentido particular que revelaban los artículos de La Discusión tiene su base en la relación que se estableció entre el liberalismo y las ciencias sociales y humanas. Como “enfrentándose” a este ritmo de los tiempos, El Católico incluía lecciones de moral, artículos de fe y religión, biografías de personalidades importantes de la Iglesia, entre otras cuestiones. Procuran relacionar todas las temáticas con el sentido del catolicismo: la iglesia y la revolución, sociedad católica de señoras, rifas benéficas para casas de huérfanos. También incluía secciones de historias de vida en la que narra cómo la gente sin valores religiosos abandona todo y lo pierde todo, como el vicio nace justamente de la pérdida del amor de Dios. Manejaba secciones filosóficas sobre lecciones del bien y el mal, y sobre filosofía popular que hablaban de los males del comunismo, (abolición de bienes, abolición al derecho a la propiedad, destrucción de lo más sagrado), crítica a la francmasonería, entre otros temas.

19Por ello, mientras que La Discusión generalmente se refería a la enseñanza católica como enseñanza de secta, dogmática, inconveniente y enemiga del progreso, El Católico se refería a la perspectiva laica de la educación que tenían los redactores o articulistas de La Discusión con afirmaciones como: “Se pretende falsear capciosamente la doctrina católica6…”; “Enseñan a los niños a negar los dogmas y a calumniar las prácticas, a despreciar los sacramentos, censurar las costumbres de la religión7”.

20La Discusión trataba de establecer a través de las temáticas que abordaba no solo su perspectiva de la educación, sino el hecho de que la libre enseñanza era más que un punto en la agenda del país: era una nueva manera de ver la nación y de promover cómo el Estado estaba procurando lograr esos cambios mediante leyes y actividades que involucraran una perspectiva “joven” de hacer las cosas. “La instrucción general es un interés público porque puede incrementar la economía, las conquistas y los descubrimientos8”. “La juventud debe hacerse digna del porvenir que le espera adquiriendo suficiente cantidad de luz (refiriéndose a la educación) para resolver con acierto la multitud de difíciles y delicados problemas que se le presentan en el desenvolvimiento de la actividad social9”.

21En repetidas ocasiones, El Católico trató de dejar claro que su intención como publicación no era estar refutando los artículos que presentaba su adversario o La Linterna (otra publicación de la época), pero que sí querían contestar los cargos que hacían sobre el proceder de la Iglesia. A este respecto, la principal reacción de El Católico era ante lo que ellos denominaban “una enseñanza desprovista de valores morales”. Catalogaba la enseñanza laica de supercherías y se refería a este tipo de enseñanza como una herejía por parte de todos los que la promovían. Un calificativo global que atribuyó fue “ateísmo”. Se ayudaban citando al Nuevo Testamento y haciendo afirmaciones tales como “El hijo ya no creerá lo que cree su padre, despreciará el niño lo que su madre venera. Más tarde ante la unión conyugal se abrirá el abismo de la diversidad de religión, lo que la mujer tiene por divino y sagrado el hombre lo repugna como humano y vicioso10”. El Católico intentaba hacer énfasis en que era ilusorio querer menospreciar la fe de la enseñanza diciendo que casi la generalidad de la opinión pública de El Salvador era católica.

Cuadro No. 1 Algunas representaciones que predominaban en los periódicos a favor y en contra de la imagen de la enseñanza laica y sobre los que la promovían o rechazaban

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El Católico La Discusión
“Los propagandistas de la enseñanza laica, alucinados por la novedad de una reforma creen que están en consonancia con el espíritu de una época”. Domingo 24 de Julio de 1881 “Las doctrinas de la enseñanza laica que son las doctrinas de todas las herejías”. Domingo 14 de Agosto de 1881 Si nosotros hubiéramos dicho que la enseñanza laica es la destrucción del catolicismo, la negación de todos los dogmas, la antítesis de la moral evangélica, la extinción completa de la fe en el alma de los niños, al desborde de todas las pasiones en la juventud, no se nos hubiera creído. Domingo 03 de julio de 1881 “Enseñan a los niños a negar los dogmas y a calumniar las prácticas, a despreciar los sacramentos, censurar las costumbres de la religión”. 24 agosto 1881 “Aunque a veces parezca encontrarse alguna contradicción entre ciencia y las verdades reveladas, esta contradicción no es más que aparente y tiene que ir desapareciendo a medida que la ciencia adelanta. (…) las mismas ciencias se convierten en cantores épicos de nuestros libros inspirados”. 19 de junio de 1881 “Paso a la idea liberal que con fuerza incontrastable se abre campo a través de viejas preocupaciones con que la tradición devota y la religiosa educación han envuelto y envuelven aún la human inteligencia” Agosto 1ro. de 1880. “Debemos desear que siga levantándose el nivel intelectual en El Salvador por medio de un buen pie y la multiplicación de las casas de enseñanza; sólo así se ofrecerán óptimos frutos en aras del porvenir de la patria11”. Noviembre 29 de 1881. “Los institutos laicos no prohíben a sus alumnos que vayan a misa o a oír el catecismo; al contrario, al defender la instrucción laica estamos defendiendo principios de tolerancia”. Mayo 24 de 1881 “Se ha sostenido que la educación que recibe la juventud no es religiosa como algunos han creído equivocadamente. En esta gran revolución de ideas ha debido tratarse también de la divinidad, pero no para negarla, sino para rectificar la noción que de ella se tiene”. Noviembre 26 de 1880. “La enseñanza libre es el áncora de salvación de las instituciones republicanas y la encargada de disipar esa nube negra de abusos que oscurece ahora el horizonte de los países”. Octubre 1ro. de 1880. “El progreso de los conocimientos científicos depende de que no se opongan dificultades a los que se dedican a adquirirlos, y es claro que mientras aquellos existan, o se aumenten, los primeros serán patrimonio de los que puedan estudiar, quedándose muchas inteligencias sin la sabia con que darían vida a otros, y esto equivaldría a impedir el paso que casi se ha abierto ya entre nosotros y la civilización”. Junio 15 de 1880

23¿Cómo definía entonces El Católico la enseñanza laica? Por contraposición a la enseñanza eclesiástica. Para El Católico, la enseñanza laica es la que comprende las materias seculares como las matemáticas, filosofía, idiomas, jurisprudencia, medicina y que prescinde de las ciencias religiosas o sagradas como la religión, la teología o las Sagradas Escrituras. La educación laica es impartida por profesores seculares, a diferencia de la católica impartida por profesores eclesiásticos y en establecimientos regidos por sacerdotes12. Este periódico de manera recurrente caracterizaba a los promotores y defensores de la enseñanza laica con adjetivos como personas de “escaso talento”, “encendido odio contra el clero”, “enemigos de la iglesia”, “hombres de la civilización moderna13”.

24 Por ejemplo, para El Católico la filosofía o las matemáticas parecían materias incompetentes si no se relacionaban con lo religioso. Planteaba que una persona podía llegar a amasar un cúmulo de conocimientos, pero sin la religión como prioridad difícilmente será un ciudadano abnegado y virtuoso. Además, constantemente expresaba que la intención era demoler completamente la existencia del catolicismo en El Salvador, suprimir la enseñanza católica, y según los argumentos de esta publicación, eso sería suprimir la religión nacional.

25En La Discusión, por otra parte, predominaban artículos sobre temáticas como el trabajo, sobre cómo los oficios llenan las bases de la sociedad, su influencia en la marcha política de un país14. Tanto los artículos de literatura como las secciones de poesía intentaban hacer un énfasis en las temáticas anteriormente descritas, pero también las voces que promovía La Discusión de vez en cuando dejaban oír sus demandas,

26“Deseamos que los reglamentos contengan disposiciones aplicables al estado actual de la instrucción en nuestros establecimientos de enseñanza, no poner dificultades a quienes busca adquirir el conocimiento científico, ojalá que los nuevos estatutos correspondan a las aspiraciones de la juventud (juventud es trabajo, constante aplicación al estudio, desvelos, privaciones, dificultades). Niños que estudian, golpes de martillo en el taller, en el agricultor, enseñar a amar a la patria, respeto a la ley, la libertad, a la autonomía institucional15”.

27A continuación se presenta un cuadro que trata de resumir las representaciones que La Discusión mostraba sobre la juventud, el trabajo y los camtífico, ojalá que los nuevos estatutos correspondan a las aspiraciones de la juventud (juventud es trabajo, constante aplicación al estudio, desvelos, privaciones, dificultades). Niños que estudian, golpes de martillo en el taller, en el agricultor, enseñar a amar a la patria, respeto a la ley, la libertad, a la autonomía institucional15â€