Ficha n° 1945

Creada: 20 junio 2008
Editada: 20 junio 2008
Modificada: 03 julio 2008

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Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Publicado en:

ISSN 1954-3891

“Buscar lo cierto en lo ignorado”: William Walker y la guerra de 1856 en la historiografía hondureña (1880-1980)

“Buscar lo cierto en lo ignorado”, con esas palabras el Ministro de Educación Pública de Honduras en 1919, Mariano Guillén, prologaba el libro del licenciado Fernando Cevallos, “ Reseña histórica de las Islas de la Bahía ”, el que se constituyó por varias décadas en el único trabajo sobre la soberanía hondureña en estas islas. La historiografía hondureña ha sido poco productiva a la hora de abordar, como temas históricos, la Guerra de 1856 y la presencia de William Walker en Centroamérica. Las preguntas clave de las que partimos para la elaboración de este trabajo son: ¿Cómo se han tratado los temas de la Guerra de 1856 y William Walker en la historiografía hondureña? ¿Cuál ha sido la posición de la historia oficial al respecto? ¿Hubo intenciones de crear una memoria nacional sobre el tema? ¿Por qué no se explotó como efemérides la muerte del filibustero en Trujillo?
291
Autor(es):
Elizet Payne
Fecha:
Junio de 2008
Texto íntegral:

1
h4. Introducción

2“Buscar lo cierto en lo ignorado”, con esas palabras el Ministro de Educación Pública de Honduras en 1919, Mariano Guillén, prologaba el libro del licenciado Fernando Cevallos, “ Reseña histórica de las Islas de la Bahía ”, el que se constituyó por varias décadas en el único trabajo sobre la soberanía hondureña en estas islas1. El funcionario hacía referencia a la falta de fuentes para el estudio de Honduras y particularmente, de las Islas de la Bahía, por lo que señalaba: “Bien se comprende que es tarea muy ardua buscar lo cierto en lo ignorado, a través de tradiciones, leyendas, consejos y hasta falsedades consentidas ya de antiguo por muchas generaciones2 …”En este caso, era urgente la necesidad de recuperar la memoria de los hechos que se habían presentado en las Islas de la Bahía entre 1860 y 1861, durante la incorporación de este territorio insular a Honduras y, en ese contexto, frente a la presencia de William Walker en esa región.

3No obstante, y a pesar de que muchos intelectuales y políticos lamentaban la falta de estudios sobre el tema, la historiografía hondureña ha sido poco productiva a la hora de abordar, como temas históricos, la Guerra de 1856 y la presencia de William Walker en Centroamérica3. Tanto es así que este acontecimiento no recibió una denominación histórica particular, como ha ocurrido en Nicaragua, donde se le ha llamado la Guerra Nacional o en Costa Rica, país donde ha recibido el nombre de la Campaña Nacional, y a raíz de la cual se produjo una gran cantidad de textos,[4] himnos, poesía y prosa, productos de una reacción generalizada de los costarricenses en contra de los filibusteros, tal y como puede observarse en el reciente libro del historiador Juan Rafael Quesada5, “ Clarín Patriótico: La guerra contra los filibusteros y la nacionalidad costarricense ”.

4Las preguntas clave de las que partimos para la elaboración de este trabajo son: ¿Cómo se han tratado los temas de la Guerra de 1856 y William Walker en la historiografía hondureña? ¿Cuál ha sido la posición de la historia oficial al respecto? ¿Hubo intenciones de crear una memoria nacional sobre el tema? ¿Por qué no se explotó como efemérides la muerte del filibustero en Trujillo? Las fuentes utilizadas para la elaboración de esta ponencia son diversas. El punto de partida han sido los textos dedicados a la enseñanza de la Historia de Honduras; También se han consultado periódicos oficiales y no oficiales, publicados entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, entre ellos La República, El Atlántico y El Eco del Norte a los que se suman una serie de textos de diversos orígenes; ya se trate de temas de interés oficial como la Reseña Histórica de las Islas de la Bahía, o, los de carácter antiimperialista, como el Boletín de defensa nacional centroamericana6.

Las bases del ideario hondureño

5 En Honduras, como lo señala el colega Jorge Amaya Banegas, el proceso de construcción nacional se dio en los siglos XIX y XX y tuvo dos vertientes: por un lado, la efectuada por la intelligencia y, por otro, la construida por el Estado-Nación que se propuso desde el siglo XIX, crear un modelo de nación homogénea, donde se incluyeron a los indígenas y marginalmente a los negros por medio de la tradición, la educación y la creación de un ideario nacional7.

6En realidad, la construcción nacional en Honduras, tanto desde la perspectiva oficial como de la no oficial, elaboró ideológicamente su discurso alrededor de la figura de Francisco Morazán8, y como consecuencia, el énfasis ha tendido hacia la creación de un imaginario morazánico. Dicho ideal es el tema creador de la idea de nación en Honduras, a cuyo panteón se fueron sumando otros héroes como José Cecilio del Valle, José Trinidad Cabañas y Lempira; este último en forma mucho más tardía9. En 1883, durante la presidencia del Dr. Marco Aurelio Soto se mandaron a erigir las estatuas de Morazán, Cabañas, Valle y José Trinidad Reyes10. Pocos años después, durante la presidencia de Luis Bográn, su ministro de Relaciones Exteriores, Jerónimo Zelaya se expresaba al respecto: “…nosotros, los hijos de esta amada tierra; nosotros no podemos prescindir de marchar tras las huellas inmortales de nuestro egregio Morazán. No en vano la patria agradecida le consagra suntuoso monumento; no en vano se destaca en el centro de esta capital su estatua ecuestre11”.

7El ideal morazánico era, por añadidura, centroamericanista, como se observa en 1888, en el discurso con ocasión de la celebración de la Independencia de Centroamérica, en el que hacía referencia al ideal de la unidad centroamericana: “Notad señores, que en mi discurso, el nombre de Centro-América [sic] es el solo que viene a mis labios, el nombre querido de Centro-América[sic], no el de Honduras, no el del Salvador, Nicaragua y de las demás Repúblicas hermanas: prefiero ocuparme del hermoso todo, de la bella cintura del continente12”.

8Por consecuencia, la Independencia fue la efemérides adoptada por los intelectuales y por el Estado para crear unidad tanto a nivel nacional, como en el ámbito centroamericano. Fueron valiosos los aportes dados por la historiografía en este aspecto, en particular, en libros de texto dirigidos a la enseñanza. Sobre este tema, Rómulo Durón13 fue el más difundido de los autores, a los que se suman Ernesto Alvarado García14 y Guillermo Mayes, entre otros15.

9Otro aspecto interesante en la construcción del tema nacional en Honduras es que este proceso no fue consecuente ni se presentó al mismo tiempo en todo el país, como lo ha comprobado esta autora en otro estudio acerca de la incorporación de la idea de nación en la Costa Norte y las Islas de la Bahía, donde la oficialización de héroes y símbolos fue más tardía y no estuvo exenta de traspiés y oposiciones, en particular en las Islas de la Bahía16.

10Aceptada ya la influencia del ideal morazánico en la educación y la cultura del país, hemos de encontrar que existen otros temas que poco o nada han trascendido en la elaboración de “lo nacional”, como en el caso que nos ocupa. De hecho, tanto la Guerra de 1856 en Nicaragua y el fusilamiento de William Walker en Trujillo el 12 de setiembre de 1860 no calaron en la idiosincrasia hondureña17; este último fue un acontecimiento de importancia fundamental, porque marca el fin de la presencia filibustera en Centroamérica18.

11Hoy en día la tumba de Walker es un sitio poco recordado en Honduras y escasamente constituye parte de la memoria colectiva de la comunidad trujillana; aunque su abandonada tumba se encuentra en la entrada del viejo cementerio es la única que está ligeramente protegida por verjas de hierro, como se observa en la siguiente fotografía:

12Fotografía Nº1. Tumba de William Walker

Fotografía de Elizet Payne, Trujillo, Honduras, setiembre de 2004.

13También son conocidos los intentos de repatriar los restos de Walker a su natal Nashville, en el estado de Tennessee y la respuesta negativa del Estado hondureño, ante tales intentos. La siguiente es una fotografía del sitio donde fue fusilado Walker, y se localiza en el lado norte del hospital de Trujillo:

14Fotografía Nº 2
Sitio donde fue fusilado William Walker

Fotografía de Elizet Payne, Trujillo, Honduras, enero de 2006

15En síntesis, la tarea de crear un ideario nacional, según Marvin Barahona, no ha sido fácil en un país sometido a la guerra civil en los siglos XIX y las primeras décadas del XX. Subyugado bajo el caudilismo, el Estado no se convirtió en el organizador de la sociedad hondureña puesto que no cumplía ni siquiera el papel de árbitro en las luchas políticas; tradición política que impedía la formación y la expansión de un sentimiento de nacionalidad entre las capas populares19. Barahona refiere también a un nacionalismo incipiente, que por una parte reivindicaba la soberanía hondureña, pero, por otra, apelaba al sentimiento centroamericanista como protección frente a la Gran Bretaña.

16Por otro lado, se han encontrado testimonios de principios del siglo XX que revelan la existencia un discurso contestatario, resultado de la intromisión estadounidense en Honduras y de sus pretensiones de establecer un protectorado en Nicaragua. A pesar de ello, la mayoría de los líderes veían a los Estados Unidos como el modelo, “la madre” o el “hermano mayor”. Sus héroes eran interpretados como los hermanos mayores del panteón nacional y comparaban a Washington, Lincoln y Jefferson con Morazán y Cabañas, símbolos nacionales de la libertad, la democracia y la unidad.

El destino manifiesto, la guerra de 1856 y William Walker en la historiografía

17Puede afirmarse que no existió en Honduras una historiografía estructurada en la que se manifestara la posición del Estado o de grupos de intelectuales y políticos independientes, sobre el destino manifiesto, la guerra de 1856 y la presencia de William Walker en la América Central. Esto no significa, de ninguna manera, que no existieran opiniones encontradas acerca de la política y de la presencia estadounidense en las recién inauguradas repúblicas. Estas se manifestaron en textos educativos, periódicos y boletines de variadas tendencias.

18Como bien señala Robert May, y lo hemos constatado en las fuentes utilizadas, los Estados Unidos eran vistos como el modelo a seguir por las naciones centroamericanas, desde el punto de vista de sus ideales políticos y su desenvolvimiento económico. No obstante, en América Latina, veían también con recelo la expansión hacia territorios localizados en sus fronteras, la ideología del destino manifiesto y la esclavitud existente en los estados sureños, pero sobre todo la posibilidad de expandir dicha institución a los países del istmo. En 1887, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Honduras a la vez que mostraba su admiración hacia la “augusta hermana”, también comentó su recelo respecto a la política exterior estadounidense, instándolos a que: “… en vez de proclamar la estrecha e interesa [sic] la política de Monroe –la América para los americanos–, proclamaremos una más justa, – la América para la democracia, la América para la vida digna y libre de los hijos de ambos hemisferios20“.

19 En la historia oficial de Honduras, corresponde a Rómulo Durón ser el autor más leído, editado y referido como cita de autoridad. Su primera edición del Bosquejo histórico de Honduras, data de 192721, al que se suma la Historia de Honduras22 . No es casualidad que este escritor sea el representante más conocido de la historia hondureña, debido a que, en palabras del historiador Rolando Sierra:

20“La obra historiográfica de Durón se enmarca dentro de esta perspectiva historiográfica, sustentada por los reformadores hondureños Marco A. Soto y Ramón Rosa en su proyecto de conformar un estado-nación. Se comenzó a construir un imaginario en torno a los héroes nacionales, sobre todo los de la independencia. Esta es una recuperación del pasado que implica no sólo los estudios biográficos, sino también la construcción de monumentos y estatuas, así como la tendencia a bautizar los establecimientos educativos e instituciones con los nombres de estos héroes23.”

21Acerca del tema que nos compete, Rómulo Durón, toma en cuenta los siguientes aspectos en sus textos: la situación interna de Nicaragua, la entrada de Honduras, Guatemala y El Salvador a la Guerra, el papel de Costa Rica, la actitud de José Trinidad Cabañas, el peligro que constituía Walker en el área, la retirada de este de Nicaragua en 1857, su retorno a las costa hondureñas y su fusilamiento en 1860. En relación con la Guerra de 1856, Durón expone puntos similares en los dos textos: parte de la situación interna de Nicaragua y del arribo de los filibusteros en 1855. Sin embargo, su máxima preocupación, desde la perspectiva de la historia oficial de Honduras, es aclarar la actitud del héroe hondureño José Trinidad Cabañas, quien mantuvo entrevistas con Walker y los demócratas de León, con el supuesto objetivo de retornar al poder en Honduras, ya que en la presidencia del país se encontraba su rival político Santos Guardiola24. Al respecto, relata Durón, que las conversaciones generaron animadversión entre ambos por lo que Cabañas se vio obligado a salir de Nicaragua y pronunciarse en contra de la presencia extranjera en el istmo:

22 bq. “Pero su viaje no fue inútil porque le sirvió para penetrar la verdadera política de Walker; y regresando inmediatamente a El Salvador, la descubrió en un manifiesto a los centro-americanos[sic], y fue así el primero en dar la voz de alarma contra el que meditaba destruir la nacionalidad centro-americana[sic] y establecer aquí la esclavitud. Al salir de León protestó que no tomaría las armas contra el Gobierno de Honduras mientras la planta de un solo filibustero hollase el territorio de Centroamérica25.

23Conocida la situación de Nicaragua, relata Durón, se celebró un Tratado entre Guatemala y El Salvador por el cual se comprometieron a enviar fuerzas de auxilio a Nicaragua. La participación de Honduras consistió en enviar un contingente de hombres al mando de Florencio Xatruch26, aliado de Guardiola y enemigo de Cabañas. No obstante, Durón expone, someramente, la mencionada guerra en Centroamérica y dice, ligeramente, que Walker fue expulsado de territorio centroamericano gracias a la colaboración de los aliados, aunque señala, corresponde a “Costa Rica la gloria de haber sido el primero en acudir en auxilio de Nicaragua27”. En lo que es más insistente el autor es en presentar a Cabañas como un héroe y líder de la unidad centroamericana28.

24Acerca de la caída de Walker en tierras hondureñas, en el puerto de Trujillo, Durón señala brevemente que: “En 1860 apareció en la costa Norte de Honduras el aventurero Walker, deseoso de llevar adelante sus propósitos de dominación en Centroamérica. Fuerzas hondureñas con la cooperación del buque inglés Icarus, al mando de Mr. Nowel (sic) Salmon, capturaron al invasor, a quien se fusiló en Trujillo el 12 de septiembre29”. En concreto, el autor le dedica únicamente un párrafo a la caída de Walker en Trujillo.

25 La obra de Esteban Guardiola, “_Vida y hechos del general Santos Guardiola_”, aporta interesantes referencias e importantes documentos sobre la Guerra de 1856 y la presencia de Walker en el istmo30. Tomando como punto de partida esta biografía, Guardiola destaca la participación de su antepasado en la causa legitimista de Nicaragua y sus principales batallas contra los demócratas de León. A la vez, expone que la mala situación económica de Honduras en 1855, hizo que las tropas de este país tuvieran más problemas para salir a Nicaragua, a diferencia de El Salvador y Guatemala que lo hicieron en forma inmediata31. Es este autor quien expone ampliamente el ambiente del país cuando William Walker se presenta en Roatán y Trujillo en 1860, episodio con el que finaliza la aventura filibustera en el istmo.

26El texto refiere que en ese entonces, el gobierno de Guardiola llevaba a cabo la reincorporación de las Islas de la Bahía y la Mosquitia a territorio hondureño, razón por la cual la presencia de Walker afectaba seriamente dicho proceso, cuyo Tratado Wyke-Cruz había sido firmado el 29 de noviembre de 1859. Tanto fue así que el propio gobierno de Costa Rica, solicitó al de Honduras, retrasar la ceremonia de recepción de las islas debido a que para este último país era medular resolver la causa Walker, de manera que, el gobierno de Guardiola proclamó las mencionadas islas, parte del territorio nacional el 24 de abril de 1861 y no fue hasta el 1º de junio del mencionado año, que se hizo la ceremonia de recepción de este territorio insular a la República32 .

27Por su lado, Ernesto Alvarado García en su Historia de Centroamérica y nociones de instrucción cívica y geografía de Centroamérica, argumenta que la presencia de Walker en Nicaragua fue provocada por la guerra interna y las disputas entre León y Granada33. A continuación enfatiza en la participación de los países del istmo en la Campaña Centroamericana y finalmente arguye acerca de la importancia de Cabañas cuyo manifiesto: “…fue la primera clarinada contra la guerra imperialista que amenazaba a la patria de Morazán34.” Alvarado García también invita a reflexionar acerca de la presencia de los filibusteros y saca de ello un mensaje centroamericanista, cuando nos indica que este hecho: “Nos patentizó también, la realidad de la unión centroamericana y los sentimientos fraternos de sus pueblos; pues los desacuerdos que se produjeron eran más bien el fruto de rencillas personales que de hondas diferencias locales35”.

28Otros autores de historia de Honduras, únicamente relatan lo sucedido, sin emitir ninguna reflexión al respecto y se basan en Lorenzo Montúfar como referente de autoridad36. Por ejemplo, Robustiano Vera en sus _Apuntes para la historia de Honduras de 189037, Félix Salgado, Elementos de Historia de Honduras , editado en 192738 y Rubén Barahona39 con su “Breve Historia de Honduras”. Pero existen dos trabajos que le dan más espacio a la presencia de Walker y al peligro que constituía para Honduras.

29El primero de ellos pertenece a Fernando Cevallos, Reseña histórica de las Islas de la Bahía, publicado en 191940.En este trabajo se expone acerca de la presencia de Walker en las islas, así como, la anuencia y conformidad con que los isleños le habían recibido, debido a que – argumenta Cevallos – los súbditos ingleses querían sabotear la incorporación de las Islas de la Bahía a Honduras41. Después de haber llegado a Roatán, con el beneplácito de algunos isleños, Walker procedió a tomar la plaza de Trujillo y su aduana, izó la bandera de Honduras y se tituló Presidente de Nicaragua42. Aunque el autor no presenta los sucesos de la Guerra en Nicaragua, expone que después de muerto: “Su cadáver fue recogido y puesto en un ataúd; después de lo cual fue sepultado sin ninguna ceremonia ni aparato, en el cementerio de Trujillo43”. Sin embargo, lo más trascendental del texto es que pone en evidencia que Walker se había convertido en un peligro para Honduras, ya que en ese año dicho estado estaba en un proceso de recuperación de las Islas de la Bahía y de la Mosquitia, procesos que le habían llevado muchos años y prolongadas mediaciones diplomáticas44. El mismo cónsul inglés, William Melhado, informaba que la llegada de Walker estaba entorpeciendo el Tratado Wyke-Cruz45.

30Por su lado, en 1961 y con ocasión de la celebración de los 100 años de la caída de Walker en Trujillo, la Secretaría de Educación Pública46 publicó el folleto Reincorporación de las Islas de la Bahía a la