Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1«Excelentísimo Señor General don Santos Guardiola. Presidente de Honduras.

2Guatemala, abril 10 de 1856.
Señor y amigo que aprecio.

3He recibido su favorecida del 24 del pasado y celebro ver por ella las ideas y sentimientos de usted, respecto a las cosas de Nicaragua y su disposición a que nos pongamos de acuerdo para concertar las medidas que se deban tomar.
Yo he visto, desde el principio, toda la extensión del mal; sé que los aventureros son gentes con quienes no podemos ni debemos transigir jamás, y así estoy resuelto a emplear todos los medios de la República hasta lograr arrojarlos del país.
Crea usted que si Guatemala fuese fronteriza de Nicaragua, no habría diferido un momento el obrar, poniendo desde luego sus fuerzas en movimiento, sin perjuicio de solicitar la cooperación de los demás Estados. Pero la desgracia ha sido que no hayamos podido movernos sin obtener antes esa cooperación, para lo cual se está trabajando hace ya algunos meses.
Últimamente hemos recibido, al fin, respuesta del Gobierno del Salvador y ofrece enviar aquí un comisionado, que vendrá junto con uno que se anuncia vendrá también de Honduras, para arreglar definitivamente la liga y alianza de los Gobiernos y la manera en que se ha de obrar sobre Nicaragua. Recomiendo a usted, pues, muy eficazmente procure que su comisionado venga sin pérdida de tiempo.
Entretanto, creo muy conveniente que usted procure hacerse, por cuantos medios le sea dable, de algunos elementos de defensa; debiendo contar, además, con que en ningún caso será Guatemala indiferente a cualquier peligro que pueda correr Honduras, y que auxiliará eficazmente [fol. 3] a ese Gobierno en cualquier evento.
Pienso lo mismo que usted con respecto a que la intervención en Nicaragua no debe tener en mira el favorecer exclusivamente a ningún partido. Sin embargo, si el señor Estrada pudiera lograr introducirse a Nicaragua con algunas fuerzas y establecer su gobierno en algún punto del territorio nicaragüense, esto sería muy importante, pues así no se presentaría todo el país, como ahora aparece, sometido a los aventureros; la resistencia tomaría cuerpo, apoyando a un gobierno y a las dificultades en que pone a Walker la amenaza de las fuerzas de Costa Rica por la frontera, se agregaría la inquietud interior que necesariamente dividiría su atención. Es necesario, pues, favorecer esta idea por todos los medios posibles.
He enviado al coronel Zavala cerca del gobierno del Salvador para estrechar las relaciones y activar la venida del comisionado.
Nada sabemos aún de positivo con respecto a lo que haya podidohaber entre las tropas de Costa-Rica y los aventureros. Ha corrido la voz de que éstos habían sido derrotados; pero las noticias directas de Nicaragua no confirman ese rumor.
En mi última carta contesté a usted diciéndole tener, por mi parte, el mismo deseo que usted me manifestaba con respecto a una entrevista en la que pudiéramos ponernos de acuerdo sobre que con convenga hacer. Por medio del coronel Zavala he hecho la misma indicación al señor Presidente Campo; y si usted pudiera aproximarse a algún punto de la frontera, sería muy bueno, pues yo iría allá y podríamos reunirnos, los tres, donde pareciera mejor.
Sin otra cosa que decir a usted, y deseandole toda prosperidad, me suscribo suyo afectísimo amigo, que besa su mano.»