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AFEHC : articulos : Filibusteros, financieros y cuestiones de límites entre Costa Rica y Nicaragua. : Filibusteros, financieros y cuestiones de límites entre Costa Rica y Nicaragua.

Ficha n° 1926

Creada: 07 junio 2008
Editada: 07 junio 2008
Modificada: 19 octubre 2013

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Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Filibusteros, financieros y cuestiones de límites entre Costa Rica y Nicaragua.

En este artículo se estudian dos contratos firmados por el Presidente Juan Rafael Mora Porras con William R. C. Webster para el transporte de pasajeros por la denominada ruta del tránsito que corría a lo largo del río San Juan y el lago de Nicaragua. El tema ofrece gran riqueza y complejidad pues se inscribe en una época en la que confluyen diversas circunstancias como la guerra que se libra en Centro América contra los filibusteros de William Walker, las disputas de los grandes financieros de la época, como Cornelius Vanderbilt y Charles Morgan, por el control de la ruta del tránsito y las diferencias limítrofes entre Costa Rica y Nicaragua que se habían agudizado a partir de la década de 1840.
286
Palabras claves :
Filibusteros, Juan Rafael Morra, Financieros
Autor(es):
Luis Fernando Sibaja Chacón
Fecha:
Junio de 2008
Texto íntegral:

1

Introducción

2 Por razones geográficas e históricas Costa Rica jugó un papel fundamental en la vía del tránsito, pieza clave en la lucha contra los filibusteros. En este trabajo se estudian dos concesiones para el transporte de pasajeros por dicha ruta, firmadas por el Presidente Juan Rafael Mora con William R. C. Webster. El tema era prácticamente desconocido en la historiografía hasta la aparición de la obra de Paul Woodbridge y el posterior estudio de Clotilde Obregón1. Aquí se pone el énfasis en la relación de los grandes empresarios de la época con los contratos Webster-Mora y en la repercusión de tales convenios en las cuestiones limítrofes entre Costa Rica y Nicaragua2.

Algunos antecedentes necesarios.

3 La formación territorial de los Estados que hoy integran la América Central se inició desde el año 1502 con el cuarto y último viaje de Cristóbal Colón. En esa oportunidad dicho navegante recorrió desde el cabo de Honduras hasta las cercanías del golfo de Urabá y ese territorio fue adjudicado a sus descendientes en 1511, cuando se iniciaron los prolongados y complejos procesos judiciales conocidos como “pleitos colombinos”. Está claro que Veragua se extendía no sólo por la costa sino que penetraba hasta la divisoria de aguas de la América Central. También está muy claro que el afán de encontrar un paso que comunicara ambos océanos originó diversas expediciones que llevaron a choques entre los conquistadores y originaron las provincias de Castilla del Oro (Panamá), Nicaragua, Honduras y Guatemala. Así, la posibilidad de la comunicación interoceánica fue un factor fundamental en la temprana fragmentación territorial de la América Central, como se aprecia en el mapa adjunto3. Finalmente la Veragua colombina pasó a dominio de la Corona y de ahí surgieron, entre 1536 y 1573, las provincias de Veragua, en la parte occidental de Panamá, y Costa Rica.

4 Al concentrarse los conquistadores en la parte central y sureste de Costa Rica, la que tenía más fama de riquezas, esta provincia perdió el territorio situado al norte del río Desaguadero o San Juan. El 1° de diciembre de 1573 la Corona definió que Costa Rica se extendía por la Mar del Norte desde las bocas del Desaguadero hasta la provincia de Veragua. A la parte que quedó al norte del Desaguadero se le denominó Taguzgalpa y en 1576 se nombró a Diego López de Salcedo gobernador y capitán general de ese territorio el cual comprendía “…desde la boca del desaguadero á la parte norte fasta la punta del camarón en el mesmo rumbo donde comienza la provincia de Honduras, con toda la demás tierra adentro, fasta confinar con lo que agora es término y jurisdicción de la provincia de Nicaragua y Nueva Segovia4.

5 Como se puede apreciar, Nicaragua no tenía costas en el este, pues al norte de las bocas del Desaguadero y toda la restante tierra adentro, se extendía Taguzgalpa y al sur de dichas bocas estaba Costa Rica. Por ello, en la misma Real Cédula del 1° de diciembre de 1573 se estableció que el Desaguadero era de Nicaragua. Así se solucionó un problema que había tenido siempre esta provincia debido a que desde antes de su fundación existía ya la Veragua colombina la cual se extendía a lo largo de la vertiente atlántica de América Central. Aunque no se expresa en el documento de 1573 cómo era el límite al oeste de las bocas del Desaguadero, los mismos antecedentes históricos citados aclaran el punto. Si Veragua se había extendido hasta la divisoria de aguas y Taguzgalpa se hizo llegar explícitamente tierra adentro hasta donde se encontraban Nicaragua y Nueva Segovia, y, además, de Nicaragua era sólo el río, todo esto indica que la región en la margen derecha del río formaba parte de Costa Rica.

6 Un importante esfuerzo por colonizar la región adyacente al río San Juan fue hecho en 1540 por Jerónimo de Retes, quien fundó una población a orillas del río San Carlos, como a legua y media de su desembocadura en el San Juan. Sin embargo, el interés en la zona se perdió porque en la década de 1660 se inició el cultivo de cacao en Matina y esta importante actividad absorbió los esfuerzos de muchos costarricenses durante el siguiente siglo y medio.

7 En 1744 el ingeniero Luis Díez Navarro, enviado por el Capitán General de Guatemala a una visita de inspección, expresó que las bocas del río San Juan formaban el límite. Probablemente la fuente citada fue utilizada por Juarros quien en su obra indica también que Costa Rica se inicia en la boca, en singular, del río San Juan5. La evidencia documental también demuestra que la obra de Juarros fue utilizada por los costarricenses para declarar, en la Ley Fundamental del año 1825, que el límite norte era la boca del río San Juan6.

8 Ante la decadencia del cultivo del cacao y el mal estado del camino a Matina, desde los primeros años de vida independiente Costa Rica procuró salir al río San Juan por los ríos San Carlos o Sarapiquí. En eso estuvieron de acuerdo los gobiernos de León y Granada en agosto y setiembre de 1823, pues aceptaron la propuesta de Costa Rica de contribuir para la construcción de una fortaleza y el sostenimiento de una guarnición en el río San Juan.[7] En la vertiente del Pacífico la situación limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua tuvo un cambio fundamental con la anexión de los pueblos de Nicoya y Santa Cruz a Costa Rica el 25 de julio de 1824. Esto fue confirmado por el Congreso de la República Federal en diciembre de 1825 pues dispuso que el partido de Nicoya continuara separado de Nicaragua y agregado a Costa Rica hasta que se hiciera la demarcación del territorio de los Estados, prevista en el artículo sétimo de la Constitución. Esto nunca se llevó a cabo por la disolución de la República Federal.

9 El 30 de abril de 1838 una Asamblea Constituyente separó a Nicaragua de la República Federal. Eso entusiasmó a algunos militares costarricenses quienes el 27 de mayo dieron un golpe de estado y entregaron el mando a Braulio Carrillo para que siguiera tal ejemplo8. Aún cuando Costa Rica se separó de la Federación hasta el 14 de noviembre de 1838, porque era necesario primero convocar a un Congreso Constituyente, desde finales de julio Carrillo dio instrucciones a Francisco María Oreamuno para que se trasladara a Nicaragua a celebrar un tratado que contemplara el reconocimiento recíproco de independencia, soberanía y libertad, una alianza de mutua defensa y un arreglo de la cuestión limítrofe.

10 Aunque el asunto limítrofe no se resolvió, de esas gestiones diplomáticas se destacan dos aspectos de interés. En primer lugar, en las instrucciones reservadas que le dio Carrillo a Oreamuno se señala que la línea divisoria debe correr por la vega derecha del río San Juan, aguas abajo hasta el mar, aunque las aguas correspondan a Nicaragua9. En segundo lugar, en el tratado de amistad y alianza que firmaron Francisco María Oreamuno por Costa Rica y Pablo Buitrago por Nicaragua el 20 de diciembre de 1838, se estableció que “El puerto de San Juan del Norte, como perteneciente a ambos Estados, será administrado por los dos gobiernos, por ahora y hasta que se señale la línea divisoria10.”

11 En resumen, en 1838 estaban bastante claros los siguientes aspectos: la pertenencia del río San Juan a Nicaragua, la boca de dicho río como límite entre ambos Estados, la salida de Costa Rica al Atlántico por los ríos San Carlos o Sarapiquí y San Juan y la pretensión de Costa Rica a la margen derecha del río San Juan como límite. En el mismo tratado que acabamos de citar se estableció que la cuestión de Nicoya quedara en manos del futuro gobierno federal que se esperaba organizar.

12 En 1846 ese panorama cambió en forma sustancial, como se puso en evidencia con la misión de los costarricenses, Juan de los Santos Madriz y Juan Vicente Escalante a Nicaragua. Esa misión se originó porque en Costa Rica se dio un extraordinario crecimiento de las exportaciones de café, que pasaron de 283 toneladas métricas en 1839 a 3.350 toneladas en 184511. El costo de enviar ese producto a Europa por Puntarenas y el cabo de Hornos era muy alto y como el camino que había construido Braulio Carrillo estaba abandonado se optó entonces por la salida al Atlántico mediante el río San Juan.

13 En esta oportunidad el cambio por parte de Costa Rica consistió en que en las instrucciones dadas a Madriz y Escalante se expresa que el gobierno de Nicaragua debe reconocer y declarar que el río y puerto de San Juan corresponden en lo sucesivo y para siempre jamás, con igualdad de condiciones en todo concepto, a los dos Estados de Costa Rica y Nicaragua12. Significa esto que ya Costa Rica no pretende como límite la margen derecha del río San Juan sino que aspira a compartir dicho río con Nicaragua.

14 Nicaragua por su parte planteó en esta oportunidad una posición radical pues no sólo no reconoció la boca del San Juan como límite sino que propuso que las tierras deshabitadas que había entre Matina y el puerto de San Juan tenían que repartirse entre ambos Estados. Además, la aduana de Costa Rica tenía que establecerse en la hacienda San Alfonso en el río Sarapiquí, lugar muy al interior de Costa Rica cerca de la actual población de Puerto Viejo de Sarapiqui13. Esta posición de Nicaragua se debió al interés de alejar a Costa Rica de la futura vía interoceánica. En los años de 1838 y 1843 este Estado había firmado sendos tratados de canalización y en abril de 1846 firmó otro con Luis Napoleón. En esta oportunidad Nicaragua ofreció un millón doscientos mil acres en tierras que posiblemente abarcaban importantes extensiones al sur del río San Juan14.

15 En 1848 hubo nuevas negociaciones entre Felipe Molina y Gregorio Juárez. Al final se acordó someter tanto la cuestión de Nicoya como la “…definitiva línea divisoria entre ambos países…” a la decisión del gobierno de Guatemala. Todo terminó cuando Gregorio Juárez, representante de Nicaragua propuso posteriormente cambiar tal frase por “…línea divisoria entre San Juan y Matina15…” Las posiciones se continuaron radicalizando. En 1849 Felipe Molina firmó en Londres un contrato para un canal interoceánico que el gobierno de Costa Rica no llegó a ratificar16.

16 Por su parte, también Nicaragua firmó en 1849 un contrato de canalización con el empresario Cornelius Vanderbilt y otros magnates de la época a quienes se les otorgaron extensos territorios a ambos lados del río San Juan17. A Vanderbilt le interesaba no sólo evitar la oposición del gobierno británico, el cual pretendía controlar la ruta interoceánica mediante el protectorado que ejercía sobre la denominada Costa de Mosquitos, sino también obtener financiamiento en Londres. Esto explica su relevante papel en las negociaciones que llevaron a la firma del tratado Clayton-Bulwer, el 19 de abril de 1850, que garantizaba la neutralidad del canal18. Como los estudios demostraron que construir un canal era difícil y caro y Vanderbilt no obtuvo financiamiento, optó en 1851 por negociar con Nicaragua una vía de tránsito, empresa factible a corto plazo y, además, muy lucrativa. Surgió así la Compañía Accesoria del Tránsito. Costa Rica se opuso a los contratos de Vanderbilt por considerar que afectaba sus derechos. A principios de 1852 protestó por los trabajos preliminares que realizaba la Compañía del Canal y solicitó una indemnización de cien mil dólares por uso que haría tal empresa de unos 43.000 acres en la margen derecha del río San Juan19.

17 La necesidad de allanar las dificultades para la comunicación interoceánica hizo que el 30 de abril de 1852 el Secretario de Estado, Daniel Webster y el Ministro Plenipotenciario de la Gran Bretaña, John F. Crampton, presentaran una propuesta a Costa Rica y Nicaragua que constaba de tres principios generales que tuvieron un peso fundamental en las posteriores gestiones limítrofes entre Costa Rica y Nicaragua. En primer lugar, el derecho exclusivo de Nicaragua al canal interoceánico, en segundo lugar la renuncia de Nicaragua a sus reclamos sobre el antiguo Partido de Nicoya y, por último, la salida de Costa Rica al Atlántico por el río San Juan. Estas propuestas fueron aprobadas por Costa Rica pero rechazadas por Nicaragua20. A muy grandes rasgos, esa era la situación limítrofe que prevalecía entre Costa Rica y Nicaragua cuando irrumpieron los filibusteros.

La toma de la vía del tránsito y el primer contrato Webster-Mora.

18 Desde el momento mismo en que se declaró la guerra a los filibusteros, el Gobierno de Costa Rica tenía claro que, por su posición geográfica, su papel en la alianza militar centroamericana que se haría contra Walker consistía en controlar la ruta del tránsito. Así se planteó en las instrucciones del 29 de febrero de 1856 del delegado costarricense ante los gobiernos de Guatemala y El Salvador21.

19 Después de la epidemia del cólera y superadas las dificultades políticas internas del movimiento conocido como “Conjuración de Iglesias y Tinoco”, los costarricenses decidieron reanudar la guerra contra los filibusteros, lo que se concretó con la autorización dada por el Congreso el 16 de octubre. Sin duda alguna la carencia de recursos económicos era un obstáculo importante y por ello se aprobó un empréstito interno de 45.000 pesos y se gestionó un crédito de 100.000 pesos ante el gobierno peruano, el cual se hizo efectivo muchos meses después de terminado el conflicto.

20 Los vapores y las instalaciones de la vía del tránsito estaban en poder de William Walker porque desde el 18 de febrero de 1856 el Presidente Rivas, a las órdenes de Walker, había anulado tanto el contrato firmado en 1849 con la compañía que construiría el canal interoceánico, como el contrato firmado en 1851 con la compañía accesoria encargada del tránsito por el istmo y había confiscado todos sus bienes. De inmediato el filibustero puso la compañía en manos de su amigo Edmund Randolph y de los empresarios Charles Morgan y Cornelius K. Garrison, exsocios y rivales de Vanderbilt. Con esas decisiones Walker se ganó la enemistad del magnate Cornelius Vanderbilt, principal accionista de la empresa, quien tomó diversas decisiones como la de quejarse ante el Departamento de Estado, donde recibió una fría respuesta, y demandar a sus enemigos Morgan, Garrison y Walker22.

21 En los últimos meses de 1856 tomó fuerza el proyecto de atacar a Walker en la vía del tránsito. El 16 de setiembre y el 3 de octubre Luis Molina, Ministro de Costa Rica en Washington hizo sendas cartas de recomendación a William Robert Clifford Webster para que las presentara a las autoridades costarricenses. Según expresó Molina muchos meses después, el 19 de junio de 1857, en esas comunicaciones “…que son las que Mr. Webster debe haber puesto personalmente en manos del Señor Ministro, manifestó: que el nominado me era desconocido, que llevaba un proyecto sobre el cual había yo tenido otras veces la honra de llamar la atención de ese Ministerio; que lo que él proponía prestaba, a mi ver, por si mismo, todas las garantías apetecibles y era digno de tomarse en consideración, que el General Herrán pensaba de la misma manera, aún con cierto grado de entusiasmo y también escribía sobre el particular, que los últimos decretos de Walker contra la antigua compañía daban más garantía a la empresa y que por tanto me permitía recomendar a los empresarios23.” El criterio del General Herrán, o sea el colombiano Pedro Alcántara Herrán, era importante pues había sido designado para sustituir a Luis Molina a quien se le había encargado una misión en Europa que no se realizó.

22 Señala Molina que el 18 de setiembre comunicó que el proyecto de Webster consistía solamente en la toma de posesión del río San Juan por las fuerzas costarricenses. Además, en nota del 6 de noviembre confirmó lo que había dicho del proyecto de Webster “…siempre que, según me manifestó, sólo exija el reembolso de los gastos sin comprometer en manera alguna el futuro del país en contratas ruinosas.” Conviene agregar que Webster manifestó a Molina que obraba de acuerdo con Vanderbilt.

23 En su correspondencia Molina hace referencia a un proyecto para bloquear San Juan del Norte en el que aparecen involucrados diversos personajes. En nota del 19 de octubre Molina comunica que adelantó un viaje a Nueva York para “…tomar conocimiento de una negociación que me escribió el señor Irisarri tiene entre manos para bloquear el puerto de San Juan del Norte…el negociado del señor Irisarri es con Mr. Vanderbilt, promovido, en mi concepto, por el señor Herrán: y se dirige a conseguir un buque armado en guerra que nacionalizado en Costa Rica verifique el bloqueo para cortar los recursos de Walker.” Molina no sólo estaba poco enterado del proyecto de bloqueo sino que tenía serias dudas. En la ya citada nota del 20 de octubre, manifestó que el plan podía ser muy útil o extremadamente gravoso y arriesgado. Por ello no daría la recomendación que se le había pedido para que en Costa Rica se facilitara la nacionalización del buque.[24]

24 Una vez descartado el proyecto del bloqueo quedó en pie la propuesta de Webster que había sido apoyada por Molina. Apareció también de nuevo en escena Vanderbilt, quien desde el 2 de octubre había dado un poder al capitán Sylvanus Spencer para que tomara los vapores y propiedades de la Compañía del Tránsito en el lago de Nicaragua y el río San Juan y los retuviera hasta recibir nuevas instrucciones de la compañía.[25] Con estas propuestas que perseguían un mismo fin viajaron juntos Webster y Spencer a Costa Rica a fines de noviembre de 1856 y juntos negociaron con Lorenzo Montúfar, Ministro de Relaciones Exteriores, y el Presidente Juan Rafael Mora.

25 El 4 de diciembre Webster firmó con Mora y Montúfar un contrato en el que aparecen relacionados tres aspectos: la toma de los vapores y propiedades de la Compañía del Tránsito, o sea la empresa de Vanderbilt, un empréstito a Costa Rica por 200.000 libras esterlinas y la cesión por parte de este país de los derechos de navegación en el río San Juan y el lago de Nicaragua a Webster y sus asociados.[26] El convenio fue aprobado sin mayor trámite porque el presidente Mora gozaba de poderes omnímodos que le había otorgado el Congreso desde el 16 de octubre.

26 Algunas fuentes reflejan que cuando Webster llegó a Costa Rica tenía relación con Vanderbilt. Por ejemplo, aunque Montúfar en su obra no hace referencia al contrato que él mismo firmó, expresa que Vanderbilt “…dio algunas sumas de dinero a dos hombres de acción, Mr. Webster y Mr. Spencer, para que vinieran a Costa Rica a combinar con el Gobierno la manera de destruir la empresa de tránsito que sostenía Walker27.” La idea de que no sólo Spencer sino también Webster eran agentes de Vanderbilt es planteada por la mayoría de los escritores que tratan el tema de toma de la vía del tránsito. Scroggs señala que Vanderbilt había estado previamente en comunicación con los presidentes de las repúblicas centroamericanas instándoles para que se unieran contra el enemigo común y envió a San José a los agentes Spencer y Webster. Según los planes del empresario, cuando fuera tomada la vía del tránsito el agradecido gobierno de Nicaragua le otorgaría una nueva concesión de dicha ruta28.

27 Los aspectos mencionados parecen ser parte del plan que en los últimos meses del año 1856 Vanderbilt había puesto en práctica para recuperar la Compañía del Tránsito y vengarse de sus enemigos. El magnate inició negociaciones con Antonio José de Irisarri, Ministro de Nicaragua en los Estados Unidos que aún no había sido reconocido por Washington, para que se repusiera a la Compañía del Tránsito el goce de sus privilegios29. Parece también que la misión de Spencer no se limitaba sólo a tomar la citada vía pues en una nota de junio de 1857, Luis Molina expresa que el señor Royal Phelps, cónsul de Costa Rica en Nueva York, se entrevistó con Vanderbilt quien le comunicó que él había enviado a Spencer “…para conseguir un grant en regla de Costa Rica, y entonces con la [concesión] que él tiene de Nicaragua procederían a formar de nuevo la línea de vapores30.”

28 También Vanderbilt demandó en diciembre de 1856 a Morgan, Garrison y Walker por $1.000.000 por diversos cargos como los de uso ilícito de bienes ajenos y conspiración fraudulebilt quien le comunicó que él había enviado a Spencer “…para conseguir un grant en regla de Costa Rica, y entonces con la [concesión] que él tiene de Nicaragua procederían a formar de nuevo la línea de vapores30.â€