Ficha n° 1876

Creada: 13 abril 2008
Editada: 13 abril 2008
Modificada: 25 abril 2008

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Autor de la ficha:

Mario Felipe MARTINEZ

Editor de la ficha:

Haroldo RODAS

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Catedral de Comayagua

El trabajo de la Catedral de Comayagua fue incluído inicialmente en la obra Cuatro Centros de Arte Colonial Provinciano Hispano Criollo en Honduras, publicado hacia 1992. Posteriormente lo amplió y modificó, obteniendo una mayor apreciación de los logros artísticos que este centro urbano posee, para darlos a conocer y contribuir a su mejor conservación, fortaleciendo una visión panorámica de éste y otros templos de dicha ciudad enlazandolos al resto de la Capitanía General de Guatemala. El estudio revela fechas de la construcción de la mencionada Catedral, la participación en la misma de personajes, tanto en su diseño, elaboración, financiamiento y apoyo. Agrega algunos contratos de las principales obras conservadas en este recinto, especialmente los retablos, además de las referencias de autorías de esculturas y pinturas, indicando su procedencia, ya sea española o bien de la ciudad de Santiago de Guatemala, lo cual permite destacar una unidad entre Comayagua y la ciudad de Santiago. El autor refiere varios nombres de artistas, especialmente a Blas de Mesa un pintor que ejecutó varias obras para la citada catedral, el cual tiene un enlace directo con la que fue provincia de Guatemala, ya que el mismo realizó varios contratos para iglesias del interior de la misma, demostrando así que los artistas actúan a nivel regional, como un todo, dentro de lo que fue la Capitanía de Guatemala. Destaca la referencia documental y descripción de un retablo muy singular no sólo para Honduras, sino que para toda la región Centroamericana, dedicado al Rosario, en el que se observa una lectura con un movimiento helicohidal, el cual posee fecha y autor, colocándose como una de las obras significativas del área, pudiéndose a través del mismo ubicar obras de este mismo tallador y realizar equiparaciones artísticas que permitan reconstruir una época del arte hispánico en el medio.
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Autor(es):
Mario Felipe Martínez Castillo
Fecha:
Abril de 2008
Texto íntegral:

1Como en el caso de todas sus congéneres en América, la historia de la traza y alzado que presenta actualmente la Catedral de Comayagua, ofrece un largo proceso de construcciones y reconstrucciones que hay que remontarla hasta mediados del siglo XVI. El obispo Fray Jerónimo de Corella (1547 y 1570) después de unos pocos años de ejercer su pontificado en la iglesia parroquial de la Villa de la Concepción del valle de Comayagua (actual iglesia de La Merced) sin haber sido consagrado y sin existir hasta ese momento Bula Papal que diera a la iglesia de Honduras la categoría de Catedral, en 1563 al regresar de México, de su consagración, trajo albañiles y campanero que, a su llegada a Comayagua se dieron a la tarea de hacer arcos de capillas para su iglesia y que ésta fuera consagrada como catedral1.

2Desconocemos cual haya sido la traza original de esta primera construcción, por una carencia absoluta de documentos de ese período. Sin embargo en 1610 nos encontramos con un documento en que Gaspar de la Esquina, en nombre del Cabildo de la catedral de Comayagua informa que: “debido a una grande tempestad de viento y agua muchas casas y torres de la ciudad de Comayagua se cayeron y en cuenta resultó muy dañada la catedral encontrándose la capilla mayor en gran peligro de caerse por lo que el Santísimo se trasladó a una capilla pequeña de la iglesia2”.

3Por este documento se desprende que la catedral era de tres naves de pilares de madera, que tenía una capilla mayor y otras capillas más pequeñas; aparece que el retablo mayor que es muy grande (el traído de México por el Obispo Corella) está en gran peligro pues las paredes de la capilla mayor se sustentan únicamente por unos puntales que por el lado de la calle en las esquinas le han colocado. Haciendo un análisis crítico de este documento, vemos, que sus paredes eran de adobe y su cobertura de teja con un artesonado de madera que por esa época también amenazaba ruina, que se trataba de un edificio diferente al de La Merced nos lo pone de manifiesto, los documentos que aparecen al final del trabajo.
A partir de esta fecha la documentación sobre los donativos hechos a la catedral para su construcción va siendo cada vez más numerosa y de mayor cuantía, pues mientras en 1593 de las Cajas Reales de Comayagua se dieron apenas 384 tostones dos reales para su construcción3 en 1603 se habían pagado al mayordomo de la fábrica material de la catedral don Pedro Manuel Pimental 1919 tostones4 ahora en 1617 primero se autoriza al pago de 2000 ducados y luego el obispo Galdo en 1621 dice: “que con los 14.000 tostones que ha recibido ha quedado su catedral terminada y muy colmada5”. Esta construcción debió subsistir hasta bien entrado el siglo XVII. Desde el año de 1646 el Rey había concedido la tercera parte de la vacante del Obispo Fray Luis de Cañizares que los había empleado el obispo Merlo en los aumentos hechos entre 1656-65 en que manda construir la torre, la sacristía y el sagrario de cantería y ladrillo con cobertura de bóveda de cañón corrido y cúpula sin tambor; como el obispo Merlo de la Fuente estaba tan interesado en terminar las obras que había iniciado a alto costo, solicita que como los diezmos y vacante del Obispo anterior son muy pocos se agreguen a la fábrica material de su catedral los quintos de la plata que entran de la Alcaldía mayor de Tegucigalpa y que además los indios que producen frutos de Castilla y que los comercian libremente paguen como los españoles el diezmo de ellos; también se niega a devolver los 2.860 pesos que cobró como canónigo de la catedral de la puebla de los Ángeles6 sin contar con la ayuda de 4.000 pesos dados por la Corona; (como generalmente se acostumbraba como ayuda para los obispos nombrados en América). Todo cuanto podía el Obispo Merlo lo invertía en su catedral sin respetar aún las Reales Cédulas, por lo que se le inicia un proceso con castigo de ser “extrañado de los reinos7”.

4Nuevamente en 1675 se concede la vacante del Obispo Merlo8; a partir de este momento es cuando el Obispo Monzón primero y el Obispo Vargas después obtienen de la Real Corona los tributos de los pueblos de Támara, Lepaterique y Reitoca y según una información de los Oficiales Reales se han pagado de la Caja Real de su Majestad para la reconstrucción y fábrica de la Catedral desde 1665 hasta 1704 la cantidad de 32,062 tostones cinco reales treinta y tres maravedíes9.

5Es probable que en este período se destruyó el viejo templo de tres naves para ser sustituido por otro de mampostería; en esta época se construye en Cantaría la capilla mayor y las dos capillas laterales: la capilla del Rosario y la del Señor de Salame con sus cúpulas sin tambor; por ese entonces la capilla del Rosario era del Patronazgo de la familia Ortega de la Cueva quien había gastado crecidas sumas de dinero en la reconstrucción de la catedral10.

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Altar del Rosario
Altar del Rosario

7Hay otro documento fehaciente sobre la existencia arquitectónica de la catedral antes de 1700 y es el que se relaciona con la prebenda interina que se hizo a don Juan Antonio Pineda Maestre escolía de la Catedral con una congrua de 400 pesos anuales; al momento de tomar posesión de su prebenda dice: “que el vicario general del Obispado le tomó de la mano le llevó al altar mayor y lo subió al dicho altar en donde le hizo doblar unos corporales y pasar el atril de una a otra parte, paseándolo por el cuerpo de la iglesia, lo llevó al coro, donde lo sentó en el quinto asiento que es uno de los de las prebendas vacas en esta santa iglesia catedral”. Esta declaración está firmada por el Secretario del Cabildo catedralicio en tres días del mes de octubre de 168211. También durante el pontificado del Obispo Monzón además de hacerse las tres medias naranjas de las cabeceras de las bóvedas se cubren de bóvedas dos tramos del cuerpo de la iglesia quedando por cubrir tres12.

8Por eso no debemos extrañamos que en 1703, el Obispo Pérez Carpintero al escribir al Rey sobre el estado ruinoso en que encontró la catedral comentó que tuvo que traer maestros de alarifes y que sólo la capilla mayor gastará en su reconstrucción 12000 pesos13 a este Obispo Fray Juan Pérez Carpintero se debe pues, según lo demuestran los abundantes documentos la finalización de la fábrica material de la catedral que fue, según informa el Cabildo catedralicio inaugurada solemnemente el 8 de diciembre del año de 171114. Cuando ya estaba adornada con una serie de retablos, construidos el del sagrario en 1677 y el retablo Mayor, el de Salame y de El Rosario entre 1703-1707.

9Además de esta documentación oficial tanto de parte del gobierno eclesiástico como del gobierno civil, existe otra más preciosa, aunque de carácter particular, relacionada con los testamentos hechos por vecinos de Comayagua, por ellos nos damos cuenta como ya desde el último cuarto del siglo XVI, al momento de ordenar su enterramiento, dejar capellanías o fundar obras pías, los testadores ponen bien en claro la existencia por un lado de la Iglesia de La Merced y por otro lado de la catedral en que ocasionalmente llaman “Iglesia Mayor” el primero de estos testamentos es el del mercader Hernán Tellez dado en Comayagua en junio de 156415 ordena ser enterrado en la “Iglesia Mayor”, pero, no hace mención de la Iglesia de La Merced; en cambio a partir del testamento de Alonso Rodríguez en 1574 sí ya son más claros al ordenar su enterramiento y ordenar misas por el eterno descanso de su alma en la iglesia mayor y en la iglesia de Nuestra Señora de La Merced16. El lector puede, en apéndice documental leer extractos de testamentos que más claramente hacen la diferencia entre la iglesia mayor o catedral y la iglesia de La Merced.

10Creemos pues que con estos dos tipos de documentos oficiales, y particulares hay que descartar por completo la vieja tradición de que la iglesia de La Merced sirvió de catedral por espacio de 150 años hasta que se construyó la actual y dejar bien sentado que la actual, catedral, desde el momento de su erección en el último cuarto del siglo XVI estuvo en el sitio en que actualmente se encuentra sólo que como ya dijimos al principio de esta introducción sufrió una serie de ampliaciones, restauraciones, reconstrucciones que algunas perduran hasta nuestros días y otras desaparecieron para dar paso a nuevas ampliaciones o reconstrucciones que a veces fueron totales.

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Catedral de Comayagua
Catedral de Comayagua

Aspectos artísticos

12Después la introducción histórica de la Catedral de Comayagua, tan necesaria para comprender el por qué, en un templo construido supuestamente a principios del siglo XVIII (por ser la documentación que está más a la mano de los que sobre la catedral han trabajado en el archivo de la ciudad, en el de Centro América de Guatemala o en el de Indias de Sevilla) se encuentran tantos arcaísmos como hacen alusión al referirse a la Catedral de Comayagua, nos adelantaremos en el perfil arquitectónico y artístico y tratar de señalar cuáles son las construcciones de la actual catedral, que aún quedan en pie, a que algunas de ellas se remontan a finales del siglo XVI o principios del siglo XVII.
La portada anexa a la torre y que servía de entrada al antiguo patio de los naranjos, o cementerio aunque no hay documentos que lo afirmen debió ser construido durante el episcopado de Fray Gaspar de Andrada (1589 a 1611), único obispo de la orden de San Francisco que llega a Comayagua, en una época en que corresponde exactamente al estilo arquitectónico en que está construida esta portada y que consiste en un lienzo de muro de más de una vara de grosor hecho de cantería y ladrillo; al centro una puerta de arco de medio punto formada por dos altas pilastras con impostas; una corniza horizontal sirve de remate a esta portada sobre la cual hay un coronamiento de cornizas, que forman un triángulo en medio del cual se encuentra esculpido en piedra, el emblema de la orden franciscana; tanto la corniza como el remate triangular están adornados con almenas triangulares talladas en cantera, la sola presencia del escudo franciscano y la insistencia de las almenas tan del gusto mexicano en las iglesias estilo fortaleza nos indica que esta construcción debió ser ejecutada en tiempo del Obispo Andrada puesto que él pertenecía a la orden de San Francisco y ni el Obispo anterior ni posterior pertenecieron a esta orden, no hay que olvidar que esta portada y el palacio que el obispo Andrada construyó para su morada a principios del siglo XVII en donde hoy está el palacio Arzobispal, era un edificio de 2 pisos17.

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Portada anexa a la torre

14El cuerpo de la catedral es de planta de cruz latina sin crucero pronunciado formando un rectángulo de “cincuenta varas de largo y veinte de ancho”.

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La fachada de la catedral
La fachada de la catedral

16Hay diez pilares cruciforme muy corpulentos cubiertos casi a una misma altura por bóvedas de cañón corrido con arcos fajones apiados sobre pilares que arrancan de los capiteles de los pilares cruciformes dejan pasar la luz del exterior que entra por las diez ventanas laterales a la nave central; el cuerpo de la iglesia es más bajo que la fachada, sus bóvedas de cañón corrido están coronadas en la parte posterior por tres cúpulas esféricas; la central más grande y más alta que las otras dos; está construida sobre una planta de tambor octagonal (con ventanas de arco de medio punto a sus lados) que descansa sobre el cubo del presbiterio, sus estrados están recubiertos de ladrillo esmaltado en color verde y amarillo y rodeada de una artística baranda con típicos remates , sus intradós aún conservan parte de su antigua yesería.

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Cúpulas de la Catedral
Cúpulas de la Catedral

18Esta cúpula que cubre la capilla mayor fue la reconstruida por el Obispo Pérez Carpintero entre 1704 y 1708 y tiene una altura según él mismo la describe de “26 varas, las dos naves laterales tienen una altura de 15 varas y la nave central 18” y es por eso que a veces da la sensación de ser un templo de planta de salón. La solución de que los arcos torales de los cañones descansan sobre pilares que alojándose en las enjutas de las arcadas, surgen como continuación de los fustes de los pilares, nos recuerda a Diego de Siloé en la catedral de Granada España, sólo que aquí en Comayagua les falta a los pilares las cornizas y entablamentos tan característicos en las construcciones de este maestro, pero que en el caso de Comayagua permite que los arcos se eleven hasta las mismas bóvedas lo que hace de la catedral de Comayagua en este sentido caso único en Centro América. Cinco grandes ventanas con arco de medio punto de cada lado dan al interior del templo la claridad suficiente para convertirlo sino en el más claro, en uno de los más ventilados templos de América; cada vano de ventana está enmarcado con pilastras y frontón recto lo que hace darle a los cuerpos laterales de la catedral ese aspecto arcaizante que presenta toda la construcción inclusive su corniza, adornada de pináculos triangulares tan del gusto herreriano; las ventanas del lado de la calle presentan diferente tipo de decoración, esto se debe en parte a que este sector de la catedral fue el más dañado en el terremoto de 1774 y que al ser reconstruida algunas de ellas hayan sufrido alteración en la decoración que a simple vista pasa desapercibida.

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Las ventanas del lado de la calle
Las ventanas del lado de la calle

20Sobre la puerta principal se encuentra actualmente en un improvisado coro el órgano que fuera el orgullo de la catedral y que formaba parte del antiguo coro rodeado de elegantes sillones que según la documentación que de la catedral hemos consultado originalmente, fue una sillería barroca “perfilada de oro18 ” y después del terremoto de 1774 fue sustituida por una nueva de estilo neoclásico: destruida ésta en un intento de darle a la nave central más amplitud en la década de 1930. Al lado del evangelio, se encuentra la sacristía de bóveda de cañón corrido sin cúpula y testero plano y el sagrario con cúpula esférica y linternilla similares a las que coronan las dos cúpulas laterales de la catedral que tiene “18 varas de altura”; estas dos construcciones forman como un aparte del cuerpo de la iglesia así como el palacio de la sala Capitular en la parte de atrás de la catedral; el intradós de las bóvedas tanto del sagrario como de la sacristía, están totalmente recubiertas de bajorrelieve de flores y estrellas poliformas, todas ellas enmarcadas en recuadros iguales, característica geométrica más del bajo renacimiento que del Barroco del siglo XVII y trabajadas sin mucho relieve, lo que da la impresión de ser trabajos ejecutados en madera; en el Sagrario que es casi un anexo y que tiene magníficas proporciones, el árbol de palma y el sol son usados nuevamente como motivo para decorar el intradós de la cúpula; según Pal Kelemen en su Barroco y Rococó en América Latina, estos motivos no han sido encontrados en ningún otro lugar de América. El sol del centro es bastante raro. Impresiona sobremanera los ángeles que están en las pechinas y que son copia de esas criaturas inanimadas que se ven en los cielos de los cuadros bizantinos, por la rigidez que presentan.
Las tres portadas que posee la catedral presentan características que nos hace suponer fueron construidas en diferentes épocas, la más antigua es la que da al patio de los naranjos, con columnas toscanas lisas tanto en el primero como en el segundo cuerpo y que denotan las mismas características de haber sido construidas en la misma época en que se construyó la portada del sagrario (1656-65), la fachada principal o de los pies fue lo último en construirse en la catedral, según la describe el Obispo Pérez Carpintero, “de 22 varas de frente y 2.5 de alto”, aunque su organización corresponde al estilo renacentista, tal vez por haber sido concebida en una época anterior, su decoración ya es barroca del siglo XVIII. Consta de tres cuerpos y un remate; en el primer cuerpo se alza un alto arco de tímpano rehundido con puerta de medio punto; a los lados cuatro columnas lisas que en el centro llevan diferentes signos religiosos, tanto los capiteles de las columnas del primero como el segundo cuerpo están trabajados en una forma de diseño original; en la clave del arco, palmas y ángeles que sostienen un escudo; a los lados dos nichos con estatuas cuyos nombres corresponden a San Agustín y San Jerónimo. La combinación de las palmas y las uvas eucarísticas en este primer cuerpo tienen un carácter único en Hispanoamérica, pues no se ha encontrado en ninguna otra catedral esta combinación decorativa. El segundo cuerpo (está dividido igual que el primero y el tercer cuerpo en tres calles limitadas por columnas del mismo estilo que las del anterior, sólo que éstas son más cortas en sus fustes, como Bonet Correa en su estudio sobre las iglesias barrocas de Guatemala señala y llevan diferentes signos religiosos en el centro de las cuales, completan con los cuatro de abajo, los ocho símbolos de la Inmaculada Concepción, la palma, la torre, la puerta del ciclo, el cedro, el espejo, el pozo, el templo salomónico y la fuente. Esta particularidad confiere a la catedral de Comayagua un carácter de sumó interés, pues es rarísimo encontrar estos símbolos en la decoración de las fachadas de los demás templos de América, sin embargo no hay que olvidar que la fachada fue concebida como una exaltación a la Concepción de María que señorea en el tercer cuerpo de la calle central acompañada de San José y San Juan Evangelista, ambos testigos de la Concepción Inmaculada de María, por eso San José lleva de su mano al Niño Jesús, mientras que San Juan lleva de la mano el testimonio escrito que dejó el nuevo testamento. En el tramo central de este segundo cuerpo se encuentra una ventana circular, enmarcada en un rectángulo altamente original y que es igual a los rectángulos que custodian los nichos del primero y segundo cuerpo, este marco fue hecho para relacionar el primero con el segundo cuerpo y está adornado con seis rosetones finamente trabajados completando con los doce rosetones de las calles laterales el número de 18 que representa a los 18 pueblos indígenas tributarios que trabajaron en la construcción de la catedral.
El tercer cuerpo es mucho más pequeño que los anteriores, pero al igual que los otros, está limitado por cuatro columnas que también lo separan en tres calles, teniendo en los tramos laterales medallones rodeados de ramazones simples que ostentan en el centro la figura de estilizadas palmeras, que dan la impresión de haber sido ejecutadas en una época anterior. La parte central está cuajada de flores de pétalos estallantes perfectamente ordenados en cuadros iguales, que rodean los 3 nichos centrales, donde se encuentra la Inmaculada, San José y San Juan. Este cuerpo se conecta con el anterior por un ancho friso que al decir de unos es una conjunción de serpientes de origen mayoide, por lo menos así lo sugiere Martín H. Soria ab. cit. El cuarto y último cuerpo o sea el remate, está dividido en tres partes por dos columnas, cuyos tramos laterales ostentan una única ramazón que los atraviesa de arriba a abajo; en el tramo central aparecen dos medallones simples que guardan una hornacina con un Cristo con vestiduras pontificales, con la mano extendida bendice la ciudad.
Toda la fachada adquiere gran plasticidad al ser recortada por los graciosos movimientos de una corniza que proyecta un finísimo toque de sombra a toda la fachada, que tiene además, un contraste muy marcado entre las limpias paredes de su maciza y única torre con el re