Ficha n° 1867

Creada: 12 abril 2008
Editada: 12 abril 2008
Modificada: 01 mayo 2008

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Autor de la ficha:

Johann Estuardo MELCHOR TOLEDO

Editor de la ficha:

Haroldo RODAS

Publicado en:

ISSN 1954-3891

El oratorio, las casas y el ingenio del Mayorazgo Arrivillaga

El 28 de agosto de 1656 en la ciudad de Santiago de Guatemala se fundó el Mayorazgo de Arrivillaga por Domingo Arrivillaga. Fue autorizado por la corona española y se acumularon bienes de generación en generación por varios siglos, hasta que en tiempos de Justo Rufino Barrios lo expropiaron. El presente trabajo reúne la colección de los bienes que tuvieron los poseedores del mayorazgo, tales como un ingenio de azúcar, unas casas, una iglesia, sus bienes muebles. Entre estos últimos destacan varias obras de arte, las cuales estaban distribuidas principalmente en la iglesia y otras en las casas de habitación. El propósito de este trabajo es describir el ingenio, las casas y la iglesia con base en los inventarios del mayorazgo desde sus orígenes hasta la confiscación hecha por los liberales. Asimismo, se pretende establecer qué imágenes de culto había y dónde estaban, así como qué propósito religioso tenían. Por ello, este estudio ahonda los temas artístico, social y religioso en el ingenio de Arrivillaga. La metodología consistió en revisar los protocolos de notarios en los cuales se encontraron algunos inventarios así como una visita a los herederos del mayorazgo. Con ello se pudo reconstruir tanto la historia del mayorazgo como del ingenio y, por supuesto, de sus obras de arte, de las cuales todavía se conservan algunas.
Autor(es):
Johann Estuardo Melchor Toledo.
Fecha:
Abril de 2008
Texto íntegral:

Introducción

1 A principios de 2002, en el Archivo General de Centro América (AGCA) encontré una escritura acerca del Mayorazgo Arrivillaga fechada en 1820. Al consultarlo noté que se trataba de informes referentes a los bienes de dicho mayorazgo, que correspondían a las casas, oratorio y trapiche en el Ingenio Guadalupe. Transcribí el documento completo , debido a la importancia que tiene para Guatemala el estudio de este tema, ya que no se han hecho trabajos acerca de casas de haciendas durante el período hispánico.

2 Para complementar la investigación busqué otros documentos que se relacionaran con el tema. Hallé otros escritos del mismo mayorazgo de 1687 y 1693, los cuales me han servido para completar esta investigación. Desafortunadamente en uno de los inventarios no se detalló el menaje de las casas. Esto dificultó la comparación de los mismos. Pese a todo esto el trabajo puede reconstruir en parte la casa, el oratorio y el trapiche.

3 La metodología consistió en transcribir, consultar y analizar los inventarios antes citados y de ahí reconstruir los bienes del ingenio. En este proceso me surgieron algunas dudas. ¿Cómo era la casa, el oratorio y el trapiche del Ingenio Guadalupe? ¿Qué cambios hubo con el paso de los años? Dichas dudas las fui contestando con base en la información consultada. Dividí el trabajo en varios apartados. Comienzo por la introducción; luego me refiero a la fundación del mayorazgo. En el siguiente apartado describo las casas, el oratorio y el ingenio. Siguen las conclusiones, las fuentes y los anexos, en que se incluyen los nombres de los dueños del mayorazgo así como las transcripciones de los documentos utilizados en este estudio.

4 El tema de los ingenios de azúcar ha sido tratado por Guisela von Wobeser1 en su libro la hacienda azucarera en la época colonial. Texto que fue editado en por la Universidad Nacional Autónoma de México en 2004. Se refiere principalmente a aspectos económicos de los ingenios. En Guatemala, está en prensa la Historia del Azúcar de Guatemala de Regina Wagner2 que trata los aspectos de producción y distribución del azúcar, aunque abarca hasta nuestros días. Por otra parte, en México el especialista en la casa novohispana es el doctor Gustavo Curiel, que se ha dedicado a estudiar este tema en varios libros.

Mayorazgo Arrivillaga

5 El vínculo y Mayorazgo Arrivillaga fue fundado por don Domingo de Arrivillaga3, que era capitán de infantería de la nación vascongada el 28 de agosto de 1656 en la ciudad de Santiago de Guatemala. Se inició con el ingenio de azúcar Nuestra Señora de Guadalupe, que había pertenecido al capitán don Esteban de Sabaleta tío de don Domingo. En la referida fundación se apuntaron algunas cláusulas, entre ellas estaba: que los esclavos y sirvientes del ingenio y hacienda no pueden sembrar milpas así como que el oratorio de dicho ingenio no puede convertirse en parroquia. Además, don Domingo de Arrivillaga aclaró que era su voluntad que sus descendientes se casasen con gente limpia de sangre, “que no sean judíos moros ni herejes, ni de nuevamente convertidos a la Santa Fe, ni de los penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición4”.

6 El ingenio estaba cerca de los pueblos de Santa Inés y Petapa, dentro de la jurisdicción del corregimiento del Valle (presidido por los miembros del Ayuntamiento de la ciudad de Guatemala). Actualmente el territorio que abarcaba dicho ingenio queda al sur de la Nueva Guatemala de la Asunción, aproximadamente a 22.5 kilómetros del centro. Las ruinas del ingenio, el oratorio y las casas forman parte de la decoración de ingreso a la Colonia Jardines de la Mansión.

7 La real cédula y confirmación real del mayorazgo fueron firmadas en Madrid el 18 de enero de 1667 por los funcionarios reales en nombre de Carlos II. Fue notificada en dicho ingenio el 29 de mayo del mismo año a don Juan Arrivillaga y Coronado heredero de mayorazgo5. Con la constitución legal del mayorazgo se tenía que levantar inventario cada vez que tomaba posesión el heredero de los bienes. Encontré las listas de 1687, 1693 y 1820, que ilustran el ingenio así como los potreros que estaban vinculados.

8 El segundo poseedor de estos bienes fue don Juan de Arrivillaga se casó con doña María Ochoa de la Torre. Al morir don Juan, su esposa arrendó el ingenio a Jacobo Alcayaga y Arrivillaga, primo de su difunto marido. Con ocasión de dicho arrendamiento, se hizo un inventario en 1687. El heredero de don Juan fue su hijo Tomás, quien pidió el ingenio, el cual le fue entregado en 1693, cuando se hizo otro inventario. Así se fue pasando de mano en mano hasta llegar a 1820 con doña Manuela, última poseedora en el período colonial de estos bienes.

9 Con la independencia se terminó el mayorazgo, pero los bienes continuaron en propiedad de las descendientes de doña Manuela de Arrivillaga. El último dueño del ingenio Guadalupe fue don Francisco de Paula Guadalupe de Azpuru y Pavón, al parecer bisnieto de doña Manuela. Don Francisco perdió el ingenio, porque el presidente Justo Rufino Barrios (1871-1885) se lo expropió para dárselo a sus amigos, que le cambiaron el nombre al de La Amistad6. Los nuevos poseedores transformaron la arquitectura de los edificios; finalmente cerraron el ingenio.

Bienes del Mayorazgo Arrivillaga

10 En los bienes citados en 1687 – como dije antes – no se mencionó el menaje de casa. Las obras de arte de la ermita aparecen detalladas, al igual que el trapiche y los demás bienes del ingenio. En el inventario de 1820, se mencionaron los muebles y demás utensilios pertenecientes a la casa llamada “de los dueños” y al resto de los bienes.

11 La primera construcción que aparece en los inventarios es la ermita, que estaba recubierta por una bóveda7. Dentro de ella existía un coro sostenido sobre algunos pilares, que estaban hechos de madera8. Había una habitación que servía de sacristía, donde habían algunos muebles para guardar la indumentaria del cura para las misas. Algunas piezas de dicho ropaje eran de China. Por ejemplo tenían “una casulla de Damasco blanco de China con cenefa de brocatel aforrada en boca, con estola y manípulo usado”; un “frontal de laso de China bordado de flores fontanera y caídas de brocatel blanco con flocadura de seda verde y oro, aforrado en cotense con su batidor usado”. También eran de China en palio de marco azul y morado, “aforrado”; un frontal viejo de Damasco blanco, frontalera y caídas; así como dos bolsas de corporales usadas de Damasco9.

12 Dentro de la ermita destacan varias imágenes doradas y estofadas así como algunos retablos. El lienzo de Nuestra Señora de Guadalupe presidía el Altar Mayor y estaba colocada en un retablo. Además había una corona para esta obra, según parece, estuvo puesta encima dicha lienzo. Había otro altar con su retablo dorado y estofado; en él estaba la escultura de san Francisco y a los lados había dos tableros de san José y san Antonio de Padua y “en lo alto otro tablero de san Esteban10”. Además, había un púlpito de madera labrado y embutido en ébano con su escalerilla de mismo material, así como un órgano grande y un facistol de madera, ambos en el coro.

13 En 1820, la ermita recibió el nombre de oratorio y los bienes eran sólo el lienzo de Guadalupe y pocas imágenes de culto. No se enunciaron los retablos11. Algunas imágenes estaban deterioradas y la construcción estaba húmeda, por lo que es posible que dichas obras no llegaran hasta nuestros días. Uno de los altares laterales estaba dedicado a San Francisco y había otro que presidía San Nicolás12. Esta imagen fue seguramente esculpida en el siglo XVIII, ya que no se mencionó en los primeros inventarios.

14 Dentro de las obras mencionadas destaca Nuestra Señora de Guadalupe. En 1820 se había incorporado una escultura de Jesús Nazareno. En Guatemala, no puede faltar la imagen del Nazareno en un templo, porque le da prestigio, importancia y muchos devotos. Al parecer es algo que sucede desde el período hispánico. El Nazareno identifica al grupo criollo, así como a los ladinos e indígenas, ya que cada grupo social tenía su escultura de Jesús con la cruz a cuestas. En el caso de la ermita de los Arrivillaga no se indica en los inventarios una mayor descripción del Nazareno, que pueda ilustrar a qué grupo pertenecía. Lamentablemente ya estaba deteriorado y no pude establecer si todavía existe13. Además, estaba una pintura de Nuestra Señora de La Soledad (otra imagen de mucha devoción de los guatemaltecos), que no queda claro si estaba en el oratorio o en la casa.

15 En 1820, habían algunas obras dentro de las que destaca una escultura de La Concepción, un armario antiguo en la sacristía, una mesa con dos cajones, un santo Cristo de marfil14, siete ángeles de medio relieve, un púlpito, un confesionario, dos atriles de madera y una pila bautismal. Lamentablemente no se menciona la extensión del referido oratorio y por consiguiente no se puede estimar el tamaño y la ubicación de los altares.

16 Adicionalmente, en ese mismo año había algunos utensilios de plata del oratorio que superaban la platería de la casa principal, lo que se explica entendiendo que los dueños no vivían en dicho ingenio, sino en la capital. En el oratorio estaban todas las piezas principales para el culto, mientras que en la casa sólo cinco cucharas, cuatro tenedores y una palmatoria redonda. La escasez de utensilios denota que la casa no era visitada frecuentemente. Dentro de esta información encontrada destaca que la vida religiosa estaba presente en el ingenio, cada suerte de caña tenía el nombre de un santo e incluso una era nombrada la Santísima Trinidad15.

17 Después de la ermita, seguía en importancia la casa “de la morada de los dueños”, que contaba con una techumbre de teja y su escalera de piedra labrada. Estaba compuesta por tres aposentos principales y uno secundario; dos salas, una principal y otra de cumplimiento; oficinas; «los cuartos bajos tienen la casa principal de purga, una despensa y otro aposento junto a la escalera. Esto indica que la casa tenía dos pisos16.

18 En el inventario de 1820, se registró una casa principal, que tenía 75 varas de largo, que carecía de cocina ya que se cayó. Esta casa seguramente era la de los dueños que se mencionó en el inventario de 1687. Estaba destruida una parte seguramente por los terremotos. Los últimos de ellos habían sido en 1773, los cuales provocaron el traslado de la ciudad al valle de La Ermita. Indiscutiblemente dañaron también las instalaciones del ingenio y sus casas, por lo que los terremotos y la ausencia de los dueños en el ingenio fueron probablemente las causas del deterioro17.

19 En 1820, en los dormitorios estaba una cama “antigua” y grande de “pilarcitos”, así como un armario de tres rostros rosado y la silla del mismo color. En otra habitación había otra cama de cedro, nueva, “de dos bancas”, acompañada de un armario de celosía. Una de las habitaciones, que se encontraban cerca de la puerta de ingreso, estaba dedicaba a la administración o control de la producción del ingenio y potreros. Ahí estaban guardados los libros de inventarios y cuentas. También había aquí unos escritorios, una escribanía de centro y quizás algunas sillas, que posiblemente eran las de Comalapa, las cuales seguramente eran de muy buena calidad18. En la sala capitular probablemente estaban las pinturas de los fundadores del mayorazgo19 y en alguna parte de la casa las mesas de cedro, una de ellas tenía los pies torneados. No hay mención de rodaestrados ni biombos, quizás porque como ya tenían muchos años de no residir los dueños y por los terremotos se destruyeron. En otra de los cuartos había una biblioteca de los Arrivillaga, la cual estaba compuesta por varios libros religiosos y otros de historia profana.

20 Existían dos casas para “asoleaderos” de azúcar, las cuales tenían techumbre de paja; dos caballerizas con sus pilas; una pila grande de piedra, que estaba hecha de cantería; así como un arco que estaba en la puerta principal de entrada al ingenio, el cual tenía puertas de madera. Igualmente había un puente sobre el río de Pinula, el cual movía la rueda del trapiche que molía la caña. Dicho puente servía para ir al pueblo de Santa Inés. En dichas tierras había también una casa que había sido del molino, el cual estaba arruinado, así como dos casas grandes cubiertas de teja, una estaba destinada a moler y a resguardar las prensas y la otra a las caballerizas.

21 Había otras casas y otras construcciones que estaban cerca del oratorio. Una de ellas tenía forma de galera y servía de carpintería y herrería. Había dos galerías cubiertas de teja que se dividían en cuartos. Tenían corredores y eran la vivienda de los negros esclavos. Asimismo, había otras galeras para diferentes usos del ingenio, así como dos fuentes. Existía una casa cubierta de teja que estaba en un potrero perteneciente al mayorazgo, el cual estaba cerca del referido ingenio20.

22 Posteriormente en el inventario de 1820, se apuntó que había otra casa destinada a los mozos, que medía 43 varas de largo y también estaba dañada. En ella, sólo 30 varas contaban con teja y en algunas partes estaba hundido el techo21. Había otra casa de 21 varas de largo y nueve de ancho donde estaba el trapiche, el cual era movido por la fuerza hidráulica y contaba con los utensilios para la fabricación de azúcar y rapadura. La extensión cultivada había variado poco, en 1687 eran 49 suertes de caña y en 1820 había disminuido en tres y otras nueve estaban a punto de perderse, seguramente por falta de supervisión22. El azúcar y la panela producidas en el ingenio eran trasladadas a la ciudad de Santiago de Guatemala y luego a la Nueva Guatemala de la Asunción en petacas23.

23 En 1687 el mayorazgo Arrivillaga contaba con 86 esclavos, 50 bueyes, otros sesenta en una hacienda cercana que llamaban Punian, 18 caballos en la misma hacienda, 33 machos, 74 yeguas y las herramientas del ingenio. En 1693 el inventario se aumentó levemente con algunas esclavas que llegaron a casarse y se disminuyó con alrededor de 10, que fallecieron24. En 1820, quedaban sólo 20 esclavos, pero el ganado había aumentado considerablemente25.

24 En el inventario 1820, se lee que el ingenio estaba “cuasi arruinado”. La hipótesis que tengo es que después de los terremotos de 1773, la mayor parte de los vecinos de la ciudad se trasladaron. Las familias prominentes de la época financiaron a las construcciones, tanto de la ciudad como de los pueblos trasladados. Por ello, es posible que don José Agustín Arrivillaga poseedor en aquel entonces se dedicara a la construcción de su casa en la Nueva Guatemala y del financiamiento de otras personas y de la misma Real Hacienda y desatendiera su ingenio. En 1820, ya habían pasado 47 años del terremoto y el ingenio estaba deteriorado.

25 En 1820, tenían otro trapiche en el terreno llamado Cerro Pelado, la labor de Canales y dos hatos Portillo e Hincapie26, el cual es actualmente la Avenida del mismo nombre27. En la labor de Canales había un rancho pajizo de bajareque de 11 varas de largo, otro pajizo de 21 varas y dos potreros donde se criaban ganado y unos corrales con cerdos. Las reses de los hatos y la labor de canales servían como abasto de carne para la ciudad de Guatemala y otras poblaciones vecinas. Además con el cuero se envolvía el añil que se exportaba a Europa.

26 Es notorio que en 1820 se apuntara que hay siembras de maíz, porque en la fundación del mayorazgo se prohibió. Para salvar este asunto se mencionaron pero no se contabilizaron. Por ello, sólo se inventariaron las reses, mulas, caballos así como yeguas de los hatos.

Conclusiones

27 La familia Arrivillaga fue de las más poderosas en la época virreinal de Guatemala. Sus bienes evidencian tal poder. Lamentablemente, no se mencionó el menaje de sus casas del ingenio en los primeros inventarios lo cual dificultó la comparación. Sin embargo, en 1820 si se incluyó el de la casa principal y por eso fue posible reconstruir su interior.

28 Por otra parte, la ermita fue en el siglo XVII, al parecer, mucho más grande que algunas de la ciudad de Santiago de Guatemala en esa época. El estilo de sus obras era el barroco. Muchas de estas obras se perdieron con los terremotos, que azotaron la zona durante el siglo XVIII. A principios del siglo XIX, el oratorio muy deteriorado. Con el paso del tiempo se humedeció la construcción y se comenzaron a deteriorar los bienes. En 1687, los bienes de culto eran de telas muy finas, algunas procedentes de China. En 1820 quedaba muy poco del ropaje del cura.

29 En 1687, la casa principal tenía dos pisos y contaba con varias habitaciones, en 1820 la casa estaba deteriorada y sin cocina. Tenía una biblioteca y oficinas. Había otras casas para los mozos y esclavos y algunas galeras. El ingenio era manejado por una rueda movida por la fuerza del río Pinula. Habían alrededor de 49 suertes de caña y 86 esclavos en el siglo XVII y en el XIX habían sólo 46 suertes y 20 esclavos, lo cual confirma que el ingenio estaba arruinado. Sin embargo, no sólo azúcar y panela se producía, sino también se hacían quesos.

30 Este tema indudablemente puede expandirse mucho más, ya que hay en el AGCA, algunos inventarios de ingenios y trapiches del período virreinal. Por ello, este es un estudio inicial de los bienes de una familia.

Fuentes

Documentales

31Escritura de disolución del arrendamiento del ingenio con Jacobo Alcayaga Arrivillaga, 1693. AGCA. A1.20 leg. 535, fol. 128

32Inventario del arrendamiento dado por doña María Ochoa de la Torre a Jacobo Alcayaga y Arrivillaga, 1687. AGCA. A1.20 leg. 535, fols. 138v-164.

33Inventario de toma de posesión del mayorazgo, 1693 AGCA. A1.20 leg. 535, fols. 166-168.

34Traspaso del mayorazgo de Arrivillaga de a Manuela Arrivillaga por muerte de su hermano José Mariano Arrivillaga . AGCA, A1.20 leg. 510, fols. 315v-324v. Protocolo del escribano José Nicolás Avendaño 1796-1833.

Bibliográficas
José Llarena, Fundación del vínculo y mayorazgo de Arrivillaga. (Sin datos editoriales. 1969). 180 pp.

35Regina Wagner, Historia del Azúcar de Guatemala. (Guatemala, Fundación G&T; Continental, en prensa)

36Guisela von Wobeser, La hacienda azucarera en la época colonial. (México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004). 351 pp.

Notas de pie de página

371 Gisela son Wobeser. La hacienda azucarera en la época colonial. (México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004). 351 pp.

382 Regina Wagner. Historia del Azúcar de Guatemala. (Guatemala, Fundación G&T; Continental, en prensa).

393 La lista de los dueños del mayorazgo durante el período colonial (1524-1821) se incluyó en el anexo 1.

404 José Llarena, Fundación del vínculo y mayorazgo de Arrivillaga. (Sin datos editoriales, 1969), pág. 12.

415 Ibíd. págs. 15-20

426 Ibíd. pág. 39