Ficha n° 1674

Creada: 19 agosto 2007
Editada: 19 agosto 2007
Modificada: 19 agosto 2007

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Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Publicado en:

ISSN 1954-3891

El canal de Panamá : vistazo general al istmo colombiano

En este documento, publicado originalmente en 1992 por la comisión del V centenario de Colcutura junto con otros documentos relacionado con la América Méridional, Lucien N. B. Wyse da cuenta de su viaje al istmo colombiano.
Autor:
Lucien Napoléon Bonaparte Wyse
Fecha:
1877
Paginas:
23
Texto íntegral:

1La angosta y desigual barrera que se extiende desde Méjico hasta la Nueva Granada con 2.300 kilómetros de longitud, ofrece múltiples accesos, allí donde los mares del sur y del norte acercan lo suficiente sus aguas para que los espíritus emprendedores hayan sido tentados, a pesar de todas las dificultades provenientes del clima, de las tribus indígenas y de la naturaleza tropical, a llevar a cabo investigaciones especiales para encontrar entre ellos una vía de comunicación fácil y rápida.

2El istmo mejicano de Tehuantepec, cuya entrada tiene 230 metros, ha llamado especialmente la atención a causa de su proximidad relativa a los grandes centros de producción de los Estados Unidos de América del Norte.

3La republica de Guatemala bastante más ancha y la atraviesa además, así como a El Salvador, una cadena de volcanes que sobrepasan algunas veces los 3.000 metros de altura. Honduras tiene buenos puertos sobre cada océano, y su línea divisoria es lo suficientemente baja para permitir la construcción de un ferrocarril, mas no para la construcción de un canal marítimo .En cuanto a Nicaragua1, con 300 kilómetros de ancho, ha pretendido durante mucho tiempo, a causa de su gran lago, su reducida anchura y la poca altitud del istmo de Rivas que la separa del pacifico y a que, pese a la ausencia de puertos convenientes y a sus volcanes no completamente apagados, ofrecer un mejor paso de uno a otro mar.

4Costa Rica esta formada por una meseta central de 1.400 a 1.500 metros de altura. Este rico país, donde el cultivo del café esta prodigiosamente desarrollado, limita con el lago de Nicaragua y con el río que le sirve de vertedero; además tiene derecho a una parte de los beneficios soñados por esta ultima republica si se fuera a utilizar para la construcción de un canal interoceánico esta bella capa de agua dulce y el valle de su afluente, el río San Juan.

5La parte colombiana de esta inmensa lengua de tierra, más estrecha y en general más baja que las precedentes, se extiende a lo largo de 700 kilómetros desde las fronteras de Costa Rica, el Estado más meridional de América Central, hasta las bocas del Atrato en el Atlántico y a la Bahía de Cupica2 sobre el Gran Océano. Aproximadamente la mitad occidental de este vasto espacio casi todo cubierto de selvas impenetrables se llama de manera especial Chiriquí. A pesar de que solo quedan pocos indios no sumisos, la cadena de altas montañas que forma su esqueleto también impide toda investigación que tenga una meta práctica desde el punto de vista de la comunicación de de los dos océanos.

El istmo colombiano esta así comprendido entre los 6° 30 y 9° 40’ de latitud norte, 79° 10 y 82° 50’ de longitud oeste; hace parte del estado de Panamá y en una pequeña porción del de Cauca, dos de los nueve Estados soberanos3 que forman la confederación granadina llamada hoy Estados Unidos de Colombia. Los departamentos de Panamá y de Colon están separados del departamento de Chiriqui por los de Santiago de Veragua y de Penonomé, donde la cordillera comienza a bajar sensiblemente y parece terminarse bruscamente en el cerro Trinidad (1.500 metros) cerca del Pacifico; únicamente las colinas de altura desigual a las inmediaciones de Panamá la unen oblicuamente con las montañas del Portobelo y de Santa clara, muy cercanas al mar de las Antillas. Entre los morrales provenientes de este último nudo y aquellos que se desprenden del cerro Trinidad serpentea el profundo valle del Chagres y, cosa singular mas no sin precedentes, los picos mas elevados están todos fuera de la línea divisoria de las aguas. Parecería que las elevaciones plutonianas, en este punto del istmo, dieran nacimiento a una seria de nervaduras paralelas entre ellas y la gran línea divisoria que rodean los diversos valles, recortados por la falla diametral del Chagres. Esta comarca es extensa y comprende todo el territorio aun virgen del Darién hasta las planicies del Choco en el estado del Cauca, mas allá del gran macizo del Pirri, ultima abertura septentrional de la cordillera terciaria del Baudo. Esta se encuentra atravesada por una cadena principal de montañas que llevan por nombre sierras de Veragua y de Ahogayegua, altos de Maria Enrique, cordillera de Pacora, sierra de llorona, Santa Clara, Loma Grande, San Blas, la Mesa, Canaza, Putrigandi o del espíritu Santo; cordilleras de Tolo, Nique y Mali. Desde el punto de vista geográfico se trata de la misma cadena que va desde las Montanas Rocosas y la Sierra Madre de Méjico hasta la gran cordillera de los Andes y el cabo Froward en las extremidades de la Patagonia. Pero es bien diferente desde el punto de vista geológico; no existe unidad alguna en la larga espina dorsal de las dos Américas. Hay casi tantas elevaciones como nombres y algunos de ellos presentan una regularidad sorprendente. Las montañas que lindan con el pico de Grandi, por ejemplo se parecen infinitamente a lo que uno puede llamar la cadena teórica, es decir, una línea divisoria horizontal y rectilínea, de la cual se desprenden perpendicularmente sobre las dos vertientes las dos vertientes las estribaciones que se subdividen al infinito como los folios de una hoja compuesta y descienden conforme se alejan de la nervadura central4. Esta cadena, cuya dirección general va del nororiente al oriente y al suroriente, al acercarse al Darien, las estribaciones que de ella de derivan tiene una elevación que varia entre los 200 y los 1.500 metros; se encuentran en primer lugar mas cercanas al Pacifico que al Atlántico; pero a partir de Portobelo y de la sierra de Santa Clara (900 metros ), cuya base esta bañada por las mareas del mar del Norte ocurre lo contrario, y es precisamente allí donde la línea divisoria atraviesa el istmo oblicuamente, donde se encuentran las depresiones mas notables: Paso de Paja, 120 metros; Paso de la culebra, 87 metros. Esta configuración explica también Por qué hay más ríos importantes sobre la vertiente meridional. Independientemente del poderoso Atrato que limita al istmo por el oriente,, cuatro grandes arterias recogen la mayor parte de las aguas que bañan abundantemente esta región. Una sola, el Chagres, desemboca no lejos de su nacimiento en el mar de las Antillas, luego de haber descrito un largo y singular recorrido. Las otras tres van al pacifico. El Bayano desemboca en el sitio donde el istmo es mas estrecho; el Chucunaque y el Tuira, luego de juntarse formando un gran estuario que constituye un soberbio abra interior, desemboca en el maravilloso golfo de San Miguel. Alrededor de los 81° 30’ de longitud existe un punto divisorio de las aguas bastante singular. Un mismo macizo montañoso de nacimiento a cuatro ríos de importancia desigual: el Chagres y5 el Mendinga al norte y el Pácora y el Mamoní al sur. Según mi excelente amigo y colaborador, el señor Sosa, ingeniero de Estado y delegado del gobierno colombiano para las comisiones de exploración que yo he dirigido, y nuestra propia experiencia, el comportamiento de todos los ríos que bañan le región del istmo puede dividirse en tres zonas características. Cuando se remontan estos ríos se observa generalmente: 1° Un lecho sinuoso, recorrido por aguas tranquilas, en las cuales la corriente es apenas perceptible, mientras que valle conserve una pendiente suave. El terreno esta cubierto por una vegetación exuberante de árboles, arbustos y lianas que crean planos sucesivos de verdor y ofrecen a la vista uno de los mas ricos cuadros de la naturaleza tropical. 2° En la segunda zona aparecen los rápidos; aunque las aguas conservan un curso uniforme, aumentan de un momento a otro de velocidad; es la zona de transición que contrasta con las otras dos zonas. Aquí todo cambia: el rió, que seguía perezosamente su curso y con grandes esfuerzo se abría paso a través de las arenas y la arcilla de los aluviones, corre ahora rápido, arrastrando las piedras y la grava que vienen de las pendientes superiores.

6Cuando estos residuos llegan a la primera zona, la corriente, por fuerza decreciente, ya no puede impulsarlos, se acumulan y forman los sedimentos que se convierten en núcleos de islas pudiendo adquirir una gran extensión. Se crean brazos que, posteriormente, se subdividen para delimitar nuevas islas, cambiando así completamente las condiciones primitivas del río.

7Esta segunda zona comienza generalmente allí donde los guijarros y las rocas se ven en el lecho del río y su formación rocosa es predominante.
3° En la tercera zona los rápidos aumentan y el río se convierte en torrente; su curso se compone de una sucesión de cuencas y saltos que se acentúan cada vez mas hasta que las aguas se subdividen y se pierden en los pliegues y las fisuras del terreno, o lanzándose de golpe de una gran altura se dirigen al remontarse, de catarata en catarata, hasta su punto de origen.

8Tomando esta descripción como una constante en estos ríos se puede tener una idea bastante racional de las pendientes relativas de los valles y de su formación geológicas, según la extensión proporcional que ocupa cada una de las tres zonas en los diversos afluentes y en el río que los recibe.

9En las arterias principales que conforman de manera natural las vaguadas mas bajas suele suceder que la primera zona tiene una mayor extensión que la de los afluentes.
Asimismo, de dos tributarios, aquel que desemboca en la parte mas baja de la arteria principal es, dadas iguales condiciones, el que en la primera zona tiene mayor extensión. Sin embargo, en los sitios donde existe una depresión de la cresta principal, se observa como regla general que el afluente que desciende de su cercanía reproduce proporcionalmente las fases de la arteria principal, ocupando una mayor extensión antes de llegar a la parte torrencial de su curso. Se encuentra un ejemplo palpable en el río Batatilla, alto afluente del Cué (Darién meridional), que conduce a una depresión notable de la cordillera.

10De esto se puede deducir que cuando un tributario desemboca en la parte alta o torrentosa de un río principal, con una extensión relativamente más considerable de régimen tranquilo, sigue una orientación poco inclinada sobre la dirección general de la cordillera, y hay, digo, motivos para inferir que este lleva una depresión y que el valle en el cual corre ese mas bajo que el de su afluente que no presentan las mismas condiciones. Es lo que se puede observar de manera notable en el Tiati (Darién meridional); el río desemboca en el Tupisa donde empieza a mostrarse el régimen torrentoso todavía en la primera zona tranquila, cuando el Tupisa ya es un torrente. Como resultado, en valles respectivos aparece una gran diferencia de nivel que se podría atribuir, con razón, a una depresión verdaderamente extraordinaria que del valle baña, haciendo suponer también una excepción a la regla que rige las proporciones de las masas montañosas.

11Sin embargo, mientras el curso de este río tiene una extensión bastante limitada porque, como lo hemos dicho, su lugar de origen se encuentra antes de llegar a la parte mas alta de la cordillera, la rapidez adquirida por la inclinación de la primera parte de su curso contribuye mucho a hacerlo penetrar mas profundamente en los terrenos poco consistentes que se encuentran mas bajos, dando así índices extremadamente favorables para la configuración del valle superior, índices que sólo han sido justificados a medidas6.

La formación geológica del istmo esta lejos de ser idéntica. La cresta indina, llamada muy justamente la espina dorsal del globo, desciende de una manera notable comunicado los pórfidos piroxenos y plutonianos de Costa Rica con las sienitas y las serpentinas del Chocó y de Antioquia. La existencia de lava, cenizas volcánicas, piedra, pómez, resinas u obsidiana no ha sido comprobada sino al pie del volcán inactivo de Cariquí (3.485metros) en el departamento de Veragua o mucho mas al sur en la cordillera del Baudó. Entre Boca del Toro y Colón la vertiente norte es principalmente metamórfica; cerca del distrito aurífero de Mineral se ha encontrado especialmente arcilla feldespática, pizarra, gneis, granito y sienita. Casi todas estas rocas están dispuestas en capas próximas a la vertical, constituyendo así un testimonio de los violentos estremecimientos que han dado al país la fisonomía abrupta y accidental que tiene hoy día. En el istmo de Panamá propiamente dicho, entre el cerro Trinidad al occidente a los altos de Maria Enrique al oriente, se encuentra una caótica multitud de cúspides poco elevadas, muchas veces cubiertas de gruesos bloques blanquecinos, contrastado con el tinte rojo del sol y que se toma por morenas, pero que no son en realidad sino las partes mas duras de las rocas aun no transformadas en arcilla por la acción de los meteoros. Estas elevaciones parecen agrupadas en forma de círculo como si hubieran sido producidas por elevaciones anulares. Las líneas de cresta que coronan el círculo en el centro del valle, dándole a este aspecto de embudo, parten de estos picos uniéndolos con las otras colinas y permiten suponer que estas cimas así dispuestas son los restos de cráteres de montañas volcánicas apagadas desde hace muchos siglos. Estos valles en forma de embudo no aparecen seriados en línea recta como generalmente ocurre con los volcanes, y no se encuentran en ninguna parte del istmo colombiano productos eruptivos de los volcanes terrestres sino gran cantidad de tobas de palagonitas, brechas y conglomerados análogos a los productos de los volcanes submarinos. No existen los granitos, las sienitas y las pizarras cristalinas, mientras que las tranquitas, los basaltos, las doleritas y los diferentes conglomerados que se derivan constituyen, con las rocas sedimentarias, las formaciones dominantes. En los valles del alto Chagres, del Obispo y del Río Grande existe un depósito de sedimentos formados en su parte superior por arcillas endurecidas, pizarras abigarradas, seguidas por variedades de arenisca bastante tierna y de pizarra negra que pertenecen a la parte inferior estéril del terreno carbonífero. Sólo se ve un poco de caliza en el valle que va del Chagres a Ahorcalagarto y a Vamos-Vamos, especialmente en la Campana, cuyos bancos resplandecientes están llenos de fósiles marinos. Las orbitalitas abundan y pueden ser clasificadas en los comienzos de la época terciaria. Sobre la costa de Panamá, alrededor de la ciudad y en las islas de la Bahía, se encuentran conglomerados o brechas rojizas que contienen residuos de pórfido y de granito exceptuando basaltos y doleritas. Estas rocas, medianamente duras, están coloreadas por el peróxido de hierro y mezcladas con la arcilla. Cerca del Gran Océano se encuentra, también en lechos poderosos, una roca que Garella llamaba arenisca roja, pero que ha sido reconocida como toba raquítica. En la costa norte, a partir del valle del Chagres, se extienden tobas submarinas muy ricas en conchas que contienen numerosos residuos traquíticos. Casi todas las playas al occidente de Colón están cubiertas de una arena negruzca, ferruginosa, con gran cantidad de partículas metálicas, peso específico considerable y un aspecto muy distinto al de las arenas comunes; también se observa en la isla Sheppard, al fondo de la espléndida bahía del Almirante, la aparición de lechos profundos de calizas carboníferas pertenecientes a la serie del terreno pérmico. De acuerdo con su dureza las rocas son fáciles de clasificar y se hacen cada vez más resistentes a medida que se acerca al centro. La formación geológica es principalmente porfídica y entrampada en la región del suroriente, desde Panamá hasta las últimas estribaciones de la cadena central, a pesar de algunas apariciones de arenisca y de grawaca. La formación de arenisca y de caliza conchífera terciaria abarca todo el terreno restante entre el río Trinidad, el Chagras y la bahía del Limón, y la ladera de todas las colinas están recubierta superficialmente por terrenos de sedimentos modernos. En una palabra, todos estos espacios, cualquiera que sea la naturaleza del subsuelo, están generalmente cubiertos por una capa de tierra vegetal y de arcilla de aproximadamente diez metros.

12Los fósiles de estas capas sedimentarias representan moluscos que viven todavía en uno u otro de los dos mares. Algunas especies son tan nuevas que aún no han tenido tiempo de fosilizarse, en el sentido riguroso de la palabra. Entre ellas se destacan: las haliotides, divididas y nacaradas, las fólades, aún sepultadas en los conglomerados arenosos que han cavado, las ciprides y hasta los pectenes en las tobas volcánicas del Emperador .La devastación de las erupciones ha hecho desaparecer completamente toda traza de organismo cerca de San Pablo y la Gorgona; sin embargo, cerca de la cantera de Bohío Soldado se observa un lecho basáltico que cubre una delgada corteza de arcilla arenosa que oculta apoca profundidad conchas semifósiles idénticas a las que acabo de mencionar.

13Desde el punto de vista petrográfico, hay que distinguir en primer lugar las rocas cristalinas, todas de origen ígneo, cuya transformación y descomposición ha formado la casi totalidad de los otros terrenos; en segundo lugar, las brechas, tobas, areniscas, etc., que de ellas se derivan7. Esas rocas cristalinas provienen de los volcanes submarinos correspondientes a las series doleriticas y traquiticas. La primera es más reciente que la segunda y se le superpone, lo que concuerda con los fenómenos observados en los países donde se encuentran formaciones ígneas, especialmente en Auvernia y en Hungría, cuyas rocas son muy similares a las de Panamá. Los otros terrenos formados a expensas de las dos categorías precedentes son aún mas modernos, pudiéndose encontrar allí huesos humanos fosilizados. Se debe así admitir que en el sitio donde se encuentra el istmo de Panamá existía antiguamente un estrecho mas o menos ancho que unía las aguas del Atlántico con las del Pacifico. Este estrecho, que quizá pudo haber visto el Atlante de los tiempos primitivos, estaba colmado, al menos en parte, por corrientes submarinas inicialmente traquiticas y luego doleriticas. Entre las dos épocas o periodos de estas corrientes ha pasado un gran lapso, durante el cual tuvo lugar la formación de la mayor parte de las tobas traquiticas transformadas de la región y probablemente también de las calizas que se observan en el valle del Chagres. Es mas que presumible que el conjunto haya sido elevado hacia el comienzo de la época terciaria y casi al mismo tiempo que el sistema posnumilitico de los Pirineos, adquiriendo en ese momento casi el mismo relieve que tiene hoy día.

14Sesenta kilómetros al oriente de Panamá, en el istmo de San Blas, las variaciones son ya considerables: predominan los gneis y las pizarras metamórficas.

15Las doleritas y los gruesos cristales de hornablenda engastados en una masa feldespática abundan en los cantos rodados que forman los arenales. Las calizas y las areniscas duras son frecuentes en el valle de Bayano. En general, las rocas del valle e Mamoni superior son mas duras que las del Darién meridional y un poco menos compactas que las del istmo de Panamá propiamente dicho. Es probable que la cordillera de San Blas sea la mas antigua de toda la región que nos ocupa; es el punto central alrededor de cual las otras elevaciones se produjeron gradualmente. Los agentes atmosféricos, cuya acción es tan significativa en los climas calidos y húmedos, desagregan y descomponen las rocas en mayor medida que en los alrededores de Panamá, donde son geológicamente más modernas. Esta acción es tal que la vertiente del Atlántico, generalmente mas lluviosa que la del Pacifico, esta recubierta de una capa de humus y de tierra blanda aún más espesa y más fértil; también la flora del primero es superior en riqueza a la del segundo.

16En el Darién meridional, la formación geológica del istmo no presenta trazas volcánicas recientes. Los sondeos ejecutados con la perforadora jamás han revelado la presencia de rocas cristalinas, de la que se encuentran sin embargo especimenes en los cantos rodados que arrastran los ríos en la parte torrencial de su curso.

17Estos cantos rodados no se encuentran sino muy poca arenisca o pizarra pues las rocas mas duras, anfibolitas de toda clase desde la diorita de gruesos cristales hasta la dolerita, las han reducido a limo que ha sido arrastrado luego por las aguas. Cabe anotar que los gruesos guijarros que forman el arenal de las islas del golfo de San Miguel y en particular de la isla del Cedro son de la misma naturaleza; la roca in situ es una arenisca fácilmente desmenuzable en estratos casi horizontales. Entre el canto rodado del Tuira superior se encuentra aún pórfido rojo cuarcífero en muy pequeñas cantidades y rocas feldespática i silíceas de distintas clases, en tanto que los bordes del vasto estuario del Sabana, hacia abajo del limite de las mareas, donde este río de aguas malsanas se estrecha de tal manera que se transforma en un arroyo sin importancia, se encuentran bancos de caliza muy fosilíferos anteriores a los últimos cataclismos geológicos.

18En estos parajes existió probablemente una comunicación entre los dos océanos en una época relativamente moderna; sin embargo, es difícil precisar en qué momento tuvo lugar la ultima elevación como consecuencia de la escasez de los fósiles. La parte del istmo colombiano que particularmente nos ocupa formaba así, muy posiblemente, una isla que separaba a Panamá del resto de América Central y la aislaba de las dioritas y granitos primitivos de la cordillera occidental de América Meridional por otro estrecho que unía los golfos de San Miguel y de Urabá. Cuando la cadena terciaria del Baudó emergió de las aguas y se unio a los últimos derrumbes basálticos de Tado Morros, desprendidos éstos de lo que se llama cordillera occidental, colmo el espacio intermediario o estrecho del sur formando dos valles bastante bajos por donde corren ahora el Atrato y el San Juan, valles que se desarrollaron considerablemente en el periodo posterciario por los enormes aluviones depositados por estos ríos de prodigioso caudal8. En esta misma época la inmensa vaguada del Cauca formaba un vasto lago que no había encontrado aún su principal salida hacia el norte a través de la compacta meseta del Estado de Antioquia. Se trata sin duda de la misma elevación que unía el extremo sur de la arista occidental con la cadena central, rechazando y haciendo desbordar una parte de las aguas de este inmenso lago andino hacia el mar del Sur por el valle del Patia, única brecha que penetra profundamente en el interior de la tierra que hay entre el cabo de Hornos y el Darién.

19Las costas, especialmente la islas del Atlántico, están muchas veces protegidas por los arrefices de coral, las planicies estas formadas por aluviones arcilloarenosos; a medida que se sube y se penetra en el interior aparece la pizarra, luego la arenisca y los conglomerados calizos. Un banco de hulla atraviesa profundamente todo el istmo desde Chiriquí, donde es muy abundante, hasta el Tuquesa y el golfo de Urabá, aflorando no lejos de Penonomé y de los ríos de Indios, Juan Díaz, etcétera.

20Todos los afluentes del Atrato que nacen en la cordillera de Antioquia, y son muy numerosas, acarrean oro en abundancia. En valle del Rió San Juan es quizás el sitio del mundo mas rico en platino y las ramificaciones del monte Pirri contienen cuarzos auríferos y calizas arcillosas muy ricas; la arena de numerosos ríos que se desprenden de el contienen casi siempre metales preciosos.

21Una vegetación exuberante, de follaje la mayoría de las veces perenne, cubre todo el suelo; por eso las vías de unión son mas difíciles y las exploraciones fatigantes, minuciosas y poco fecundas en resultados inmediatos.

22En las costas hay una gran profusión de manglares9 de mil raíces, manzanillos10 de emanaciones nocivas, hicacos o ciruelos tropicales