Ficha n° 1646

Creada: 31 julio 2007
Editada: 31 julio 2007
Modificada: 18 agosto 2007

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Autor de la ficha:

Ivonne SUÁREZ PINZÓN

Publicado en:

ISSN 1954-3891

La mirada francesa del “otro”, habitante de Panamá y Daríen. Siglo XIX

El artículo busca descifrar algunos elementos del complejo y dramático proceso de encuentro de mundos a la vez semejantes y diferentes. Las fuentes de la investigación están compuestas por un grupo heteróclito de textos producidos por autores franceses : libros de viaje, documentos administrativos y estudios científicos o técnicos pertenecientes a la mayor parte de las disciplinas existentes en el siglo XIX, marcado por grandes cambios teóricos y metodológicos, pero sin la presencia de un paradigma epistemológico dominante.
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Autor(es):
Ivonne Suárez Pinzón
Fecha:
Julio de 2007
Texto íntegral:

1

El objeto de estudio: La mirada francesa de Panamá y Darién en el siglo XIX.

2 Nuestro análisis sobre la mirada francesa del Otro, toma como ejemplo las regiones de Panamá y de Darién Meridional, durante el siglo XIX. La importancia geoestratégica de esta zona interesó a las potencias y, entre ellas, a Francia. Estudiamos aquí tanto las publicaciones realizadas después del recorrido de varios franceses por dicha región, como también los documentos debidos a numerosas personas que, sin salir de Francia, publicaron contribuciones cuyo objeto es el análisis de este espacio geográfico. Muchos textos están consagrados a la exploración y realización de la ruta interoceánica o al llamado Escándalo de Panamá. Estos hechos, al igual que la pérdida de Panamá por parte de Colombia, son consecuencia, entre otras cosas, de los eventos históricos producidos en razón de una particular mirada francesa del Otro. Las publicaciones analizadas no pueden considerarse solamente como Literatura de viajes. En realidad, contamos con un gran número de estudios científicos o técnicos. Estos trabajos son realizados por representantes de la mayoría de las disciplinas científicas existentes en el siglo XIX cuando, sin la presencia de un paradigma epistemológico dominante, grandes cambios intervienen en la teoría y en la metodología científica. Respondiendo a las circunstancias globales de su siglo, en los autores trabajados todos los modelos se unen o se superponen. Las perspectivas de análisis son el estudio de las mentalidades, las relaciones entre los órdenes empírico e imaginario y las concepciones ideológicas. Diversos puntos son tomados en cuenta: la metodología de investigación científica y de aproximación al Otro, el role de las instituciones científicas y particularmente de la Sociedad de Geografía de París, el utilitarismo colonialista, el elitismo inherente al ideal de civilización y el sentimiento de superioridad que acompaña las políticas de expansión. Ello, sin olvidar el complejo ideológico puesto en juego para el estudio de las realidades naturales y sociales, el conjunto de creencias y de sentimientos que rigen la mirada del Otro, el exotismo, la manera como se mezclan al ejercicio científico prejuicios tales como la utilización de la naturaleza para el despliegue del egotismo y de formas de apropiación y, la mirada etnográfica racialista marcada por el etnocentrismo. El empleo del concepto del Otro puede parecernos más cercano a los análisis psicológicos que a los históricos, en razón de la referencia a un ser que no es semejante del sujeto y que J. Lacan escribe con mayúscula para diferenciarlo del concepto psicológico del “otro”, es decir, del compañero imaginario1. No somos pioneros en este tipo de aproximación conceptual, ya utilizada por reconocidos investigadores hace algún tiempo2. En este trabajo, entendemos por el Otro, ese que – a los ojos del hombre nacido en la civilización occidental – representa lo extraño, tanto el hombre extranjero a la cultura europea, como su entorno geográfico, económico, social y político. El Otro constituye la afirmación – a través de la identificación basada en el desconocimiento – de la diferencia entre el Yo y el extranjero por naturaleza y cultura. A partir del encuentro con el Otro, el sujeto occidental se cuestiona sobre sí mismo y se precisa en su diferencia, en un proceso marcado por sensaciones contradictorias. Entre la angustia y el orgullo, los estados de espíritu del occidental revelan un pensamiento dominado por diferentes parámetros culturales y especialmente por un subjetivismo que lo impulsa a la afirmación de sí mismo en tanto que ser superior. El Otro es por tato el espacio de relación entre el “Yo” y un afuera problemático. Analizamos más de cien escritores franceses, autores de libros de viaje, documentos administrativos y estudios científicos o técnicos en diversas disciplinas. Aparte de los diplomáticos que en razón de sus funciones se preocupan esencialmente de la vida política de la región y de la puesta en valor de sus bienes personales, los autores no parecen integrarse a la vida social de Panamá o del Darién. Esto se cumple también para aquellos que, como Saffray, Mollien, Le Moyne o Bresson, escriben sobre otras regiones colombianas en donde sí participan de eventos científicos, políticos o culturales. Ello, porque el problema del canal obliga a numerosos autores a visitar al menos circunstancialmente la región, para no permanecer al margen de las polémicas y estudios considerados fundamentales en ese momento. En estos textos el centro de la mirada está representado por la construcción del canal, el comercio portuario con Panamá, la presencia de negros y de indios y, sobre todo, la magnificencia de la naturaleza. Muchos otros autores nos han dejado tan sólo pequeños trazos exclusivamente técnicos relativos a la salud, la Ingeniería, la Hidrografía, la Cartografía o, listas de palabras traducidas, textos éstos, en los cuales encontramos poco espacio para nuestro análisis sobre mentalidades.

La mirada francesa del Otro

3Después del siglo XVI, la importancia geoestratégica que algunas potencias europeas atribuyen a Panamá y Darién Meridional, los invita a adelantar su exploración. Ellas buscan tomar posesión de la región y rápidamente identifican su riqueza y la posibilidad de establecer allí una comunicación interoceánica. Sin embargo, los intereses de una España incapaz de asumir un proyecto de tal envergadura la hacen hostil al establecimiento de toda relación entre los habitantes de la zona y los otros europeos, a pesar de lo cual, estos contactos se vuelven cada vez más frecuentes, induciendo de forma aparentemente contradictoria, el abandono administrativo de la región.

4En el siglo XIX, después de los repetidos contactos establecidos por parte de las potencias europeas con las regiones de Panamá y Darién, continúa profundizándose el complejo y dramático encuentro de estos dos mundos, a la vez semejantes y diferentes. El movimiento de Independencia abre de nuevo las puertas y con el apoyo del gobierno colombiano las potencias, Francia incluida, se motivan nuevamente por la zona con el interés fundamental de construir allí la vía de comunicación que todas ellas desean. Es decir, la vía promovida por Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander von Humboldt tanto durante su estadía en la Nueva Granada entre 1799 y 1803, como después, a través de la Sociedad de Geografía de París fundada por él o, de la publicación en París de su Ensayo político sobre el Reino de la Nueva Granada3. A pesar de su labor, esta zona, mirada por los franceses como un lugar desconocido, exótico y prometedor, permanece relegada a la periferia geográfica colombiana.

5Durante todo el siglo XIX la importancia geoestratégica de la región atrae numerosos franceses: diplomáticos, analistas, científicos, autores de proyectos de vía, ingenieros, médicos, miembros de comisiones de exploración, turistas, marinos, periodistas, encargados de misiones científicas, demandadores de misiones que no logran llevar a cabo sus proyectos, navegantes y capitalistas. Ellos producen una masa heteróclita de documentos que cubren un espectro extremadamente vasto que se extiende desde la Literatura de viaje hasta los estudios científicos o técnicos en la mayor parte de las disciplinas del saber. La tendencia de aparición de tan variados textos sigue tanto las particularidades de las relaciones diplomáticas establecidas entre Francia y Colombia, como los procesos históricos de cada uno de estos países. La mayoría de los textos tienen una estrecha relación con la exploración y construcción de la vía interoceánica.

6En esos escritos encontramos una notable diversidad de motivaciones y contenidos y una gama estilística comprendida entre el informe científico y el relato de viaje que en ocasiones se reviste de una aparente cientificidad. Los autores, sin duda determinados por sus intereses económicos, aparecen en búsqueda de fuertes emociones, del Otro y de sí mismos, impulsados por una curiosidad intelectual, un interés por la naturaleza y el deseo de compartir el conocimiento adquirido. Los textos, generalmente pluridisciplinarios, testimonian de la educación liberal recibida en esa época por los autores.

7Digamos también que los restos de una mentalidad antigua se codean con los elementos modernos de la investigación ligados al nacimiento de las nuevas disciplinas científicas. Casi todos los autores indagan sobre la naturaleza y se dedican a la descripción geográfica generalizadora y utilitarista. Asistimos a través de ellos a un renacimiento de la edad de oro de la Geografía como estructurante del saber especializado. Así, además de compartir el role particular que juega esta disciplina, los textos tienen entre otras características comunes, la pluralidad de miradas y la polifonía disciplinar y de escrituras.

8La diversidad de acercamientos metodológicos sumados o superpuestos no hace más que confirmar que, como grupo, los autores responden a las circunstancias históricas globales de un siglo desprovisto de paradigma metodológico. Ello, porque la teoría y las metodologías científicas están en proceso de especialización disciplinar. No obstante, la diversidad metodológica no excluye la proximidad de algunas concepciones del saber que los textos comparten, tales como: la actitud de observar, inventariar, colectar y describir para clasificar, la exigencia de verdad y exactitud, el sentido utilitarista de la práctica, las concepciones evolucionistas y deterministas, la visión lineal y heroica de la historia, la valorización y empleo de fuentes de diverso orden y, el manejo de mecanismos diversos para adelantar la crítica documental. Estas prácticas definen una mirada evolucionista y totalizadora del Otro, la cual da a la vez una identidad al observador, utilizando al Otro como espejo de sí mismo.

9La idea de la influencia determinante de los factores físico-geográficos como responsable de la identificación de los individuos es un verdadero lugar común. La linealidad evolucionista marca igualmente la concepción de una historicidad donde encuentran lugar una visión fatalista, el culto de la personalidad y de las fuentes y la visión de un progreso esperado y buscado. Si bien las teorías de Darwin, Bernard y Taine no triunfan hasta después de 1870, encontramos en los autores trabajados pasajes que muestran que el determinismo, en tanto que sistema filosófico, comienza a imponerse en las ciencias antes de esta fecha.

10La objetividad, la exactitud y la verdad, son imperativos categóricos que aparecen como el fundamento ideológico y moral. Sin ninguna mediación, la experiencia personal y la autoridad de los testigos oculares son la garantía de la autenticidad, la exactitud y la veracidad. El juego entre la particularidad y la generalización – o la globalización – permite corroborar los hechos. La utilización de las fuentes como instrumentos o meta de la investigación está dominada por los conceptos y las metodologías de la crítica documental propia de la época. La búsqueda de informadores orales, de objetos y de documentos se torna crucial. La valorización o la veneración de las fuentes desemboca en el deseo de poseerlas y termina por incitar al acto del colonizador por excelencia, es decir, el despojo real del Otro.

11Para los autores, su superioridad les parece una condición adquirida en tanto que miembros de las élites, representantes de su patria y portadores de la civilización. Ella abre el camino a la crítica de los aspectos más diversos, con total independencia frente a todo orden de poder. Cuando ellos abordan de manera crítica la cosmovisión religiosa de la población regional, en realidad, nos informan sobre la suya. En ocasiones, la calificación de sí mismo se convierte en la descalificación del Otro.

12En el último cuarto del siglo, los esfuerzos privados de los hombres de empresa aliados a los científicos, especialmente representados por la Sociedad de Geografía de París, terminan por imponer en Francia los intereses expansionistas de sus miembros. La mentalidad colonial que ellos pregonan a lo largo de todo el siglo lleva a las instituciones privadas y públicas a jugar un role preponderante en el acercamiento del Otro. Ello, en vista de la exploración de una zona que les interesa por las posibilidades de expansión económica y científica que ofrece y que las instituciones consideran fundamental para el desarrollo de una política colonialista, que garantice la entronización del poder francés en el mundo.

13La acción y la mentalidad conservadora de esos sectores que pregonan la extensión colonial del sistema capitalista, de su religión y de la ciencia, son evidentes tanto en la forma de intervenir en los asuntos vividos entre Francia y Colombia durante el siglo XIX, como en los intereses y procedimientos utilizados en las demandas de misiones y en la participación en el seno de las instituciones científicas. Ellos buscan un compromiso económico del gobierno francés con la apertura del canal interoceánico y a través de éste, la afirmación del dominio de su país en esta parte de Colombia.

14Así pues, es innegable que la importancia geoestratégica de la región y la posibilidad de intervenir en ella para la construcción del canal suscitan el interés de Francia. Dependiendo de las condiciones políticas y de la situación interna de Colombia, ella está presente en la zona mediante sus instituciones públicas y privadas. Estas organizan expediciones técnicas y científicas en casi todos los terrenos y a lo largo de todo el siglo participan, a diversos niveles, en los proyectos de exploración. Para garantizar su correcto desarrollo, contribuyen con sus recursos científicos, administrativos, financieros y políticos. Los intereses públicos y privados que tales instituciones representan, terminan por ser complementarios. Los empresarios, la administración francesa y las instituciones científicas unen sus esfuerzos en pro de un objetivo que les es común.

15Las misiones científicas son el instrumento más importante por medio del cual el Estado francés alienta los estudios de la zona y se aproxima a los intereses de los científicos y hombres de empresa. Las expediciones se desarrollan con el apoyo de este gobierno y de las élites próximas al poder. Para éstas, los recursos en productos naturales o manufacturados y la apertura de vías de comunicación, ofrecen un interés particular representado en la legitimación de las actividades científicas, contribuyendo así a la afirmación de una nación en expansión.

16El papel de las instituciones científicas y, de manera determinante, de la Sociedad de Geografía de París, es muy importante para la formación científica, el impulso de investigaciones en la zona y la difusión de los conocimientos adquiridos. Muchos de los autores analizados tienen una relación más o menos estrecha con una o varias instituciones científicas y por lo tanto, con las élites científicas del siglo XIX en Francia. La difusión de los resultados garantiza el funcionamiento de un cuerpo científico interdisciplinario que se interesa en la región. Este interés parece inseparable del universalismo, o dicho de otra manera, de la expansión de la civilización francesa y del colonialismo. Los objetivos pasan por la apertura de la línea interoceánica y las acciones anexas a ello, en las cuales se constata una impresionante mezcla de los poderes gubernamentales y científicos.

17Los intelectuales y políticos franceses que se vuelcan sobre la zona están orgullosos de ser los hijos de un siglo en el cual deberían imponerse la civilización y el progreso. El hecho nacional es a sus ojos un hecho universal y un espacio en el cual la mirada sobre ellos mismos y la mirada del Otro mantienen una relación recíproca. El sentimiento de superioridad es una condición previa que permite justificar las investigaciones consideradas de utilidad a los valores nacionales y humanitarios. Las ideas de nación, civilización, humanidad, aprovechamiento económico y universalismo son perceptibles en filigrana a través de las descripciones, de las actividades de los investigadores y de la mirada que ellos tienen del Otro.

18Para un grupo de autores, la misión civilizadora francesa se reviste de humanitarismo: Respetando la noción de rentabilidad en sentido capitalista, algunos de ellos se reclaman de la tradición revolucionaria y filantrópica, uniendo al progreso la búsqueda del bienestar universal y de una igualdad que, como idea, se apoya en una visión abstracta de la humanidad. Sin embargo, para otro grupo de autores, la ideología civilizadora universalista acompaña las políticas de expansión político-económicas tales como la apertura del canal interoceánico y los proyectos de establecimiento de colonias.

19La concepción de nacionalismo de los autores es muy variada. Entre ellos hay herederos del concepto de nación nacido de las ideas de la Revolución, pero la mayoría de ellos profesan un nacionalismo sentimental que pregona el expansionismo como medio de conseguir la gloria de su nación. Por otra parte, el universalismo toma la connotación de un progreso histórico que justifica el orgullo de contribuir a él. Nadie duda que el progreso universal sea la meta de las diversas formas de nacionalismo, de expansionismo, de capitalismo, pero también de algunos sentimientos humanitarios, democráticos o filantrópicos.

20Entre los autores son numerosos los representantes del expansionismo que poseen auténticos medios de presión hacia una verdadera política de expansión colonial francesa. Dejadas aparte algunas aproximaciones que tienden a pasar en silencio los objetivos de orden económico en miras a aprovechar perspectivas de exploración puramente científicas, de placer turístico o de moral civilizadora revolucionaria, es evidente que las otras proposiciones convergen en el sentido general de la expansión y la apropiación. Las ideas expansionistas se deslizan suavemente en el discurso que justifica los trabajos de apertura del canal, a veces acompañados de admiración por la conquista española, sin impedir por ello una cierta crítica del régimen de esta metrópoli en los territorios americanos.

21Algunos autores están firmemente convencidos de los beneficios económicos y políticos, pero también religiosos, que podrían obtenerse de una colonización confiada a los inmigrantes, obra humanitaria emprendida por pioneros en nombre del progreso y del bienestar del universo. Para algunos, el expansionismo pierde su violencia intrínseca en vista de la extensión de la civilización y la fuerza militar es un mecanismo necesario al apoyo de las colonias. El interés por la extracción de riquezas naturales, argumento utilitarista reivindicado sobre la base del interés general de la sociedad francesa, se utiliza para llamar la atención sobre la región. Las instituciones comparten este punto de vista y los inversionistas privados se solicitan sin parar porque a pesar de todo, lo que está en juego es el porvenir de quien mira al Otro en busca de mejores medios de explotarlo.

22Con pocas excepciones, el utilitarismo que busca la rentabilidad capitalista se impone al humanismo en la concepción de los autores sobre las relaciones de trabajo. Universalismo rima entonces con expansionismo y explotación de la mano de obra. Se impone la relación entre costo de la mano de obra y rentabilidad. Sin embargo, algunos problemas como el humanismo o la vida y muerte dignas constituyen una preocupación para algunos de autores.

23Seguros de la primacía de la civilización francesa, los autores se sienten obligados a expandir por todas partes sus valores culturales. De allí, el despliegue de una ideología civilizadora. Algunos esquemas ideológicos se visten de un sentimiento de buena conciencia que oculta los intereses económicos y los prejuicios sociales, religiosos, raciales y étnicos. De ahí la tendencia a justificar todos los mecanismos de transmisión de la civilización. En algunos textos, la primacía moral de la civilización europea y el progreso se confunden con la preeminencia de una sola religiosidad determinada por conceptos morales ligados al catolicismo. Lo anterior explica la tendencia a justificar todos los mecanismos de transmisión de la civilización. La religión, ligada a la noción de civilización se convierte en un instrumento de diferenciación y conduce a una mirada de desprecio del Otro.

24En esta ideología que pregona la civilización universal, el progreso, el comercio internacional, el crecimiento industrial y el desarrollo de medios de comunicación, la construcción del canal ocupa un lugar de elección. La construcción de la ruta interoceánica da a casi todos los autores la certitud de trabajar por una obra de expansión de la civilización francesa. Para algunos, construcción del canal, civilización y religión forman una tríada de obligaciones a imponer al Otro.

25A pesar del ideal de cientificidad, la mirada que los autores tienen del Otro tiende a la vez a su descubrimiento y apropiación, compromete sus prejuicios socio-étnicos y vira a la autoafirmación. Su manera de mirar el Otro, que ellos suponen objetiva, les parece el resultado lógico de una época caracterizada por la ambigüedad, la multiplicidad y la falta de definiciones teóricas y metodológicas.

26Cuando los autores definen los habitantes de la zona los desvalorizan, o bien, experimentan simpatía o piedad por los que ellos consideran “salvajes”, “primitivos”. Pero en los dos casos, los autores los idealizan y los utilizan para sus propios fines lejos de la realidad de los pueblos que son el objeto de su discurso. En ocasiones retoman parcialmente la tesis según la cual los indígenas serían pueblos próximos de la naturaleza, conforme al mito del Buen Salvaje. En otras ocasiones tratan de adelantar análisis racialistas científicos y caen buenamente en el racismo, sucumbiendo frecuentemente a la admiración y el exotismo. Su mirada, algunas veces egotista, está orientada por las concepciones colonialistas y elitistas unidas al ideal de civilización universal y casi siempre marcadas por el etnocentrismo, porque lo que ellos ven cuando miran al Otro, son ellos mismos.

27Muchos autores parten del principio según el cual, gracias a los instrumentos de su metodología científica, la barrera gnoseológica entre los indígenas y los europeos se vuelve obsoleta. En consecuencia, su discurso, que oscila entre el propósito universalista y la particularización, es ingenuo en ocasiones, a pesar de conllevar intereses privados o nacionales colonialistas. En conjunto, se trata de una mezcla de ritual epistemológico, de cinismo, de ficción y de idealismo. Las descripciones de la lengua, creencias, hábitos y costumbres, de las leyes y del medio natural que siempre los maravilla, no excluyen ni lo fantástico, ni lo irreal y el hechizo codea el racismo, el egotismo y el egocentrismo. Si bien ellos tratan de negar el subjetivismo, su observación científica construye un personaje mítico que ellos toman por el auténtico Otro.

28Frecuentemente, la curiosidad de los autores se vuelca en el registro estético-geográfico. Convierten la “naturaleza exótica” en un objeto de estudio en donde el hombre que la habita es tan sólo un elemento de más, con frecuencia poco digno de atención, que vive en pequeños grupos más o menos bárbaros o violentos, sometido o a someter en razón del principio de su inferiorvación científica construye un personaje mítico que ellos toman por el auténtico Otro.

28Frecuentemente, la curiosidad de los autores se vuelca en el registro estético-geográfico. Convierten la “naturaleza exóticaâ€