Ficha n° 1550

Creada: 18 junio 2007
Editada: 18 junio 2007
Modificada: 12 agosto 2007

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Autor de la ficha:

Carlos Gregorio LÓPEZ BERNAL

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Compadrazgos, negocios y política: las redes sociales de Gerardo Barrios (1860-1863)

Este artículo estudia la manera como se mezclaban las relaciones sociales, los negocios y la política en la sociedad salvadoreña a mediados del siglo XIX. Utilizando la correspondencia privada y oficial del caudillo Gerardo Barrios, quien estuvo en la cima de su poder entre los años 1858-1863, se explora la forma cómo el poder político favorecía los negocios, y como las relaciones sociales, en este caso el compadrazgo, ayudaba a establecer y consolidar relaciones comerciales y políticas. Se demuestra asimismo, que los gobernantes usaban recursos del incipiente Estado en beneficio de intereses privados y se cuestiona ademas la tradición aceptada de que Barrios fue un cafetalero e impulsor decidido de la caficultura en El Salvador. Su correspondencia demuestra, que más que cafetalero era terrateniente, añilero y comerciante.
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Autor(es):
Carlos Gregorio López Bernal
Categoria:
Revista Cultura, N° 96, mayo-agosto, 2007
Fecha:
2007
Texto íntegral:

1El autor1 es profesor en la Licenciatura en Historia de la Universidad de El Salvador

Introducción

2Gerardo Barrios ha sido una figura prominente en la historiografía salvadoreña. De los caudillos decimonónicos es el que más atención ha recibido por parte de los historiadores. Sin embargo, la mayoría de los trabajos sobre Barrios adolecen de un enfoque apologético. Más que tratar de comprender al personaje y la época en que vivió, se ha tratado de justificarlo y mitificarlo. Además, la mayoría de trabajos se centran en la vida política o en las acciones militares del caudillo2. Por otra parte, en muy pocos de ellos hay un uso sistemático de fuentes primarias. En este último aspecto, el trabajo de Ítalo López Vallecillos es una interesante excepción. Este autor hizo acopio de abundante documentación, la mayoría oficial. Lastimosamente, fue muy poco crítico con las fuentes y creyó todo lo que en ellas aparecía3.

3A inicios de la década de 1990, Héctor Lindo escribió un artículo que rompió con la línea apologética y comenzó a ver a Barrios como un interesante problema de investigación histórica. En pocas páginas Lindo cuestiona sistemáticamente los mitos construidos alrededor de la figura de Barrios, desde la aparente popularidad del caudillo, las obras a él atribuidas, hasta la fortaleza misma del estado barrista4.

4En todo caso, a Barrios se le ha visto únicamente como político y caudillo. Se ha olvidado una cuestión obvia. John Lynch y François Chevalier coinciden en señalar que cualquier caudillo necesita tener una base económica que le permita financiar, en parte, sus proyectos políticos, pero, sobre todo, “recompensar” el apoyo que sus adeptos le brindan5. Es decir, al caudillo se le sigue porque tiene un carisma que atrae a las masas, pero también porque apoyándolo se tiene la posibilidad de ganar algo. Es decir, se establecen relaciones de clientelismo que suponen, en palabras de Lynch, “un intercambio personal e informal de recursos —económicos o políticos— entre partes cuya situación resulta marcadamente desigual6”. Por lo tanto, tan importante como estudiar las acciones políticas de Barrios, será el estudio de sus actividades económicas.

5Lynch señala que la vinculación de un caudillo con sus seguidores supone el intercambio de bienes económicos y políticos. Sería interesante agregar los “bienes simbólicos”, entendidos estos como algo que, si bien no implica un inmediato beneficio político o económico, abre la posibilidad de tenerlo, pero, sobre todo, da lugar para que los agraciados establezcan o refuercen un vínculo social y afectivo con el caudillo. Para el caso, este estudio se propone explorar el compadrazgo, recurso que fue muy usado por Barrios.

6En tal sentido, este trabajo considerará tres facetas de la vida de Barrios: compadrazgos, negocios y política. Los tres aspectos suponen relaciones sociales y vínculos personales más o menos densos, más o menos duraderos y condicionados por intereses y circunstancias específicas. Lo anterior implica conocer qué movía a Barrios a tales relaciones, pero también, por qué lo hacían los otros, así como saber quién y por qué tomaba la iniciativa7. Seguramente, en el actual estado de la investigación, algunas cuestiones no serán respondidas, pero al menos se plantea la posibilidad de hacer un acercamiento diferente, no solo a Barrios, sino a la sociedad en que vivió.

El compadrazgo como práctica social

7El 10 de junio de 1860, A. Guirola, importante vecino de Zacatecoluca, escribió a Gerardo Barrios para darle una buena nueva: “Cordelita salió felizmente de sus cuidados, habiendo dado a luz una hemvrita, nueba subdita de SS EE.” Dado lo poco desarrollado que para entonces estaba el sistema de salud en el país, que una señora tuviera un parto casero sin mayores problemas, ciertamente era una buena noticia. Pero, hacer llegar esa noticia al despacho presidencial, requería tener una cercana relación con el presidente o estar buscándola. Este último era el interés de Guirola, quien, unas líneas después, decía, “Cordelita y yo nos tomamos la livertad de ofrecerla [a la niña] como humilde servidora y amiga de SS EE. queremos tomarnos la franqueza al mismo tiempo de que el alto honor de que SS EE nos faborescan aseptandola como aijada8”.

8La solicitud tuvo buena acogida y Barrios aceptó apadrinar a la recién nacida. Ya para septiembre del mismo año, Guirola se dirigía a Barrios como “Excelentísimo señor y compadre”, agradeciéndole su invitación para asistir a los actos del 15 de septiembre, en San Salvador, lamentándose de no poder hacerlo “por las incomodidades de llevar a la chiquita”. Pero había una cuestión más, al final de su misiva, Guirola hacía referencia a un negocio que se había complicado un tanto y en el que Barrios tenía que dictaminar: “Confió mucho en la bondad de SE y en su favorable disposición respecto a mí en el negocio de sal, y no dudo emitirá una sabia resolución9”. Esta forma de proceder, mezclando relaciones sociales e intereses económicos y políticos, era bastante común en El Salvador de mediados del siglo XIX, de hecho, lo sigue siendo en la actualidad10. El compadrazgo fue una de las estrategias usadas por Gerardo Barrios en aras de construir y consolidar negocios y alianzas políticas, a tal grado que a veces resulta difícil distinguir la esfera pública de la privada, una cuestión que al parecer no preocupaba mucho en aquel entonces.

9El bautizo de la pequeña se realizó el 8 de julio. Debido a sus múltiples ocupaciones como presidente y a las dificultades de transporte, a menudo Barrios no asistía a los bautizos pero delegaba en alguien para que lo representase. En esta ocasión fue el general Rafael Osorio, Gobernador del departamento de La Paz y hombre de confianza del presidente. Según Osorio, el acto fue “un espectáculo variado en que el público estuvo divertido durante todo el día y la noche”; decía que a las once salió de casa de Guirola una gran concurrencia que “en ordenada procesión acompañando a la recién nacida para la Iglesia Parroquial bajo una galería cubierta de mantas, cañas y ramas de coco que entrelazadas formaban arcos sencillos y bonitos, y con el suelo cubierto de alfombra se prolongaba hasta el lugar donde debía administrarse el sacramento.” Para darle más realce al evento, y aprovechando su condición de Comandante departamental, Osorio sacó al batallón, que “vestido de uniforme formaba en ala por ambos costados de la galería y hacía los honores de ordenanza al representante de S E; la música militar marchaba a retaguardia de la comitiva y el cañón por su parte hacía pausada y sucesivamente sus fuegos. El regreso se hizo por el mismo orden hasta llegar a la casa de Guirola, donde se vailó bajo buen humor todo el día11”.

10Hay varios detalles interesantes en la nota de Osorio. En primer lugar, se nota que los Guirola eran una familia importante en Zacatecoluca, al grado que podían darse el lujo de alfombrar y cubrir “a modo de galería” el trayecto desde su casa a la Iglesia. Por otra parte, Osorio señala que hizo formar al batallón a su paso, porque él estaba representando al presidente, una medida lógica si el bautizo hubiera sido un acto oficial, pero era un acto privado. Sin embargo, en el siglo XIX las fronteras entre lo público y lo privado aún no estaban bien definidas, por lo tanto, Osorio no percibía ninguna contradicción.

11En abril de 1862, Osorio representó nuevamente a Barrios en el bautizo de otra hija de Guirola. La ceremonia fue incluso más ostentosa que la anterior, “pues a más de los cañonazos de ordenanza hubo cimulacro de batalla, que a la par que aumentó la fiesta, dio la utilidad de la disciplina del Batallón12”. Hombre pragmático, Osorio aprovechó la oportunidad para matar dos pájaros de un tiro: cumplir los compromisos sociales de su jefe y a la vez disciplinar las milicias locales. “Me gusta siempre que las diversiones tengan relación con la utilidad pública. Jamás había logrado una reunión de soldados como la del domingo, el total exedía de 600 plazas. El señor Guirola dio un baile y un vanquete, todo muy animado y en el mejor orden”. Y es que era muy difícil lograr que los milicianos se presentasen a los ejercicios y paradas militares, pero, si además de la parada militar había fiesta, es claro que la asistencia aumentaría. Osorio sabía como maximizar recursos, un poco de diversión y disciplina no le venían mal a nadie, menos a los milicianos viroleños.

12Por su parte, Guirola escribió a Barrios para agradecerle y darle pormenores de la fiesta. “Mi muy apreciado compadre… Ayer tubo lugar el Bautismo referido de la segunda ahijada de SS EE, mediante la honorable representación de SS EE en el sr. General y Gobernador Don Rafael Osorio, digno sustituto de SS EE”. Agregaba que él había “hecho lo posible por corresponder al encumbrado honor que he recibido, sin que por esto deje de arder en mi corazón una llama constante de entusiasta adhesión y eterna gratitud hacia S E.” Ciertamente, Guirola se convirtió en uno de los más fieles aliados de Barrios en el departamento de La Paz. Al grado que incluso en la fiesta de bautizo estuvo atento a percibir los vaivenes políticos. Informó a Barrios que Cevallos, Piña y Berrillos no concurrieron al bautismo y menos al banquete y baile, “no hay duda que estos Caballeros persisten en su diabólica antipatía a la actual Administración13.” Ciertamente que esos individuos eran contrarios a Barrios, pero Guirola iba más allá: no habían asistido a su fiesta porque él era allegado del Presidente. Ésta era una forma de decir, ‘tan fiel soy a usted que sus enemigos se indisponen contra mí’. Tal fidelidad fue compensada, para junio del año siguiente, Guirola fungía como gobernador (al parecer suplente) del departamento de La Paz, y como tal escribía a Barrios14.

13En principio, el compadrazgo es un vínculo religioso. Personas que comparten la fe católica acuerdan que uno de ellos será el padrino de uno de sus hijos. Ante la Iglesia, los padrinos se comprometen, llegado el caso, a sustituir a los padres y hacerse cargo del ahijado. Lo cierto es que el compadrazgo va más allá y trasciende a lo social. El compadrazgo era una forma de sellar alianzas que garantizarían, a futuro, protección y lealtad. En tal sentido, el compadrazgo vincula familias y fortalece relaciones políticas y económicas15.

14Pero el compadrazgo es también un mecanismo de ascenso social. A menudo, las personas buscan compadrarse con individuos de igual o mejor condición social, lo cual supone buscar para su hijo un protector que pueda hacer por él tanto o más que los propios padres. Por ejemplo, los Morán eran una importante familia de Ahuachapán, como tal debían apadrinar frecuentemente. En diciembre de 1861, Fabio Morán, gran amigo de Barrios, escribió a éste para pedirle que aceptara que Doña Adela Guzmán de Barrios fuera la madrina de una hija del señor Magaña, quien ya era compadre de Morán16. Los Magaña también eran una familia importante de Ahuachapán, pero querían afianzar vínculos con los Barrios, y para ello recurrían a su compadre Fabio Morán17.

15Manuel Medina era otro compadre de Barrios. Medina residía en las riberas del río Lempa y estaba interesado en manejar el pasaje de personas y mercaderías en el paso de Parras Lempa, pero, para que el negocio fuera rentable, necesitaba controlar ambas márgenes. Los señores Oliva, dueños de Parras, le daban en arrendamiento dicha hacienda y su puerto por 500 pesos anuales. Para mayor seguridad, Medina puso en autos a su compadre, a quien aseguró que en tiempos de feria se establecería en el Lempa con cuatro barcas de servicio y que iba a construir las galeras para que se hospedasen los pasajeros. Consideraba que su presencia en el lugar evitaría demoras, borracheras, muertes y que los bogas cobraran más, que es de lo que más se quejaban los viajeros. Medina también pidió a Barrios el derecho exclusivo del paso del Lempa, pues él se arriesgaría viviendo en un clima malsano y exponiendo su dinero en la empresa18. Es claro que Medina buscaba sacar ventaja de su relación con el presidente.

16Así como el vínculo del compadrazgo coadyuvaba a los negocios, también ayudaba a afianzar alianzas políticas o a aminorar las diferencias y podía contribuir a atemperar los conflictos. Desde su juventud, Barrios fue muy amigo de Miguel Santín. Ambos residían en San Miguel, eran añileros y hacían negocios frecuentemente. Su amistad se mantuvo hasta 1858, cuando Santín fue electo presidente y Joaquín Eufrasio Guzmán, suegro de Barrios, fue designado vicepresidente mediante sorteo. El cónsul francés señalaba: “el señor Santín pertenece al partido liberal, pero es un hombre de opiniones muy moderadas y su nominación ha sido en general bien acogida. La composición del nuevo gabinete respondió a todas las esperanzas”. Sin embargo, ese gabinete fue rápidamente disuelto; el mismo funcionario señalaba que “Gómez y Menéndez renunciaron y desgraciadamente ellos parecen haberse retirado por las intrigas de los liberales más exaltados, que dirige el mismo general Barrios19”.

17Santín nombró a Barrios gobernador de San Miguel, puesto que tenía mucho peso político. Desde la gobernación, Barrios maniobró para lograr una mejor posición, y el 31 de marzo de 1858 fue nombrado ministro de relaciones20. A partir de entonces, Barrios se dedicó a conspirar contra el presidente, éste no resistió la presión y “depositó el mando” en Barrios, alegando problemas de salud. En los siguientes meses, Barrios trabajó diligentemente para fortalecer su posición política. Sabedor de que Cojutepeque no lo apoyaba, ordenó el traslado de la capital a San Salvador. Igualmente, ordenó que la Corte Suprema de Justicia se trasladara a San Salvador, disposición que fue rechazada por cuatro magistrados, a los cuales Barrios capturó, pero esto no bastó para conjurar la crisis.

18Barrios debió hacer una pausa en sus proyectos, porque enfrentaba una fuerte oposición. El 18 de septiembre devolvió el mando a Santín, quedándose con el despacho de Relaciones Exteriores y asumiendo, a la vez, la Comandancia General del Ejército. La Gaceta destacó que esta acción era el “mentis más absoluto” a los rumores de que Barrios pensaba perpetuarse en el ejecutivo. Sin embargo, era obvio que Barrios seguía manejando los hilos del poder, en tanto que conservaba la jefatura del Ejército y sus aliados ocupaban los puestos claves. El cónsul francés percibió claramente la correlación de fuerzas que Barrios había establecido: “El señor Feliz Quiroz, rico comerciante de la ciudad de San Miguel, ha sido nombrado Ministro del Interior, una escogencia que indica la diligencia con que el general Barrios trabaja para fortalecer su partido. El general Cabañas es en efecto su cuñado y el señor Quiroz es uno de los hombres más influyentes del departamento de San Miguel, departamento completamente entregado al general Barrios.” Sin embargo, advertía la conformación de una oposición numerosa, a la cabeza de la cual se encontraba Francisco Dueñas21.

19En su calidad de Comandante del Ejército, Barrios visitó varios departamentos durante el mes de octubre de 1858, gira que aprovechó para “preparar” las elecciones de diputados que se realizarían en la primera semana de diciembre, como parte de los preparativos ordenó la persecución y encarcelamiento de sus opositores.[22] Quizá tratando de rescatar su posición política y aprovechando que Barrios se encontraba en Chalatenango, el 10 de noviembre, el presidente Santín se dispuso a visitar San Miguel en compañía del ministro de hacienda, don Cayetano Bosque, pero Barrios fue informado de la maniobra y los alcanzó en Cojutepeque, acompañándolos en todo el viaje que se prolongó hasta el 20 de diciembre. Lógicamente, la compañía de Barrios bloqueó cualquier intento del presidente para desestabilizar la red de poder que apoyaba a Barrios. Para entonces, el distanciamiento entre ambos era evidente.

20Barrios decidió presidir las sesiones de la Junta Preparatoria de la Cámara del Senado, algo que era incompatible con su empleo de Comandante General, por lo que Santín le instó a renunciar: “espero que Ud. no dejará de dar este paso, porque de otra suerte me obligaría, si no renuncia, a dictar un acuerdo reasumiendo la Comandancia General.” Barrios hizo caso omiso a la prevención. En las semanas siguientes, tanto Barrios como Santín, movilizaron sus peones preparándose para el choque definitivo. Santín nombró ministro de gobernación a Francisco Dueñas y destituyó a José Félix Quiroz del ministerio del interior y a Trinidad Cabañas del de hacienda y guerra. Ante esa situación, el vicepresidente, Joaquín Eufrasio Guzmán —suegro de Barrios— llamó a las Juntas preparatorias de las cámaras legislativas a “cooperar en el mantenimiento de la paz”, pero se aseguró de que éstas fueran presididas por Barrios23. Éste, por su parte, procedió a la captura de Francisco Dueñas y de José María Zelaya la noche del 11 de enero y los expulsó del país.

21Con la expulsión de Dueñas, Santín perdió a uno de sus aliados claves; el 13 de enero firmó un convenio por el cual dejaba la presidencia y llamaba al ejercicio del poder al vicepresidente. Santín se retiraría a sus haciendas y Barrios renunciaría a la Comandancia General. Sin embargo todo mundo estaba claro que el poder quedaba realmente en manos de Barrios y que su suegro, simplemente, cubría las apariencias. Así lo entendió la municipalidad de Sonsonate que publicó un acta en la que denunciaba tajantemente que tal maniobra no tenía más razón que entregar el poder a Barrios: “en tal caso la Municipalidad protesta solemnemente contra la nulidad de tal paso, y en consecuencia no reconocerá ni acatará la persona que suba al Poder, hollando nuestra Ley Fundamental.” Con el pragmatismo que le caracterizaba, Barrios simplemente mandó a capturar a la municipalidad y expulsó del país al alcalde Sebastián Sicilia24.

22A principios de febrero, el cónsul francés informaba a sus superiores: “Este estado atraviesa en este momento una crisis, que desgraciadamente viene a dar serias inquietudes sobre la conservación de la tranquilidad pública. Es el general Barrios quien ha provocado esta crisis. Vuestra Excelencia sabe que según el artículo 44 de la Constitución, el presidente es electo solo para dos años… por su ambición personal el general Barrios exige la revisión de la constitución y la modificación de ese artículo. Sin embargo, contrario a lo que esperaba, el señor Santín se opone a esta medida y la ha rechazado formalmente… Barrios, apoyado de los otros dos ministros, el general Cabañas y el señor Quiroz, el primero cuñado y el segundo amigo de Barrios, terminó dando un golpe de estado25.”

23Al final, Barrios logró sus objetivos. El 7 de febrero, la Asamblea amplió el periodo presidencial de dos a seis años y estableció que las cámaras legislativas se reunirían cada dos años. Una semana después, Guzmán depositó la presidencia en José María Peralta y éste confirmó a Barrios en la Comandancia General del Ejército. El 2 de abril, el cónsul informaba que las cosas habían pasado tal y como él había previsto: Peralta había entregado el poder a Barrios. “El señor Santín se ha retirado a la vida privada y el general va a gobernar el país durante todo el tiempo que debía durar la presidencia legal del primero; él está seguro, por los medios de que dispone, de hacerse nominar en seguida, para los seis años siguientes. Un largo periodo de poder, toda vez que una revolución no venga a cortarlo26”. Barrios asumió el poder en calidad de “senador presidente”. Ante la evidente consolidación del partido barrista, la oposición optó por el exilio. Entre los exiliados se encontraban Dueñas y Santín.

24Pero además de hacer política, la elite salvadoreña también hacía negocios. En octubre del 59, León Ávila, uno de los exiliados, pedía a Barrios —por intermedio del general guatemalteco Víctor Zavala— un salvoconducto para poder atender sus negocios en la feria de noviembre. Barrios contestó que no daría el pasaporte mientras Ávila no lo solicitara en debida forma. Zavala había intentado convencer a Barrios para que diese una amnistía a sus opositores, pero éste la rechazó tajantemente:

25“porque nunca me he echado el hábito de ningún santo; lo que me he puesto a la cintura es un sable pa’ abrirle la cabeza a los insolentes. U me dice que más moscas se agarran con un poco de miel que con vinagre; pero aquí solo se llaman así, las que produce el añil. Las jentes que U ha querido calificar de moscas, son tábanos que chupan sangre, para los cuales es necesario otro atractivo que no estoy dispuesto a presentarles, porque sería en perjuicio de la República… Un plato lleno de destinos públicos, una palangana llena de fluidos de Hacienda Pública, otra de negocios ventajosos, y otra de toda c