Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1Con este ensayo Lowell Gudmunson pone a la luz la existencia de lo que el llama los “pueblos cañeros dominicos” de Amatitlán y San Gerónimo y en particular sus habitantes afromestizos. El análisis se hace con base en materiales pocos usados en Guatemala – aunque hay una enorme literatura sobre el campo que el autor subraya en sus notas de pie de página – : la cartografía como herramienta de conocimiento de la historia social.

2El autor menciona, documenta, reproduce en fotografía las ocho mapas siguientes:

3- Amatitlán y su entorno a principios del siglo XXI, mapa elaborado por don Francisco V. Reyes G.

4- Hacienda de Aníz en 1811 (Archivo General de Centro América, A.1, legajo 2969, expediente 28149, folio 39)

5- Hacienda de Aníz en 1834 (AGCA, Tierras, Amatitlán, paquete 1, pieza 7, f. 5v.)

6- Ejidos de Amatitlán en 1834 (AGCA, Tierras, Amatitlán, paquete 1, pieza 5, f. 30)

7- Ejidos de Amatitlán en 1865 (AGCA, Tierras, Amatitlán, paquete 2, pieza 9, f. 45)

8- Hacienda “La Compañía” en 1909 (AGCA, Tierras, Amatitlán, paquete 8, pieza 19, f. 19)

9- San Gerónimo en 1834 (AGCA, B100.1, legajo 3633, expediente 85284, f. 19)

10- San Gerónimo y la distribución de lotes en 1907 (AGCA, “Mapa y Talonarios de San Jerónimo”).

11Los mapas revelan una desintegración ejidal, la crisis de la propiedad clerical y sobre todo la movilidad social y económica de los pueblos afromestizos. En Amatitlán hubo un proceso de enriquecimiento consecuencia del auge de la cochinilla que resultó incluso muy provechoso por algunas familias que se asentaron y formaron grupos de reconocido prestigio en la región. El autor subraya el caso de las antiguas familias Samayoa y la de Peralta que descienden de poblaciones afromestizas. En el caso de la lejana hacienda de San Gerónimo, – aunque los materiales cartográficos son más pobres, menos ilustrativos – el fraccionamiento de la tierra fue menos sensible y la tierra paso de las manos de los Dominicos a algunas familias ingleses en particular Bennett y Meany.

12Hubo que esperar el siglo XX cuando el dictador liberal Manuel Estrada Cabrera recompensó a 1726 individuos, mas que todo milicianos- con la posesión de lotes de lo que había sido la Hacienda de San Gerónimo (véase el mapa pág. 232).

13Aunque la relación entre mapas y historia social no era evidente por el historiador Lowell Gudmunson, como el mismo lo confiesa en su conclusión, es indudablemente una herramienta al servicio de la investigación histórica. Al leer detenidamente las mapas, uno aprende “los distintos códigos o “logos” insertos en representaciones cartográficas coloniales y modernas”. Los dos casos analizados permiten sacar a la luz “una historia muy distinta a la que suele atribuirse al tan sufrido pueblo rural guatemalteco”. El autor termina su ensayo invitando a la comunidad científica a seguir sus pasos, para explorar nuevamente los alcances del liberalismo radical del siglo XX.

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