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AFEHC : transcripciones : Informe del Cirujano Honorario de Cámara Doctor Narciso Esparragosa hecho a la Real Audiencia en tres de febrero de 1803 por orden del Protomedicato, sobre una supuesta hermafrodita. : Informe del Cirujano Honorario de Cámara Doctor Narciso Esparragosa hecho a la Real Audiencia en tres de febrero de 1803 por orden del Protomedicato, sobre una supuesta hermafrodita.

Ficha n° 3174

Creada: 15 octubre 2012
Editada: 15 octubre 2012
Modificada: 15 octubre 2012

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Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Informe del Cirujano Honorario de Cámara Doctor Narciso Esparragosa hecho a la Real Audiencia en tres de febrero de 1803 por orden del Protomedicato, sobre una supuesta hermafrodita.

Extraordinario informe del Doctor Esparragosa sobre el caso judicial de Juana Aguilar.
Palabras claves :
Medico, Sexualidad, Luces
Autor:
Narciso Esparragosa y Gallardo
Fecha:
1803-02-03
Texto íntegral:
Desde que la mitología colocó entre sus fábulas al bello hermafrodita, que unido con la ninfa Salmacis, se convirtieron en una idéntica persona con dos sexos, parece que tuvo origen la existencia real y física de aquel monstruo de la naturaleza; que no sólo se hizo lugar entre las gentes vulgar es, que fácilmente dispensan su credulidad a todo lo que se le presenta con aire de misterio y fuera de la esfera de la naturaleza; sino que también ocupó el cerebro de algunos filósofos, anatómicos y médicos que ennoblecieron aquel fingido fantasma, sosteniendo con el realce de la demostración lo que creyeron deslumbrados por la opinión prevaleciente y aquel poderoso influjo arrastro tras si casi a todos los filósofos de los siglos pasados, De esta suerte han representado los Andróginos un papel muy distinguido entre los seres del universo y constituyendo un físico inconcuso, han dado ocasión no sólo a que la ciencia sagrada los tome por objeto de algunas disputas; sino que también se han granjeado lugar en los códigos de los más sabios legisladores. Pero se opone la experiencia, reclaman las leyes invariables de la naturaleza y con armas tan invencibles combaten contra aquel monstruo entre una multitud de físicos y anatómicos los sabios del siglo que acaba de expirar, el Conde Buffon y el Abate Hervas; cuyos profundos conocimientos, cuya respetable autoridad, erigidas sobre el trono incontrastable de la observación y del más concluyente raciocinio, me obligan a seguir sus huellas, no teniendo hecho positivo que desmienta su aserción. Pero a pesar de que aquel ente quimérico ha recibido un golpe tan mortal, que a su existencia solo se le ha concedido lugar en el campo inmenso de la posibilidad, prevalece aún la preocupación vulgar, tan propensa a creer como difícil a desimpresionarse.

1Y desde luego, que el casa presente de Juana la Larga, objeto de mis investigaciones y de este informe, se hubiera citado en lo sucesivo por un hecho cierto, comprobante irrefragable del hermafroditismo en las edades futuras; si por el exceso criminoso que se le imputa no se hubiera sujetado al juicio del tribunal de V. A., que acordó el medio mas prudente y único para desenmascarar aquel fenómeno cuya existencia se halla comprobada, sostenida y apoyada en los autos con varias declaraciones y repetidos reconocimientos.

2¡Pero cuánto es capaz de equivocarse un entendimiento alucinando! ¡Y cuántas extravagancias puede suponer o fingir la ignorancia! Juana la Larga no sólo no reúne los dos sexos, sino que faltándole los órganos propios al varón también le ha negado la naturaleza los necesarios para constituirla mujer ; ¡raro fenómeno! Al demostrar esta verdad a V. A. hija de la más escrupulosa y fiel observación se me hace indispensable describir abreviadamente los órganos exteriores sexuales como se reconocen en las mujeres con la simple vista, en su estado natural, para que descendiendo al análisis de los de Juana, se advierte por un resultado exacto de confrontación la diferencia de unos a otros y la deformidad original de los últimos, así por lo que respecta al exceso como al defecto.

3Aquella región que en la parte inferior del vientre se deja ver poblada de pelo entre las dos ingles es llamada vulgarmente pubis o empeine: inmediatamente debajo de éste se advierte dos eminencias oblongas, una al lado de la otra, que descienden hasta cerca del ano, más abultadas en su parte superior que en la inferior, separadas de alto a abajo por una gran fisura y estas partes se han bautizado par los anatómicos con el nombre de alas o labios, los cuales separados, se reconoce entre elles en su parte superior un – pequeño cuerpo algo prominente, muy parecido al miembro llamado clítoris, cuyas circunstancias se me hace indispensable describirlas más particularmente porque es el órgano que representa en esta escena un papel muy distinguido y admirable: su parte superior y lateral esta cubierta con una especie de prepucio, resultando del repliegue de una porción interior de los labios; este repliegue bajando hacia la parte inferior y haciéndose más ancho cerca del conducto de la vagina forma las ninfas; no solo la configuración exterior del clítoris es muy parecida al miembro viril, sino también su estructura interna, de modo que según el uniforme consentimiento de los mas celebres anatómicos, solo le falta la uretra o el conducto por donde sale la orina, para que no se verifique diferencia alguna entre estos órganos en los sexos; asi lo ha demostrado con laminas muy exactas Regnero de Graaf, quien de multitud de disecaciones compuso su excelente obra sobre esta materia. El clítoris tiene también sus músculos interiores y sus ligamentos corno el miembro viril y esta circunstancia lo hace capaz de erección como éste.

4La magnitud del clítoris varía de tal suerte, que no excediendo regularmente la media pulgada, se ha observado con demasiada frecuencia de un tamaño extraordinario, como lo testifican varios anatómicos y cirujanos. De modo que es tan familiar aquel exceso entre los egipcios y demás naciones de Oriente, que es necesario sufran sus mujeres la combustión o amputación a fin de que queden aptas para el matrimonio; siendo esta parte de la Cirugía muy frecuente en aquellas naciones, así por necesidad como por decoro, según el testimonio de Belonio. El órgano que acabo de describir le han concedido fisiologistas la propiedad de excitar la concupiscencia, porque ninguna parte recibe en el coito mayor deleitación, y así es que le han nombrado por antonomasia amoris dulcedo veneris libidinis sedes. Semejante prerrogativa con la de entonarse y el exceso de magnitud ha contribuido mucho al reprensible abusa que han cometido algunas mujeres con saciar caprichosamente su lascivia, defraudando lo que a los varones tiene concedido la naturaleza, como lo admiré y criticó el poeta Marcial, elegantemente.

5Del indicado exceso de magnitud ha resultado el error del hermafroditismo, según se explica el Conde Buffon, pues los anatómicos poco exactos y menos cautos en las disecciones, creyeron ser reunión de dos sexos, lo que no era otra cosa que los órganos de una mujer con el clítoris demasiado crecido, así lo han con firmado las observaciones de Ferrein y Regnero de Graaf. Debajo del clítoris y en el intervalo de las ninfas se encuentra una perforación que es el conducto de la orina; y debajo de éste se halla otro bastante amplio que es el orificio de la vagina, por donde se insinúa el miembro viril para la generación. Debo prescindir de otras circunstancias exteriores de los órganos femeninos, que aunque tienen sus particularidades destinadas por la naturaleza, no hace por ahora al intento su noticia.

6Paso ya a exponer lo que he observado en las partes sexuales externas de Juana la Larga y por consiguiente a demostrar la causa del error y de la ilusión que han padecido todos aquellos a quienes se confió el reconocimiento, antes que la causa se dirigiese al Tribunal del Protomedicato. A la primera vista se observan en la Juana, los grandes labios, 10 mismo que en cualquiera mujer, con la diferencia que el clítoris sale entre aquellos poco mas de media pulgada; lo que no es muy extraño, pues en algunas mujeres se observa igual prominencia, separados los dos labios y reconocido el clítoris desde su raíz y a su longitud se advierte como de pulgada y media, su grueso como el dedo auricular 0 pequeño de una mana de hombre, su configuración exterior perfectamente parecida a la del miembro viril con su cabeza, glande y prepucio, pero le falta el conducto de la orina con el que esta perforado longitudinalmente el miembro del hombre; la consistencia de aquel clítoris es tan floja, que por su propio peso esta caído sobre las demás partes, sin que en los diferentes reconocimientos y manoseos le haya notado la mas ligera erección. Debajo de este órgano se advierten las ninfas aunque muy desvanecidas; también se ve el conducto de la orina aunque más estrecho que lo regular y este canal no solo ha servido para la expulsión de la orina, sino como asegura la misma Juana, se han vertido por él, las menstruaciones de una sangre aguada. Pero enteramente se halla cerrado, o por mejor decir, no aparecen ni 1 mas ligero vestigio del orificio de la vagina, órgano de los externos el más esencial de las mujeres ; pues sin él es imposible la generación y adelantando el escrutinio por asegurarse si sólo el pellejo servía de cubierta a la vagina, para en este caso poder practicar la operación conveniente y franquear la entrada de aquel seno ; me pareció muy juiciosa la reflexión que el Doctor D. José Maria Guerra, ha estampado en su informe precedente, consecuente al dictamen de M. Levret que asegura que las mujeres que se hallen con el conducto exterior de la vagina tapado, carecen en todo o en parte de este órgano ; siendo puntualmente lo que yo he observado en la Juana; porque las partes que se hallan detrás de la piel en aquella región donde debe estar la vagina, están adherentes y firmes sin resquicio alguno de perforación, por consiguiente esta contraindicada toda operación o abertura exterior sin que permita ningún otro recurso del arte, la viciosa conformación de aquellos órganos.

7Pero lo que he observado de raro y singular en la expresada Juana, son dos cuerpos glandulosos, de figura oval, del tamaño como de un grano de cacao, colocados entre los grandes labios en su parte superior y casi enfrente del clítoris, los cuales están dotados de exquisita sensibilidad y pendientes de unos cordones, que salen por los anillos o aberturas que se hallan en las ingles, y dan paso a los vasos espermáticos en los hombres y a los ligamentos redondos en las mujeres; últimamente presentan aquellos dos cuerpos glandulosos la mas exacta analogía, por no decir identidad, con los testículos de los hombres y sus vasos espermáticos de donde se hallan pendientes, sin otra diferencia al parecer, sine que descendiendo los testículos mucho mas abajo y alargándose el pellejo que los cubre se forma lo que vulgarmente llaman escroto o bolsas.

8Esta observación presenta un fenómeno tan raro, que solo el cuchillo anatómico seria capaz de poner en descubierto, si eran verdaderos testículos varoniles, 0 si acaso eran ciertos órganos que se nombran ovarios en las mujeres, que con el trastorno y confusión que padecieran en su origen, debiendo quedar dentro del vientre, la naturaleza los colocó en lugar diferente e inferior, sacándolos por los anillos o aberturas por donde salen los testículos del hombre, en los últimos meses antes de su nacimiento; no es extravagante este modo de raciocinar, antes bien muy conforme a los descubrimientos anatómicos y a la uniformidad que se ha observado entre las parte de la generación de ambos sexos, uniformidad de la cual asevero el Conde Buffon, ser tan singular, que pareciendo en lo exterior tan diferentes los órganos sexuales del hombre y de la mujer no son substancialmente otra cosa que unos mismos más o menos desarrollados; esta idea adoptada por los antiguos ha sido ilustrada con reflexiones ingeniosas de M. Dauberton, fundadas sobre las más recientes observaciones de que no tuvieron noticias las épocas antecedentes.

9Si esto es tan cierto, no tenemos por qué dudar sea el caso presente efecto de aquellas travesuras con que la naturaleza suele aparentar trastornadas sus leyes; de donde resultan vivientes de sexo tan equívoco, que sean una metamorfosis a la vista de los observadores, juzgándose ya hombres, ya mujeres, ya ambas cosas sin ser perfectamente ni uno ni otro; semejantes sí a la neutralidad de ciertas abejas.

10En este caso de equivocación o neutralidad estoy firmemente convencido se halla comprendida la supuesta hermafrodita Juana y este es puntualmente el juicio que hace Valmont de Bonare, pues en su diccionario de historia natural asegura que los sujetos que se califican con aquel nombre, lejos de ser a un mismo tiempo hombres y mujeres, no son ordinariamente ni uno ni otro, y que semejantes individuos no deben su conformación singular que a un juego de la naturaleza, con el cual la operación ordinaria ha sido interrumpida, este es, vuelvo a decir, el caso en que se halla la Juana, por el extravió y confusión que por causas ocultas padecieron sus órganos sexuales en el origen primitivo de su desarrollo, resultando una persona verdaderamente infeliz por haberle negado la naturaleza los órganos de la reproducción que tanto aprecia cada individuo; pues no sólo proporcionan el mayor deleite, sino que también causan la mas singular satisfacción, difundiendo y perpetuando su mismo sér en cada uno de sus descendientes. Así es que por cualquier aspecto que se registre, los órganos de la Juana se encuentran insuficientes para los destinos, no digo de generación, pero ni aun para lo relativo al deleite. Ella es incapaz del acto venéreo como mujer, según se evidencia de las observaciones expuestas; ni tampoco como hombre, porque, qué complacencia se podrá suponer por la introducción de un clítoris, siendo tan pequeño, tan delgado y tan flojo y aún concediéndole que en el acto del coito adquiriese cuanta erección fuere posible, no pasaría aquel deleite mucho mas allá de lo que proporcionaría la obscena confricación, que se suele acostumbrar entre dos mujeres, pues le faltaba la polución seminal, que siendo circunstancia la mas eficaz y determinante del deleite, no se podría verificar, supuesto que carece de las vías por donde debe vertirse aquel licor, considérese a la Juana como hombre o como mujer. De todo lo cual podrá tener V. A., una idea más cabal, si estima por conveniente tener a la vista los dibujos que se han trabajado por uno de los mejores maestros de la capital, copiados de dos maneras y a presencia del original; los cuales reservo en mi poder así porque presentan instintivamente un fenómeno raro de la naturaleza como porque intento con su publicación el desengaño de un error que tanto se ha vulgarizado.

11Puesta ya al descubierto con la más escrupulosa exactitud la organización de la Juana, ya se advierte claramente cuánto debe disminuir el exceso criminoso de quien ya habla la demostración más convincente, ser reputado infundadamente por nefando, pues no siendo la Juana hombre ni mujer, mal puedo incurrir en un delito que necesariamente exige la existencia de uno de los dos sexos y por consiguiente veo este casa excluido fuera de lo que las leyes han sancionado sobre la materia y si consultamos los efectos a que propende nuestra propia naturaleza, por la cual somos casi compelidos a su cumplimiento. ¿Qué haría aquella supuesta hermafrodita llegando a la edad en la cual las pasiones sexuales tocaron el arma de sus continuos y vehementes combates? Ella se sentirá excitada y determinada con impulsos casi irresistibles a un acto carnal, seguiría el capricho que le sugería su investidura exterior de mujer, se sometería al acto como tal, y no encontrando más que mortificación e incomodidad como le sucedió repetidas veces y lo confiesa ella misma de buena fe, despreciaría aquel modo y trataría del otro aunque en lo último se halla absolutamente negativa. Pero aunque así fuese, aunque hubiese cometido el exceso que se supone en la acusación, tiene mucha rebaja su criminalidad respecto del pecado nefando, pues no resultándole satisfacción alguna como mujer, antes bien conociéndose imposibilitada era necesario que continuando los mismos estímulos y sintiendo las vibraciones que le suscitaban el fuego de la concupiscencia, buscase el arbitrio de apagarlas, por media de aquel instrumento que para el efecto equivocadamente creería se lo había concedido la naturaleza; por medio digo de aquel clítoris, de aquel miembrecito en donde sentiría los estímulos venéreos, supuesto que es donde la naturaleza ha depositado la sensualidad, que desde luego se debe considerar mas viva, si se juzga tenia alteración como el miembro viril. He figurado el delito de la Juana, aún por el aspecto mas execrable. ¿Y habrá quién pueda afirmar con presencia de 10 expuesto, que incurrió en el abominable nefando?

12No siendo hombre, no siendo mujer, estaría muy violenta la ley que la fingía ser de alguno de los sexos, para graduar la criminalidad y aplicar el castigo y en tal casa me atrevería a decir que no se verificaba infracción contra la ley, sino contra una suposición arbitral.

13Parece que habré saltado violentamente los límites a que me circunscribe la facultad médica, con aventurar reflexiones en favor de la causa de la Juana y en vindicación de tan fatal impostura, pero no he hecho otra cosa que deducir como físico una conclusión legítima, fiel y natural, resultado de las más exactas observaciones, que desvanecen aquellas circunstancias que han vuelto tan monstruoso su delito; por consiguiente quedan a mi ver disipadas a la brillante luz de la experiencia las tinieblas del capricho y de la ignorancia con que se han concluido, así las que declararon el acto carnal consumado como hombre, como las parteras y cirujanos que por el reconocimiento creyeron y afirmaron que era hermafrodita, dando lugar semejante error, a que aquella infeliz sufriese por lo menos algún castigo igual al que los atenienses y romanos, por un efecto de su ignorancia superstición y de su falsa filosofía habían acordado contra los supuestos hermafroditas, desterrándoles a una isla desierta, por que la creían de mal presagio, pero nos encontramos en un siglo de mas ilustración, para despreciar semejantes patrañas, y la causa de la Juana ha corrido la buena suerte de ser juzgada por el sabio prudente Tribunal de V. A., que ha sabido dictar las oportunas providencias, para aclarar este asunto que ha preocupado extraordinariamente a todo el reino, interesando mucho a la sociedad, tanto por lo físico como por lo moral y político, rompiendo el velo enigmático de un ente que por su extravagante disfraz se ha hecho tan escandaloso y tiene a todos en expectativa de sus resultas. Y es cuanto me ha parecido oportuno informar a V. A., bajo la religión del juramento.
Pueblo de Escuintla, Febrero 3 de 1803
M. P. S.

14Narciso Esparragosa y Gallardo.

Fuentes :

Carlos Martínez Durán, Las ciencias médicas en Guatemala: Origen y evolución (Ciudad de Guatemala: Editorial Universitaria, 1964), págs. 466-472.