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AFEHC : diccionario : JÁUREGUI, Manuel Bernardino : JÁUREGUI, Manuel Bernardino

Ficha n° 2740

Creada: 27 septiembre 2011
Editada: 27 septiembre 2011
Modificada: 23 febrero 2015

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Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Editor de la ficha:

Jorge H GONZALEZ ALZATE

Información:

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Publicado en:

ISSN 1954-3891

JÁUREGUI, Manuel Bernardino

Vida de un presbítero secular del Arzobispado de Guatemala que ha sido abogado de la Real Audiencia, Rector de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos en 1768 y 1777.
Palabras claves :
Universidad, Profesor, Derecho, Presbítero, Traslado, Terremoto, Abogado
Cargo o principal ocupación:
Abogado y Profesor de la Universidad, Presbítero
Nació:
20 de mayo de 1732 en Santiago de Guatemala.
Murió:
18 de junio de 1779 en Nueva Guatemala.
Padres:

1Don Joseph Manuel de Jáuregui, oriundo de Chiapas (?-1768), Sargento Mayor, hijo de Juan Jáuregui y Tovilla y de Juana de Valenzuela y doña Ángela Manuela Sánchez de Guzmán hija de Juan Sánchez de Guzmán y de María Desideria Galante.

Resumen:

1 La familia Jáuregui mantuvo una relación privilegiada con la Iglesia, en la diócesis de Guatemala, llegando a formar, en la segunda mitad del siglo XVIII, un grupo de poder vinculado directamente a los intereses de varias instituciones como el Colegio de Cristo Crucificado y la Universidad de San Carlos.

2 La relación de méritos y servicios de don Manuel Bernardo de Jáuregui, junto con diversos documentos que hemos logrado recabar, comprueban ampliamente la importancia del factor familiar en las trayectorias de los miembros de la elite colonial. Don Manuel Bernardino inició su carrera académica en el seminario de la Asunción a la edad de once años gracias a una beca que le fue otorgada en noviembre de 1743. Obtuvo el grado de bachiller en filosofía el 13 de enero de 1749, luego de haber seguido durante tres años los cursos del franciscano Mariano Cabrejo. En [fecha?] obtuvo un doctorado en derecho canónigo. No cabe duda que más que el mérito personal de don Manuel Bernardino, fue la herencia familiar el factor decisivo para alcanzar tan alto nivel académico y obtener los destacados puestos que le fueron conferidos a lo largo de su vida. Pues el doctor Jáuregui contaba con un padre que, sin duda, le facilitó el camino.

3En un cuaderno de notas, don Joseph Manuel (padre de don Manuel Bernardino) describió en detalle y con gran pasión las etapas de las carreras sacerdotales de sus hijos, incluyendo detalles como la manera cuidadosa en que elegía los padrinos que los curas solían tener a la hora de celebrar su primera misa. El documento es entonces prueba palpable del alto grado de consideración y honor en que se tenía a los oficios clericales durante la época colonial. Cinco de los siete hijos varones de don Manuel Bernardo se dedicaron al servicio de Dios! En 1752, Antonio renunció a su parte de la herencia como consecuencia legal de su decisión de vestir el habito del Colegio de Cristo Crucificado; para ese entonces, Julián, el hermano mayor de la familia, ya había tomado esa decisión años antes. Pablo José (1738-1818) también se ordenó pero dedicó la mayor parte de su vida a la administración de patrimonios y sólo Mariano Joseph estuvo en contacto directo con la feligresía, sirviendo de cura muchos años en la parroquia de San Sebastián El Tejar. De los otros dos, al parecer sólo Joseph Felipe contrajo matrimonio — con Rosa Dardón y Morales.

4 Según el cuaderno de notas ya citado, Manuel Bernardino se ordenó de sacerdote en julio de 1755 a la edad de 23 años. En el documento también se menciona que el prelado tuvo el honor de predicar un sermón de soldados en la catedral de Santiago el 7 de noviembre de 1757. En 1760, Manuel Bernardino actuó como padrino de María Josefa, hija de Pedro Sánchez de Guzmán y de Olaya Yescas. En este caso, los lazos de padrinazgo contribuían a fortalecer los vínculos con la familia de su madre, doña Ángela Manuela. Uno de los libros de capellanía conservado en el archivo de la curia diocesana de la ciudad de Guatemala menciona que Manuel Bernardino gozaba de 500 pesos de capellanía, capital que había tomado a usura don Antonio Sánchez de Guzmán otro pariente suyo.

5En la esfera administrativa sabemos que Manuel Bernardino ocupó el puesto de promotor fiscal de la curia durante seis años. Fungió también como secretario del cabildo eclesiástico y abogado de la Audiencia en mayo de 1765. En esa época de su vida Jáuregui reunía todas las condiciones para alcanzar un beneficio mayor en el cabildo eclesiástico de la ciudad de Santiago Guatemala. El capitán General dirigió una carta al rey en la que elogiaba los méritos de Manuel Bernardino; varias autoridades o corporaciones de la ciudad de la misma manera se movilizaron a su favor. Pero todos esos esfuerzos no produjeron los resultados esperados. Es sólo hasta que tengamos una idea más precisa sobre los juegos de poder dentro del mundillo que rodeaba dicho cabildo en la época que va de 1765 a 1779 que podremos explicar ese fracaso. Lo que sí está claro es que la familia Jáuregui no formaba parte de las viejas familias criollas como los Montufar, Dighero y Juarros, las cuales controlaron el cabildo por lo menos hasta 1778, cuando falleció el deán Miguel de Montufar. Era éste un grupo que privilegiaba ciertos sectores de la Iglesia así como el círculo social de los oficiales reales. Por eso el testamento de Manuel Bernardino nos informa que le habían confiado en depósito la librería del señor Oidor de la Audiencia, Tomás Ignacio de Arana, fallecido en 1747, cargo que asumió hasta 1770 cuando se le concedió licencia para poder “vender los libros de ella, para las dos tercias partes de su valúo, como lo practicó en alguna parte, de cuio monto se le entregaron por la oficina, a don Felipe Rubio y Morales mayordomo de esta santa Yglesia 131 pesos quedando la resaga que no se pudo expender en su poder como todo parece en la memoria que dejó de su puño”. Este encargo podría explicar la riqueza de la biblioteca del doctor Jáuregui. Al parecer, esa relación con la familia Arana no se derritió con el tiempo; existe, por ejemplo, un poder general para cobranzas y pleitos, firmado ante notario en 1764, de doña Juana de Arana, posiblemente una hija del oidor.

6 En 1766, Manuel Bernardino escribió con ansiedad en el libro de notas de su padre que el fraile Antonio Batres había regresado de la Conquista de Talamanca pero que su hermano Antonio había permanecido en esa provincia: “Dios disponga lo que fuere de su agrado”.

7 El poder político del doctor Manuel Bernardino creció a raíz de la postura que asumió durante el grave conflicto que provocó la decisión del Capitán General Martín de Mayorga de trasladar la capital del Reino a otro sitio tras su destrucción parcial por los terremotos de 1773. Al parecer toda la familia Jáuregui apoyó la facción que abogaba por la traslación. Nuestro doctor, presente en la nueva capital por lo menos desde marzo de 1775, rebatió las posiciones que defendía el canónigo Juan Antonio Dighero , rector de la Universidad, quien se oponía rotundamente al plan de la Corona. Al ser nombrado rector de la Universidad, Manuel Bernardino decidió realizar el traslado de su corporación lo más pronto posible. En un informe hecho en 1778, firmado desde La Ermita en la nueva capital, Jáuregui propuso una reforma del currículo universitario. Defendía la idea que las cátedras de anatomía, cirugía, clínica, botánica, sagradas escrituras, decreto, código, matemáticas, retórica y elocuencia eran necesarias. Se trataba de una propuesta que mostraba que los fundamentos intelectuales del sistema tradicional empezaban a desmoronarse. Consciente de las limitaciones financieras de la Corona, propuso la supresión de la cátedra de cakchiquel con el fin de ahorrar 200 pesos. Al momento de su fallecimiento, el doctor Manuel Bernardino era hermano de la Congregación de San Pedro, “ la hermandad más respetable de la Metrópoli “, la cual desde sus inicios había sido reservada exclusivamente para eclesiásticos pero más tarde había admitido seculares nobles, según Domingo Juarros . Sus hermanos y albaceas, Pablo José y Mariano, hicieron constar que entre los bienes del difunto se encontraba una casa con seis tiendas en el barrio de la Ermita, incluyendo una tenería y un mesón recién construido con sus tiendas—” circulado de tierras redondas con ocho asesorías que incluyen sus respectivas piezas el que se halla gravado con el principal de 2000 pesos a los bienes y rentas del monasterio de Concepción“.

8Para cerrar este primer esbozo biográfico de Manuel Bernardino Jáuregui, mencionaremos algunas de sus últimas voluntades, las cuales revelan muchos aspectos de su mentalidad. Pidió, por ejemplo, que, “ vendidos sus bienes y pagadas sus dependencias, se le digan por su alma y las de sus obligaciones 3000 misas resadas dándose por limosna de cada una seis reales “. Los sentimientos de miedo y de culpa debieron haber motivado esta petición, mediante la cual don Manuel Bernardino esperaba poder escaparse de los tormentos del infierno. Pero aparte de las misas, los santos eran considerados como aún más eficaces, por lo que el padre Jáuregui tenía una relación especial con Santa Gertrudis (1252-1302), la religiosa mística alemana de la época medieval. Mandó que “ se saquen dos pesos para dote y principal de la fiesta de Santa Gertrudis la Magna para que se celebren las Misas de su novenario, la del día de su festividad y la del 16 de cada mes y otra que se ha de celebrar precisamente el día de 17 de junio en cada ano que fue el de su fallecimiento con su responso que por todas son 22 misas que se han de aplicar para su alma, a cuyo fin señalamos los 100 pesos réditos de los dichos dos mil pesos que desde luego separamos y apartamos del caudal “. Claro que no todo el dinero fue destinado al propósito de asegurarse un pasaje más plácido al otro mundo. Por ejemplo, hay una fundación de 2.000 pesos a favor de los hijos de su hermano Felipe y 10.000 pesos de donativo a sus cinco hermanas. El doctor Manuel Bernardino Jáuregui fue sepultado en la Iglesia del Colegio de Cristo Crucificado.

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