Ficha n° 2025

Creada: 17 septiembre 2008
Editada: 17 septiembre 2008
Modificada: 17 septiembre 2008

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Autor de la ficha:

Martin Manuel CHECA-ARTASU

Editor de la ficha:

Ana Lorena CARRILLO PADILLA

Publicado en:

ISSN 1954-3891

La vivienda popular como representación de un proceso histórico: el caso de la frontera Belice-México

La vivienda es un elemento clave en los procesos de instalación humana. Esta en muchos casos se convierte en un hito en territorio y en el paisaje como evidencia del proceso histórico que lo ha conformado. Una evidencia que en el caso que analizamos se convierte en un modelo habitacional específico para la frontera de Belice y México. Modelo que es fruto de un proceso de hibridación que recoge la tradición vernácula de la cultura maya y las influencias de la arquitectura de bungalow, desarrollada en la colonia británica de Belice. El nuevo modelo es uno de los efectos más evidentes del devenir histórico entre la segunda mitad del siglo XIX y que a principios del siglo XX de la frontera de la antigua Honduras británica y México, a la par que reflejo de ese proceso en el paisaje y memoria para sus habitantes.
Autor(es):
Martín Manuel Checa Artasu
Fecha:
Septiembre de 2008
Texto íntegral:

La vivienda popular como referente de un proceso histórico.

1Más allá de la limitante definición de vivienda que recoge el diccionario: “ lugar cerrado y cubierto construido para ser habitado por personas1”, encontramos un concepto con múltiples aristas de los que se derivan diferentes esferas de análisis2. Por un lado, la vivienda puede ser analizada por sus características arquitectónicas, por su diseño, por los materiales constructivos empleados, la funcionalidad de los espacios. De otro, puede ser vista como fenómeno cultural ya que presenta rasgos comunes en una colectividad que comparte semejanzas con sus modos de vida, en su economía y en su expresión.

2La vivienda, también es fruto y consecuencia de un fenómeno histórico pues se puede analizar como el resultado de la acumulación y elaboración de rasgos originarios de etapas anteriores del poblamiento de un territorio. La casa además, muestra elementos constitutivos de los ritmos sociales y temporales, de reproducción familiar. También señala, la visión y versión que tiene la comunidad de su propia historia, así como las nuevas propuestas socioculturales gestadas en los procesos de relaciones creativas y conflictivas entre este espacio micro y la sociedad global y envolvente3.

3Dada esa variabilidad y multiplicidad de puntos de análisis, podemos aún localizar tipos de viviendas apenas estudiados y que se mantienen desvalorizados. Este es el caso del que aquí presentamos: el de la vivienda popular desarrollada en el norte de Belice, antigua Honduras británica, a partir de la segunda mitad del siglo XIX y que deja su impronta a ambos lados de la frontera de la antigua Honduras británica y México a principios del siglo XX.

4En el territorio estudiado, la vivienda es el referente ignorado del proceso histórico dado en la zona. Es a su vez la imagen, la representación del mismo que requiere de un esfuerzo interpretativo por parte del visitante pero que se ha convertido en parte misma y ejemplo de la microhistoria de comunidades, poblados y familias del área. Sólo basta con preguntar a los habitantes de esas viviendas para que estos retrotraigan su historia familiar al momento de construcción de la casa. En el lado beliceño, la mayoría recuerda como su mayores próximos (bisabuelos o abuelos) construyeron la casa como resultado de la migración forzada por la Guerra de Castas (1847-1901). Mientras, en el lado mexicano, especialmente en la ciudad de Chetumal, recuerdan como sus antepasados construyeron las casas fruto de la pacificación de esa guerra y del ejercicio de toma de poder real del estado mexicano en la zona. En ambos lados, sin embargo, los efectos destructores de los huracanes que asolan la zona se convierten en jalones cronológicos ya que explican los momentos de refacción y variación formal de las viviendas.

5La principal característica de esas viviendas es el uso de la madera como base de paredes y suelos, recurso natural de la zona. Ahora bien, las mismas son fruto de una simbiosis gradual, con diversas gradaciones, entre un modelo vernáculo de hábitat, milenario y asentado en el territorio fruto de la cultura maya imperante y del modelo de bungalow, importado y mixtificado, por los colonos ingleses blancos y por contingentes de mano de obra que estos trajeron, esclavos negros y coolies del Sur de Asia a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX.

6Otra de las características de este tipo de vivienda es que es fruto de un traspaso fronterizo, un fenómeno de ida y vuelta que primero lleva elementos para su simbiosis desde la península de Yucatán, los huidos de la guerra de castas. Segundo se genera en el norte de Honduras Británica, al mezclarse con el modelo emergente la zona, la casa bungalow, y a inicios del siglo XX traspasa la frontera oficial, el río Hondo, para asentarse en el sur del actual estado de Quintana Roo, permaneciendo extendida ampliamente en el norte de Belice.

La vivienda popular como híbrido cultural.

7El modelo, por tanto, contiene muchos patrones de un híbrido cultural si retomamos los planteamientos de Robert Ezra Park4 (1928). Este sociólogo consideraba la relación entre el inmigrante, él lo denomina “hombre marginal,” que debe encontrar su lugar en una nueva sociedad. Este “hombre marginal,” vive y comparte íntimamente tradiciones de diferentes sociedades; su conflicto es de “orden mental”, entre un yo escindido, el viejo, y representado por las tradiciones de su lugar de procedencia, y el nuevo yo, que comporta la incorporación de nuevas pautas culturales. Entre esas viejas y nuevas pautas culturales debemos considerar la forma como ha construido su vivienda y como construirá la nueva en el territorio de acogida. Los resultados pueden ser múltiples si la construcción depende de la persona, no sucede lo mismo cuando la vivienda se ha convertido en un producto estandarizado. Entre esos resultados incorporará elementos de la tradición que ha dejado por migrar y los que son de la nueva que recibe.

8En el caso que analicemos, donde el devenir histórico es la clave para entender los procesos de creación de la vivienda, el emigrante es el maya o el mestizo, en pocos casos, el blanco criollo, que abandona sus propiedades, mayormente agrarias, situadas en la parte central de la península de Yucatán como consecuencia del conflicto bélico de la Guerra de Castas (1847-1901), conflicto entre los colectivos mayas de la zona frente a las exigencias de los terratenientes henequeros del Yucatán respecto a las formas de trabajo e impositivas que estos últimos imponían a los primeros5 .

9La guerra provocará la migración obligada de la población que buscará refugio en la vecina Honduras británica. Ese emigrante se asentará aprovechando las nuevas condiciones que le propone el territorio de acogida: remodelación del modelo productivo, pasando de las explotación agresiva y depredadora de maderas a la lotificación de tierras e inicio de actividades agro exportadoras, junto con el establecimiento de un modelo político colonial estable6.

10Todo ello, vertebrará un rasgo de su hibridación, su nueva identidad, conformando un modelo de vivienda, que por su distribución espacial y su masiva presencia debemos considerar popular. Este combinará la tradición y conocimiento constructivo del sustrato cultural de los que huyen: la casa maya, tomará el modelo incipiente en el territorio de acogida, el bungalow y lo redefinirá en un modelo híbrido, pero propio, marcado por el uso de la madera, el elemento constructivo de base de la zona. Ese emigrante, en muchos casos, con la necesidad presente de retorno a su tierra de partida, en el caso que nos ocupa, tendrá una posibilidad de ello, gracias a la pacificación, entre los años 1895 y 1901, de la zona fruto de tratados internacionales y rendiciones militares, portando consigo el nuevo modelo de casa que ha construido en a lo largo de ese proceso de hibridación. Eso explicará, la presencia de esa arquitectura en el sur del actual estado de Quintana Roo en México y los numerosos ejemplos existentes en la capital del estado: Chetumal, ciudad creada a expensas de esa pacificación y control territorial. El híbrido cultural resultante es una vivienda articulada en una arquitectura de fusión y de sincretismo que amalgama simbióticamente elementos diversos explicables por las culturas y los procesos históricos dados en la región a partir de la segunda mitad del siglo XIX, extendiéndose hasta la década de los treinta del siglo XX, pero con pervivencias y continuidades que incluso llegan hasta el momento actual7. Ese híbrido se convierte en el reflejo sistemático del proceso histórico que lo ha generado y a su vez, en parte clave del imaginario de un colectivo humano, dada su visibilidad y disposición espacial. La vivienda es en este caso, insistimos, signo de la acción del hombre en un paisaje, el anunciador de cómo se ha construido históricamente ese territorio.

Modelo de hábitat similar al desarrollado en el Caribe y Centroamérica

11A su vez, esa vivienda popular vertebradora de ese paisaje de la frontera Belice-México tiene entre sus principales características: una arquitectura de madera en plena concordancia con similares arquitecturas que se dan en todo el Caribe y en Centroamérica8.

12El arquitecto Roberto Segre nos da las pautas para entender ese proceso de simbiosis y sincretismo portador de diversas tipologías, estilos y formas constructivas que se ha dado en el Caribe y en América Central. Él determina cinco componentes generales que explican las diversas formas habitacionales, de carácter popular, y su arquitectura en el área del Caribe y en Centroamérica9. Estos son:

13Primero, los antecedentes que en materia de vivienda aportan los indígenas originales del área. El segundo, los hábitats, en cuanto conocimiento y esquema mental, aportados por la masa esclava traída de África durante más de tres siglos a la isla del Caribe para integrarse en la economía de la plantación. El tercero: las aportaciones de la vivienda popular europea que con mayor o menor fortuna se depositaron en las distintas zonas geográficas del Caribe. El cuarto elemento es la técnica de construcción en madera conocida como balloon frame. Ideada por Augustine Taylor en los años centrales de la década de los treinta del siglo XIX. Se extendió por Norteamérica a lo largo del siglo XIX, dada su facilidad, versatilidad y ahorro de material. Al Caribe llega asociada a la transmisión de modelos constructivos que provenientes del sur de Estados Unidos (Lousiana y Florida).

14El quinto componente será el modelo inglés del bungalow, extendido por todo el imperio colonial británico a manera de elemento globalizador y que en las Antillas va a tener dos focos emisores: área insular de las West Indies con Jamaica a la cabeza y Honduras británica, la actual Belice. Segre, de igual forma que nos indica los componentes de esa arquitectura habitacional nos determina una cronología donde esa fusión, ese sincretismo van tener lugar. Esta va de la década de los treinta del siglo XIX y coincide con la revolución industrial y con la introducción de elementos propios de esta como el ferrocarril, hasta el crack bursátil de 1929.

15Además, el proceso simbiótico coincide con la aceptación del modelo basado en la economía de la plantación, la caña de azúcar y las explotaciones madereras en Belice, que conlleva, por otro lado, una serie de necesidades constructivas que tomaran todos o algunos de esos elementos antes mencionados.

16Los resultados de esa amalgama de formas, estilos y elementos constructivo se darán en el entorno agrario conformando un paisaje, tanto de agrupaciones , como de vivienda aislada, que simbólicamente va a devenir un hito en ese paisaje, culturizándolo y lo que es más importante, siendo el referente del proceso histórico de conformación del mismo. La disponibilidad de más o menos recursos pecuniarios unidos a la necesidad de confort en la vivienda y también por su valor psicológico como elemento de diferenciación social permitirán la inserción elementos decorativos como por ejemplo el estilo gingerbread, de nuevo al igual que el balloon frame, surgido de la practicidad norteamericana e inglesa para solventar las escasas posibilidades decorativas de la madera respecto a la piedra o el ladrillo y como respuesta a la necesidad decorativa, sinónimo de poder adquisitivo y prestigio social. Al igual que el balloon frame será aplicado por transmisión en todo el Caribe y en Centroamérica10.

17Conviene añadir que en todos los casos se trata de un modelo que recoge las necesidades funcionales relacionadas con el clima en donde se ubica. Los aportes constructivos van ir todos en ese sentido: La verandah o baranda, originaria del bungalow como modelo importado desde Bengala por los ingleses, será limitante espacial pero espacio de refrigeración del espacio habitacional por la circulación de aire que se le supone. Otro aporte serán las vigas en celosía que permiten la ventilación entre las habitaciones interiores puesto que evitan el cerramiento de tabiques interiores. Otro, los usos de la carpintería en celosías y en ventanas hechas de lamelas de madera que recuerdan al vidrio, demasiado escaso y caro, y que permiten el paso del aire, evitan los insectos o pueden ser remozados fácilmente en casos de tormenta o ciclón; el uso del zaguán ya no como espacio descubierto sino como estructurador del hábitat y de su distribución bioclimática.

18A esos elementos se añaden otros como los falsos arcos de medio de punto que vienen a diferenciar funciones en estancias comunes; las aportaciones como curvatos, tinacos, depósitos en la captación de aguas, los techos de zinc corrugado que evitan el uso de los elementos más vernáculos como el huano y la palma en un intento de marcar diferencias entre lo existente y el nuevo modelo, entre el habitante indígena y el colono o el inmigrante, los interiores dejan de ser recargados para tener en lo diáfano y en la luminosidad tamizada los mejores estrategias para procurar el confort.

19El resultado de todo este proceso de consolidación de un modelo de vivienda va quedar evidenciado en numerosos ejemplos que se dan en Centroamérica. Así será, en el entorno al canal de Panamá, en Bocas del Toro y Puerto Limón11; en San Andrés y Providencia en Colombia12 (Gutiérrez. S. 1991, 1986) en Limón en Costa Rica, ligada a la producción del banano13, en el caribe venezolano, en Maracaibo14; Islas de Roatan, Guanaja y Utila en Honduras15 o Livingstone en Guatemala16.

Aspectos conformadores de la vivienda popular en la frontera Belice-México.

20El actual límite territorial, la frontera, entre México y Belice, el río Hondo no es más que una línea administrativa regulada a partir del Tratado Spencer-Mariscal de 1893 y ratificada por Inglaterra en 1897, que no coarta esa evolución histórica en común y ni el traspaso y la asunción de modelos habitacionales a modo de híbridos culturales que aludíamos. La nueva tipología habitacional responde pues a una simbiosis fruto de tres aspectos, valorizados tanto desde el punto de vista socioeconómico como desde el punto de vista cultural. Estos son: La cultura maya como sustrato cultura de toda la zona; la implantación del modelo de explotación colonial británico en la antigua Honduras británica y las sinergias de los procesos históricos, – Guerra de Castas; delimitación fronteriza entre Belice y México; creación de Chetumal-Payo Obispo,- que desde la segunda mitad del siglo XIX se darán en tanto en el norte de Belice y el sur del actual estado de Quintana Roo en México. Esos aspectos, especialmente los efectos del tercero, son claves para comprender porque aparece el modelo habitacional popular que aún persiste en la zona. Un modelo, que hoy, resulta el espejo interpretativo de la conformación histórica de esa región.

La cultura maya: substrato de base.

21El primer proceso a considerar es la presencia la cultura maya a manera de sustrato de base. La zona tiene la presencia de poblamiento maya al menos desde 1500 aC, con distintos testimonios arqueológicos que lo documentan, Santa Rita, Lamanui, Xunantunich, Altun Ha en Belice, Oxtankah, Chacchoben, Kohunlinch, etc. en el sur de Quintana Roo y otros muchos en toda la península de Yucatán, referentes del marco cultural impuesto en este territorio por la civilización maya. Existe, por tanto un primer continuun cultural tamizado eso si, por el peso evidente de la geografía y el medio ambiente de una zona dominada por las selvas y manglares y un sustrato geológico cárstico. Un continuum importante desde el punto de vista de la arquitectura doméstica ya que la misma se solidifica en una serie de características concretas desde esa presencia inicial llegando, todo y que en franco retroceso, hasta la actualidad17.

22De forma general, la casa maya esta construida entorno al 70% en madera. Este material se presenta en las paredes, los pilones de sustentación y el envigado del techo. De forma general, las paredes están hechas con paredes de varas de tasiste (Accoelorraphe wrightii)[18] cortados en forma de tablones con las juntas rellenas de sascab, una argamasa de piedra caliza y agua, usada para la consolidación de muros y enlucidos diversos de larga tradición y utilización en las culturas mesoamericanas. En ocasiones, también se da, ejemplos de paredes embarradas con esa misma sustancia que cubren la trama de varas19. Igualmente, en algunos casos, las paredes van a estar conformadas por varas de madera de bajareque recubierto con embarro, una mezcla hecha a base de tierra roja, zacate y agua, más propia del norte de la península del Yucatán. Con el paso del tiempo y aún en la actualidad, el tasiste y el bajareque ha sido substituido por los restos de la manufactura de aglomerados y machambrados de madera o por piezas de concreto.

23La madera también se localiza en la conformación de los horcones y pilones de sostenimiento, así como en el envigado del techo, es aquí donde el conocimiento del entorno geográfico y de su medio ambiente entre los mayas se hace evidente. Las especies usadas son propias de las selvas del área donde habitan. Algunas de las especies usadas para esa finalidad son el Chukum (Phithecellobium Albicans), el palo colorado o totoposte o Chacté (Caesalpinia Velutina); Kitinché (Caesalpinia Gaumeri) y el quiebrafierro o Ya’ax ek (Phithecellobium Leucospermum).

24La techumbre de la casa tradicional maya esta hecha de palma de huano (Sabal spp., Arecaceae), un vegetal al que los mayas le dieron, y aún dan, usos múltiples, uno es el uso de las hojas maduras para techar las viviendas. En cambio, las hojas inmaduras o “collogo” sirven para la elaboración de artesanías. La compleja interacción de diferentes factores tales como el incremento de las tasas de deforestación, los cambios en el uso del suelo y el crecimiento demográfico, ha conducido durante las últimas décadas a una progresiva escasez, tanto de hoja madura para techar, como de cogollo para artesanía, hecho que esta redundando en los cambios de los elementos de cobertura de las casas, pasándose a utilizar otros materiales, como la plancha de zinc o incluso el cartón. Cabe anotar que en el pasado se realizaban techumbres con hojas entretejidas de despeinada o ch’it (Beaucarnea pliabilis (Bakér) Rose)[20]o de zacate (Cladium jamaicensis)[21].

25En general, las hojas de esas especies, se aplican en la techumbre siguiendo distintas técnicas basadas en una larga tradición, en unos casos se ponen los manojos a manera de “jinetes” sobre las tiras de la estructura del tejado, en otro, el extremo del manojo se ata a la tira22. De forma general, esas cubiertas se sostienen por unas estructuras de madera, que de forma rectangular tienen vigas de sostenimiento en los lados cortos, y vigas durmiente en los lados largos, todas ellas elevadas sobre una serie de pilones u horcones con el extremo superior en horquilla o en forma de Y. Estas vigas sostienen una trama piramidal de travesaños o morillos y tiras donde se sujetan con bejucos las hojas entretejidas de esos vegetales, siguiendo las técnicas arriba detalladas, culminado la estructura con un tronco denominado cumbrera23.

26Según las circunstancias geográficas, en la base del hábitat se van a incorporar pilotes u horcones en las partes inferiores sobre elevando la casa para evitar inundaciones, la acción de los mosquitos, ofidios y otros animales.

27El plano tradicional de la casa maya es ovalado. Aun así, según el grupo étnico podemos detectar algunas especificidades. Así, la forma cuadrangular es propia de los grupos asentados en Quintana Roo. Esta elimina los semicírculos que situados a lado y lado del rectángulo daban la forma ovalada, propia de la casa tradicional maya.

28Otro aspecto que debemos considerar, relacionada con la casa, es el solar. ¿Como es el solar maya? Al parecer, este responde a una imposición colonial que con el paso de los siglos se instituyo como forma de distribución de los poblados. Este mide entorno a lo 400 metros cuadrados y esta protegido por una valla de piedras o albarrada. Este solar era y es el asiento residencial de un grupo familiar, a veces repartidos en más de una casa, donde la familia se creaba, reproducía y se desgajaba. Es también, el espacio económico, ya que se mantienen árboles frutales, huertos o se criaban cerdos, gallinas, etc. Es un complemento de campo agrícola, la milpa, base de la economía maya24.

29Así, casa y solar forman una unidad bien posicionada en la mente de los que se vieron obligados a huir por la guerra de Castas. A priori, esta traspaso fronteras y encontro, en unas tierras escasamente pobladas un espacio donde reproducirse. Ahora bien, las influencias generadas por el propio entorno ambiental y geográfico, una estructuración de la propiedad de la tierra distinta y la mayor disponibilidad de un recurso constructivo como es la madera, en ese nuevo territorio, sujeto a un proceso de explotación económica conformaron una serie de cambios en el modelo creando uno nuevo que abarco tanto a la casa como al solar.

Expansión del modelo colonial británico en Belice.

30El segundo proceso a considera