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AFEHC : bibliografia : Hacia una crítica de la razón mítica. El laberinto de la modernidad. Materiales para la discusión : Hacia una crítica de la razón mítica. El laberinto de la modernidad. Materiales para la discusión

Ficha n° 1982

Creada: 05 agosto 2008
Editada: 05 agosto 2008
Modificada: 05 agosto 2008

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Autor de la ficha:

Carlos MOLINA VELÁSQUEZ

Publicado en:

ISSN 1954-3891

Hacia una crítica de la razón mítica. El laberinto de la modernidad. Materiales para la discusión

Según Hinkelammert, la “sociedad moderna” no aparece en el siglo XVII ni tiene sus raíces en el Renacimiento, sino que “irrumpe” en medio del Imperio Romano.
Categoria:
Libro
Autor:

Franz Hinkelammert

Editorial:
Editorial Arlequín
Fecha:
2007
Reseña:

1Se habla usualmente de modernidad y secularización como si se tratase de sinónimos, y se tiende a dar la espalda a las complejas relaciones entre los ideales modernos —iluministas, ilustrados— y los anuncios proféticos y esperanzas mesiánicas cargadas de imágenes religiosas. Un ejemplo de este entrelazamiento lo encontramos en las raíces cristianas de nuestras modernas nociones sobre los derechos humanos. Si bien éstos se construyeron como contraposición a determinadas figuras de la Cristiandad, identificables por su parte con el absolutismo y la autocracia, no podemos ignorar sus semejanzas con el universalismo paulino, como sucede con el conocido “ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer” (Gá 3, 28). Tal vez haría falta oponerse a los “terribles simplificadores” que, identificando toda religión con el oscurantismo, pretenden que la modernidad se ha construido sobre una tabula rasa, en lo que respecta a creencias e imágenes, “historias” y “mitos”.

2Un esfuerzo consistente en este frente contra los discursos simplistas y planos es el que encontramos en el último libro de Franz Hinkelammert, Hacia una crítica de la razón mítica. El filósofo y economista alemán realiza una lectura de la modernidad en clave mítica —o de los mitos en clave moderna—, lo cual le lleva a una afirmación contundente: “Los mitos de la modernidad se remontan a los inicios de la sociedad moderna con la irrupción del cristianismo en el Imperio Romano y en la cultura grecorromana. Constituye un marco mítico fundamental (que es de liberación), que opera como marco categorial” (p. 87). Según Hinkelammert, la “sociedad moderna” no aparece en el siglo XVII ni tiene sus raíces en el Renacimiento, sino que “irrumpe” en medio del Imperio Romano. Por supuesto, la noción de modernidad que nos presenta es bastante sui generis, ya que se ha desplazado a los orígenes de lo que pensábamos que estaba en sus antípodas.

3Tanto o más inquietante que lo señalado arriba, en el libro encontraremos un conjunto de estudios que no tienen por qué leerse todos de una vez ni en el orden en el que aparecen. El texto se inaugura con una lectura del mito de Prometeo y su posterior reconstrucción en Goethe y Marx. Luego se suceden las historias que nutren el libro del Apocalipsis e incluso hay una referencia a los cuentos de Kafka, lúcidos como siempre, precisamente por su paranoia recurrente. Por aquí y por allá hallaremos a Hume, Nietzsche o Ernst Bloch, y hay todo un capítulo dedicado a las ideas de Walter Benjamin sobre la religión fundamental de nuestro mundo: el capitalismo. Son bastante conocidas las ideas de este filósofo acerca del capitalismo como “culto de la culpa”, que a Hinkelammert le parecen mucho más iluminadoras que la archirepetida cuestión del “espíritu protestante” del análisis weberiano.

4Esta referencia a las ideas benjaminianas nos trae al meollo del libro. El reto fundamental que asume Hinkelammert es mostrar que la modernidad se encuentra penetrada por el mythos, el relato fundacional a partir del cual se desarrollarán lenguajes, imaginarios e instituciones: “El mito central es que Dios se hizo hombre, por tanto ser humano. Transforma completamente todo el mundo mítico y sigue siendo la base de todos los mitos posteriores hasta hoy, pero también la base para la interpretación del mundo mítico anterior” (Ibíd.). Es evidente que las transformaciones adoptarán la forma de cuestionamientos radicales —como en el Renacimiento— o incluso proyectos demoledores de la religión —como en algunos enciclopedistas—, pero lo interesante es que el núcleo mítico-categorial no desaparecerá sino que seguirá funcionando dentro de las mismas polarizaciones que se construyen a su alrededor.

5Según Hinkelammert, la polarización más importante aparece dentro del mismo cristianismo, al invertirse la “historia” originaria de la “constitución divina” de la humanidad —“Dios se hizo hombre”— en la figura del Dios de la Ley, el cual exige sacrificios. Lo que para muchos de nosotros es el “cristianismo” se reduce a esta lógica sacrificial del poder que necesita de las víctimas para reproducirse, en nombre de Dios. Curiosamente, esta inversión acontece dentro de lo que posiblemente es la ideología distintiva de nuestros “tiempos modernos”: los derechos humanos. En efecto, la lógica emancipatoria ligada a ellos desde su génesis no escapará al proceso de polarización que tiene su origen en el mito cristiano. Hinkelammert insiste en que, como sucede con los llamados de John Locke a la “guerra justa”, el mecanismo más efectivo que la modernidad europea y norteamericana ha empleado para violentar los derechos humanos ha sido precisamente el de salir en su “defensa” mediante la reproducción de los sacrificios. De esta manera, vuelve a mostrarse la inversión del “Jesús viviente humano”, el cual se convierte en Cristo Rey omnipotente, aunque se plantee en términos seculares: los derechos humanos se imponen por encima de los rebeldes que se resisten a su expansión a los confines del globo y para toda la eternidad. George W. Bush no estaría lejos del padre Locke al hablar de una operación de guerra como “justicia infinita” ni tampoco entraría en contradicción al cambiar el nombre por “libertad perdurable”. Al poder no sólo se someten los seres humanos sino también el tiempo y el espacio.

6Queda por ver si los análisis de Hinkelammert resisten a una crítica pormenorizada que provenga de las ciencias históricas, la crítica literaria o la exégesis, pero no cabe duda que el conjunto de las reflexiones presentes en su último libro son bastante estimulantes intelectualmente y suficientemente provocadoras para generar desplazamientos críticos que serán siempre de provecho.

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