Ficha n°35

PALENCIA, Francisco José


Cargo: Obispo de Comayagua/Honduras.

Nació: el 4 de diciembre de 1709 y fue bautizado el 11 de diciembre de 1709 en las Islas Canarias.

Murió: en 1776 en Comayagua.

Resumen: Oriundo de las Islas Canarias, donde nació en 1710, Francisco José de Palencia viajó a las Américas en 1750 para servir de vicario general en la diócesis de Santo Domingo. Era hijo de don Juan Alonso de Palencia y Mata y de doña María Ramón. Había sido ordenado el 19 de diciembre de 1733 y hecho sus estudios durante seis años en el convento de San Francisco de la villa de las Islas Canarias. Obtuvo su bachiller en derecho canónico en Sevilla, el 24 de julio de 1734, y más adelante su doctorado. Su relación de méritos y servicios nos dice que fue nombrado en 1737 inspector general de la diócesis de Canarias. Según la Casa de Contratación, pasó a las Indias junto con otros dos eclesiásticos : Juan Pedro Peniche, originario como Palencia de las islas Canarias y Ignacio Jiménez de Paredes y sirvió en la diócesis de Santo Domingo.

Llegó a Guatemala en 1758 como arcediano del cabildo eclesiástico y permaneció allí hasta mayo de 1773, cuando fue nombrado obispo de Comayagua. Los registros parroquiales dejan pruebas de su buena integración en la sociedad local, porque fue padrino de nacimiento de María Mercedes Clara y de María Josefa (nacidas respectivamente en 1764 y 1766) y más tarde de Antonio Larrazabal y Arrivillaga. Mantuvo una relación muy estrecha con aquella familia por razones financieras : cuando la hacienda de Villalobos que pertenecía a Francisco Fuentes y Guzmán pasó a las manos de Mariana de Arrivillaga, Palencia era el dueño y según parece hizo donación de la propiedad. Era muy bien notado por el arzobispo Francisco Figueredo y Victoria, quien le asignó varias comisiones. Palencia no se negó por ejemplo a administrar los bienes de las monjas de la Concepción. Con el poder que le otorgaron las religiosas de dicho convento, podía realizar todos los trámites necesarios para resguardarlo, mantenerlo y hacerlo progresar. Al mismo tiempo aceptó el cargo de gobernador de la Hermandad de la Caridad, esto durante varios años. Tambien sirvió como gobernador y vicario general de la diócesis por lo menos entre 1763 y 1772.

Cuando falleció en enero de 1776 en Honduras, siendo entonces obispo de esta diócesis “perdida”, podemos darnos cuenta de la fuerza de sus vínculos con la familia Arrivillaga, porque fueron ellos quienes pagaron los gastos (más de 1000 pesos) que el gran médico José Flores pidió para ir a Honduras y asistir a Palencia, aunque éste llegó demasiado tarde para salvar al obispo.


Autor de la ficha: Christophe BELAUBRE

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