Ficha n°120

SUNZÍN DE HERRERA, don Carlos


Cargo: Párroco de San Sebastián.

Nació: 30 de octubre de 1703 en Santiago Guatemala.

Murió: 28 de febrero de 1785 en la Ciudad de Guatemala.

Padres: Don Carlos Sunzín de Herrera y de doña María Flores y Godoy.

Resumen: Carlos Sunzín de Herrera fue sacado de pila en El Sagrario por su tío el presbítero don Hipólito Sunzín de Herrera y Martínez el 15 de noviembre de 1703. Fue bachiller en Derecho. Su padre era uno de los pocos empresarios mineros en Guatemala. Explotaba las minas de hierro en el Corregimiento de Chiquimula de la Sierra, situadas en Asunción, Mita, Chiquimula y Quezaltepeque. En 1718, según la historiadora Margarita Ramírez Vargas, Marcelo Flores Mogollón se había declarado “único descubridor de los Minerales de hierro y acero, y otros metales” que “corren salteados más de 60 leguas desde el Partido de Chiquimula hasta el Golfo”. Estas minas producían más de 500 quintales de hierro, producción que implicaba el mantenimiento de ingenios (así como el abastecimiento de alimentos y otros productos básicos y la necesidad de caminos y bestias – u hombres! – de transporte, elementos característicos de la economía colonial en algunas zonas de la América española). En 1724, Carlos Sunzín de Herrera, yerno del capitán don Marcelo Flores Mogollón, pidió operarios y herramientas para trabajar dos de estos ingenios. Aunque la actividad era económicamente arriesgada, podía producir importantes ganancias. En 1741 se desempeñaba como cura rector interino de la parroquia de San Sebastián de la ciudad de Guatemala, donde se mantuvo hasta su fallecimiento. Es poco probable que se haya mantenido dueño de las minas sin embargo no hay que olvidar que el modelo colonizador hispánico en América, en el sector minero pero incluso en el agrario, se hizo o se proyectaba desde la ciudad. La hidalguía como mentalidad permitía a los “dones” y sus familias vivir en los centros urbanos, de las rentas y el trabajo indígenas en el campo.
Durante la época en que los Regulares fueron despojados de algunas doctrinas (alrededor de 1757), se hicieron varias agregaciones a los curatos de los Remedios, de la Candelaria y de San Sebastián. En esta época el encargado de solucionar la repartición era el padre don Sancho Barba de Figueroa, amigo muy cercano a Sunzín según Cortés y Larraz, lo que permitió la agregación de los pueblos de San Felipe y Barrio de San Antonio Abad.
Los terremotos del año de 1773 lo sorprendieron ejerciendo su curato de San Sebastián, y no tardó en manifestarse como decidido “terronista” y partidario del señor Arzobispo don Pedro Cortés y Larraz, llegando por su causa a desagradar al Rey, quien el 14 de febrero de 1778 le condenó “al pago de una multa de 1000 pesos y a la democilicion de las obras de reconstruccion que habia emprendido en las casas de su morada, situadas en la calle que va por la antigua iglexia de la compania...”. Es bien posible que esta posición tan abiertamente opuesta a la política de la Corona le haya cerrado por completo las puertas del cabildo eclesiástico. De hecho, cada vez que un beneficio quedaba vacante en el cabildo eclesiástico era citado entre los pretendientes (cuatro veces en 1784) pero nunca fue nombrado.
En todo caso su curato era uno de los más envidiados del Reino puesto que era uno de las más pobladas en gentes de origen español, lo que aseguraba al párroco ingresos más que satisfactorios aunque difíciles de evaluar. Esta parroquia de San Sebastián fue para el padre Sunzín un verdadero coto reservado. Cuando el obispo Cortés y Larraz realizó su famosa visita pastoral, encontró a este padre Sunzín de Herrera, ya anciano, en su feudo. Nuestro hombre tenía la fama de ser extraño y algo conflictivo – seguramente porque hubo un largo y penoso pleito con el cura de la parroquia vecina de Los Remedios sobre quien debía administrar un pueblo de 780 feligreses. Se puede destacar que el arzobispo muchas veces dió pruebas de una gran sagacidad en sus juicios hacia los curas que visitaba. Así ya que sabemos que en este caso, al fallecer, la fortuna del párroco Carlos Sunzín de Herrera superaba los 50000 pesos. Esta fortuna se explica por el buen manejo del patrimonio familiar que el padre supo administrar, pero también por el hecho de que su parroquia daba frutos importantes. Cortés y Larraz evaluaba la feligresía en unas 8000 personas, y la renta de 4 a 5000 pesos, lo que dejaba libres por lo menos 2000 pesos al párroco luego de haber pagado sus 4 coadjutores y descontado todos los gastos. El arzobispo se lamenta mucho de la actitud del párrroco, quien (a pesar de los medios disponibles) no había creado ninguna escuela para que los niños de su parroquia aprendieran a leer y a escribir.
Fue patrono de la obra pía que con 15000 pesos fundara su tío el doctor don José Sunzín, y de la capellanía creada por doña Joaquina Ignacia Francisca de Aguilar, segunda esposa de su abuelo el capitán don Marcelo Flores Mogollón. Fundó además una obra pía con 20000 pesos para beneficio de sus tres hermanas religiosas en Santa Catarina y su hermana doña María Antonia Sunzín de Herrera y Carcamo Valdés. Otorgó su testamento y final disposición el 2 de junio de 1783 ante el escribano real San Sebastián González, y falleció el 28 de febrero de 1785 siendo sepultado en la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Era hermano de la congregación de San Pedro.
En 1797, la casa Aycinena obtuvo en préstamo la cuantiosa suma de 16000 pesos sobre el testamento del Doctor y Maestro Carlos Sunzín de Herrera, obra pía y capellanía. Era en ese entonces su albacea su sobrina Manuela Sunzin de Herrera, casada con Tomás Márquez de León, y entonces viuda.




Autor de la ficha: Christophe BELAUBRE

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