Ficha n°226

Segunda Junta pública de la Real Sociedad Económica de Amantes de la Patría de Guatemala, Celebrada en 9 de Julio de 1797, Con la Licencia necesaria,

Categoria: Impreso

Autor: De Retes, Don José Victoria
Editorial: en La Imprenta de la Viuda de Don Sebastian de Arevalo
Fecha: 1797-07-09
Breve comentario sobre la obra: Este impreso forma parte de un corpus de por lo menos tres volúmenes publicados en Guatemala desde principió de 1797 para dar cuenta cada semestre de las actividades de la Sociedad Económica de los Amigos del País. La historiadora Elisa Luque Alcaide, había dado a conocer el texto completo de la Tercera Junta, cuyo documento se conserva en el Archivo General de Indias (AGI, Legajo Guatemala 529). El microfilm que reproduce el texto de la Segunda Junta, celebrada el 9 de julio de 1797, se encuentra en la sección Valenzuela de la Biblioteca Nacional de Guatemala.
Al leer esta síntesis redactada por el secretario interino Don José Victoria de Retes, la Sociedad de los Amigos del País de Guatemala atravesaba en este segundo año de vida una fase muy dinámica de su historia. El Cuerpo de los socios estaba cumpliendo plenamente con su función política, y la publicidad que se hacía de sus trabajos, no sólo estaba conforme con lo dictado por sus estatutos, sino que representa una obligación inherente a sus fines. Con este impreso se pretendía presentar « un estudio profundo de la constitución caracteristica de su distrito, de las proporciones y recursos de el pays, y de la indole y necesidades de sus habitantes para tentar medios, y discurrir arbitrios de fomentarlos, y de hacerlos felices ».
El texto menciona una síntesis redactada por el hacendado Don Francisco de la Arce, y una muestra de cacao que provenía del Puerto de Trujillo, donde Don Juan Ortiz de Letona ejercía el puesto de Ministro de la Real Hacienda: ambos buscaban soluciones para fomentar el cultivo de este producto que había traído tantos beneficios al Reino de Guatemala en el siglo XVI. El documento evoca también el nombre de Don Pascasio Letona, quien había hecho algunas tentativas de cría de gusanos de seda, las cuales convencieron a los Socios para que enviaran a Oaxaca al comerciante don José María Peynado con el objetivo de traer semilla. Además, el Botánico y Naturalista de la Real Expedición de Nueva España, Don José Moziño, propuso algunas medidas para mejorar la técnica de procesamiento del añil. En este último caso puede notarse que las cuestiones vinculadas a las aplicaciones de las ciencas estaban de moda. Se trata de un tipo de preoccupaciones intelectuales que encontramos durante el mismo período en las Academias de Paris.
Un grupo se constituyó también para establecer una escuela de hilatura : Don Eusebio Silva, Don Agustín Gutiérrez, los Señores Don Juan Antonio Araujo, el Licenciado Don Severino Ramírez, Don Pedro Ariza, y el licenciado Don José Tomás de Zelaya. Cada tres meses doce mujeres recibían un real diario para su alimento « y a más por via de premios tambien diarios, dos reales á la que hila por mas valor, uno á la que se le acerca, y medio á la que mas se approxima á las dos primeras (…) ». Este tipo de incentivos eran empleados sistemáticamente como la panacea que podía sacar al Reino de la crisis económica que atravesaba. El porvenir de dicha escuela estaba en cuestión, puesto que era muy onerosa para la Sociedad, que tenía problemas de fondos. Don Pedro León de Coronado y Rivas presentó un pañuelo tejido con su dirección por el maestro Marcos Alvarado, con un estampado de muy bello dibujo, en el que los tintes y los colores son de su invención. Otro punto importante dentro de las múltiples actividades de la Sociedad, era el trabajo que preparaba el Sr. Socio Don Juan Manrique, que debió formar un padrón de los maestros, oficiales, y aprendizes que había en todas y cada una de las artes y oficios de la Ciudad de Guatemala. Es interesante mencionar que el proyecto imaginado por la Sociedad, implicaba « (…) la fundación de una hermandad general del socorro de todos los gremios, que celebraría una sola festividad eclesiástica anual, presidida por el Noble Ayuntamiento, ó por la Real Sociedad, con un fondo pío (…) ». Este fondo servía para que quienes cumplieran con los requisitos previamente definidos, no pudieran trabajar por su estado de vejez, o por accidente, tuvieran con qué vivir, sin necesidad de mendigar. Se trataba entonces de implementar un tipo de seguro social a los sectores más humildes en las ciudades, y al mismo tiempo de reducir los gastos que solían hacerse por medio de estos gremios en la vida religiosa. Se siente en esta parte del proyecto la influencia directa del espíritu de las Luces.
El Socio Capitán de ingenieros Don José de Sierra no pudo verificar la apertura de la escuela de matemáticas, que seguramente fue presentada durante la primera junta, porque aquel oficial real fue llamado a efectuar una tarea que no menciona el texto, pero que está vinculada con la guerra. Los frailes José Antonio Goicoechea y Mariano López Rayón, ambos muy activos dentro de la Sociedad, aceptaron remplazar la ausencia del ingeniero.
La segunda parte del documento menciona en detalle el problema de la falta de recursos de la Sociedad, y los distintos medios puestos en práctica para resolverlo, en particular las rifas de dinero y de alhajas, las donaciones… Por último, el documento se cierra con un discurso que refleja la preocupación general de los Socios que buscan ser útiles con un cierto sentido del servicio público.

Autor: Christophe BELAUBRE