Ficha n° 1126

Creada: 23 June 2006
Editada: 23 June 2006
Modificada: 16 October 2007

Estadísticas de visitas

Total de visitas hoy : 7
Total de visitas : 960 (aprox.)

Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

Publicado en:

ISSN 1954-3891

La quiebra de la economía familiar de los Rubio en Guatemala : la historia de una red social de antiguo regimen.

Micro historia de la familia en Guatemala. Se trata de una version modificada del articulo publicado en Venezuela en la Revista Tierra Firma.
181
Autor(es):
Christophe Belaubre
Lugar de Publicación:
Venezuela : Tierra Firme, Revista de Historia y Ciencias Sociales, Nº 78, Año 2
ISBN:
0798-2968
Fecha:
abril-junio 2002
Texto íntegral:

1Jean-Louis Flandrin, con sus numerosos trabajos contribuyó de manera decisiva a ubicar la historia de la familia al cruce de las ciencias sociales dando una nueva impulsión a una de las ciencias más antigua del ser humano1. Desde entonces los trabajos se han multiplicado dejando de lado los individuos para desarrollar estudios de antropología social e histórica con el fin de estudiar las relaciones sociales tejidas entre algunos grupos sociales bien determinados. En ese campo los trabajos clásicos en la historiografía hispanoamericana siguen siendo los de David Brading, John E. Kicza, Doris Ladd, Susan Socolow y John Tutino2. A dentro de esa escuela historiográfica, los historiadores que se han dedicado al papel de la Iglesia no fueron más allá de una descripción de la importancia de los nexos con las instituciones eclesiásticas como medio para tener acceso a determinados beneficios económicos3. Son pocos los trabajos que subrayan el papel de la iglesia institucional en la conformación de un espacio de poder familiar con características especificas y que aceptan la operatividad del concepto de “red social”. La toma en consideración de la red nos ayuda a rebasar los acercamientos clásicos considerando la Iglesia como un agente social en sí capaz de servir a los intereses de algunos grupos reducidos de familias4. Siguiendo los trabajos de Giovanni Levi intentamos demostrar como la familia Rubio vivía adentro de una red muy densa de relaciones e intercambios entre padres, es decir con grupos familiares y con individuos que pertenecían a diferentes “núcleos” familiares5. El tratamiento de dicha problemática presenta un carácter “operativo”, debido a que su único objeto consiste en utilizar la red como un instrumento de trabajo para entender el proceso de integración y de consolidación social de la familia Rubio. La información cualitativa sobre la red de sociabilidad, recaudada en las fuentes notariales, nos permite calificar el grupo familiar dentro de los redes de “antiguo régimen” vinculados con la Iglesia6.

2Estudiaremos el conjunto de decisiones que permiten a un hombre de consolidar una posición social sin pasar por el casamiento con la vieja elite criolla y apoyándose principalmente en la Iglesia y en su círculo de parientes para organizar sus actividades comerciales. Con la segunda generación de los Rubio, se celebro una alianza matrimonial “clásica” dentro del pequeño grupo de familias de poder de la Ciudad de Guatemala pero la estrategia de utilizar los fondos de la Iglesia sin separar claramente esos fondos de los de la empresa familiar provocaron reveses de fortuna. Más allá de un caso aseverado de concusión, la naturaleza de la red social de los Rubio excesivamente centrada en la parentela podría explicar la rapidez de la quiebra.

3Felipe Rubio y Morales, su parentela y su “estrecha” red social

4Felipe Rubio y González, de fuerte corpulencia (murió a la edad de 88 años), emigró a Guatemala para servir el puesto administrativo de alto rango de secretario de Cámara al Capitán General Tomas de Rivera y Santacruz en 17427. Era oriundo de Madrid. Tenía 29 años lo cual era relativamente joven para ocupar un puesto con tanta responsabilidad. Cuando Tomas de Rivera y Santa Cruz partió con otro destino, nuestro secretario decidió quedarse en el Reino de Guatemala. Suponemos que sus calidades de administrador habían sido apreciadas en la Real Hacienda donde fue nombrado, poco después, tesorero interino8. De hecho sus primeras amistades se formaron adentro de la Real Hacienda donde sirvió dos años. Estaba en relación con el tesorero Francisco Nájera quien declaraba haber conocido en Madrid antes de viajar a Guatemala a Francisco Rubio y Peñaranda, primo hermano de Felipe. Sus relaciones en Madrid y sus nexos con los oficiales de la Real Hacienda lo llevaron a ocupar la prestigiosa función de Gobernador interino del Soconusco, cargo que ejerció entre 1749 y 1751.
Carecemos de detalles sobre su red de sociabilidad “local” en esa primera fase de su integración. Parece que mantuvo relaciones estrechas con su grupo familiar de origen en particular con Francisco Rubio y Peñaranda, un santiaguista quien era teniente general de los Reales Ejércitos y Gobernador de la villa de Madrid9. A su muerte le recayó a Felipe el regimiento perpetuo de la villa de Madrid. También mantuvo correspondencia con su hermano el Dr. Francisco Rubio y Morales. Cuando este último murió en 1786 los capitales de capellanías recayeron en beneficio del hijo mayor de Felipe quien hacia su carrera en España10.

5En 1753, Felipe decidió casarse con una criolla nativa del Reino de Perú. Ese primer matrimonio se celebro en la ciudad de Guatemala con Ana de Benítez y Marín de Valenzuela, hija de un Sargento Mayor oriundo de la ciudad de Trujillo radicado en el Reino de Guatemala. Su esposa solo tuvo tiempo de darle un hijo y murió durante el parto. Ese niño, Manuel quien hizo una brillante carrera en la Península, nació en marzo de 1754 en la ciudad de Antequera cuando Felipe estaba en camino de la ciudad de Mexico. La madrina fue su cuñada, Josefa Benitez11. Tenemos poca información sobre bodas y bautismos de la parentela (porque han viajado mucho y la familia Benitez aparece poco en la historiografía centroamericana) pero la elección de compadres hacia la propia parentela nos es sorprendente. Los Rubio estaban entonces en una posición social bastante débil y el compadrazgo servía a reforzar los lazos internos de la parentela e incrementar las obligaciones mutuas con los Benitez.

6La muerte repentina de la esposa de Felipe no fue sin consecuencia sobre la historia de la casa Rubio. El matrimonio con la casa de los Benítez tenía una lógica especifica cuyo propósito era el de constituir una alianza estrecha con una de las casas comerciales mas activa en la Capitanía General de Guatemala. Sabemos que la dote de ese matrimonio era de 7.300 pesos. Felipe no cobró el dinero para dejarlo en poder del padre de su esposa esperando sacar beneficio del comercio de ropa de China pero, según su testimonio, en once años jamas tuvo utilidad. Logró solamente recuperar el capital al momento de la muerte de su suegro Francisco Benitez12. No tuvo mucha suerte porque la casa de Benitez era muy activa y exitosa cuando se trataba de administrar sus intereses. Cuando murió Francisco Benitez el capital familiar superaba los 300.000 pesos lo que seguramente lo ubicaba al nivel de los comerciantes más pudientes de la primera mitad del siglo XVIII (hay que tomar en cuenta que el auge del añil solo empezaba). Francisco Benitez y Felipe Rubio se conocieron bien y mantuvieron una relación estrecha entre 1753 y 1764, año en el cual murió el primero. ¿Pero cómo y porque esa relación pudo mantenerse tan estrechamente a pesar de la muerte repentina de su primer esposa y del segundo matrimonio en 1755 con María Gemmir y Lleonart ? La genealogía social (es decir la reconstitución de la parentela mas allá del tronco de la familia Rubio : véase el gráfico n° 1) de la familia nos da la respuesta a esa pregunta13. Nos dimos cuenta que después de un corto periodo de viudez, Felipe Rubio volvió a casarse con la hija del gobernador de Costa Rica, Juan Gemmir y Lleonart (1740-1747). Esa alianza permitía a Felipe de volver a estrechar sus nexos con los Benitez porque su cuñada, María de la Concepción Gemmir y Llenoart, se había casado con Francisco Benítez, hermano de su difunta esposa. Esa pareja tuvo hijos, Felipe y José Leandro, los cuales formaban un verdadero pedestal a la red de poder de la familia Rubio en la capital del Reino de Guatemala.

7La familia Rubio y Gemmir

8Puesto que los hijos de Francisco Benitez eran muy jóvenes, Felipe tuvo que hacerse cargo de la fortuna de Francisco Benitez de mancomún con María Benitez y María Concepción Gemmir. La administración del caudal fue confiada a Juan José Montes de Oca quien ejerció el oficio de cajero entre 1764 y 1767 con el salario de 200 pesos anuales en los cuatro primeros años. Este Montes de Oca se mantuvo durante toda su vida al lado de Felipe y cuando la quiebra de la familia Rubio se hizo pública, Montes de Oca aparecía en las cuentas como un apoderado que estaba especialmente encargado de cobrar a los inquilinos de diezmos en las Provincias de San Salvador, San Vicente y San Miguel. Juan José Montes de Oca debía por lo menos 20.000 pesos a la Iglesia pero sus bienes estaban igualmente concursados y el juicio de los acreedores se seguía ante el Real Consulado14.

9La documentación no nos permite saber si la fortuna de la familia Benitez fue utilizada por Rubio y Montes de Oca para dar un impulso nuevo a sus respectivas actividades comerciales pero lo podemos sospechar15. En 1767 se celebro un contrato entre María Benítez, Felipe Rubio y María Concepción Gemmir para que Montes de Oca quede en calidad de compañero para interesarse en la tercera parte de los acrecentamientos que se pudieran hacer en el caudal. Siendo entonces alcalde mayor de Totonicapán Montes de Oca introdujo 6000 pesos de su caudal. Con el segundo matrimonio de María de Concepción con el comerciante Joseph de Plazaola todo terminó. Plazaola consideraba que la administración de Montes de Oca no le convenía ni a su mujer ni a sus menores y que podía ser muy perjudicial según sus propias palabras. Plazaola le reprochaba de haber fiado crecidas cantidades de meraderías a los Provincianos, y de haber formado una nueva compañía con María Benítez para cuyo giro contrajo el crecido empeño del comerciante Francisco Pacheco. Resultaba hallarse la casa Benítez exhaustos de dinero. Con los mandamientos de Plazaola se hizo un estado de cuentas de los negocios que manejaba entonces Juan Montes de Oca16. Entre muchas partidas, aparece Juan José Montes de Oca como deudor de la casa Benítez de una suma cercana a los 10.000 pesos.

10El núcleo familiar formaba una red eficaz de solidaridad pero no cabe duda que, a pesar de casi diez años al servicio de su rey, la integración social de los Rubio era lenta e imperfecta. En ese caso el cuadro de la parentela alía racionalidad económica, seguridad objetiva y legitimación moral. Pero la red social nos aparece muy reducida y de todos modos lejos de ser adaptada a una época marcada por el aumento de los intercambios trasatlánticos.

11Felipe iba a tener cincuenta años en 1760 y estaba todavía lejos de poder comprar una regiduría en la ciudad capital. En Santiago Guatemala, en la primera mitad del siglo XVIII, era prácticamente imposible a un “emigrado” de permanecer en el país sin haber sido previamente integrado por la aristocracia local. Felipe Rubio lo intentó, casándose dos veces con mujeres sin vínculos con esos grupos criollos de la ciudad de Guatemala, y apostó que su casa podía salir adelante aprovechándose de su trabajo al servicio de Dios. La documentación notarial deja pensar que el hombre no se arriesgaba en asuntos comerciales y que estaba bastante aislado en el reducido mundo de la elite de la ciudad de Guatemala. Además su segunda esposa en 1755 no le había dejado ninguna dota y, a pesar de su buena integración al pequeño mundo de los “chapetones”, podemos decir que su influencia económica era reducida. Un evento cambio totalmente la vida de ese hombre hasta ubicar su casa en menos de 20 años al nivel de las familias más honorables de la ciudad de Guatemala: su nombramiento en 1757 al puesto de mayordomo y administrador de los propios y bienes de la Iglesia Metropolitana. La muerte de su compadre Francisco Benitez le dio además algunas facilidades financieras para entrar en el negocio muy cerrado de la importación a grande escala de productos españoles.

12Los caminos “piadosos” de la integración social: el papel de la mayordomía

13El puesto de mayordomo de rentas, Felipe Rubio y Morales lo obtuvo en 1757 y lo conservo durante 38 años hasta 1795, fecha de su fallecimiento. Cuando el arzobispo Francisco Figueredo y Vitoria lo nombro en ese puesto estratégico del sistema financiero de la Iglesia Felipe tenía todas las cualidades requeridas. Sus años de servicio real le daban mucho crédito y, como empleado de la tesorería, era de manifiesto que sabía contar. Sobre todo, no estaba casado con unas de las viejas familias de la ciudad lo que implicaba un cierto grado de independencia enfrente de ellos. Cuando dejó el puesto a su hijo la familia se había “creolizado” pero el grupo mantenía una coherencia y se encontraba poco enredado en las redes de poder de las familias preeminentes de la capital. Toda la familia estaba organizada alrededor de las actividades de Felipe en la mayordomía.

14En teoría su puesto estaba controlado por el arzobispo, el cabildo eclesiástico y sobre todo por la contaduría de diezmos (cuando esta empezó a funcionar con la reforma de 1785) pero vamos a ver que él trabajaba con gran libertad. Dentro de sus numerosas obligaciones, la más importante era la supervisión del proceso de remate de los diezmos. Informaba a los jueces hacedores lo que producían los diezmos de cada partido. Se encargaba de abrir pleito contra los que no cumplían? como en 1793 cuando Francisco Carbonell no quería pagar una deuda de 320 pesos17. Felipe Rubio y Morales nos explica en un informe redacto de su puño en que consistía su trabajo, en un tono lamentoso porque pedía un aumento de su salario. Según el, la parte más penosa de sus actividades era la venta de los productos diezmados por los decimadores en los mercados de la capital. Además el recibía cada año mas de 150 zurrones de añil que debía separar en tres categorías. ¡Era lo mismo por el cacao ! Tenía que presentar todo a la aduana, pesar el conjunto y dar cuenta de su cantidad en libras. Los colectores o arrendatarios siendo siempre atrasados para pagar lo debido, el tenía que gestionar los intereses sobre las sumas prestadas y multiplicar las cartas de créditos o de pagos. Por último tenía que entregar los salarios a los prebendados, capellanes y otros acólitos, elaborar índices porque los documentos que recibía le venían de los cuatros lados de la diócesis (véase el dibujo que hemos encontrado en el archivo de la curia diócesis y que representa Felipe Rubio trabajando y atrás se pueden ver los libros que confeccionaba para hacer funcionar su administración). Recibía un sueldo 1032 pesos en 1793 más 350 pesos porque era también encargado de gestionar la fabrica de la catedral18.

15En realidad Felipe no tenía porque quejarse de su salario. Solo la situación financiera delicada de la casa de los Rubio motivaba su descontento. El empleo de tesorero, al igual del de alcalde mayor permitía en si de enriquecerse por otros medios que los del salario. No hay que perder de vista que el factor fundamental que permitía la movilidad social vertical en la escala social era la riqueza. De hecho el ascenso social de Felipe estuvo estrechamente vinculado con sus actividades a dentro de la catedral.

16Como hemos visto, el puesto de mayordomo implicaba un trabajo intenso y Felipe debía disponer de una red de hombres de confianza sobre todo ubicados en la diócesis de Guatemala. El producto de los diezmos de añil estaba vendido directamente a sus correspondientes en Cádiz, principalmente con Miguel Langton19. También utilizaba su salario para comprar en la provincia salvadoreña su propio añil y venderlo en Cádiz. En la década de los ochenta, el hijo de Felipe, Juan Miguel Rubio y Gemmir tenía mas de veinte años y estaba encargado mas específicamente de organizar el comercio transatlántico con su socio Felipe Benitez y Gemmir. Entre 1786 y 1805 los dos pasaron mas de 150 contratos por una cantidad que superaba los 250.000 pesos20. Este Felipe Benitez estaba casado con María Josefa Ortiz de Letona lo que aseguraba conexiones con el cabildo eclesiástico de la capital21. Los dos dejaron deudas cuando fallecieron lo que provoco pleitos judiciales ante el Consulado de Comercio. En 1807, el sindico del concurso de acreedores de Juan Miguel Rubio, Francisco Del Campo, intento recuperar une deuda de 3221 pesos que quedaba de la liquidación de cuentas hechas entre los dos comerciantes al final de 1804. El documento contiene una reproducción minuciosa de la contabilidad de los dos comerciantes. Felipe Benítez compraba la tinta que le vendía Juan Miguel Rubio (19 tercios en 1786, 20 en 1790, 38 en 1791, 33 en 1793, 72 zurrones en 1795, 70 tercios en 1800) y Juan Miguel compraba mercancías de Cádiz. (Véase el cuadro n° 1).

17Cuadro N° 1
El señor Don Felipe Benítez y Gemmir, su cuenta con Juan Miguel Rubio y Gemmir, calculado en pesos. FUENTE: AGCA, A1.5, Leg. 2415, Exp. 18379 (1807).

18

Fecha Detalle de las operaciones Debe Haber
1786/04 Valor de 19 tercios de tinta corte con 408 libras reales que le compre - 5.010
1786/04 Valor de tercios dicha sobresaliente con 1503 libras a 13 reales - 2.442
1786/04 Valor de 4 tercios dicha flor con 864 libras A 15 reales - 1.674
1786/04 30 Costales a 20 reales - 75
1786/05 Libranza de 4 de dicho entregue a los sensores don Luis Galeano y don Martín Barrundia 3.953 -
1786/05 De su orden entregue a dichos señores 246 -
1786/05 Libranza De un pagare otorgado por dicho señor Benítez a favor de don Tadeo Pinol, quien los endoso a don José Mariano Roma y este le dio en pago a mi padre por ciertas tintas 3.044 -
1786/06 Orden verbal de entregue a los Sres. Don Luis Galinao y don Martín Barrundia 3.300 -
1786/11 Pague al arriero Domingo Blanco por el flete a San Miguel de 28 arrobas 3 libras. Que pesaron 3 tercios y un envoltorio con 62 V de Gerga y 20 Cortes de un alto, que llevo dicho arriero y tenia yo para remitirle por habermelos dejado pasar este efecto. 42 -
1786/12 Pagados en la administración de correos por el porte de sus cartas de España de dicho mes. 3 -
1786/12 Pague por el flete de un tercio N° 4 que recibí del Gofo y es de su pertenencia. 13 -
1786/12 Por su carta de 18 del mismo me entrego don Manuel Antonio Rivera. - 61
1787/02 Pague al correo Juan de Dios Santelices por flete de un envoltorio que le remití de varios efectos que me pidió de los que compro a don Rafael Ferrer. 12 -
1787/02 Valor de las tintas que de su pertenencia vendía a don Juan Bautista Marticorena. - 1709
1787/03 Me entrego cajero don Manuel de las ventas de la tienda. - 747
1787/03 Pague al arriero Francisco Rivero de Zacapa por el flete de 27 arrobas 20 libras peso de los tercios N° 1,2,3, 4 y 6 Y yo de Bodegas de los venidos a don José Plazaola en las Fragastas Jesús Nazareno y Pincipe de Asturias. 45 -
1787/03 Me entrego antes de su viaje a Provincia. - 200
1787/03 El empedrado del frente de la Casa de Plazaola. 100
1787/03 Que le di en 9 de agosto de 86 en una libranza a su favor y contra don José Antonio Andrade de San Miguel girada por mi padre y la cobro. 700
1787/04 Que le entregue en reales. 200
1787/04 Que por su libranza del 7 de dicho entregue a don Policarpo Landero. 150
1787/05 Que me pidió y le entregue. 78
1787/05 Por 5 y medio varas de a 9 reales que me vendió. 6
1787/05 Por 1 ¾ vara de tercio pelo a 6.5 pesos. 11
1787/05 Que me entrego. 126
1787/05 Por 16 1/3 vara de Tafetán de doble blanco a 18 reales. 36
1787/09 Que me dio orden entregue de su cuenta a Montes de Oca a quien se los abono a su cuenta a fojas 16 en este libro. 209
1787/09 Valor de 10 laminas que le vendí. 160
1788/04 35 libras metas cardenillo que le vendí a 14 reales. 62
1788/05 Que le dio en una libranza contra don Vicente García que cobro. 200
1788/05 En virtud de su encargo pague en la Real Audiencia por los derechos de alcabalas y monte de 29 tercios de tinta, que le remitió don José Plazaola y es en esta forma 353 pesos de alcabala y 112 pesos de derecho de Monte según Boleta que le entregue. 465
1788/06 35 Valor de los efectos que le vendí, de la pertenencia de don Pedro Alonso Derouley vecino de Cádiz y constan por menor en mi libro de compras y ventas a fox 12 , cuya cantidad debe pagar en diciembre de 1789, según su obligación. 1781
1788/06 Valor de los efectos que le vendí de mi pertenecía como por menor de dicho libro a fox 10,11,12 cuya cantidad debe satisfacer en diciembre de 1789 según su obligación. 16789
1788/10 Que entrego en esta forma, ciento en libranza de Don Ricardo Yzaguirre contra mi, ciento en libranza de géneros que se le tomaron para casa. 120
1788/06 Que libre en su contra y a favor de Rafael Ibáñez y Navarro. 767
Total 31557 12987

19Es evidente que la función de mayordomo dio la liquidez que hacían falta a los Rubio para incorporar el pequeño círculo de las casas comerciales de entrada. La posición de Felipe era ideal para favorecer los miembros de su parentela y crear una red de clientes. Lo encontramos en 1784 como fiador y a la vez prestamista del hermano de su segunda esposa, José Leandro Benítez y Gemmir22. La solidaridad interna y la reciprocidad de los servicios daba coherencia al grupo. Todos podían tener la impresión de trabajar no por su provecho individual sino por el conjunto del grupo Rubio-Benitez-Gemmir. Por otra parte, Felipe se encargaba de los depósitos confidenciales de muchos sacerdotes. Por ejemplo, en 1805 e