Ficha n° 2010

Creada: 12 agosto 2008
Editada: 12 agosto 2008
Modificada: 15 agosto 2008

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Autor de la ficha:

Udo GRUB

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Udo GRUB

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ISSN 1954-3891

ROZAS Y MELENDEZ, José de, I Duque de San Andrés, II Conde de Castelblanco

Capitán General y Presidente de la Real Audiencia de Guatemala, nombrado en 1700
Cargo o principal ocupación:
Presidente de la Real Audiencia de Guatemala (nombrado en 1700)
Casó:

11o. con Magdalena de Urrutia
2o. en abril de 1710 en Paris/Francia con María Josefa Drummond Wallace
3o. el 13 de febrero de 1721 en Madrid (fecha de la velación) con Francisca Drummond Wallace, hermana de la anterior

Nació:
el 16 de diciembre de 1665 en Lima/Perú
Murió:
en julio de 1722 en Madrid
Padres:

1Maestre de Campo Francisco de Rozas y Fernández de Santayana, Caballero de la orden de Alcántara desde 1669, y Luisa Meléndez de Agama

Resumen:

1El personaje que vamos a presentar a continuación tuvo una vida muy curiosa y fascinante, que se distingue en muchos aspectos de sus contemporáneos con historial social similar. No solamente fue uno de los apenas seis criollos (de un total de 51 propietarios) que fueron nombrados Presidentes de la Real Audiencia de Guatemala, sino que también anduvo muchos años en cortes europeas para apoyar a un pretendiente al trono de Inglaterra. Finalmente tuvo una relación directa con la familia real mediante el matrimonio de su nieta con el Infante Luis de Borbón, el cual causó un escándolo en la corte la víspera del fin del Antiguo Régimen. A pesar de que nunca estuvo en América Central, porque jamás tomó posesión del cargo que compró, es muy interesante seguir los diferentes pasos de este caballero limeño, no obstante las muchas lagunas que quedan en su biografía.

2José de Rozas y Meléndez nació el 16 de diciembre de 1665 en la ciudad de Los Reyes, como se denominaba entonces la capital del Virreinato, y fue bautizado el 3 de enero de 1666 en la Parroquia de los Huérfanos como penúltimo vástago del matrimonio de un funcionario peninsular y una acaudalada criolla. Su padre era Francisco de Rozas y Fernández de Santayana, nacido en 1630 en Santayana, en la provincia de Santander, y muerto en 1690 en el mismo lugar, el cual desempeñó el rango de Maestre de Campo y se fue al Perú para servir en la Superintendencia de Rentas. Muy probablemente vino la riqueza fantástica, que más tarde aprovechó nuestro biografiado para financiar los proyectos de los Stuart, al lado de su madre Luisa Meléndez de la Cueva y Agama, hija de Luis Meléndez de la Cueva, un gobernador de la provincia peruana de Huánuco, y nieta del encomendero Pablo de Agama y de Vega. Entró con 16 años en la compañía de infantería del Estado de Flandes y sirvió allí algunos años bajo el mando del Marqués de Gastatiaga y del Conde de Grajal. Parece que la familia estuvo por 1689 en España, porque sus padres hicieron su testamento de mancomún en Madrid en 1689 y su hermano Tomás se embarcó para la Península en 1695. Su padre murió en marzo de 1690 en su lugar natal y unos meses más tarde Rozas preparó su regresó al Perú, porque el Rey le había favorecido el 1 de agosto de 1690 con un nombramiento como Corregidor de la provincia de Jauja. Aparentamente durante este periodo contrajo matrimonio con la dama limeña Magdalena de Urrutia, del cual no hubo sucesión. Desempeñó este cargo durante casi 10 años y en atención a su servicios el 6 de marzo de 1700 el Rey le otorgó la presidencia de la Real Audiencia de Guatemala como sucesor de Gabriel Sánchez de Berrospe por espacio de ocho años con un sueldo de 5.000 ducados de plata. Pagando en la corte la suma de 10.666 ducados de la media anata, en la misma fecha recibió los títulos de Capitán General del Reino y Gobernador del distrito de Guatemala. Exactamente por aquellos días hubo disturbios en la capital guatemalteca por los excesos del Licenciado Francisco Gómez de la Madrid, el cual había llegado desde México en calidad de juez de visita y pesquisador. Gómez de la Madrid suspendió al Presidente Sánchez de Berrospe, pero pronto estuvo involucrado en un pleito con la audiencia y el ayuntamiento que cuestionaron sus facultades. Después de un mes de confrontaciones la Audiencia se sobrepuso y al Presidente Sánchez de Berrospe se le restituyó su cargo, mientras Gómez de la Madrid se asiló con la ayuda del obispo Navas en el Convento de la Compañía de Jesús. Más tarde se fugó a la provincia de Soconusco y regresó a México, donde siguió un proceso por varios años, en vista de que ambos partidos mandaron amplios informes a España explicando sus posiciones respectivas.

3Volviendo a nuestro personaje, no sabemos las razones por las cuales no salió para América a ejercer su cargo. En 1702 José de Rozas –como también sus hermanos Antonio, Francisco, Luis y Tomás Casimiro en el mismo año y su padre años antes (1669)- se cruzaron como caballeros de la orden de Alcántara. En una relación de méritos y servicios del año 1703 figura todavía como Presidente electo de la Audiencia de Guatemala, aunque en aquel reino el sucesor de Sánchez de Berrospe ya había tomado posesión. El Presidente de la Real Audiencia de Guadalajara, Alonso de Ceballos y Villagutierre, fue nombrado interinamente en igual cargo en Guatemala, pero apenas un año y medio pudo disfrutarlo, pues murió en octubre de 1703 en la capital guatemalteca. Entonces el oidor más antiguo Juan Jerónimo Duardo y el Visitador José Osorio Espinosa de los Monteros se alternaron en el mando hasta 1706. En este año a su hermano Tomás Casimiro se le concedió el título nobiliario de Conde de Castelblanco y don Toribio de Cosío tomó posesión como nuevo Presidente de la Audiencia de Guatemala, después de que Rozas renunciara aparentamente a su nombramiento, en vista de que se había fijado en otros proyectos en el Viejo Mundo. En noviembre de 1709 su hermano le cedió el título de Castelblanco, bajo el cual se conoció a Rozas cuando éste empezó su aventura en las cortes europeas de Londres y París.

4No hemos encontrado ningún indicio de cuáles fueron los motivos de Rozas para dejar su tierra natal de América del Sur, para meterse en un conflicto europeo y dedicar su apoyo y su fortuna personal a la causa del pretendiente Jacobo Stuart, quien se tituló Jacobo III, para recuperar los tronos de Inglaterra y Escocia. Obviamente no fue ningún nombramiento real lo que le dejó llegar a la corte de San Germán, donde el rey intruso Jacobo II desde su caída en 1688 y más tarde también su hijo Jacobo III mantuvieron vivo su sueño de regresar al poder. Cuando Guillermo III invadió Inglaterra, Jacobo II y la mayoría de sus colaboradores se fugaron a Francia y Luis XIV les brindó mucho apoyo. Financió gran parte de los gastos de la corte en San Germán y suplicó ayuda y tropas para preparar una invasión en Irlanda. Pero terminó en un desastre total y tampoco los intentos posteriores llegaron al éxito deseado. Después de la muerte de Jacobo II, su hijo del mismo nombre, menor de edad, bajo la tutela de su madre persiguió siempre sus planes, pero el panorama europeo ya había cambiado. A causa de la Guerra de Sucesión, tras la muerte del último Habsburgo, cambió el foco de interés de las monarquías europeas, porque durante más de 10 años tropas de las potencias europeas libraron muchas batallas sangrientas en los campos de Flandes, Italia y Cataluña, por lo cual la corte de San Germán perdió mucha importancia y se hizo mucho más dependiente de la voluntad de Luis XIV. Debido a los gastos excesivos de la guerra que dejaron a Francia al borde de una crisis financiera, el rey francés redujo el apoyo económico a Jacobo III (ya emancipado desde 1706). Este preparó, en un ambiente de desesperación, una invasión a Escocia en 1708, la cual culminó en una debacle humillante.
Este era el escenario cuando nuestro biografiado llegó a la corte de Saint-Germain-en-Laye. No podemos precisar exactamente la fecha de su aparición en Francia. Es posible que fuera por 1709, cuando su hermano le cedió el título de Marqués de Castelblanco, tal vez con el motivo de llegar a la corte con un título nobiliario y no impresionar solamente por su fortuna personal. Por lo visto se aclimató rápidamente, porque en abril de 1710 se casó en Saint-Germain-en-Laye con Mary Drummond Wallace, hija de John Drummond, Duque de Melfort, uno de los principales consejeros del Rey Jacobo II en el exilio y su Secretario de Estado.
Pero el ambiente en las cortes de Francia e Inglaterra había cambiado por la muerte del Emperador José I, porque su hermano, pretendiente al trono español, le sucedió como Carlos VI y una unión de las coronas de Alemania y España les parecía la peor opción. En octubre de 1711 ambos gobiernos llamaron a una conferencia internacional de paz, la cual fue inaugurada en Utrecht en enero de 1712. Dos materias que tocaron los jacobitos exiliados, cuales eran el lugar de residencia del Pretendiente Jacobo III y la pensión de la reina viuda María de Modena, fueron negociadas directamente entre comisarios franceses e ingleses. El tratado de Utrecht sobrepasó los derechos de los Stuart y confirmó la sucesión de la casa de Hanover al trono. Finalmente Jacobo III tuvo que salir de Francia para establecerse en Bar-le-Duc en Lorena, mientras el resto de la corte se quedó en Saint-Germain-en-Laye. Durante el mismo tiempo el Conde de Castelblanco tuvo un gran dolor personal al morir su esposa de parto el 28 de diciembre de 1713, al igual que los gemelos recién nacidos poco después. La crítica situación económica de los Stuart, que se puso más evidente aún, después del fracaso del año 1708, cuando coincidió con el agotamiento del tesoro francés por las constantes guerras, abrió el camino para dar la bienvenida a un extranjero con una fortuna personal proverbialmente legendaria. En 1715 un pequeño ejército jacobito llegó a Escocia, pero fue rápidamente forzado a retirarse, con lo cual el Pretendiente regresó a Francia. Suponemos que Rozas gastó bastantes sumas en apoyo de la causa jacobita, pero el único indicio es que Jacobo III le favoreció con el título de Duque de San Andrés el 4 de febrero de 1717 en Avignon. En mayo de 1718 murió María de Modena y parece que por aquel tiempo Rozas vió perdida la causa de una posible restauración de los Stuart al trono de Inglaterra, porque el nuevo Rey Jorge I ya había consolidado su poder. Aún Francia –durante casi 30 años principal protector de los jacobitos- reconoció sus derechos. Supuestamente a fines de 1719 el Conde de Castelblanco tomó la decisión de abandonar Francia y regresar a España. En el camino, en Bayona cerca de la frontera española, nació y fue bautizada su tercera hija María Benita. No sabemos exactamente cuando Rozas contrajó nuevo matrimonio con su cuñada Francisca, el 13 de febrero de 1721 fueron velados en Madrid. Sin embargo la familia pudo disfrutar muy poco tiempo en la capital, porque el Conde de Castelblanco murió a mediados de 1722 en Madrid de 56 años de edad. Había dado poder para testar a su esposa el 3 de julio de 1722 ante el escribano Juan de Urosa y nombró herederos universales a sus 2 hijos María y Juan José (su hija póstuma Josefa estaba por esta fecha por nacer). Su esposa hizo testamento en 1724, pero regresó poco después a París, donde murió en 1726 de apenas 30 años de edad.

5Su hijo Juan José fue III Conde de Castelblanco fue nombrado en 1741 mayordomo de semana del rey y en el mismo año se casó con María Josefa Topete, con la cual aparentamente no tuvo sucesión. También las dos hijas contrajeron enlaces muy favorables. Josefa Rozas y Drummond se casó en 1740 con José Custodio de Villalpando y López de Ruesta, IV Conde de Torresecas y II Marqués de la Compuesta y en segundas nupcias en 1750 con José Ignacio de Vallabriga y Español. De este matrimonio nació la famosa María Teresa de Vallabriga y Rozas (esposa morganática del infante Luis de Borbón, hijo del Rey Felipe V), quien el pintor Francisco de Goya immortalizó en varios retratos. María Benita se casó con 19 años con el Intendente José del Campillo y Cosío, más tarde Primer Ministro de Estado 1741-1743, año en que murió. En 1749 se casó con Pedro Fitz-James Stuart Colón Portugal y Castro, hermano menor del Duque de Berwick. Este matrimonio motivó alguna discordia entre los dos hermanos que duró varios años. Sin embargo se reconciliaron y el Duque de Berwick cedió en 1764 el título de Marqués de San Leonardo a su hermano.

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