Ficha n° 1980

Creada: 05 agosto 2008
Editada: 05 agosto 2008
Modificada: 10 agosto 2008

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Autor de la ficha:

María TENORIO

Editor de la ficha:

Sajid Alfredo HERRERA

Sin permiso ni perdón: huellas de periódicos extranjeros en la prensa salvadoreña de la primera mitad del siglo XIX

En los inicios del periodismo impreso salvadoreño (1824-1850), los periódicos extranjeros sirvieron no solo como fuentes de noticias sobre el mundo exterior, sino que también enseñaron a la prensa local cómo ser periódicos, es decir, cómo ser parte de la misma familia de textos (formación discursiva). Ello implicó, además de una inserción de los medios impresos salvadoreños en las pautas internacionales de configuración periodística, una progresiva modernización del naciente periodismo en este país del Istmo. Este artículo sigue las huellas de la prensa foránea en títulos publicados en El Salvador entre 1824 y 1850 en periódicos como El Salvador regenerado o La Gaceta del Estado del Salvador. La circulación de ejemplares de otros países en ciudades salvadoreñas era signo de que el estado estaba en contacto con el mundo exterior. La prensa local era signo, entonces, de que el estado era parte de ese mundo.
Autor(es):
María Tenorio
Fecha:
Agosto de 2008
Texto íntegral:

1La ciudad de San Salvador vio la entrada de la imprenta y el nacimiento del periodismo de manera simultánea hacia mediados de 1824. La maquinaria y los útiles para imprimir, adquiridos por el gobierno del estado, contarían entre sus primeros frutos al Semanario Político Mercantil de San Salvador1, publicación sabatina de oposición a la prensa guatemalteca. Resulta evidente que el surgimiento de la prensa no hubiese sido posible sin el concurso de la tecnología: la historiografía insinúa que se buscó la forma de importar los instrumentos con el propósito de publicar un periódico2. Menos obvia resulta otra condición de posibilidad crucial también para el nacimiento y desarrollo del periodismo en el estado: la circulación y consumo de periódicos extranjeros. Estos llegaron a las ciudades salvadoreñas por tierra o por mar, en un tiempo cuando no había telégrafo ni otra forma de transmitir información a distancia, desde antes de que se imprimiera un periódico en El Salvador (y seguirían llegando después). Es cierto que sin tecnología los impresos periódicos no hubiesen sido “impresos”. Pero también lo es que sin consumo de prensa foránea, no hubiesen sido “periódicos”; es decir, no hubiesen sido ejemplares pertenecientes a una misma “formación discursiva” – entendida como una familia de textos que se impone a nuestro hábito3. Esto último interesa probar en este artículo que, para ello, sigue las huellas de los periódicos extranjeros citados o aludidos en las páginas de una muestra de periódicos salvadoreños aparecidos entre 1824 y 18504.

2Imagínese a un suscriptor de uno de los primeros periódicos locales en las primeras décadas de vida independiente en la ciudad de San Salvador: antes de arriesgar unos reales en esa compra, seguro habría leído o comprado impresos periódicos de otros lados, de Guatemala, de México, de Cuba, de Francia o de los Estados Unidos. Sabría qué esperar de un periódico. La producción periodística local tenía que responder a las expectativas de sus consumidores potenciales. Sostiene Roberto Schwarz que “(l)a novela ya existía en Brasil antes de que hubiera novelistas brasileños. Cuando estos aparecieron, naturalmente siguieron los modelos europeos, igual buenos o malos, que ya estaban arraigados en nuestros hábitos de lectura5”. Algo semejante ocurre con la prensa salvadoreña. Sus títulos y ejemplares apelaron, en un primer momento, a los lectores ya formados, aquellos que tenían gusto por los papeles foráneos para, en un segundo momento, procurar el fortalecimiento de la producción local.

3El temprano periodismo de El Salvador6 entró en la dinámica de una cultura impresa7 mucho más amplia para producir(se) un lugar propio en el espacio y en el tiempo, en la imaginación de los lectores y en el mercado. Para ello fue inevitable la imitación cultural. Utilizar papel venido de fuera. Emplear maquinaria importada. Tomar préstamos de periódicos foráneos, en contenidos y en formatos. Copiar títulos y géneros. Imitar la disposición de textos en columnas, el uso de grabados. En las ciudades del estado salvadoreño había que producir escritos legibles, en su discurso y en su materialidad, por quienes ya leían periódicos de fuera. Los impresos salvadoreños, si querían ser adquiridos y consumidos como periódicos, tenían que “parecer” periódicos: eso les enseñaba la prensa de fuera del estado a los nuevos periodistas y editores. A mantener el aire de familia.

4Este artículo está estructurado de la siguiente manera. En la primera parte se describen el formato y los contenidos de la temprana prensa salvadoreña de manera que los lectores se hagan una idea general sobre los textos que aquí se estudian. En la segunda parte se presentan los títulos extranjeros que dejaron huellas en la prensa estudiada, así como las formas de aparecer en calidad de fuentes de noticias internacionales. En la tercera parte se muestra cómo las relaciones de parentesco entre la prensa local y la extranjera van más allá del trasiego de noticias; la organización interna de un periódico o el título de otro están emparentados con los impresos que los preceden. La cuarta parte aborda otra dimensión de la que da testimonio la prensa estudiada: los periódicos extranjeros eran mercancías u objetos con valor comercial. La quinta y última parte reflexiona sobre el diálogo e intercambio entre los impresos salvadoreños y los foráneos: no solo la prensa extranjera viajó hacia el estado centroamericano que nos ocupa, también ejemplares locales salieron fuera del estado.

5Formato y contenido de la temprana prensa salvadoreña

6 Un periódico es un objeto identificable a primera vista. Sea publicado en Caracas, en Moscú, en Nueva York, en Shangai o en El Salvador, podría apostarse que cualquier ciudadano –aunque no pudiese descrifrar los caracteres del código escrito – lo reconocería como ejemplar de la prensa. Ahora bien, al enfrentarnos con un impreso periódico de la primera mitad del siglo XIX, el reconocimiento no sería inmediato. Si bien los contemporáneos y los decimonónicos pertenecen a la misma formación discursiva y mantienen, en consecuencia, un aire de familia, los antiguos presentan sobresalientes diferencias, observables a primera vista, respecto de los contemporáneos. Aquí explico algunas de ellas tomando como referencia a la prensa salvadoreña de aquel entonces y de hoy.

7En primer lugar, aquellos constaban apenas de cuatro u ocho páginas y eran impresos en papeles de distintos tamaños (cuarto, octavo o folio8) y calidades; hoy día, los periódicos pueden alcanzar un ciento o más páginas, su soporte material es un tipo de papel estandarizado –conocido como “papel periódico”– y su tamaño, el tabloide. En segundo lugar, aquellos constaban de puras letras e incorporaban, muy escasamente, algún grabado, siempre todo en tinta negra; los de hoy, en cambio, integran fotos e ilustraciones a todo color. El contraste, como puede figurarse quien lee, es muy notorio.

8Pero, ¿dónde está el aire de familia? La clave está en la primera página. El título de la publicación en una tipografía mayor o diferenciable del resto de la página es común a los periódicos del siglo XIX y los de hoy. El lugar y la fecha de la publicación, el precio del ejemplar y el número de la edición son otros elementos comunes, aunque en los decimonónicos alguno de ellos puede faltar. Un atributo de esos periódicos antiguos que no se ve en los de hoy es la presencia de un epígrafe en la primera plana9. En suma, la pertenencia a una misma formación discursiva cambia con el tiempo, pero mantiene ciertos rasgos fijos que diferencian de otras familias de textos.

9 La temprana prensa salvadoreña, como parcela de la formación discursiva del periodismo escrito, tenía sus propios atributos de contenido. Favorecía, aunque no se agotaba en, los temas políticos y económicos. Incluía muchos textos de opinión y una que otra creación literaria. La noticia aparecía muchas veces comentada, menos pretenciosa de asepsia y objetividad que la nota periodística de hoy. En términos generales, divulgaba información sobre tres espacios geográficos: el estado, la región y el mundo.

10En primer lugar, del estado de El Salvador, la prensa daba cuenta de elecciones, arribo de barcos, ferias, catástrofes naturales, mejoras en los caminos y puertos, celebraciones religiosas, sentencias judiciales, reseñas sobre exámenes escolares y más. Como muchos de los seriados eran publicados con fines partidistas, es decir, con clara orientación política, no tenían mayor empacho en hablar mal de sus enemigos y bien de sus amigos. Quien en un periódico era “caudillo”, en otro era “tirano”. La prensa – no solo la oficial – solía incluir discursos de funcionarios de turno, piezas de correspondencia oficial, actas de gobierno, decretos, rendición de cuentas sobre labores de administración pública o presupuestos. Estos textos eran casi los únicos que venían firmados con nombre y apellido, los del funcionario de turno. Los nombres de editores y redactores, por el contrario, quedaban fuera de las páginas de la prensa, circunscritos al ámbito de la oralidad. Incluso los remitidos o notas enviadas por lectores, así como las poesías, solían únicamente llevar un seudónimo o las iniciales de sus autores.

11En segundo lugar, los periódicos estaban muy pendientes y muy al tanto de Centroamérica, que hasta 1839 formaba una sola nación, las Provincias Unidas del Centro de América, referidas comúnmente por el apelativo de “la federación”. Guerras, revueltas, exilios notables, reuniones entre poderosos, proyectos de desarrollo: esa era Centroamérica en los periódicos salvadoreños. Muchas veces los editores trataron el tema de la “nacionalidad” o conveniencia de la unidad política de Centroamérica. Los periódicos salvadoreños siguieron siendo federalistas incluso cuando ya no había federación.

12En tercer lugar, aquellos impresos incluían notas internacionales, a veces como las breves de hoy día, a veces con detalle e incluso con tono personal. Las fuentes del acontecer mundial no eran las agencias que hoy sirven noticias internacionales a los medios de comunicación. Periódicos de México, de Guatemala, de Estados Unidos o de Cuba entregaban el mundo a los papeles salvadoreños. De esas publicaciones extranjeras, sin pedir permiso ni perdón, se tomaban artículos completos o síntesis de los mismos para consumo local. Otra fuente eran cartas de viajeros que llegaban a manos de los editores. Entraban así las otras secciones de América – la actual América Latina –, los Estados Unidos y Europa, a veces China. El mundo conocido, el mundo civilizado. Ese mundo que se imaginaba con ayuda de los periódicos y del que, gracias a estos papeles, el estado del Salvador comenzaba a formar parte, ya independizado de España, en camino a convertirse en una república más del concierto de naciones. Si bien la variedad de contenidos de la prensa que aquí se estudia es más amplia que la reseñada en los párrafos anteriores, sirva para dar una idea sobre los asuntos que más ocupaban las páginas de aquellos impresos.

13Redes de impresos y la práctica de la cita

14 El abanico de periódicos extranjeros que circuló en el estado del Salvador, según la evidencia de su temprana prensa, se extendía desde la cercana Guatemala hasta la distante Francia, como se observa en el cuadro 1. Entre 1824 y 1839, cuando estaba viva la federación centroamericana, se mencionan títulos de la prensa procedentes de seis países, siendo Colombia el más lejano hacia el sur y los Estados Unidos, hacia el norte. Los más citados en esos años fueron los mexicanos El Sol y El Cosmopolita. Entre 1839 y 1850, en la etapa republicana, la oferta de periódicos de fuera del estado se amplió, probablemente en consonancia con la “creciente apertura hacia el mundo exterior” que caracterizó al estado una vez fuera de la organización federativa10. La muestra salvadoreña de esa época menciona o comenta periódicos de diez países, con Chile como límite al sur y Francia al norte. En esos años, los más leídos fueron el guatemalteco la Gaceta Oficial y el nicaragüense El Correo del Istmo. Estos dos títulos se recibieron regularmente en el estado, convirtiéndose no solo en referencias estables sobre el mundo exterior, sino en objetos materiales familiares para los consumidores salvadoreños de impresos. Los demás títulos referidos en el cuadro 1 aparecieron una, dos o tres veces en la prensa local, lo cual habla de irregularidad ya sea en su arribo al estado o en su misma trayectoria de publicación.

15Los periódicos extranjeros que circularon en las ciudades salvadoreñas tuvieron valor informativo; proveyeron a la prensa de casi toda la información relativa a espacios geográficos de fuera del estado. Así la mayoría de notas internacionales resultaban ser copias textuales o refritas de textos publicados en impresos foráneos. Pero no solo ese tipo de notas, sino también artículos de interés general, comentarios e incluso textos de ficción, llegaron a las columnas de la prensa salvadoreña por vía del acceso y consumo de publicaciones de fuera11. La evidencia textual en los ejemplares revisados para este estudio muestra el predominio y la extensión de la práctica de la cita en aquellos años cuando no se había institucionalizado ni mundializado aun la compra de noticias a las agencias informativas12. El trasiego de discurso desde un periódico extranjero era protocolo del periodismo de aquel entonces: el precio pagado por tener un ejemplar foráneo en las manos permitía e invitaba a los editores no solo a leerlo y coleccionarlo, sino a usarlo como fuente para construir, a partir de una selección de sus textos, parte de la edición en que estaban trabajando.

16¿Cómo se materializaba el uso de la prensa extranjera como fuente de notas internacionales? A continuación se presentan algunos ejemplos que muestran las características de esta práctica.

17Cuadro 1. Periódicos extranjeros mencionados o citados en una muestra de periódicos salvadoreños13 entre 1824 y 1850

18Para la etapa federal están mencionados en Semanario Político,Mercantil de San Salvador (1824), Gazeta del Gobierno (¿1827?), El Iris Salvadoreño (1836-37).
Para la etapa republicana temprana estan mencionados en Correo Semanario del Salvador (1840), El Amigo del Pueblo (1843), El Crepúsculo (1847) y La Unión (1849).

19

... Título (año de aparición) Procedencia (número de citas)
Etapa federal El Sol (1823), El Cosmopolita (1835) México (7)
.... Gazeta del gobierno supremo de Guatemala (1824), Boletín de Guatemala (¿1831?), La Estafeta (1832) Guatemala (4)
.... Le Courrier des etats unis (1828), Courrier de la Louisiane (1807) Estados Unidos (3)
.... Ministerial de Costarica (1836) Costa Rica (2)
.... Noticioso mercantil de la Havana (1818) Cuba (1)
.... Gaceta de Colombia (1821) Colombia (1)
... Total de citas en el período 18
Etapa republicana temprana El Tiempo (1839), Gaceta Oficial (1841), El Tambor (1843) Guatemala (28)
... Boletín del Pueblo (1843), Correo del Istmo (1849), La Integridad de Centro-América (1849) Nicaragua (10)
... Diario del Gobierno de la República Mejicana (1835), Courrier Francais (¿?), El Republicano (1846), La Revista (¿?), El Monitor Republicano (1844) México (7)
... El Faro Industrial (1841), Diario de La Habana (1812), Diario de la Marina (1844), La Aurora de Matanzas (1828) Cuba (7)
.... Courrier des Etats Unis (1828), American Advertiser (¿?), Le Franco Americain (1846), New York Chronicle (1849) Estados Unidos (6)
.... El Costaricense (1846) Costa Rica (4)
... Gaceta del Comercio de Valparaíso (1842), El Mercurio (Valparaíso, 1827) Chile (4)
... Belize Advertiser (¿?), El Observador (¿?) Belice (2)
... Journal des Debats (1805), Le Constitutionnel (1815) Francia (2)
... El Correo de Lima (¿?) Perú (1)
... Total de citas en el período 75

20Un primer ejemplo se toma de la segunda edición, fechada el 7 de agosto de 1824, del Semanario Político Mercantil de San Salvador14, donde un breve párrafo comunica que el Congreso Constituyente de Lima ha quedado disuelto al nombrarse como “dictador al libertador Bolívar15”. La fuente de tal información, el periódico mexicano El Sol, se consigna al inicio de la nota, luego de anunciar la ciudad a que se refiere: “_Noticias Americanas_. / Lima. / _Sol de México 26 de mayo_”. Este estilo de citación en el título fue muy frecuente en el primer semanario salvadoreño.
Un segundo ejemplo es el de la sección “Exterior”, que abrió la edición del 4 de junio de 1831 de la Gazeta del Gobierno16. Ahí se lee, en una redacción más cercana a la oralidad, que “las noticias siguientes son tomadas del correo de los Estados Unidos de New—York numero 103” y luego se da paso a los titulares “Varsovia 16 de diciembre”, “Franc-fort—Sur Vader”, “Berlin 19 de diciembre”, “Italia” y “Paris 31 de diciembre”. Al final de las dos páginas y media que ocupa la sección un paréntesis repite: “(Le Courier des etats unis—New—York numero 103)”. La amplia secuencia de notas internacionales, que abarca más de la mitad de esta Gazeta, refiere no extrañamente a ciudades y países europeos. Se trata de una selección hecha por los editores del periódico oficial, quienes tras leer Le Courrier des Etats Unis, habrán escogido unas cuantas notas para traducirlas e insertarlas en la publicación que tenían a cargo. Su apuesta para insertar notas sobre Varsovia, Berlín y París era que esos lugares geográficos distantes y sus ocurrencias habrían de resultar significativos o de volverse dicientes para la audiencia de su impreso.

21Un tercer ejemplo, esta vez tomado de la edición del 11 de diciembre de 1836 de El Iris Salvadoreño17, muestra otra forma de referir la fuente de información: el nombre del periódico mexicano El Cosmopolita entre paréntesis y en cursiva calzaba la nota titulada “Méjico” que negaba rumores sobre un oficial que tomaría “el mando del ejército sobre Tejas”.
Como se ve en los ejemplos anteriores, no había un protocolo estandarizado para dar la referencia de las fuentes impresas. Esto era así en el conjunto de la prensa de la época, pero también ocurría de una edición a otra de un mismo título. En el quincenario La Unión18 predomina la referencia al final del artículo, en cursiva y sin paréntesis, como ocurre en la edición del 1 de octubre de 1849, así: “_Del diario de la Marina_”. Sin embargo el mismo periódico usa ocasionalmente una fórmula más cercana a la oralidad, como es el caso del número del 10 de noviembre de 1849: “_En el no 50 de la Crónica periódico que se publica en Nueva York lemos el siguiente editorial_”. Para consignar noticias de fuera del estado se aceptaba incluso información de segunda mano, como revela esta notita aparecida al final de la edición del 15 de agosto de 1849 de La Unión:
bq. Leemos en algunos periódicos franceses que para el presente año estan anunciados dos cometas. Es el primero, uno que fué observado en Roma en agosto de 1844 por el difunto profesor Urio, cuyo período es de cinco años y algunos meses. El segundo, es el gran cometa de 1264 y 1566 cuyo período es de 291 años y siete meses19.
Al pie de la nota la referencia “_Del Monitor Republicano n. 1454_”, así en cursiva, indica que quienes han leído y citado la prensa francesa serían los editores del mexicano El Monitor Republicano20. De este habrán tomado el párrafo completo los editores de La Unión, citando la prensa francesa de segunda mano.

22Relaciones de parentesco

23 Además de entregar información escrita sobre el mundo de afuera del estado, la prensa extranjera fue pieza clave del periodismo salvadoreño en la configuración material y formal de sus títulos y sus ejemplares. Tuvo valor modélico. Explica Bajtín que “(a)l elegir palabras en el proceso de estructuración de un enunciado, (...) (l)as solemos tomar de otros enunciados, y ante todo los enunciados afines genéricamente al nuestro, es decir, parecidos por su tema, estructura, estilo21”. Esto aconteció con la prensa salvadoreña respecto de la foránea: los periódicos de fuera les mostraron a los salvadoreños como ser, parecer e integrarse a una misma formación discursiva. La Unión, en su número inaugural del 15 de junio de 1849, justificó la apertura de una sección de literatura22 en sus columnas con esta explicación: “Casi en todos los periódicos mas recomendables de Europa y América tiene lugar un articulo de Literatura, y nosotros queremos hacer lomismo (sic) en la UNION, no por que se esperen grandes pensamientos ó composiciones, sinó por manifestar la literatura que hay ó que se desea haya en el pais23”. El gesto de “hacer lomismo (sic)” que los otros, posibilitado por el acceso a impresos extranjeros, permite hablar de prensa salvadoreña al lado de una prensa jamaiquina, costarricense y francesa como exponentes todas de una misma formación discursiva. Los periódicos salvadoreños se integraron, a partir de 1824, a la red de impresos que cruzaba las fronteras nacionales llevando y trayendo información en piezas materiales de gran semejanza.

24 El parentesco de muchos títulos de la prensa escrita en español en el siglo XIX hace que a primera vista no sea posible identificar de dónde procede un periódico. Entre los ‘patriotas’, ‘avisadores’, ‘crónicas’, ‘imparciales’ e ‘independientes’ surcaban el cielo los ‘cometas’, ‘rayos’ y ‘centellas’ mientras ‘la unión’ y ‘el progreso’ se abrían paso entre ‘semanarios’ y ‘correos’. Las ‘gacetas’ de esto o de aquello – a veces con la grafía ‘gazeta’ – abundaban en distintos puntos de la América Hispana. El Noticioso fue primero quiteño24 en 1824, luego costarricense y sansalvadoreño en 1844. El Crepúsculo vio la luz en Chile en 1843 y en el estado salvadoreño en 1847. La Miscelánea, otro título compartido por esos dos estados, salió dos veces en El Salvador, la primera en 1827 y luego en 1839, mientras en Chile apareció en 1845. Las Avispas las hubo en San Salvador en 1832 y posteriormente en Caracas.

25 Los cruces de nombres incluso pueden extenderse más allá de la prensa en castellano, como señaló molesta, el 24 de diciembre de 1847, la Gaceta del Gobierno Supremo del Estado del Salvador, en su artículo titulado “Balize” (sic):

26Nos ha llegado el primer número de un nuevo periódico, publicado en esta colonia [Belice] titulado “Los Tiempos Centro-americanos.” (...) el Editor (...) manifiesta que ha sido lprimera en 1827 y luego en 1839, mientras en Chile apareció en 1845. Las Avispas las hubo en San Salvador en 1832 y posteriormente en Caracas.

25 Los cruces de nombres incluso pueden extenderse más allá de la prensa en castellano, como señaló molesta, el 24 de diciembre de 1847, la Gaceta del Gobierno Supremo del Estado del Salvador, en su artículo titulado “Balizeâ€